Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

 

1968

 

Revista Primera Plana
31 de diciembre de 1968

LAS FIGURAS DEL AÑO
Entre el 18 y el 20 de diciembre, doscientos veinte hogares, elegidos al azar en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, recibieron la visita de un encuestador. Por cuenta de Primera Plana, la agencia A & C Investigación S. A. trataba de trazar así un mapa de opinión acerca de las personalidades que más descollaron durante 1968.
Los entrevistados debían elegir "el hombre del año" a partir de cuatro listas confeccionadas por la redacción de Primera Plana; un total de treinta figuras que cubrían las noticias internacionales, artes y espectáculos, deportes y política argentina. Los resultados de la encuesta se presentan en las páginas siguientes. Hubo algunas sorpresas: ningún sujeto pareció conmoverse ante los hombres de Ho Chi Minh ni de José Lezama Lima.
Otras distorsiones fueron previsibles. La cercanía de la victoria de Locche exaltó la estatura del nuevo campeón hasta oscurecer al resto de los personajes. En cambio, habiéndose cumplido el trabajo de campo con anterioridad al lanzamiento del Apolo 8, no pudo medirse el impacto de la aventura lunar en el ánimo de los porteños.
Antes de presentarles las nominas que preparó la revista, los encuestadores se empeñaron en sondear los pareceres espontáneos de los entrevistados, preguntando cuáles eran, a su juicio, el acontecimiento principal y la personalidad más importante del año, en cada una de las cuatro áreas.
De los 220, ochenta y nueve no atinaron a citar ningún suceso decisivo en la vida política del país durante 1968. Dieciocho apuntaron a los relevos dentro de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, a la renuncia de Julio Alsogaray. El oficialismo puede quedarse satisfecho por la tónica de las demás menciones. Es verdad que dos personas señalaron la huelga petrolera, pero precisamente un numero igual se refirió a la disminución dé conflictos laborales como el acontecimiento más relevante del año. Mientras un par de sujetos sugerían el "aumento del costo de la vida", quince les oponían El Chocón y diez recordaban otros logros del equipo económico (estabilidad monetaria, planes de desarrollo).
En semejante clima se entiende que 82 entrevistados deletrearan espontáneamente el nombre de Onganía como candidato a ser ungido el hombre político del año. Veintitrés eligieron a Krieger Vasena, quince a Costa Méndez, siete a los hermanos Alsogaray, cuatro a Guillermo Borda.
Las preguntas cerradas ratificaron el diagnóstico, con algunas, novedades. Se vio, por ejemplo, que Onganía posee mayor arrastre entre la gente madura, en tanto que Krieger Vasena y Adolfo Cándido López cosechan sus mejores recuerdos en los grupos juveniles. Los Alsogaray y el general López son predilectos de la clase media; Krieger, de la clase alta y de los universitarios. A medida que se desciende en la escala social y en los nivelas de instrucción, crece la imagen de Onganía. probablemente por la tendencia popular a la personalización del poder.
El interrogatorio no guiado de figuras internacionales tampoco está exento de imprevistos. Apenas dos entre 220 habitantes de Buenos Aires eligieron al Che Guevara como el hombre del año. Inversamente, 74 (uno de cada tres) giraron en torno de la familia Kennedy, sus muertes y sus palingenesias: 38 al optar por Jacqueline, sola; siete, por Aristóteles Onassis; trece por la pareja que ellos forman y dieciséis; por el ex cuñado Bob. Nixon se llevó 34 sufragios; Barnard (ganador luego, en la encuesta cerrada), 28 y Charles de Gaulle, 19. El Papa reunió siete menciones espontáneas, Johnson juntó cuatro y otros tantos votaron por "el Premio Nobel en Ciencia" ¿el físico Luis W. Alvarez?).
En cuanto a los acontecimientos mundiales, quienes optaron ya sea por el casamiento de Jacqueline o por el asesinato de Robert Kennedy —por partes iguales— suman 136; casi tres de cada cinco entrevistados. El segundo foco de atención fue la carrera espacial, aunque mucho menos atractiva: sólo se acordaron de ella 19 personas. Quince mencionaron el triunfo republicano en USA, once la invasión a Checoslovaquia y diez los progresos hacia la paz en Vietnam. El suceso prioritario, para ocho sujetos, fueron los transplantes cardíacos (uno hasta eligió específicamente las operaciones del argentino Bellizzi). Cuatro subrayaron actividades pontificias —Bogotá, la píldora, la paz— y otros cuatro situaban el acontecimiento crítico en París, pero en tanto dos aludían a los disturbios estudiantiles, los demás enfatizaban la negativa a devaluar el franco.
Una única persona recordó a Biafra. También con una mención figuran varias muertes individuales: Luther King, Ezcurra, Menéndez Pidal, Guevara. Y otro voto (prospectivo) enuncia "la devolución de las Malvinas".
El capítulo de las declaraciones espontáneas sirve en deporte para que muchos reivindiquen sus simpatías personales. Sólo por eso 124 personas, nada más, consideran que el acontecimiento principal del año fue la victoria de Locche (después, frente a las listas cerradas, los admiradores del boxeador mendocino llegarán increíblemente a 174, o sea cuatro de cada cinco). Quienes eligen el triunfo de Estudiantes, en cambio, son la mitad: 62. El público carece de memoria.
Salvo cuatro que recordaron el accidente en River y tres que hicieron alusión a la derrota de Bonavena, las demás contestaciones se desvanecen en la dispersión. Acerca de la figura más representativa del deporte 1968, el aura de Nicolino cristalizó 149 menciones espontáneas. Pairetti, seis; De Vicenzo, siete; Carrizo, cinco, y trabajosamente cuatro rescataron del olvido a Zubeldía. La conducta de los entrevistados ante las nóminas cerradas confirmó viejas sospechas: el automovilismo (Pairetti) tiene su máxima fuerza entre los jóvenes y en los sectores altos o medios, Pero las mujeres todavía siguen ignorándolo.
La pregunta abierta sobre el mejor artista o escritor de 1968 desencadenó un alud de respuestas heterogéneas. El personaje más citado (por 22) fue Alfredo Alcón, Con doce menciones aparecen Palito Ortega y Favio; con once, Sandrini; con nueve, Cortázar y Coire; con ocho, Mancera y Troilo. Seis votos benefician a Jorge Luis Borges, ubicándolo en la misma altura del ranking que Rafael. En el escalón de las cinco menciones se apiñan: Goyeneche, María Elena Walsh, Torre Nilsson y Cacho Fontana. El Topo Gigio (ganador en la encuesta cerrada) sólo fue citado espontáneamente por cuatro personas, lo mismo que Lolita Torres. Con menos de tres votos desfila un cortejo abigarrado, entre los que se hallan Tita Merello, Sábato, García Uriburu, Soldi, Piazzolla, Chevalier y Pablo Picasso.
La encuesta cerrada correspondiente probaría, entre otras cosas, que el Topo es un ratón bienudo (doble de menciones en clase alta); que el éxito de Goyeneche se limita a los varones de 25 a 34 años y de clase media; que Coire y Troilo recogen más apoyo al pie de la pirámide que en la cumbre, y que María Elena Walsh fascina sobre todo a las mujeres jóvenes,
Mediante una compleja alquimia matemática, los expertos de A & C consiguieron exprimir sus planillas hasta arrancar de ellas un Ranking General. Es el siguiente:
1) Nicolino Locche (15 % de los votos)
2) Christian Barnard (12 %)
3) Topo Gigio (10 %)
4) Juan Carlos Onganía (9 %)


