Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


PERSONAJES
ENTRE FLASHES Y MODELOS
Jorge Damonte
Revista Periscopio
10 de febrero de 1970

"Sacar fotos es como realizar el acto sexual, un acto de amor en el que uno descubre cosas bellas, que trascienden." La audaz definición de Jorge Damonte Taborda (24, argentino, uno de los fotógrafos más cotizados del mundo) sintetiza una experiencia breve pero intensa en los principales sets publicitarios de Europa. Ahora recaló en un departamento de un ambiente con entrepiso donde vive y trabaja entre negativos, posters, cámaras, pañuelos hindúes y juguetes insólitos.
Vestido con un estilo tradicional pero impecable, sin llegar a ser atildado, habla constantemente de fotos que no encuentra y recuerda su infancia nómade, signada por el exilio político de su padre, el nacionalista Jorge Damonte Taborda (probablemente se refiera a Raúl Damonte Taborda http://es.wikipedia.org/wiki/Ra%C3%BAl_Damonte_Taborda). Cursó estudios en colegios del Uruguay, Brasil, Italia y Francia. Con la caída de Perón su familia regresó a la Argentina pero él y su hermano Raúl (el dibujante Copi, radicado en París) fueron los últimos en llegar.
Ya en la capital francesa Jorge había incursionado en la cinematografía con algunos cortometrajes cuando recibió una propuesta para trabajar en la producción periodística de Sábados Continuados, en el Canal 9. "En tres meses —memora— conocí todo Buenos Aires, por lo menos lo más divertido, lo que más me interesaba. Sin embargo, me costó adaptarme, encontraba todo muy distinto, sobre todo la forma en que se utilizaba el tiempo."
Entonces tuvo su gran oportunidad. Lo contrataron para viajar a Europa con la misión de ver televisión y cine y recomendar la compra de films para su proyección en América del Sur. Fue un año y medio de agasajos y desenfrenado consumo. Ganaba cifras siderales y en cada ciudad lo esperaba un auto con chofer. "Descubrí la fotografía —dice ahora—, el único oficio que por su tiempo de creación podía resistir mi ritmo de desgaste, pero terminé cansándome, como siempre me ocurre." Convertido en uno de los fotógrafos de mayor prestigio en los medios publicitarios, europeos, contribuyó al éxito de Salut Les Copains, una publicación que entonces recién comenzaba y hoy es la que consagra a los cantantes de todo el mundo en el mercado francés. Ante su cámara desfilaron Sylvie Vartan, Johnny Halliday, Charles Aznavour, Salvatore Adamo, cuanto ídolo popular atrajera la atención de Europa.("Sacar fotos es como realizar el acto sexual, un acto de amor en el que uno descubre cosas bellas, que trascienden." La audaz definición de Jorge Damonte Taborda (24, argentino, uno de los fotógrafos más cotizados del mundo) sintetiza una experiencia breve pero intensa en los principales sets publicitarios de Europa. Ahora recaló en un departamento de un ambiente con entrepiso donde vive y trabaja entre negativos, posters, cámaras, pañuelos hindúes y juguetes insólitos.
Vestido con un estilo tradicional pero impecable, sin llegar a ser atildado, habla constantemente de fotos que no encuentra y recuerda su infancia nómade, signada por el exilio político de su padre, el nacionalista Jorge Damonte Taborda (probablemente se refiera a Raúl Damonte Taborda http://es.wikipedia.org/wiki/Raúl_Damonte_Taborda). Cursó estudios en colegios del Uruguay, Brasil, Italia y Francia. Con la caída de Perón su familia regresó a la Argentina pero él y su hermano Raúl (el dibujante Copi, radicado en París) fueron los últimos en llegar.
