Revista Periscopio
10 de marzo de 1970 |
Cuando el Congreso sancionó la Ley 11723 y el presidente Agustín P.
Justo la promulgó, todo hacía suponer que el nuevo cuerpo legal
terminaría para siempre con los abusos en materia de propiedad
intelectual. Porque al crear la Sociedad Argentina de Autores y
Compositores de Música (SADAIC), entre otros instrumentos, aquel
aporte reglamentaba el tan debatido problema de los derechos de
autor.
Pero ni los legisladores de entonces ni los que más tarde
modificaron las normas fueron capaces de prever, ni tampoco poner
coto, a uno de los peculados más bochornosos que registra la
historia de los artistas argentinos.
La resolución 626, del 19 de enero, emitida por la intervención de
la sociedad autoral convocó a elecciones generales de acuerdo con
las innovaciones introducidos por la ley 17648 y el decreto 5146,
dictado por el Poder Ejecutivo el 12 de setiembre del año pasado, la
última tentativa para desarraigar los fraudes en la liquidación de
las sumas millonarias manejada por SADAIC.
VOTO CALIFICADO
El antiguo sistema eleccionario confería a cada asociado la
posibilidad de un voto y los comicios movilizaban en forma febril a
los interesados en "administrar" los mil quinientos millones de
pesos recaudados todos los años, un boccato di cardenale capaz de
hacer estallar las glotonerías más encubiertas y las desenfadadas.
Para halagar a los 13 mil presuntos asociados, en aquellas ruidosas
campañas electorales de antaño, sólo faltaron los clásicos asados
camperos, las jugadas de taba o las riñas de gallos. En cambio, las
astucias, artimañas y componendas desplegadas convirtieron en
aprendices a los caudillos orilleros más avezados en tales
mecanismos.
Mediante retorcidos juegos electorales, las camarillas y las trenzas
se apoderaron del ente: sus padrones, por arte de magia, registraron
los nombres de músicos de café, compositores que jamás habían nacido
y honorables cadáveres antiguos.
La nueva ley, por primera vez en el país, ha impuesto el sistema de
voto calificado, una zarandeada pretensión del conservadorismo que
no se atrevió a imponerla cuando orquestó el texto de la Ley 11723
amasado en largas
tertulias de la confitería El Molino durante el verano de 1936.
Por medio de esta calificación se expurga la lista de socios y se la
limita sólo a aquellos que producen ingresos a la entidad, en
cantidades razonables y debidamente constatadas, "SADAIC tiene que
ser lo más parecido a un banco —dictaminó Aníbal Troilo-—, pues,
además de recaudar derechos, como mutualidad, concede préstamos a
bajo interés con el dinero de sus accionistas."
Las sumas recaudadas, sin embargo, no siempre se pagan en forma
regular. Muchas veces son liquidadas sin que se especifiquen sus
procedencias y los verdaderos dueños no pueden disponer de ellas
cuando las necesitan sino que, a veces, deben esperar años sin
percibir intereses por el ahorro forzoso. El Secretario de Promoción
y Asistencia de la Comunidad, doctor Santiago Manuel de Estrada,
llegó a declarar en enero, que SADAIC, después de muchos años, se
encuentra al día en el pago de los vapuleados derechos autorales. La
afirmación era aventurada: no responde a la realidad pues existen
compositores a quienes se les adeudan recaudaciones desde 1967. A
las víctimas jamás se les dio una explicación coherente, ni una
aclaración piadosa.
FUTUROS PONTIFICES
El nuevo sistema prevé la elección de once miembros titulares del
directorio y otros tantos suplentes, todos con mandato por cuatro
años. Para la comisión de Mutualidad y Previsión Social, pasado
mañana se elegirán también cinco titulares y cinco suplentes por dos
años. Una Junta Consultiva de tres miembros se perpetuará en el
poder por igual lapso. Los nuevos pontífices asumirán el jueves 19,
e iniciarán una nueva era en la agitada vida de la sociedad autoral.
Para que los socios calificados puedan ejercer su derecho al voto se
han confeccionado seis padrones independientes entre sí que abarcan
las siguientes especialidades: música popular; nativa o folklórica;
para películas; radio; televisión, publicidad, y erudita.
Según su especialidad, cada socio, deberá elegir a los miembros
correspondientes del directorio, el único modo de que las minorías,
como los compositores eruditos, puedan estar representados: jamás
lograron tal derecho, precisamente por ser "cultos".
El sistema trae aparejada otra calificación sustancial: el voto por
puntaje. Conforme a las recaudaciones anuales, estos van del 1 al
10.
Con tal sistema, cerca de cuarenta autores tendrán el peso mayor en
la decisión de la contienda electoral. Entre ellos, Atahualpa
Yupanqui, Palito Ortega, Aníbal Troilo, Ben Molar, Astor Piazzolla,
Marianito Mores, María Elena Walsh, Leo Dan, Tarateño Rojas, Ariel
Ramírez, Chico Novarro, Cátulo Castillo, Osvaldo Fresedo y Eduardo
Falú.
Las discriminaciones comienzan a sorprender cuando se observa que
Osvaldo Pugliese, a pesar de los monstruosos homenajes populares
tributados hace poco por "sus 45 años con el tango", apenas si
cosecha 3 puntos. Julio De Caro, lo roza con 5, Juan D'Arienzo reúne
4 y Horacio Salgán suma tan sólo dos. Tal reordenación jerárquica
con vistas electorales ha desatado las iras de más de un monstruo
sagrado. Las reacciones fueron desde la impugnación de las normas
legales hasta las protestas tan antojadizas como curiosas: Pugliese
sostuvo urbi et orbis que "el sistema calificado no es democrático".
Sin embargo, se abstuvo de explicar cómo perciben sus derechos los
autores y compositores detrás de la Cortina.
JUEGO DE PARADOJAS
El nuevo sistema anula de hecho la confección de listas nominales.
Los socios deberán votar tan sólo por aquellos representantes de su
especialidad. Sin embargo, en un curioso juego de paradojas, el
interventor de la SADAIC, Enrique Kleiner, oficializó cinco
conjuntos de postulaciones. El Movimiento Nueva SADAIC lleva como
abanderados a Cátulo Castillo, Julián Plaza, Dino Ramos (música
popular), Ariel Ramírez, Eduardo Falú (folklore), Tito Ribero
(música para cine), Chico Novarro, Héctor Stampone, Adolfo AbaIos y
Pedro Laurenz (otras especialidades) . En decisión conjunta, la
Unión de Compositores de la Argentina, la Asociación de Jóvenes
Compositores de la Argentina y la Asociación Argentina de
Compositores, postularon los nombres de Carlos Suffern y Pascual
Grisolía para representar a los músicos eruditos. Lito Bayardo,
Lucio Demare, Sebastián Piana y Agustín Irusta encabezan las boletas
de la Acción Renovadora. Federación Autoral esgrime dos nombres con
un cierto carisma: Juan D'Arienzo y Armando Pontier. Marianito
Mores, Osvaldo Pugliese y Osvaldo Sosa Cordero son los créditos más
destacados de Recuperación y Conciliación.
Que una sola lista arrase con todos los cargos en los comicios de
pasado mañana, es algo improbable. Lo más factible es que del
escrutinio surja un directorio integrado por candidatos de todas o
varias de las agrupaciones. Sin embargo, hace más verosímil que el
sillón de Francisco Canaro sea disputado febrilmente, en segundo
grado, por dos acaudalados rivales: Ariel Ramírez y Marianito Mores.
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