Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Las mil y una Nachas
Revista Gente y la Actualidad
4 de marzo de 1971

 

por Geno Díaz

No quiero hacer más café concert. El género me gusta, soy bolichera de alma, pero no quiero trabajar más a precios tan altos y en lugares tan chicos, tan exclusivos...

Nacha Guevara está más flaca, si ello es posible. Su rostro naturalmente anguloso parece esculpido por Antonio Pujía. Enmarcados por una larga masa de pelo que llega casi hasta la cintura, sus ojos inmensos y profundamente expresivos —"no sé cómo le caben juntos en la cara", diría Abel Santa Cruz— viven por sí solos. Refirman la claridad de juicio que tiene esta flaca casi genial. Que penetra en los techos con precisión de bisturí y sabe muy bien lo que quiere. Cualidades no comunes, quizás.

—Quiero hacer teatro, y si no lo consigo no hago nada este año. Busco una sala que tenga por lo menos 400 localidades, pero la cosa no es nada fácil. Estoy a punto de concretar con una. Faltan detalles. El espectáculo ya esté armado y los ensayos muy adelantados. Es una revista musical. Su título: "Las Mil y una Nachas". Queremos aprovechar el lenguaje de la revista tradicional, pero al estilo 70. Esto quiere decir que consideramos, tanto Alberto como yo —(Alberto Favero, su acompañante al que presenta como su "futuro ex marido")—, que la revista es un género teatral estupendo, pero que en nuestro medio no se actualiza en la forma. A lo sumo se anima con algunas referencias a la actualidad cotidiana. "Nuestra" revista la vamos a hacer saliendo de la rutina. Como si hubiera pasado el tiempo...

Las referencias irónicas son comunes en el diálogo con Nacha y con Favero. Sus referencias a la revista tradicional están obviamente cargadas de connotaciones por su experiencia en el Maipo.

—Fue muy curioso. El público recibía nuestro trabajo con ovaciones, entendía perfectamente que si en mis canciones —en tres de ellas no más— se incluía alguna palabra gruesa, no tenia nada que ver con la procacidad gratuita que campea a lo largo de todos los espectáculos de revistas. Pero parece ser que a los empresarios les asustaba la posibilidad de un público "avivado", que supiera ver las diferencias. Allí aparecieron algunas de nuestras dificultades. Otras provinieron de los celos de cómicos del elenco, que nos hicieron la vida imposible. Como excepciones destacables, entre muchas que hubo, quiero que sepas que las hermanas Pons son dos minas sensacionales y muy buenas compañeras, lo mismo que el maravilloso ser humano que es Jorge Luz. Pero hubo resistencias a mi número por parte de otros compañeros que no merecen que los nombre, y cuando me censuraron dos canciones, que fueron "Un buen par de patadas..." y "El tiempo no tiene nada que ver...", de Boris Vian y George Brassens, como si fueran lo único censurable en medio de un espectáculo donde el leit motiv es utilizar cosas fuertes, dijimos basta. Y nos fuimos.

Como puede verse, no tiene pelos en la lengua ni cuando compone o canta, ni cuando vive su vida diaria. Es una mujer jugada. Tiene contornos definidos, personalidad. Otras cualidades nada comunes.

—Sí, un espectáculo revisteril es caro. Pero nuestra revista, en la que llevamos seis meses ensayando, va a tener un elenco reducido. Lo importante no va a ser sólo el aspecto visual del espectáculo, al que prestamos gran atención porque la revista tiene que ser "linda", sino el contenido. Lo que se dice en "Las mil y una Nachas". La coreografía la pone Antoinette San Martín, excelente profesional, y la escenografía y los trajes son de Segovia. Vamos a tener cinco "boys". La única girl soy yo. Las demás van a ser muñecas de cartón. ¿Competitiva? Quizá sí, pero la razón de hacerlo así es puramente económica en este caso. Apuntamos alto en un aspecto de la revista que es el que nos interesa: decir cosas en serio y a un nivel acorde con la cultura de nuestro público. Que es el que sostiene durante largos meses en cartelera "MASH" o "PERDIDOS EN LA NOCHE" o los recitales de María Elena Walsh. Y que tiene derecho a reclamar del género revista algo más que suciedad, pornografía y procacidad revestidas de lujosos vestuarios. Cosa que los empresarios parecen no querer entender. Argentinita Vélez puede contarte algo acerca de lo que le ocurrió cuando quiso hacer algo serio dentro del género. La botaron.

Acaba de tener un muy publicitado incidente en Mar del Plata con un integrante de "Les Luthiers". No quiere hablar de eso.

—La cosa está en manos de la justicia y no quiero publicitar una cosa tan fea. Ya se habló mucho del asunto y el tiempo pondrá las cosas en su lugar. Lo mejor que tiene el tiempo es que trabaja en contra de los malos profesionales, de los diletantes, de los paracaidistas, de los ensoberbecidos que lamentablemente existen en el mundo del show. El tiempo y el público son en última instancia quienes deciden quién es quién.
Todo en Nacha es polémico. Ella misma es una especie de revulsivo, un ser nada conformista, que vive y actúa clavando banderillas. Puede discreparse con ella. Nadie más dispuesto a esa discrepancia que la misma Nacha. Pero donde no se la puede impugnar es sobre un escenario. Allí con esa voz tan pequeñita que aprendió a usar maravillosamente; con la escalofriante sincronización que tiene su trabajo con ese gran músico que es Favero, su marido y excelente humorista; con la increíble expresividad de su rostro y sus manos que delatan buena escuela de actriz y largas horas de ensayo; con el nada común poder de comunicación con el público que en pocos minutos adhiere a ella incondicionalmente. Allí es Nacha Guevara en toda su dimensión. Uno de los más grandes fenómenos del mundo del show rioplatense.

 

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Nacha Guevara
Nacha Guevara


 

 

 

 

 
Nacha Guevara
Nacha Guevara según Geno Díaz

 

 

 

 

 

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