EL PAÍS
1) El ascenso de Lanusse — El 21 de agosto, el relevo del Alto Mando de las Fuerzas Armadas significó, ante todo, que Onganía echaba por la borda a la oposición interna de su Gobierno, encarnada en uno de los tres jefes desposeídos; el teniente general Julio Rodolfo Alsogaray, cuyas ásperas críticas a la gestión oficial ya habían sido rechazadas por el Presidente el 20 de mayo, con la complicidad de todo el generalato. También Onganía provocó el retiro de Alvaro Alsogaray, hermano de Julio y Embajador en Washington, cuya dimisión se formalizó el 9 de agosto. Para reemplazar a Julio Alsogaray en la Comandancia del Ejército, Onganía prefirió a Alejandro Agustín Lanusse, un liberal, capaz de defender al Gobierno en ciertas condiciones; si, por el contrario, decide atacarlo, deberá prescindir de cualquier conspiración: el cargo actual de Lanusse le asegura, en ese caso, un encuentro frontal con Onganía.
2) Perón gira a la derecha — El 17 de octubre, Juan D. Perón finalizaba un largo viaje hacía el Gobierno; entonces, en señal de amistad, suspendió los actos, por lo general conmocionales, a que sus partidarios suelen librarse en esa fecha. Antes, el Delegado de Madrid, Jerónimo Remorino —tras cultivar sin éxito el golpismo—, prologó aquel idilio con una sorda guerra a Raimundo Ongaro, el jefe justicialista que se opone a Onganía.
3) El escándalo de las radios — El 14 de agosto, al renovar los permisos para la explotación de 28 estaciones, el Consejo Nacional de Radiodifusión y Televisión delataba un propósito del Gobierno: copar el éter. Es que así varias de esas ondas pasaron a manos militares en retiro y civiles visiblemente ligados al oficialismo; los antiguos operadores clamaron contra el fallo del CONART, pero sin éxito: a fines de noviembre, el Poder Ejecutivo lo ratificó por decreto.
4) La huelga petrolera — El 25 de setiembre, la paralización de la destilería de YPF en Ensenada (Buenos Aires) inauguró la protesta obrera más larga del año: el conflicto recién se extinguió a mediados de diciembre. A través de él, la CGT "rebelde" mostró
el alcance máximo de sus posibilidades: el núcleo opositor había nacido el 30 de marzo, para lidiar contra el Gobierno, de la mano de Raimundo Ongaro. El fracaso de la huelga en la refinería se debió a la inercia de los mismos sectores políticos que la alentaron; radicales, peronistas y golpistas que resultaron incapaces de acompañarla.
5) Los disturbios de junio — El 50º aniversario de la Reforma de 1918 y una modificación de la Ley de Alquileres dieron pábulo a los opositores para gestar sendos disturbios: el 15 de junio cundieron las manifestaciones estudiantiles en varias ciudades del país, y el 18 los comerciantes porteños dejaron en sombras al centro de Buenos Aires. El 17, los Jueces Armando Frávega y Juan C. Gardella enfrentaron en Santa Fe a la Policía local en defensa de un acto estudiantil. El Poder Ejecutivo nacional resolvió drásticamente la crisis: reorganizó a su sabor los Tribunales de la provincia.
6) La defección de López — Al negarse a firmar una proclama revolucionaria que le extendía su asesor Marcelo Sánchez Sorondo —líder del Movimiento de la Revolución Nacional—, el 5 de febrero, el general en retiro Adolfo Cándido López clausuró la expectativa de una reacción cívico-militar de tinte "populista" contra el Gobierno. Ese documento fue rechazado por la plana mayor del radicalismo y luego lo desahució el propio Juan Perón: tal vez confiaban más en las promesas de cambio del "grupo Alsogaray", que en el dudoso apoyo brindado al MRN por un grupo de oficiales nacionalistas. Pero la dispersión de las metas señalaba, ya en febrero, la imposibilidad de un frente opositor.
7) El caso Malvinas — Después de un siglo y medio de protestas argentinas y al cabo de dos años de negociaciones bilaterales, el Gobierno de Londres resolvió este año desprenderse de las islas: el acontecimiento debía formalizarse en un acuerdo, cuya firma estaba prevista para mediados de diciembre. Fustigado por el Parlamento, desvalido ante la opinión pública por la torpeza con que manejó el asunto en el plano interno, el Gabinete Wilson se echó atrás.
8) Cinco progresos — Las obras públicas son, según los panegiristas del Gobierno, su principal galardón; otros piensan que la fiebre constructiva de ciertos funcionarios ampara los pecados capitales del régimen. En verdad, construir sin agobiar es un acto normal en el Estado Moderno; cinco avances en este campo merecen citarse: el comienzo de la usina atómica de Atucha, las obras preliminares de El Chocón, el puente que unirá a Barranqueras y Corrientes, la estación de comunicaciones por satélite y la fabricación local de tanques de guerra.
9) Un nuevo CONADE — A principios de diciembre, la instalación de José M. Dagnino Pastore en la cima del Consejo Nacional de Desarrollo parecía inaugurar la era de la planificación científica para el Gobierno Onganía. Todo el sector "nacionalista" del oficialismo aseguraba, sin embargo, que Dagnino Pastore será un centinela de vista colocado junto a Adalbert Krieger Vasena. Otros van más allá: sostienen que el economista espera turno en el CONADE para suceder al actual Ministro de Economía.
10) Los trabajos de Cousido — Sin ser revolucionarios, el nuevo orden en el sistema jubilatorio y una recaudación más generosa brindaron mayor puntualidad en el pago de los retiros y ciertas mejoras en los índices de las cuotas; además, el balance de las Cajas arrojó un superávit razonable. A fines de octubre, Alfredo Cousido, el Secretario de Seguridad Social, que presidió esa tarea, divulgaba un proyecto de Ley de Previsión que otorga a los futuros beneficiarios entre un 65 y un 72 por ciento de sus ingresos activos: tan vapuleada como lo fue hasta ahora, la iniciativa representa, sin embargo, el primer intento del Gobierno actual por legislar en el tema.
1) La invasión de Checoslovaquia — El 20 de agosto, el asalto de cinco miembros del Tratado de Varsovia contra un pequeño país socialista encendió el estupor mundial y abrió una nueva fase de la política internacional. Los checos y los eslovacos no ofrecieron resistencia (si bien hubo unos 25 muertos); en cambio, retribuyen con emocionante lealtad el calvario de sus líderes, llevados por la fuerza a Moscú y obligados a firmar un pacto claudicante, que legaliza la intervención.
2) Revuelta estudiantil en París — Durante todo el mes de mayo, los estudiantes franceses acosaron al régimen de Charles de Gaulle, que cumplía diez años. "La imaginación al poder fue su consigna. La situación se volvió crítica cuando la CGT comunista lanzó a la huelga 10 millones de asalariados, que obtuvieron rotundas satisfacciones. Pero el anciano Presidente, interpretando el sentir de la opinión pública, disolvió el Parlamento, llamó a elecciones (23 y 30 de junio) y obtuvo la más amplia mayoría de la historia francesa.
3) Asesinato de Bobby — En Los Ángeles, el 5 de junio, cuando culminaba su campaña en las elecciones primarias, el segundo hermano del Presidente Kennedy fue acribillado por el jordano Sirhan B. Sirhan, al parecer irritado por sus declaraciones favorables a Israel. Bobby yace en el cementerio de Arlington junto al Presidente asesinado. Otro crimen, el del pastor Martin Luther King (4 de abril), ya había certificado ante la opinión mundial la terrible violencia que azota al primer país del mundo.
4) Humanae Vitae — Ninguna Encíclica había conmovido a la humanidad como la que Pablo VI dedicó, el 29 de julio, al tema —aparentemente secundario— de los métodos anticonceptivos. La minoría católica (500 millones de almas) fue sometida a tremenda presión por parte de las autoridades y la prensa de otras confesiones. En las postrimerías del año el Sumo Pontífice debía confesar, abrumado, que este factor ha introducido en la Iglesia la crisis más aguda de los tiempos modernos.
5) Suspensión de los bombardeos a Vietnam — El Presidente Johnson, que por cuatro años había desdeñado todas las súplicas (Pablo VI, U Thant, la mayoría de los Gobiernos aliados), decidió el 31 de octubre, a cuatro días de las elecciones en su país, suspender los bombardeos contra Vietnam del Norte la más prolongada y destructiva operación de guerra que haya conocida la humanidad. La sórdida treta no logró salvar de la derrota a Hubert Horatio Humphrey.
6) Abdicación dé Johnson — El sucesor de Kennedy ya había adivinado, desde principios de año, que la opinión norteamericana lo castigaría por haber traicionado su compromiso electoral de 1964, frente al belicista Goldwater. El 31 de marzo anunció que no solicitaría su reelección, algo que sólo hicieron dos Presidentes antes que él.
7) Triunfo de Nixon — Emergiendo de un pasado pictórico de derrotas cívicas, el 5 de noviembre, Richard Milhous Nixon, 55, alcanzó un margen de 250.000 votos (sobre 70 millones), que lo habilita para dictar, en los próximos cuatro años, el destino de su país y del mundo.
8) Veda nuclear — El 1º de julio, USA, URSS y otras 60 naciones firmaron un acuerdo que tiende a evitar la proliferación de armamentos atómicos: sólo están dispensadas las cinco potencias (USA, URSS, Gran Bretaña, Francia y China) que se adelantaron a las demás en ese campo. El proceso de ratificación amenaza con dilatar considerablemente la fecha en que el tratado entrará en vigor.
9) Matanza en México — El movimiento estudiantil se irradió desde París a todo el mundo. En México, después de medio siglo de ordenada convivencia, el Ejército y la Policía reprimieron con dureza —el 2 de octubre— una demostración de los jóvenes contra el obsoleto PRI (Partido Revolucionario Institucional); la cifra oficial fue de 35 muertos; en realidad, serían un centenar. Esta fué la noticia latino-americana más detonante; la siguieron el derrocamiento de Belaúnde en Perú (3 de octubre), la quinta consagración presidencial de Velasco Ibarra en Ecuador; (2 de junio), la tercera destitución de Arnulfo Arias en Panamá (11 de octubre), el triunfo socialcristiano de Caldera sobre Acción Democrática en Venezuela (1º de diciembre) y otra imposición militar contra el Congreso brasileño (13 de diciembre).
10) Jacqueline Onassis — El 18 de octubre, la ex Primera Dama de los norteamericanos rompió con decisión el mito de la viuda inconsolable, concediendo su mano a Aristóteles Sócrates Onassis, un opulento armador greco-argentino que casi la dobla en edad.