Ya en la capital francesa Jorge había incursionado en la cinematografía con algunos cortometrajes cuando recibió una propuesta para trabajar en la producción periodística de Sábados Continuados, en el Canal 9. "En tres meses —memora— conocí todo Buenos Aires, por lo menos lo más divertido, lo que más me interesaba. Sin embargo, me costó adaptarme, encontraba todo muy distinto, sobre todo la forma en que se utilizaba el tiempo."
Entonces tuvo su gran oportunidad. Lo contrataron para viajar a Europa con la misión de ver televisión y cine y recomendar la compra de films para su proyección en América del Sur. Fue un año y medio de agasajos y desenfrenado consumo. Ganaba cifras siderales y en cada ciudad lo esperaba un auto con chofer. "Descubrí la fotografía —dice ahora—, el único oficio que por su tiempo de creación podía resistir mi ritmo de desgaste, pero terminé cansándome, como siempre me ocurre." Convertido en uno de los fotógrafos de mayor prestigio en los medios publicitarios, europeos, contribuyó al éxito de Salut Les Copains, una publicación que entonces recién comenzaba y hoy es la que consagra a los cantantes de todo el mundo en el mercado francés. Ante su cámara desfilaron Sylvie Vartan, Johnny Halliday, Charles Aznavour, Salvatore Adamo, cuanto ídolo popular atrajera la atención de Europa.(http://chrisevans.centerblog.net/rub-salut-les-copains--2.html)
Allí conoció también a Susan Stang, una modelo de la revista Elle de la que aprendió que es indispensable enamorarse del tema para realizar algo trascendente. Se casaron y volvieron juntos a Buenos Aires.
"La primera sensación —explica— fue de terror. Mis fotos publicadas aquí eran irreconocibles. Los sistemas de impresión, que desde entonces han mejorado, eran mi principal enemigo. Tuve que luchar contra pilas de cosas que desconocía. Entre otras la condición de empleado sin voz ni voto que hasta hace poco anulaba el surgimiento de verdaderos fotógrafos-creadores en las grandes revistas y en la publicidad, un mal del que en gran parte eran culpables mis propios colegas."
Damonte fotografía casi exclusivamente gente, en su mayoría mujeres, con las más variada gama de máquinas. Su desdén por el equipo roza la jactancia: "Creo que mis mejores fotos las saqué con una Instamatic". presume.
Su obra cumbre data del último viaje que realizó a Nueva York. Fue en Bowery Zigfield's, una fiesta anual con un show casi surrealista protagonizado por ex vedettes. "Ninguna de ellas tenía menos de sesenta años —exulta—: había hasta enanas; todas maquilladisimas, con pelucas y vestidos de plumas y lentejuelas..." )
Allí conoció también a Susan Stang, una modelo de la revista Elle de la que aprendió que es indispensable enamorarse del tema para realizar algo trascendente. Se casaron y volvieron juntos a Buenos Aires.
"La primera sensación —explica— fue de terror. Mis fotos publicadas aquí eran irreconocibles. Los sistemas de impresión, que desde entonces han mejorado, eran mi principal enemigo. Tuve que luchar contra pilas de cosas que desconocía. Entre otras la condición de empleado sin voz ni voto que hasta hace poco anulaba el surgimiento de verdaderos fotógrafos-creadores en las grandes revistas y en la publicidad, un mal del que en gran parte eran culpables mis propios colegas."
Damonte fotografía casi exclusivamente gente, en su mayoría mujeres, con las más variada gama de máquinas. Su desdén por el equipo roza la jactancia: "Creo que mis mejores fotos las saqué con una Instamatic". presume.
Su obra cumbre data del último viaje que realizó a Nueva York. Fue en Bowery Zigfield's, una fiesta anual con un show casi surrealista protagonizado por ex vedettes. "Ninguna de ellas tenía menos de sesenta años —exulta—: había hasta enanas; todas maquilladísimas, con pelucas y vestidos de plumas y lentejuelas..."

 

Ir Arriba

 

Jorge Damonte


 

 

 

 

 
 

 

 

 

 

 

Búsqueda personalizada