Revista Siete Días Ilustrados
22.09.1969 |
Con espíritu travieso y una ponderable cuota de talento, Nacha
Guevara adquiere confianza y estilo a través de un espectáculo,
"Anastasia querida", que le permite tutearse con el éxito.
El domingo pasado, la cantante Nacha Guevara (28, dos hijos) arrojó
desde el escenario del Instituto Di Tella, en Buenos Aires, una
pequeña bomba de tiempo, negra y redonda, como se estila en las
mejores historietas. Un pulcro señor de la platea tomó la bomba y se
la guardó en el bolsillo, llevándosela a su casa. El infernal
artefacto —obviamente— es de goma, y según la diva "ya hemos
fabricado más de cien pelotas similares que la gente se lleva
consigo al final de la función". Pero éste es sólo uno de los
puentes entre actriz y público que explican el fenomenal éxito de
Anastasia querida, un recital de 25 canciones de refinada
virulencia, con mezcla de varieté, vodevil, mímica, caricatura,
canción de protesta; de miércoles a domingo Nacha consigue colmar
—cosa poco común— las instalaciones del templo de la sofisticación
porteña. "Nuestro público se recluta, en principio, entre esa
pequeña burguesía que, políticamente, está sufriendo una módica
desesperación", analizó el compositor Alberto Favero, un platense de
30 años que desde el piano acompaña a la Guevara. Lo cierto es que
los 12 mil espectadores que habitualmente constituyen el público
ditelliano están siendo holgadamente superados por nuevas corrientes
de adictos. El mes pasado unos 2 millones y medio de pesos entraron
en las arcas de un teatro que estará acostumbrado a amasar
espectáculos insólitos pero no records de taquilla.
"La explicación del éxito hay que buscarla en el hecho de que el
público quizá haya quedado algo desconcertado", declaró la Guevara a
SIETE DIAS. La habitual imagen de snobismo que siempre acompañó a la
diva —y que ahora continúa en los shows nocturnos que despliega en
la boite La Fusa, junto a Chunchuna Villafañe y Horacio Molina—
quedó modificada por el sentido de alguna de las canciones que
integran Anastasia querida. Porque los indicios revelan que Nacha
está cambiando de piel, abandonando en alguna medida la imagen
esotérica y en exceso frívola que siempre la acompañó. "En realidad,
hacer de tonta o jugar a serlo requiere una tensión constante y una
inteligencia medianamente aceptable", interpretó Nacha. "Tuve que
hacerlo durante mucho tiempo y ahora mismo no sé qué pasaría si, en
vez de refugiarme en mis anillitos y chirimbolos, usara alpargatas y
me fuera a cantar la marcha contra la censura a otra parte, menos
aparentemente inofensiva que el Di Tella", arriesgó la actriz. Para
ella, "mucha gente está buscando una contrapartida a las canciones
de Palito Ortega; éste se dedica a hipnotizar a la gente, ganar
dinero y hacer creer que todo está bien ayudando a que las cosas
sigan como están". En realidad, opinan algunos críticos, la Guevara
estaría haciendo exactamente lo mismo, pero con respecto al público
intelectualizado. Nacha objeta: "Yo no creo que alguien seriamente
crea que una canción sirva para voltear nada. Y si lo cree
realmente, peor para él".
MAYORIA DE EDAD
La culpa de esa imagen de snobismo que rodea a Nacha "la tiene la
publicidad y, por supuesto, también yo misma. Durante mucho tiempo
tuve que ganarme la vida haciendo de modelo; y en esta sociedad, en
Buenos Aires concretamente, parecer una idiota con sex-appeal puede
ser una manera de sobrevivir. Además, aquí la cosa es bastante
infernal, uno siempre está empezando de nuevo. O se es un genio o un
pobre infeliz. Yo fui ignorada durante mucho tiempo y ahora se me
respeta; lo tomo con soda. Pienso que más bien se trata de un día de
sol en un invierno demasiado largo, que en cualquier momento puede
volver a acumular sus nubarrones sobre mí".