CIENCIA
1) Christian Neethling Barnard (44, padre de una campeona de esquí) y su grupo de cirujanos triunfaron el 2 de enero injertando un corazón al dentista Philip Blaiberg. De la fiebre trasplantadora que se desencadenó (cien casos en todo el mundo) apenas sobrevive la mitad. Ninguno puede comer, trabajar ni hacer el amor como Blaiberg. En realidad, Barnard carece de la pericia profesional de Michael De Bakey o Denton Cooley. Ni siquiera creó las técnicas que emplea (desarrolladas antes por Norman Shumway). Pero el éxito del sudafricano y los fracasos ajenos ratifican que en ciencia contemporánea la organización y la tarea en equipo pesan más que los genios aislados. De paso, las hazañas de Groote Schuur y la sonrisa fotogénica de Christian exaltaban inesperadamente el prestigio popular de la cirugía, hasta ayer condenada a ser la oscura sierva de la clínica médica.
2) Frank Borman, 40; James Arthur Lovell, 40, y William Anders, 35,
abandonaron el 21 de diciembre el campo gravitatorio terrestre en la desesperada misión de circunvolar la Luna: único modo de plantar a USA en un esquivo primer puesto de la carrera espacial. En setiembre y noviembre, las Zond 5 y 6 probaron que Moscú estaba en condiciones de poner naves en órbita lunar y rescatarlas luego a gogo. Pero ciertas alteraciones físicas de las tortugas que se mandaron en ellas desalentaron quizás el botamiento de viajeros humanos.

DEPORTES
1) Osvaldo Zubeldía— Se propuso algo y lo consiguió. Su perdurabilidad fue hija de los éxitos, pero nadie puede atreverse a negar que Osvaldo Zubeldía fue el padre de esos mismos éxitos. Guió a Estudiantes de La Plata por una trayectoria sustentada en lo físico antes que en lo técnicamente futbolístico. Fue modelando al equipo de acuerdo a la dotación humana de que dispuso, aunque esos hombres se mostraban a semejanza de lo que el técnico fue, cuando jugador. Con esas armas, con esos métodos, Estudiantes arribó al título de campeón en la copa Europea-Sudamericana (octubre 16), una competencia que enfrenta a los titulares de ambos continentes.
2) Nicolino Locche — Fue el 12 de diciembre de 1968. Pudo ser después, o mucho antes: Locche y la condición de campeón —en este caso, de los mediano junior— mostraron un tropismo positivo que un día los unió. Ese día, durante nueve rounds de tres minutos, el mendocino retumbó la cabeza de Paul Takeshi Fuji, hasta convertirse en el nuevo campeón mundial.
3) Carlos Alberto Pairetti — El 24 de noviembre, montado en su trueno naranja, Carlos Alberto Pairetti triunfó en la fase postrera del Torneo Triangular; nació allí el último campeón argentino de Turismo de Carretera. II matto consagró su vehemencia, su poder mecánico y su manejo.
4) Alberto Rendo — Es futbolista, pequeño, habilidoso; es un narcisista de sus inimaginables posibilidades con un balón en los pies; es argentino; en el mundo existen pocos —quizá ninguno— jugadores capaces de hacer lo que él, con idéntica elegancia. Además, este año remolcó a su equipo, San Lorenzo, hasta un éxito demoledor en el campeonato Metropolitano.
5) Bob Beamon — En unos Juegos Olímpicos —los de México— plagados de asombro por el desbarrancamiento de records, marcas y sistemas, el norteamericano Bob Beamon destrozó todas las composturas, saltando en largo 8m90 y superando el anterior record mundial por 55 centímetros.
6) Alberto Demiddi — Brindó una de las dos medallas de bronce —la más reluciente— que la Argentina ganó en los Juegos de México. Alberto Demiddi, un remero puro, la sumó a la de plata, que obtuviera en los Juegos Panamericanos de Winnipeg (1967).
7) Robert Hines — Los cien metros llanos es la prueba atlética que escamotea las curiosidades. El negro Robert Bines permitió nuevas sensaciones en la materia al azotar los nervios de los cronometristas con 9s9.
8) Oscar Natalio Bonavena — El segundo peso pesado argentino que intenta conquistar la corona mundial estrelló su cara y sus pretensiones contra los puños de Joe Frazier.
9) Vera Caslavska — Ganó cuatro medallas doradas en los Juegos Olímpicos de México, y arrebató la admiración y la simpatía de todos por su infinita gracia.
10) Roberto De Vicenzo — Ocurrió en Augusta, Georgia, y lo protagonizó un golfer argentino: Roberto De Vicenzo perdió el Torneo de Maestros, uno de los certámenes más importantes del mundo, por anotar un golpe que no existió. Millones de espectadores de televisión, presenciando el final del torneo, se enteraron de la verdad.

