Peronismo
Para que el bloque sea bloque


Caricatura de Flax "PERÓN: ¡Un momento! ¡Yo dije que iría si sacaba cuatro millones de votos!

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-Pedrini, visa para la unidad
-Antonio, visa para El Líder

 

 

Desde el fondo del Luigi's —un penumbroso restaurante madrileño donde el baile puede seguir a la cena—, cierto canturreo invadió la sala casi desierta ya, en el amanecer del pasado 20 de marzo: era la voz de Juan D. Perón (tal como lo vio un reciente y apolítico viajero), que tarareaba un tango, la última dedicatoria del agotado pianista.
Rumoroso, Juan Perón se ha lanzado, luego del 14 de marzo, a recorrer Madrid, solo o acompañado de su esposa Isabel. Según pudo saberse, algunas veces le sorprendieron en las tascas saboreando los 'chipirones a la vizcaína', su manjar favorito; otras, deleitándose con el exquisito vino del Ribeiro. Invariablemente, a las preguntas del público suele responder: "Tenga la bondad de no hablarme de política: yo aquí no hago política..." Sin embargo, parece obvio que la presencia de Perón en las calles de Madrid, en sí, constituye un acto de tal naturaleza: el reverdecimiento de su longevidad política, al conjuro de la victoria.
Precisamente, para plantearle los problemas derivados de esa victoria, partió hacia Madrid el último sábado, en el vuelo 461 de Swissair, el diputado sindicalista Carlos Gallo. Con el subterfugio de asistir a un congreso de dirigentes nacionalistas organizado por la Falange (al que asistirán también el coronel Juan F. Guevara y el juez Ricardo Vera Vallejo), Gallo se acercará a Perón para entregarle una apreciación sociológica del triunfo, redactada por el profesor Alberto Baldrich, presentarle infinidad de saludos y recibir de él sugestiones para la nueva estrategia: las grandes líneas del futuro peronista.
Al comienzo de la semana pasada retornaron de Asunción del Paraguay Carlos Atilio Bramuglia, directivo de Unión Popular, y Alberto Iturbe, uno de los Cinco Grandes del Retorno. El miércoles por la tarde partió con ese destino uno de los principales juristas del peronismo. A diferencia de Gallo, ellos fueron a consultar sobre diversas situaciones tácticas, problemas y planas actuales y de urgente resolución, que se resumen en cuatro grandes rubros:
• La ubicación del movimiento frente a la coyuntura de la hora: tiene que definir su programa en el Congreso Nacional y buscar una organización legal definitiva.
• La unidad de los peronistas ortodoxos con el neoperonismo, fue otro motivo de las conversaciones paraguayas.
• La integración del bloque de diputados no parecía un problema menos espinoso.
• Finalmente, despertaba interrogantes la futura actitud de Juan Perón en su exilio.
Los quince integrantes del secretariado nacional del Partido Justicialista se reunieron el lunes 22 por la noche en Talcahuano al 400: decidieron convocar a un encuentro nacional para fines de esta semana. El jueves 1º de abril, un pleno nacional de las 62 Organizaciones reunirá a todos los diputados obreros; al día siguiente, el mismo secretariado del Partido dialogará con los diputados del sector político, sin distinciones.
Presumiblemente, de ambas conferencias surgirán la actitud próxima de los legisladores en el Congreso Nacional, el tono de la acción partidaria inmediata, una decisión sobre el partido o la sigla que congregará al peronismo, y las autoridades del bloque.
"Los rasgos de la frustrada experiencia peronista van reapareciendo inesperadamente en la fachada del gobierno de la UCRP: son los impulsos originales al estatismo, el aliento a las ruinosas empresas del Estado, la inflación, los precios máximos y la lucha contra el agio, el control de cambios y el agravante de iniciativas que, en algún rapto lúcido, no se atrevió a concretar el peronismo, como el salario mínimo vital y móvil." Tales eran las palabras con que la revista neoliberal El Príncipe, estigmatizaba al gobierno de la UCRP, en julio de 1964.