Recuerda con amargura su vida como modelo, "cuando una tenía que ir
por la mañana con las pestañas postizas para parecer tan linda como
en la fiesta de la tarde anterior. Y si no, no hay trabajo. Es una
vida desgastadora, plagada de visitas que sirven para cortejar, en
el plano de las relaciones públicas, a quienes le dan trabajo a las
modelos. Asistir a parties sin otro objetivo definido que estar en
el ruido, frecuentar a cierta gente para que no se olviden de una, y
además enfrentar el resentimiento de mucha gente que nunca pudo ser
lo que quiso. Eso es un poco el resumen de la vida de una modelo. Y
hay algunos que todavía no me perdonan el despegue".
Claro que ahora —cuando hasta tiene tiempo de jugar por las tardes
con sus dos chicos (Ariel, de 7 años, y Javier, de 2)—, Nacha admite
que su entrada en el teatro fue difícil. Clases con Juan Carlos Gené
(1962-66), breves papeles (en Locos de verano, o un reemplazo de
Marilina Ross en Negro-azul-negro) fueron los antecedentes algo
escuetos de su lanzamiento como cantante. Su primer recital es muy
reciente: se produjo el 15 de abril del año pasado en Encuentros de
la nueva canción, donde interpretó baladas de varios autores
nacionales, como César Fernández Moreno o Carlos del Peral; ésa fue
su primera, tímida, despareja incursión en el género. "Pero sirvió
para que yo me diera cuenta de que ésa era mi manera de expresión",
recuerda ahora. Con una docena de canciones se conectó —después de
ese debut, en el teatro Payró— con Roberto Villanueva, zar del
departamento teatral del Di Tella. Fue cuando nació Nacha de noche,
un espectáculo que el crítico
Jaime Potenze describió así en el matutino La Prensa, el 19 de mayo
de 1968: "Nacha Guevara es una cancionista de apuesta estampa,
discreta voz, de caudal escaso pero grata al oído, y simpatía digna
de toda alabanza, que en esta oportunidad entonó una serie de
canciones de diversos autores en las que predominaron las de Carlos
del Peral, con letras que mezclaron el humor por momentos esotérico
con comentarios sobre acontecimientos nacionales y universales ...
El resultado es un collage meritorio, aunque no lo suficientemente
maduro como para trasladarlo del grupo amistoso o familiar a un
escenario donde se paga la localidad, sobre todo por la
inexperiencia demostrada por los letristas ... Como todo en la vida,
las canciones requieren profesionalismo".
Aunque esta cita refleja sin duda la opinión de un sector de
público, tiene relación con la autocrítica que de sus anteriores
espectáculos realiza Nacha: "Tanto ése como otro realizado en el
teatro Regina significaron dos etapas en mi maduración como
cantante". No menos reflexiva, insiste en que "también hay un lógico
proceso de crecimiento como persona".
DE PRONTO, EL EXITO
"En este país, donde uno tiene que estar dando examen a cada rato,
descubrí que en Anastasia por fin se conjugaban varios de mis
recursos y posibilidades", un patrimonio que 12 años de estudios de
danza en el Teatro Nacional Cervantes ayudaron a adquirir. Así
cuenta su biografía: "Nací en octubre de 1941, en Mar del Plata,
pero desde los 8 años estoy en la Capital. Mamá es una perfecta ama
de casa; mi padrastro, un empleado de comercio. A los 17 años
terminé mis estudios en el Conservatorio y podía haberme dedicado a
la danza; todavía agradezco el sentido de la disciplina que me
otorgó ese estudio, pero también reconozco que me produjo rigideces
en diversos planos. Mi madre quería que yo pusiera la típica chapa
de profesora de danza en la puerta, pero yo me resistí a eso; quería
actuar. Como no me dejaron, me sumí en un sopor total y hacía de
todo, desde husmear por la Facultad de Filosofía hasta ayudarle a
confeccionar ruedos a una modista amiga de mamá".