TEATRO
1) Viet-Rock — Jaime Kogan y Lía Jelin son los responsables de la puesta más vital del año, la más abierta a las corrientes renovadoras. El libreto de Megan Terry es nada más que un plano con sucintas indicaciones para descubrir el tesoro, y es a directores e intérpretes a quienes toca revelárselo al público. Una pieza en constante proceso de transformación, un vaivén incesante de impactos físicos y sensoriales enderezados a conmover con la atrocidad de la guerra del Vietnam y sus consecuencias sobre el matriarcado norteamericano, sobre la juventud, sobre el mundo entero. La troupe, disciplinada y entusiasta, llega a ese punto en el que el teatro se transforma en la poesía de los cuerpos (Payró).
2) Tiempo Lobo — Caníbales semi-desnudos amenazan al espectador y terminan devorándose entre ellos, a lo largo de un ritual en el que alternan el humor y la ferocidad, el desparpajo y el horror. Las huestes de Carlos Trafic se proponen algo más que sublevar o divertir a la platea: intentan quebrantar, y lo consiguen, el tabú ancestral que se alza entre los argentinos y su desnudez (Di Tella).
3) Atendiendo al señor Sloane — Sobre el cadáver todavía caliente del padre de ambos, asesinado a bastonazos por un efebo demoníaco, una ninfómana y su hermano, homosexual, se disputan las gracias eróticas del homicida. Este material ominoso es tratado por el difunto dramaturgo inglés Joe Orton con el desenfado, el ingenio y la crueldad de un Oscar Wilde de la generación beat (Planeta),
4) El campo — Una vez más Griselda Gámbaro demuestra que es la dramaturgo más importante que escribe hoy en la Argentina. La anécdota —un inocente que termina apresado en los laberintos mortales de un campo de concentración— reitera el tema constante de la autora: un ser puro atrapado por la ineludible tiranía de los amos de un mundo donde la espiritualidad carece ya de sentido (SHA).
5) Dejate de historias y cosaquiemos la cosaquia — Un trío de delirantes —Edda Díaz, Nora Blay, Antonio Gasalla— aplicados a deshacer, entre carcajadas y uno que otro escalofrío, la trama del tapiz de la Historia, con mayúscula, para mostrar el envés, ese lugar donde ni los próceres se salvan de la cáustica ironía (ABC).
6) La extraña tarde del doctor Burke — Un viejo excéntrico, a punto de ser desalojado de la habitación que ocupa desde hace veinte años, trama las más sórdidas conspiraciones para librarse de quienes lo molestan. Con desprendimientos del cine mudo y de los títeres, la acción progresa hacia un caos inenarrable, más allá del cual acecha una certeza: este sorprendente, alucinante ejercicio del checo Ladislav Smocek, es una metáfora de la soledad sin esperanza, de la final disolución de todo en un abismo insaciable (Del Globo y ABC).
7) Los días hermosos — Como una rosa ajada, como un animal prehistórico que desaparecerá en las evoluciones del cosmos, Winnie —que fue hermosa, que fue deseada, que suele tararear el vals de 'La viuda alegre'— agoniza en un desierto, entre los detritus de su vida. Este atroz poema sobre la condición humana, sañudamente perpetrado por Samuel Beckett, tuvo una intérprete excepcional, a la altura del texto: Luisa Vehil (Liceo).
8) Los mirasoles — Osvaldo Bonet se apoderó de la casi impalpable sustancia de una apolillada comedia costumbrista de Julio Sánchez Gardel (la historia de una muchacha provinciana enamorada de un porteño simulador), suavizó sus aristas sainetescas y, al destacar la ternura, la melancolía y el tono crepuscular, proyectó la pieza al nivel de un Chejov argentino (Comedia Nacional).
9) La Duquesa de Amalfi — Un ceremonial de extraña y refinada hermosura, con algo de ópera y algo de liturgia vaticana, compaginado por Leal Rey y Jorge Petraglia a partir del prodigioso texto isabelino de John Webster. Nuevamente, Luisa Vehil en su momento mejor, como cima de esta acumulación de vestiduras de plástico, diapositivas, ráfagas de folletinescos pianos y una perversa atmósfera gótica, insólita en la temporada (Di Tella).
10) Los gemelos — Al recrear una fábula de Plauto, dos veces milenaria, José María Paolantonio transformó el tablado en tabernáculo de la arcaica pantomima, de la primitiva limpieza que llamaba, sin avergonzarse, a cada cosa por su nombre; y obtuvo un regocijo permanente, una fresca insolencia para renovar las técnicas de actuación y representación (Del Bajo).

CINE
1) Jean-Luc Godard — El soldado (1960), Los carabineros (1963), Pierrot el loco (1965) y Made in USA (1966) aparecieron mezclados entre los estrenos de 1968. Este desorden tan solo subrayó un rasgo fundamental en la obra del autor: ninguno de sus títulos es definitivo o autosuficiente; todos son intentos, etapas sucesivas en una investigación simultánea del mundo contemporáneo y del lenguaje cinematográfico, que reivindica para sí el carácter provisional, hasta contradictorio, del arte más nuevo. Es, también, la empresa más urgente y deslumbrante que conoce el cine de hoy.
2) Robert Bresson — Al azar, Balthazar y Mouchette son eslabones recientes de otra cadena rigurosa: la de un asceta que en 25 años no ha realizado sino ocho films, con tanto desprecio por la sintaxis convencional del cine cuanto disciplina en una (inimitable, irrepetible) originalidad.
3) 2001: Odisea del espacio — Pedantería, grandilocuencia, maquinosidad, todas las circunstancias capaces de sepultar a un film son rescatadas por Stanley Kubrick con un vigoroso impulso de fantasía tecnológica. El resultado es audaz: más de 10 millones de dólares para desconcertar deliberadamente a todo espectador.
4) Belle de jour — Anciano, sordo, Luis Buñuel embiste todavía contra esa visión teológica de la vida que inspiró sus primeras agresiones, 40 años atrás. Con sencillez parecida al genio, con un sentido de lo macabro parecido al humor, esta ronda de heterodoxias sexuales termina pareciéndose a la minuciosa crónica de una vocación religiosa.
5) La fiesta inolvidable — La mejor comedia norteamericana de 1968 tiene el desarrollo inevitable de un clásico de Laurel y Hardy: a partir de un error trivial, desastres concéntricos conducen a un orgiástico, multicolor apocalipsis suburbano. La observación social es agudísima y los gags se engarzan impecablemente. Dirigió Blake Edwards.
6) Daniel — Montaje de películas caseras, que Ingmar Bergman aportó al film colectivo 'Los estimulantes'. Con el espíritu inquisitivo de 'Persona', libre de las escorias literarias de 'La hora del lobo', es una de sus obras más originales y será —sin duda— una de las más permanentes.
7) A sangre fría — Sin la sofisticación del libro de Truman Capote, con el sentido cívico más propio de Richard Brooks, esta inversión del gran sueño norteamericano resultó un relato inhóspito, severo, que el público rechazó para entregarse al lirismo afectado de Arthur Penn en Bonnie & Clyde. Indiscutible, irremediablemente, la obra de Brooks es el film "maldito" de 1968.
Otros films — 'Extraño accidente', donde Joseph Losey valorizó sabiamente los tiempos muertos imaginados por Harold Pinter; 'A quemarropa', la más interesante remodelación de un género tradicional norteamericano por influencias europeas; 'La coleccionista', donde Eric Rohmer unió dandysmo e insolencia con auténtica elegancia moral; Edipo Rey, que reivindicó la perennidad del mito en un prólogo y un epílogo hermosísimos, "quizá lo mejor de Pier Paolo Pasolini; 'La leyenda del indomable', consagración de Paul Newman como único mito posible para los años 60, y eficaz, encubierta prédica rebelde; 'La tía Tula', de Miguel Picazo, y 'Nueve cartas a Berta', de Basilio Patino, cuyas opuestas cualidades hablan de España con un mismo dolorido pudor; 'El baile de los vampiros', pese a sus desniveles, permitió a Roman Polanski ejercer un humor tan perverso como personal; 'Dios y el diablo en la tierra del sol', del brasileño Glauber Rocha, es un título importante del cine latinoamericano y el más ilustrativo de la "nueva izquierda".
* La regla del juego (1939), de Jean Renoir, fuera de todo orden, provocó el acontecimiento cinematográfico del año al estrenarse en Buenos Aires con casi tres décadas de atraso. No sólo es uno de los films que más influencia ejercieron sobre el cine contemporáneo, también es uno de los clásicos más lozanos que puede ostentar el historial de la pantalla.

