PERÓN
"Cuerda para cien años"

Como de costumbre, el domingo antepasado, Madrid se despertó vestida de sol, y, como de costumbre también, al mediodía, Armando Puente y su hijo Javier, de 9 años, correteaban tras una pelota en la plazuela de Mundo Nuevo cuando, de improviso, advirtieron, unos metros más allá, a un espectador inusual; nada menos que Juan Domingo Perón, quien acababa de recorrer la picaresca alhóndiga de El Rastro.
Al principio, El Líder se sumó al juego, pero vencido irremisiblemente por Javier invitó al corresponsal de Primera Plana y a su hijo a dar una caminata: juntos ambularon el populoso barrio de Lavapiés, por calles de Mira el Sol y del Sombrerete primero; luego treparon a la de Atocha por la cuesta de Avemarias, para ganar, al fin, el Paseo del Prado, donde el ex Presidente se reembarcó en su automóvil luego de sorber a la vera de sus amigos la consabida e ineludible horchata de chufas.
Porque esa mañana de fiesta, Perón no hizo sino explayarse con un par de amigos y compatriotas, los conceptos que se transcriben no comportan estrictas declaraciones suyas; más bien son un resumen posterior confeccionado por Puente, sobre la base de aquella charla. Helo aquí, según los temas y situaciones examinadas:
• Ejército Argentino — "Cómo siempre ocurrió, hay en él cipayos y patriotas. Ahora los cipayos gobiernan, pero en muchas unidades ya está deliberando el grupo de los patriotas. El Justicialismo no negará apoyo a estos últimos, si ponen el Gobierno al servicio del pueblo."
• Nacionalistas — Al referirse a Marcelo Sánchez Sorondo y a los intentos de éste por construir un Movimiento de la Revolución Nacional, dijo Perón: "El movimiento ya está. Lo que hace falta ahora es hacer la revolución, y eso no se logra con reuniones sino con tropas". Acerca de los nacionalistas aristocráticos: "Son y han sido piantavotos, porque no entienden al pueblo" pero "tampoco deben ser excluidos del frente nacional antioligárquico, a condición de que abandonen sus pretensiones hegémónicas y su manía de constituir élites".
• Diálogo con el marxismo — "El mundo cambia y nosotros cambiamos con el mundo. Si la Iglesia dialoga con los marxistas, ¿por qué los justicialistas no hemos de luchar, junto a ellos, en pro de la liberación?" Sin embargo, Perón aclaró que no propicia el acuerdo con los comunistas aliados a Moscú: "Son inofensivos como papagayos —los calificó— y la oligarquía los manejó siempre".
• Sus escritos — "Algunos editores, entre otros, franceses, me han propuesto que escriba mis Memorias, pero yo no quiero: eso lo dejo para los generales retirados y los políticos sin votos. Yo tengo cuerda para cien años." Ahora está redactando un trabajo sobre América latina.
• Balance histórico — "Han pasado veinticinco años desde el triunfo Justicialista —recordó Perón—. Un cuarto de siglo es mucho para que la historia del mundo contemporáneo no influya sobre el movimiento, así como el justicialismo influyó sobre la historia argentina. Cuando nosotros vencimos en 1945, asistíamos a la derrota de los totalitarismos; europeos y al comiendo de la victoria de los movimientos nacionales en países subdesarrollalos. Hoy, en cambio, presenciamos el triunfo y la expansión del socialismo en los países secularmente explotados por los imperialistas. La onda expansiva es tan profunda que envuelve hasta a los grandes y prósperos de Europa, como Francia."
• Justicialismo-Socialismo — "El socialismo es un hecho histórico irreversible, y quien cierre los ojos ante los hechos hará cualquier cosa menos historia. Ya en 1945, el justicialismo se anticipó, en cierto modo, al socialismo, pues nosotros llevamos a la práctica aquellos proyectos que los socialistas habían elaborado en los gabinetes antes de aquel momento. Pero los izquierdistas de 1945 se negaron a seguirnos: prefirieron la compañía de Braden y se quedaron solos. En la soledad envejecieron." 
• El futuro argentino — "Los grupos privilegiados —resumió Perón— no se resignan a dejar su lugar, y cuando no pueden hacer fraude electoral dan un golpe de Estado. ¿Qué otro recurso le queda al pueblo, vejado en sus derechos, sino responder a la violencia con la violencia? Las revoluciones incruentas son mucho más raras que las contrarrevoluciones incruentas. Cuando le llegue la hora, la oligarquía tendrá que acordarse de mi frase: quien no tiene cabeza para prever, debe tener buenas espaldas para aguantar. No han tolerado al justicialismo: pues tendrán socialismo." 
PRIMERA PLANA
25 de junio de 1968

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Juan Domingo Perón
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