Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ


Triples bodas de oro con el teatro
Por EMILIO A. STEVANOVITCH

ORESTES CAVIGLIA, ARMANDO DISCEPOLO Y EDMUNDO GUIBOURG, "NACIDOS CON LAS CANDILEJAS ADENTRO". SUMAN 150 AÑOS DE VINCULACIÓN CON EL TEATRO ARGENTINO, MARCANDO HITOS PARA SU HISTORIA.
Revista Vea y Lea
1962


Emundo Guibourg


Armando Discépolo


Orestes Caviglia

 

 

 

EL AÑO PASADO tres prohombres de nuestra escena cumplieron, individualmente, sus bodas de oro con el teatro argentino marcando hitos para su historia, en una faz noble y férvida. Festejan hoy, por ende, 221 años de total dedicación ya que, en las palabras de Dullin, se nace con las candilejas adentro.
Las biografías de cada uno indican pasión por las tablas mientras que las respuestas de Orestes Caviglia y Edmundo Guibourg revelan interesantes divergencias. Extrañará la ausencia de Armando Discépolo en el cuestionario, aun cuando se haya prestado de muy buen grado a la fotografía y a una charla para relatar aspectos de los comienzos de su carrera. Pero se mantuvo impertérritamente firme en lo atinente a las respuestas: "Hace muchísimos años que hago teatro y más de diez que no contesto a interrogatorios preparados. Quizás por temerle a variantes de opiniones propias. Me he prometido no hacer más declaraciones. Y cumplo, usted comprenderá."
Estas páginas, entonces, conforman un homenaje algo tardío pero no menos merecido a tres hombres quienes, simplemente, aman el teatro. Lo cual, en nuestro país y en 1962, es de por sí acontecimiento infrecuente.
ORESTES CAVIGLIA: Nació en Buenos Aires, el 9 de noviembre de 1893 "nada menos que en la plaza Lorea". Casado con la actriz Ilde Pirovano, feliz abuelo de tres nietos.
"En mi casa siempre se habla de teatro". Pronto viajó al Uruguay y en Montevideo se inscribió en la Escuela de Arte Dramático que dirigía '"una maravillosa mujer y pedagoga.", doña Jacinta Pezzana. Aquello era algo distinto a¡ un conservatorio ya que "no había que conservar sino que experimentar". Decía la Pezzana: "una obra está formada por actos, éstos por escenas y cada una de ellas es, a su vez, una obra. Por ende no hay papel chico, ya que toda interpretación adquiere, en algún momento, fundamental importancia'".
Debutó como apuntador el 6 de noviembre de 1911, mientras que su inicio como actor tuvo lugar en 1920 en la Comedia Rioplatense, formada por argentinos y uruguayos en el Urquiza (hoy SODRE) de la vecina capital. De aquel grupo recuerda la descollante personalidad de un maestro, Atilio Supparo, quien hizo mucho por su formación artística a la par de humana.
"Teníamos fervor místico y hacíamos cualquier papel en forma tal que, al regresar a la capital, ya conocía a fondo el teatro. Aquí, de golpe, caí en la cruel realidad del microcosmos, de las claudicaciones y en un ambiente que pronto no tendría secretos para mí: el de la fauna escénica. Si de algo me vanaglorio es no haber quedado apresado en ese mundo falso. Lo que me sublevaba entonces me sigue sublevando hoy."

ARMANDO DISCEPOLO: Su nacimiento no pudo ser más teatral: "a la vuelta de Corrientes, en Paraná 348, el 18 de agosto 1887".
"El primer viaje lo realicé en brazos de mi madre yendo hasta el Politeama —entonces se entraba por Paraná—, cuyo conserje era el padre de los empresarios Messutti. Empecé como actor en junio de 1908 en la Compañía Nacional de Aficionados auspiciada por la Sociedad Argentina de Actores, en la Casa Suiza de Rodríguez Peña, con Camila Quiroga (a quien luego dirigí frecuentemente) como figura titular. Se representaba un programa doble de Pedro E. Pico y Félix de Zavalía, a un peso la platea."
"Un día, escribí una pieza en tres actos y se la llevé a Pablo Podestá. Era mi primer obra. Recuerdo que fue un domingo. No había alcanzado a leer el tercer acto cuando decidió que al día siguiente empezaran los ensayos y que la dirigiría yo." En el teatro también se hace historia en 24 horas... El elenco era completado por otra gran figura, Orfilia Rico, y junto a. ella y a Podestá revistaban Arturo Podestá, Pepito Petray, Juan Mangiante, María Esther Buschiazzo, Ángel Quartucci (padre de Pedro). "Dos funciones por día y tres los domingos, sin días de descanso. Hacer teatro significaba entonces vivir de y para él." Algo de eso sabe su esposa, también de la familia artística: Aída Sportelli.
"De mis obras prefiero «Stéfano», «Babilonia», «El organito», «Mateo», «El vértigo» y «Patria nueva». Esto sobre un total de cuarenta piezas que no me parece ser todo lo que pude crear." Ha realizado casi 150 puestas y siente inclinación por clásicos de la estirpe de un Pirandello, un Chejov o un Shakespeare. "Sin que ello sea petulancia, quisiera montar, con tiempo y posibilidades, un ciclo de cuatro o cinco producciones mías." Si en Caviglia llama la atención su integridad, no deja de admirarse en Discépolo al hombre que dijera cierta vez: "No se puede jugar al teatro", y lo sigue manteniendo a pie firme.