MÚSICA
1) John Cage — Envuelto, no se sabe hasta ahora bien por qué, en el casi anonimato que le dispensó la falta de publicidad oficial otorgada al espectáculo, el compositor norteamericano, figura clave de la época, pasó por el Teatro San Martín como encargado de la parte sonora del ballet de Merce Cunningham. Su presencia fue, sin embargo, trascendental, porque él —con sus extravagancias, su juventud inacabable, su sabiduría de la vida— inició antes que ninguno, hace más de un cuarto de siglo, la tangible realidad de la pop music, abierta a un futuro no por incierto menos válido.
2) Elisabeth Schwarzkopf — ¿Qué son los diluvios de rosas sobre el escenario del Colón, las cataratas de aplausos, las ovaciones delirantes? Acaso tan sólo la anécdota, dentro de un acontecimiento memorable: porque en su primera visita a Buenos Aires, la diva demostró que en gracia, estilo, inteligencia y clásica hermosura no tiene verdaderamente rival.
3) Duke Ellington — Otro visitante primerizo y otra página para la historia musical de la Argentina: Edward Kennedy Ellington, con su fabulosa orquesta— Cootie Williams, Johnny Hodges, Lawrence Brown, Harry Carney, Paul Gonsalves, Mercer (hijo del Duke), Russell Procope, entre otros—, hizo levitar en sus asientos a los públicos de Buenos Aires, de Córdoba, de Tucumán, hasta con sus camisas violetas, sus pantalones sepias, sus mocasines carmesíes.
4) "Katya Kabanova''— Introduciéndose en los sombríos vericuetos del expresionismo, esta ópera del checo Leos Janaceck fue uno de los impactos de la temporada del Colón que, al ofrecerla en estreno sudamericano, la sirvió con su característica eficacia.
5) Frank Martin — Invitado por la Wagneriana, el refinado compositor suizo asistió al estreno en el Colón de su oratorio Golgotha: un ejemplo de equilibrio entre modernidad y tradición, sin compromisos de última hora.
6) Studio der fruehen Musik — Otra fugaz exploración de antiguas canciones y danzas, medievales y renacentistas, exhumadas con propiedad y emocionado estilo por el conjunto alemán.
7) Baden Powell — En la caravana de artistas populares brasileños traídos al Opera por los importadores e industriales del café, este mulato menudo, de 30 años, introdujo a los espectadores en esa fractura del tiempo por la que se avizora el esplendor de otra realidad; al enzarzar sus decios con las cuerdas de la guitarra, los transformó en tempestad, en brisa, en pura poesía, asistida por una destreza prodigiosa.
8) Homenaje a Rossini — El Colón recordó el centenario de la muerte del autor de El barbero de Sevilla con una impecable versión de su Petite Messe Solennelle, confiada a la pericia del director Pedro Valenti Costa.
9) Isaac Stern — El divo ruso-norteamericano del violín enloqueció a las muchedumbres afanosas por empaparse de virtuosismo: lo consiguieron en abundancia y, por añadidura, obtuvieron una cuota suplementaria de musicalidad genial.
10) "Julio César" — Ya era hora de que este monumento de la ópera barroca, debido a Georg Friedrich Haendel e injustamente olvidado, arribará al Colón, donde el régisseur Ernst Poettgen lo ofrendó con un humor que, sin ofensa, rozó la caricatura de las escenografías de los Bibiena y de los 'trionfi', hasta convertir el espectáculo en una verdadera orgía 'camp'.

DANZA
1) Iris Scaccheri — Con piernas-tallo, brazos-rama, cara de pájaro y cuerpo de atleta, una argentina que fue alumna de Dore Hoyer en La Plata y luego solista del Teatro Argentino de esa ciudad, regresó de triunfales giras europeas, con una concepción inédita de las posibilidades expresivas: en el Di Tella enloqueció al público con su capacidad de transformación, con su insólita manera de proponer la locura y de dominarla, dueña del humor y del lirismo; en el Colón tuvo la audacia de ocupar sola el inmenso escenario, con una versión propia de Carmina Burana, y salió indemne.
2) Merce Cunningham — Aunque ya no es el carozo de la vanguardia, el tránsito fugaz del bailarín y coreórafo norteamericano, con su cuerpo de ballet, por una oscura temporada del San Martín, sirvió para comprobar que por algo se lo considera uno de los creadores más imaginativos y fecundos en su especialidad.
3) Graciela Martínez — Ha abandonado casi todas las connotaciones literarias y humorísticas, y ahora se debate —con Ana Kamien y Lizzie Longobardi— 'Contratodo', el nombre de su recital en la sala de la Sociedad Hebraica Argentina: un pulido ejercicio de destreza casi increíble, apoyado en una especie de fusilamiento con gas contra una escalera, en la danza macabra sobre la silla de ruedas, en el abrazo de las intérpretes con excesivos tubos de plástico.