Llamativamente, las similitudes no han sido advertidas sólo en ese flanco. Al detallar los efectos de la polarización, tres días después de los últimos comicios señalaba el semanario Nuestra Palabra, órgano del Partido Comunista, que "los dos polos están en situación de equilibrio: las masas laboriosas que acompañaron a UP desean que se cumplan los cambios anunciados en las tribunas, gran parte, de los votantes de la UCRP aspiran a que el gobierno muestre mayor coherencia en su plataforma de 1963 y pase a obrar con energía en el terreno del monopolismo".
Alarmado quizá porque en la génesis del peronismo y del radicalismo está la partición de los bienes ya existentes, Arturo Frondizi advertía en el almuerzo mensual de la CGE que "aquí no se trata de discutir el reparto de riqueza sino, fundamentalmente, de crear riqueza".
Intuidas por algunos, comprendidas por otros, estas similitudes llevaron a muchos observadores políticos a suponer, en la semana pasada, que la unidad del peronismo y la UCRP es posible. Hasta se dijo que José Alonso, secretario de la CGT, y el sector político del peronismo estaba llegando a un acuerdo con grupos militares para exigir de Arturo Illia un cambio aparente, y luego cogobernar junto a él. "Así —se dijo— quedarían aislados en los extremos de la política argentina los peronistas duros, los frondicistas y el coloradismo balbinista. Illia sería el pivote de una fuerza peronista y radical moderada."
La idea parecía descabellada. "La elección es un plebiscito en el que el pueblo elegirá entre el mantenimiento del actual estado de cosas o la realización de una revolución nacional en forma pacífica. Si luego de este episodio los elegidos olvidan el sentido que ha tenido el voto, sólo ellos serán responsables de las situaciones convulsas que habrán de sucederse." Porque los diputados peronistas saben cuánto de verdad particular tienen esas palabras del general Miguel Iñíguez en el corazón del peronismo, es que una actitud vocinglera se diseñaba para la futura actuación del bloque: la amnistía de Perón, la investigación de los fusilamientos de 1956, la conclusión del caso Vallese, la restitución del cadáver de Eva Perón, eran otros tantos proyectos próximos a ser presentados.
La reunión del pleno del jueves 1º y viernes 2 de abril tiende, ante todo, a crear el clima amistoso para la unificación de todas las tendencias (han sido invitados los neoperonistas). Se supone que la integración tendrá un principio de realidad cuando se elijan las autoridades del bloque. Se verá entonces si del acuerdo surgen autoridades comunes, como parecían desearlo Raúl Matera y Ferdinando Pedrini, que llevaban gestiones independientes entre peronistas y neoperonistas.
La unidad peronista supone también un partido unificado: se esperaba la resolución de la Corte Suprema sobre el Partido Justicialista, que había sido proscripto. Si el fallo es negativo, el peronismo podría concentrarse dentro de Unión Popular en un ingreso masivo. O utilizar una sigla por cada distrito para evitar la posibilidad de una proscripción de UP en el distrito de origen, que pudiese descalabrar la próxima aventura electoral.
Dos nombres circularon, a principios de la semana, para presidir el bloque peronista: el de Paulino Niembro, un gremialista adicto a la línea de Augusto Vandor, y el de Julio Antún nacionalista avanzado y héroe de la victoria cordobesa. "Si quieren enfrentarlo a Vandor que se busquen a otro", se habría excusado Antún. En cambio, para ocupar la primera vicepresidencia de la Cámara se mencionaba un solo nombre: el de Rodolfo Tecera del Franco.
En círculos vinculados con los Cinco Grandes del Retorno se susurra que la permanencia de Jorge Antonio en el Paraguay se explica por las gestiones de alto nivel internacional que el financista estaría llevando a cabo para que Perón pueda aproximarse a la frontera argentina. La presentación de Pedro Michelini solicitando la prescripción de la acción judicial por estupro, entablada contra Perón por los agentes fiscales, se encamina a allanar los trámites. "Nosotros queremos que Perón entre en la Argentina por el Paraguay, pero viniendo de Nueva York, y no de Cuba", habría explicado Jorge Antonio a los militares paraguayos. Frente a él se yergue Alberto Sapena Pastor, el canciller de Stroessner, que parece más cercano a Miguel Ángel Zavala Ortiz, su antiperonista colega argentino.


PRIMERA PLANA
30 de marzo de 1965