Revista Periscopio
09-12-1969 |
La llegada del verano ofrece no pocos
sobresaltos. La almibarada abulia que envuelve a la población
femenina obliga a deserciones previsibles —la playa, el resort más o
menos próximo a la city, si no se puede emigrar radicalmente—; en
cambio, no agota otros esfuerzos. El de sortear con un desenfrenado
entusiasmo las principales boutiques en busca del trousseau
veraniego, por ejemplo. La excursión —gratificante antídoto contra
las tensiones acumuladas durante el año— puede llegar a dispersar a
inquietas y donosas porteñas en laberínticas galerías, recónditas
traperías o más empinadas casas de alta costura. Por supuesto, la
punta del ovillo que orienta los pasos hacia seguros, eficaces
centros de reducción y belleza en materia de accesorios de moda
femenina, puede comenzar en cualquier esquina de Buenos Aires. Sin
embargo, de pronto, irrumpen en medio de la organizada (pero no
menos caótica) alternativa de la informalidad del verano, verdaderos
hallazgos, piezas fuori serie. Atributos éstos que no necesariamente
desvanecen pretensiones por obra y culpa del presupuesto disponible.
Además, que no se diga que esta vuelta equinoccial de diciembre no
ofrece seductoras excusas (como si alguna mujer pudiera olvidarse de
la gratificante compra de fin de año) para apagar lúcidas —no
siempre— tomas de conciencia económica y previsibles culpas con
total impunidad. Después de algunas horas —o minutos según— llega el
divertido delirio en busca del "trapo nuestro de cada verano". Un
delirio que puede comenzar con originales de Jean Patou (a no
asustarse, no se ha ido el capricho por la ventana), que por otra
parte ya conoció adhesiones colectivas entre las argentinas. Basta
con recordar las exclusivas remeras Lacoste de su colección privada.
Esta temporada, siempre hablando de remeras, se destaca en la última
colección chez Patou la elección de las telas. Todas afelpadas, de
texturas fidedignas. Una campera blanquísima de tela agabardinada.
El inevitable détail del cocodrilo sella procedencia original. Sin
verter lágrima alguna se la puede adquirir en el local 2 de la
galería ubicada en Santa Fe 1680.
Para las que alguna vez sortearon con avidez los relatos de Buffalo
Bill y otras crónicas del Far West, la elección de un saco o
chaqueta gamuzada con flecos es más que previsible. Previo
desembolso de 20 mil pesos en Callao 1773, cualquier nativa puede
lucir el ranch style en dormidas serranías cordobesas o durante
menos cálidos atardeceres en el Sur.
GITANERIAS
¿Quién duda a esta altura que el gypsy style es vedette este verano?
Aparte, esta vez no se corre el peligro de encontrarse con idénticas
versiones a cada vuelta de esquina o detrás de cada médano. La línea
gitana ofrece tantas alternativas como la lectura de la palma de la
mano. De entre otras varias que se exhiben en el local 21 de Florida
946, destacamos la realizada en voile de algodón rojo y blanco con
inéditas mangas para escapar de la reiteración de los volados.
Una inquietante colección remitida desde Londres estacionó —no por
mucho tiempo, suponemos— en La Tartana, Arroyo 832. Una túnica
violeta con cuello alto convertible en arrobadora y misteriosa
capucha para combinar con pantalón estampado o liso (o simplemente
sola como salida de playa) puede devenir también, acompañada de
cinturón Túnez, en un sofisticado ensemble de noche. El conjunto no
sobrepasa los 25 mil pesos y alcanza y sobra para satisfacer las más
ambiciosas expectativas. A la misma colección pertenece un maillot
amarillo de jersey de algodón francés con divertidas superficies
recortadas (9.500 pesos).
OH, LAS LONAS
La nobleza de la lona tardó algo en abandonar su exclusivo reinado
en sombrillas, toldos, alpargatas y tapicería. La última Colección
Churba lanzada recientemente por Alpargatas resplandece en diseños
demasiado alegres, firmados por el mismísimo Alberto Churba. La
industria textil nacional ganó algo más que buenos puntos en esta
incursión por la moda de playa. Los siete diseños que integran la
colección (en brillantes colores, muy firmes, a prueba de intenso
plein soleil) ya tienen destino asegurado en exclusivas carpas y
tolderías de no menos sofisticados clubes atlánticos. Sonia Gurfein,
inquieta y práctica creadora de Au Jourd'hui en su increíble
departamento de Coronel Díaz 2753, 5° piso "A", no resistió la
tentación de las lonas de esta luminosa colección de Alpargatas.
Desde allí surtió a varias boutiques (A pleno sol, Avenida del
Libertador 13171, Martínez, y Ma perché, Cerrito 1127). Sonia elegió
las lonas estampadas para vestidos de playa (naranjas, amarillos,
verdes ácidos, bordeau) con mangas naïf, afaroladas, globo y
campana, entre 4 y 7 mil pesos). Acompaña cualquiera de los modelos
un pañuelo de cabeza en el mismo material. Con las lonas lisas
—también de Alpargatas—, consumó un conjunto (túnica y pantalón) de
inspiración oriental con aplicaciones de rafia en cuello y boquillas
del pantalón (9 mil pesos).
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Cáceres Monié - Frondizi |
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