MUSIC-HALL
1) María Elena Walsh — Con un centelleante atuendo metálico y el acompañamiento de un trío, la Walsh ejecutó en el escenario del Regina, primero, y del Embassy, después, el milagro del año en su genero, con el "recital para ejecutivos" Juguemos en el mundo (hubo un disco homónimo que fue también un Hit colosal). Lenguaje simple, directo, cotidiano, teñido de humor, de doméstica ternura y, a veces, de módica agresividad; melodías tan pegadizas como jingles. Bastó con esos elementos y con la personalidad física de la autora de letras y música, para que la canción argentina saliera renovada.
2) Nacha Guevara — Un amable Vampiro que condesciende a la pasión y al sarcasmo, y que puede ser flor o mamboretá, bruja o seductora, según el antojo de su humor, el más caprichoso y original que pasea por los tablados de Buenos Aires. En sus dos recitales, 'Nacha de noche' y 'Hay que meter la pata', y en su disco, demostró ser la musa de los intelectuales rebeldes y de los ironistas capaces de burlarse de los bellos y ociosos de los años 60.
3) Eduardo Rovira — La música sale enriquecida y limpia de las manos del trío de Rovira, con él mismo en su bandoneón carismático, Bocha Drucker en guitarra y Tucuta Mendi en bajo.
4) Sexteto Tango — Desprendidos de la orquesta de Osvaldo Pugliese, Ruggiero y Lavallén (bandoneones), Herreo y Balcarce (violines), Alcides Rossi (contrabajo) y Julián Piazza (piano), estremecen con la precisión del fraseo, el vuelo imaginativo, el ajuste, como lo probaron en sus presentaciones públicas (Caño 14), y en su grabación, editada por RCA.
5) La Botica del Ángel — A mitad de camino entre el café-concert y el tabladillo procaz que salpicaba el Bajo en las primeras décadas del siglo, el reducto de Bergara Leumann ha propuesto una cosmogonía propia que gira en torno de su impredecible propietario y animador. Con espectáculos a veces fulgurantes y a veces deshilachados, con variables trovadores y juglares, el pintoresco antro de la calle Lima —que en 1969 se trasladará a Luis Sáenz Peña al 500— apadrinó el nacimiento de canciones y personajes ya incorporados a la mitología de la ciudad.

TELEVISIÓN
Topo Gigio — En un año de insólita aridez, el menudo personaje de María Perego arrasó con la adhesión de los espectadores. No sólo es la ternura del ratón ocurrente y perezoso, sino hasta ese especie de carnalidad que se desprende de su textura blanda, sagazmente animada por sus creadores; de su voz improbable e itálica (Peppino Mazzullo); de su constante parpadeo. Pero es sobre todo el medio lo que condiciona el estilo de Gigio, una criatura que ni en la historieta ni en el cine alcanzaría similar capacidad de comunicación: las enormes orejas, los ojazos cándidos, la intimidad de su juego con el público se fusionan con da pantalla chica, la aprovechan hasta hacerla remontar al dominio de lo legendario (Canal 11).

DISCOS
1) Fats Waller: 16 Piano Solos —El órgano fue el instrumento de su alma, el piano lo fue de su vida. Sus mejores solos, en una edición original y única en el mundo, pues ha sido compilada en la Argentina, muestran incesantemente el genio del músico que hizo más coherentes y universalizó las formas naturales de Harlem (Candem CAL 3107).
2) Homenaje a Gerald Moore — Un álbum impecable, que registra el recital del adiós del más eminente pianista acompañante del último medio siglo, y adjunta una reproducción facsimilar del programa original del Royal Festival Hall, de Londres. Los oficiantes de la liturgia son nada menos que Elisabeth Schwarzkopf, Dietrich Fischer Dieskau y Victoria de los Angeles (Ángel AN/ SAN 182-183, estéreo).
3) El inmortal Charlie Parker — El disco muestra hasta cuatro matrices diferentes de un mismo tema, siempre distintas y perfectas porque el intérprete era capaz, como Bach o Mozart de reinventar la música íntegra en cada ejecución (Savoy MG 2001).
4) Orfeo y Eurídice, de Gluck — Es la versión "a la francesa", es decir cantada por un tenor —el supremo estilista Leopold Simoneau— y no por una contralto en el papel del trovador de Tracia. Cooperan Suzanne Danco y la orquesta Lamoureux, guiada por Hans Rosbaud (Philips 87045/6 AL).
5) El viaje de invierno — El conmovedor canto del cisne de Franz Schubert, entonado con incomparable perfección por el mayor barítono de estos tiempos, Dietrich Fischer Dieskau acompañado por Gerald Moore (Ángel SLPC-12272/3, estéreo).
6) Azucena Maizani — Es el único longplay de la Ñata Gaucha y, por eso mismo, sus surcos pertenecen a la historia. Editado por el erudito Oscar del Priore (h), acumula material captado en emisiones radiotelefónicas de Buenos Aires y Montevideo entre 1935 y 1955, y, de la banda de sonido del film Tango (1933), la inmortal Canción de Buenos Aires (Show Records, LP2 Serie La Ciudad).
7) Count Basie y su orquesta 36-37 — El furor de la época lo proporcionó el conjunto de Goodman, pero bastó que apareciese un hombre enamorado de los blues para que la historia se aplacase. Lester Young, Divky Wells, Buck Clayton, Jimmy Rushing y el propio Basie ayudaron a que un grupo humano se transformara en una maravilla (Decca 9048).
8) Folklore musical y música folklórica argentina — Un documentado viaje a las fuentes, con inesperadas aperturas al lirismo y al perenne encanto de lo arcaico, en seis placas ilustradas con 36 diapositivas y textos explicativos: un esfuerzo editorial que roza lo increíble por la autenticidad de los testimonios y la perfecta reproducción (Qualiton QF 3000/3005, monoaural).
9) Concierto en Re mayor para violín y orquesta, de Beethoven — El instrumentista francés. Zino Francescatti y el director austríaco Bruno Walter asumen juntos la responsabilidad de desentrañar este laberinto de sonidos cuya hermosura hace olvidar los alardes de virtuosismo (CBS 4473, monoaural).
10) Cuartetos de Guardo Gilardi y José María Castro — Por vez primera, la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires recurre al disco para difundir la música argentina; el paso inicial es digno y sirve para refrescar la memoria de dos maestros de la generación del noventa, sobriamente vertidos por el Cuarteto de la Universidad de La Plata (MCBA-001 monoaural).