Por entonces se produjo su primer matrimonio con Anteo del Mastro;
fue en 1962: él era periodista y tenía 40 años, Nacha lucía
flamantes 20. "Creo que lo hice, como tantas chicas, para cortar
amarras con mi hogar, para irme de casa. Ese es el aspecto más
positivo de una experiencia donde, sin embargo, la inmadurez de
ambos no contribuyó a su duración." En aquella época inició sus
experiencias como modelo publicitaria; su segundo matrimonio (con el
actor Norman Briski) coincidió con sus primeros escarceos para
lanzarse a la actuación artística.
Precisamente, su lanzamiento como cantante fue simultáneo a la
ruptura de esas segundas nupcias; aflora, Nacha lucha "en todos los
planos por ser simplemente yo misma, sin dependencias", aunque el
público aún identifique muchos de sus gestos con los gags del mimo
Briski.
"En realidad, yo tengo más recursos que él, quien por otra parte
suele hacer siempre el mismo tipo de cosas", objeta Nacha; aclara
que "existe un lenguaje de la mímica que es universal, pero además
en Anastasia utilizo desde el naturalismo hasta la caricatura,
pasando por el vodevil, el varieté y hasta algo intermedio entre el
canto y el habla". Se trata de un método inspirado en los músicos
dodecafónicos Arnold Schoenberg y Alban Berg, que implica pronunciar
240 palabras por minuto y que convierte a dos canciones (La mala
memoria y Las nuevas matemáticas) en un torneo de virtuosismo vocal.
Para la canción sobre las matemáticas (creada por Tom Lehrer, un
profesor de la universidad norteamericana de Harvard) Nacha dedicó
15 días a estudiar los nuevos métodos de enseñanza, para no caer en
la memorización sino en la exacta comprensión del trabalenguas que
ofrece a los espectadores. El músico Favero —quien se contactó con
Nacha cuando ésta asistió a una audición de la Suite Trane (dedicada
al músico de jazz John Coltrane)— relató a SIETE DIAS el método de
trabajo utilizado durante el año que duró la gestación de Anastasia:
"Según me explicó mi profesor de composición, Julio Graetzer, es
necesario partir de las inflexiones naturales del lenguaje y,
respetando esa características, escribir una música que siga el
ritmo de la voz". Nacha grababa varias veces los textos hasta lograr
una buena versión; Favero, mientras tanto, elaboraba las canciones
después de escuchar —en las prolongadas veladas— las cintas
magnéticas.
No obstante el éxito, las clases de Nacha con la profesora de canto
Susana Naidich aún continúan con rígida puntualidad, dos horas por
día —tres veces por semana—, mientras constantemente acomete la
búsqueda de nuevos elementos expresivos. Quizá esa palabra
—búsqueda— sea la que mejor defina este período de transición que
caracteriza a la cantante, quien rechazó ante SIETE DIAS toda
insinuación de que haga canciones de protesta. ''Como dice una letra
que canto en este recital, lo mejor que tiene la canción de protesta
es lo bien que lo hace sentir a uno. Porque —según Nacha—, a lo
sumo, lo que quiero es darle a la gente cierto conocimiento, aclarar
y poner en evidencia algunas cosas. Por ahora, el único espacio
mensual que tengo por TV, en La botica del ángel, para ponerme en
contacto con el gran público, no alcanza para que mi canto llegue a
un alto grado de comunicatividad. Pero eso podrá subsanarse con el
tiempo".
Lo cierto es que Nacha y Favero se encaminan hacia el encuentro de
una todavía inexistente Nueva Canción, estilo que pretenden crear.
"El despojamiento cada vez mayor, la claridad en las letras, la
adultez de los temas, es la meta que intentamos alcanzar", propuso
la Guevara. Ambos traman una posible comedia musical para el
futuro, además de innumerables giras por el interior y el exterior.
Mientras Nacha está cambiando de piel, solamente pide una cosa: "No
me encasillen, por Dios. Como cualquiera, tengo derecho a cambiar".
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