PLÁSTICA
1) Experiencias — Si el año 1968 fue, para las vanguardias, la culminación de un proceso iniciado exactamente un lustro antes —con el Ver y Estimar de 1964— ningún acontecimiento podría resumir mejor el signo de esa evolución que Experiencias, una muestra colectiva que abrumó las salas del Di Tella a mediados de mayo, en el centro justo de la temporada. Por ese trampolín —que incluyó procedimientos policiales, deterioros públicos y un éxodo masivo de participantes varios días antes de la clausura— la plástica argentina de 'recherche' se expuso por primera vez sin pudores, con todo su patetismo formal y su voluntad ideológica: de allí salieron los escándalos del Braque y de la CGT rosarina, y el paso a la política de un movimiento que se había caracterizado por su frivolidad; también, la evidencia de que una muestra plástica puede ser tan viva y provocadora como un animal en libertad.
2) De Cézanne a Miró — Desde la célebre exposición francesa de 1939 no hubo en Buenos Aires una muestra institucional que acumulara tantos tesoros ni que despertara, lógicamente, mayor avidez en un público que, durante un lapso demasiado breve, hizo extensas colas, hasta con lluvia, para asomarse al 'Muchacho con chaleco rojo', de Cézanne, al Zuavo, de Van Gogh a tantas maravillas enviadas por el Museo de Arte Moderno de Nueva York y procedentes de sus colecciones y de otras particulares, también norteamericanas (Museo Nacional de Bellas Artes).
3) Materiales: Nuevas técnicas, nueva expresión — El premio más resplandeciente del año, auspiciado por la Unión Industrial Argentina, con un record de esplendor económico (recompensas de $ 5.200.000) y la propuesta de ejecutar obras a partir de las materias primas suministradas por las empresas; el nivel fue excelente y casi cualquier expositor hubiera sido candidato a los 2 millones del rubro principal, que el jurado —la norteamericana Lucy Lippard y el francés Jean CIay— repartió salomónicamente entre Jorge Carballa, Inés Gross y David Lamelas (Museo Nacional de Bellas Artes).
4) Luis Fernando Benedit — La muestra individual más curiosa e imaginativa de la temporada; el Microzoo de acrilico, donde animales vivos compartían un reluciente environment creado, con ingenuidad en apariencia infantil y, en el fondo, cruelmente astuta (Rubbers).
5) El arte de vivir en Francia en el siglo XVIIl — Los coleccionistas argentinos contribuyeron a una exploración del Siglo de las Luces, que arrojó comprobaciones curiosas: un refinado anónimo presentó una 'navette' de porcelana verde y rosa de las que solamente hay cuatro en el mundo, las otras tres repartidas en los museos Wallace de Londres y Frick de Nueva York; un par de apliques resultó haber pertenecido nada menos que a María Antonieta (Museo Nacional de Arte Decorativo).
6) Libero BadiI — Si El tiempo (1959) es uno de los bronces más bellos que se hayan ejecutado en el mundo, para su autor no es más que una etapa en la senda que, al unir casi místicamente vida y obra, lo conduce a cimas de creciente perfección (Instituto Di Tella).
7) Carmelo Carra — Esta vez en la pintura, y de gran tamaño, el joven calabrés conservó la misma feroz intensidad de sus dibujos (El Taller).
8) La Boca — Ciento diez obras surgidas de los vericuetos del barrio más pintoresco de Buenos Aires, que iban desde los 4 mil dólares de un Victorica hasta los 20 mil pesos que insume un Parodi, naiff prodigioso (El Taller).
9) Ricardo Garabito — El inventor de un cielo por el que navegan personajes cotidianos que el artista hace ingresar, a fuerza de pura gracia, en una mitología virginal que no niega la vida sino que la exalta hasta una dimensión misteriosa; con su 'Chapa' ganó el Gran Premio en el certamen Casa Argentina en Israel-Tierra Santa/Primera Plana (El Taller).
10) Aída Carballo — Criaturas angélicas y barrocas, calles melancólicas por las que pasan la muerte y la locura: la magistral grabadora condescendió, como raramente lo hace, al halago de una muestra poblada por gatos, pasajeros de colectivos, terrores nocturnos, flores secretas (Perla Figari),

LIBROS
1) Obras completas, por Oliverio Girondo — Durante cuarenta años, un hombre imaginó una máquina infinita, que gozaba de la fragilidad de los fenómenos químicos, del espesor de los hombres, de la ubicuidad de los invertebrados. Fue poniéndola sobre el mundo, pieza por pieza, no para reconstruir la realidad, sino para hacerla definitivamente distinta: cuando terminó, esos fragmentos diseminados en el tiempo disimulaban la grandeza de su construcción; sólo unos pocos, con deslumbramiento y paciencia, habían insistido en ligar las figuras de ese mándala secreto. Este año, por fin, la editorial Losada asumió la postergada proeza de juntar la obra maestra, a riesgo de que la realidad no pudiera soportarla: los argentinos descubrieron entonces, con espanto y sorpresa, que habían convivido durante 75 años con el mayor poeta en lengua española de este siglo (Losada).
2) Lezama Lima — Paradiso (De la Flor), en mayo, y la Órbita de Lezama Lima (Jorge Alvarez), en julio, revelaron la coherencia y profundidad de una obra organizada como los sistemas planetarios: con un sol central —la imaginación— y movimientos traslaticios hacia dentro y fuera de la realidad, hacia un lado y otro del lenguaje. En Paradiso, Lezama cuenta la historia de su familia y sus propios viajes interiores; en Órbita, el tema dominante es el esoterismo. Pero uno y otro libro son sendas definiciones sobre la poesía, a la que el autor considera como la única vía posible para la resurrección de la carne.
3) Los libros de Alicia, por Lewis Carroll — Sólo en 1968 el lector argentino pudo tener acceso a dos textos evangélicos, publicados un siglo antes, sin que una tutela hermenéutica previa se haya ocupado de aligerarlos. Premoniciones científicas, recreaciones de la realidad (y de la irrealidad): estos dos Himalayas de la literatura, que el matemático y clérigo Charles Lutwidge Dodgson compuso como un juego, aparecieron en la época más apta para comprenderlos (Brújula).
4) Las palabras y las cosas, por Michel Foucault — Si las estructuras —y no los hombres— son los protagonistas de la historia, el conocimiento debe ajustarse a esa evidencia, establecer un orden nuevo. Ninguna obra, antes de ésta (que apareció en París en 1966), habla examinado esa tentación desde todos los ángulos posibles, había intentado proponer una visión del mundo tan original como la de Aristóteles o Descartes (Siglo xxi).
5) Diálogos con Leucó, por Cesare Pavese — Dos colecciones de poemas, diez novelas, varías docenas de relatos, cuatro guiones para cine, 16 traducciones e incontables ensayos críticos consumó Pavese para erigir una de las obras más apasionantes, perfectas y alimenticias de la literatura de este siglo. Sin embargo, si hubiera que elegir un solo título que condensara ese aluvión, sin duda serían los Diálogos: es el que trabajó con mayor amor y obsesión; también, el que llevó como compañero de sus últimas horas, la noche en la que decidió su suicidio (Siglo XX).
6) De donde son los cantantes, por Severo Sarduy — Historia sin historia, invención incansable de un lenguaje maravilloso que se va autodestruyendo, esta segunda novela de Sarduy es no sólo el primer texto de literatura estructural que produce América latina: es un desafío a todas las leyes del tiempo, del espacio, de la imaginación (Joaquín Mortiz).
7) Celestino antes del alba, por Reinaldo Arenas — Escrita en 1965, cuando el autor tenía 22 años, cada página de este libro roza el milagro. Sus herramientas, curiosamente, son (o parecen) precarias. Pero la crueldad y las ambigüedades morales convierten la lectura de la novela en un ejercicio obsesivo (Brújula).
8) San Genet, comediante y mártir, por Jean-Paul Sartre — En los antípodas del ensayo de Foucault. este libro, escrito hace una década, es la cumbre de una pasión sartreana: comprender a los hombres (Losada).
9) Los periodistas — Los días de Dillinger, por John Toland (Toray), y Tres días de julio, por Luis Romero (Ariel), son otras tantas señales de que la investigación periodística, sostenida por el rigor verbal, la consistencia narrativa y la pasión histórica pueden ser también obras de creación pura, ejemplos literarios de primera.
10) Los poetas argentinos — Invitada a una decapitación —la del idioma, que los otros géneros celebran alegremente—, la poesía argentina dio, otra vez, señales de vida. Una decena de títulos de primer orden podrían ejemplificar esa vitalidad; cinco, por lo menos, son imprescindibles: El día, de Edgar Bayley, y El asaltante veraniego, de Francisco Madariaga (del Mediodía); Adolecer, de Francisco Urondo, y Extracción de la piedra de locura, de Alejandra Pizarnik (Sudamericana); Babel Babel, de Luisa Futoransky (La loca poesía).
• Otros títulos importantes — Antimemorias, por André Malraux; Comienza Cabot Wright, por James Purdy; Himnos del Atharva Veda; Himnos del Rig Veda; El libro del Ello, por Georg Groddeck; La mariposa y la viga, por Baldomero Fernández Moreno; Muerte en la tarde, por Ernest Hemingway; La seducción, por Witold Gombrowicz; Sexus, por Henry Miller.

TRANSICIONES

MUERTES — De Dore Hoyer, 56, una de las mayores bailarinas del siglo; por ingestión de barbitúricos, en Berlín Occidental, enero 5.
• Duke Paoa Kahanamoku, 77, ganador de todas las medallas de oro, en natación, de la Olimpíada de 1912, fue ubicado entre los 26 deportistas más destacados de todos los tiempos; en Honolulú, Hawaii, enero 23.
• Amado Olmos, 49, dirigente sindical; en un accidente automovilístico, en Villa María, Córdoba, enero 27.
• Tsuguharu Fujita, 81, el más célebre y occidentalízado de los pintores japoneses: en Zurich, enero 29.
• Shinzo Hamai, 62, intendente y reconstructor de la devastada Hiroshima; en su ciudad, de un ataque al corazón, febrero 26.
• General Charles Louis Marcel Ailleret, 60, Jefe del Estado Mayor Conjunto de Francia; en un accidente de aviación, marzo 10.
• Carl Tneodor Dreyer, 79, uno de los máximos creadores cinematográficos; en Copenhague, marzo 20. 
• Yuri Gagarin, 34, el primer hombre que viajó al Cosmos; mientras volaba en un Mig, cerca de Moscú, marzo 28.
• William Mathias Scholl, 85, medico y el máximo aliviador de dolores de pié en toda la historia; de neumonía, en Chicago, marzo 30.
• Lev Davidovich Landau, 60, Premio Nobel de Física, y uno de los más destacados científicos del mundo; a causa de lesiones recibidas seis años antes, de las que no se recuperó nunca, en Moscú, abril 1º.
• Rafael Alberto Arrieta, 79, escritor argentino, presidente de la Academia de Letras; en Buenos Aires, abril 2.
• Francisco de Assis Bandeira de Mello Chateaubriand, 76, magnate de la prensa brasileña; de un colapso cardíaco, en San Pablo, abril 4.
• Jim Clark, 31, campeón mundial de pilotos, Fórmula 1, en 1963 y 1965; se estrelló contra un árbol en el circuito de Hockenheim, Alemania, abril 7.
• Arturo Acevedo, 76, industrial argentino, fundador de Acindar; luego de una larga enfermedad, en Buenos Aires, mayo 6.
• Mariscal Vassily D. Sokolovsky, 70, héroe soviético de la Segunda Guerra Mundial, capturó Berlín; de cáncer, en Moscú, mayo 10.
• Enrique Banchs, 80, poeta argentino; en Buenos Aires, junio 6.
• Antonio Enrique Serrano, 54, a quien se le efectuó el primer trasplante de corazón en la Argentina; en Lanús, junio 4.
• Salvatore Quasimodo, 66, uno de los nombres imprescindibles de la poesía italiana de este siglo; de un derrame, en Nápoles, junio 12.
• Sir Herbert Read, 74, filósofo anarquista y popular crítico de arte; en Malton, Gran Bretaña, junio 12.
• Giovanni Guareschi, 60, creador del inefable cura don Camilo y de su rival Peppone; en Cervia, de un infarto al miocardio, julio 22.
• José Arce, 86, eminente cirujano argentino, a quien también ocupó la política y el estudio de la historia; en Buenos Aires, julio 28.
• Otto Hann, 89, uno de los padres de la bomba atómica; en Gottingen, Alemania Federal, de un infarto al miocardio, julio 28.
• Mariano R. Castex, 82, médico y docente, fue presidente perpetuo de la Academia Nacional de Medicina; en Buenos Aires, julio 30.
• Carlos Alberto Erro, 65, empeñoso polígrafo, abogado, profesor de sociología, funcionario público, ganadero, presidió numerosas entidades; de un síncope cardíaco, en Buenos Aires, agosto 4.
• Luis Gianneo, 71, compositor argentino; en Buenos Aires, agosto 16.
• Enrique Wernicke, 53, escritor argentino; en Buenos Aires, agosto 30.
• Juan José Castro, 83, prominente compositor, una de las máximas figuras de la música argentina; de un derrame cerebral, en Buenos Aires, setiembre 3.
• Lucio Fontana, 79, escultor rosarino radicado en Italia, y uno de los escasos nombres de prestigio mundial en la plástica argentina; de una crisis cardíaca, en Varese, setiembre 8.
• León Felipe Galicia, 84, poeta español que hizo célebres sus nombres de pila a través de una frondosa obra humanista; en México, setiembre 18.
• John William Cooke, 48, político y luego activista del peronismo; de cáncer pulmonar, en Buenos Aires, setiembre 19.
• Daniel Johnson, 53, Primer Ministro de Quebec, y líder francófono de Canadá; en su ciudad, setiembre 26.
• Cornell Woolrich, 64, novelista policial, popularizó el seudónimo de William Irish; en New York, setiembre 26.
• Marcel Duchamp, 81, pintor, uno de los nombres centrales del arte de este siglo; en París, octubre 2.
• Romano Guardini, 83, sacerdote y teólogo alemán; de una hemorragia cerebral, en Munich, octubre 2.
• Pierre Mulele, 45, heredero político de Patrice Lumumba; fusilado en Kinshasa, octubre 9.
• Jean Paulhan, 83, promotor incansable de la literatura francesa contemporánea; en París, octubre 9.
• Manuel Carneiro de Souza Bandeira, 82, poeta y ensayista brasileño que
firmó hondas y tiernas composiciones con el nombre de Manuel Bandeira; de anemia, en Río de Janeiro, octubre 13.
• George Papandreu, 80, ex Primer Ministro, y uno de los hombres más fuertes de la Grecia moderna; de una embolia cerebral, Atenas, octubre 31.
• José Ramón Gil Samaniegos, 69, brotado a la fama como Ramón Navarro, uno de los ídolos máximos del cine mudo; asesinado en Hollywood, octubre 31.
• Ramón Menéndez Pidal, 99, el más grande filólogo de la lengua española; de un ataque renal, en Madrid, noviembre 14.
• Cardenal Agustín Bea, 87, uno de los mayores sabios de la Iglesia contemporánea; en Roma, noviembre 15.
• Jerónimo Remorino, 66, político peronista de dilatada actuación, antes y después de la caída del régimen; de un infarto, en Buenos Aires, noviembre 20.
• Upton Sinclair, 90, acaso el más difundido escritor americano de este siglo; en New Jersey, noviembre 25.
• Homer Tomlinson, 76, líder religioso norteamericano, quien se tituló Rey del Mundo durante cincuenta años, sin conseguir convencer a mucha gente; en Nueva York, diciembre 5.
• Thomas Merton, 53, filósofo y teólogo católico norteamericano; electrocutado al intentar mover un ventilador; en Bangkok, diciembre 10.
• Karl Barth, 82, el más prominente teólogo calvinista; en Basilea, Suiza, diciembre 10. 
• Arthur Hays Sulzberger, 77, ex director y presidente del directorio de The New York Times; de cáncer, en Nueva York, diciembre 11.
• General Segismundo Casado López, 75, sin que el Gobierno franquista reconociera su grado, obtenido bajo administración republicana; en Madrid, diciembre 18.
• John Steinbeck, 66, de un ataque cardíaco, diciembre 20 (pág. 54),
• Max Brod, 84, uno de los más altos nombres del pensamiento judío contemporáneo. Relacionado inevitablemente con Franz Kafka —de quien fue descubridor, albacea y biógrafo—, esa subordinación oculta su propia obra: más de medio Centenar de títulos, y una profunda especialización en la Cábala y los textos esotéricos; en Tel Aviv, diciembre 20.

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1968
El Nihuil, sin recreos


 

 

 

 

 

 


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