EDMUNDO GUIBOURG: Casado y abuelo, "sé leer y escribir, creo". Nació en esta ciudad el 15 de diciembre de 1893. Caricaturista de "Ultima Hora", pasa luego a "Crónica", para comentar teatro. Su primera crítica: una obra de Enrique Villareal estrenada por Elias Alippi, "La moral ajena", en el Nacional, año 1912, publicada en "Tribuna". Reconoce como maestros a Samuel Blixen en Montevideo y Enrique Preixas y admira a Juan Pablo Echagüe y Joaquín de Vedia. Abraza definitivamente su carrera, que compartió con las funciones de autor, traductor y director al ingresar a "La Vanguardia" en 1913.
"La critica se tomaba en serio ya que era hecha con más tiempo, más espacio y sin contar con la competencia de cine, radio, televisión, cuando no las gacetillas. Además se ponía infinitamente más calor humano en lo qua se decía."
Tornándose memorioso, Guibourg recuerda su primer encuentro con García Lorca. Ello ocurrió a la salida de Argentores, cuando se topó con "un joven algo gordito", quien llegaba para rendirle, tras leer comentarios suyos en lacónica frase, todo un homenaje: "Vine a buscarle".

21 preguntas a Orestes Caviglia y Edmundo Guibourg
1) ¿En qué sentido ha evolucionado nuestro teatro en estos cincuenta años?
ORESTES CAVIGLIA: El teatro no ha podido sustraerse a la evolución natural y universal operada en tan largo lapso. Creo que esa evolución se ha manifestado en mayor y mejor escala en el elemento actor. Me refiero a su formación integral. No podemos olvidar, ni mucho menos menospreciar, a aquellos grandes actores, hoy ausentes y no reemplazados todavía, que tanto brillo dieron a nuestra profesión en un pasado reciente.
EDMUNDO GUIBOURG: En un sentido estacionario, que sería enormemente más grave para su vida artística de no haberse producido el reactivo juvenil de los teatros independientes, pese a las muchas frustraciones de éste.
2) El gobierno frente al teatro.
O. C: Como el gobierno sólo va al teatro los veinticuatro de mayo y los ocho de julio, poco se acuerda de él, y cuando lo hace exige más de lo que da.
E. G.: Conviene decir: los gobiernos. Unos han entendido la importancia nacional del teatro. Otros, cerrilmente, la ignoran.
3) El teatro dentro de la sociedad, y el público.
O. C: El teatro, histórica y comercialmente, siempre ha tenido un fin social. Es un hecho social; lo lógico, pues, es que sea la sociedad quien se ocupe de difundirlo. El teatro, para existir, necesita de un público vasto, múltiple, heterogéneo, de cultura y mentalidad muy diversas: la sociedad humana toda, en fin, en su complejidad tipológica.
E. G.: Refleja la sociedad y también contribuye a formarla. Dos extremos singularizan al público, el primario y el snob. Capta, sin embargo, mucho más de lo que todos suponen.
4) Los actores, ayer y hoy.
O. C: Sucesores de aquellos actores de la hora primera de nuestra escena, herederos directos de los forjados en el duro trajín del circo, cuna del teatro argentino, no contaron con un ambiente propicio determinante de una tradición legítima, ni tuvieron más mentores que su inclusión, pero lográronse, en el rescoldo de la improvisación, darnos fuertes y brillantes personalidades. Hoy, el actor, con otra visión, otra formación, nos está dando figuras que se perfilan ya, en su joven madurez, como realidades promisorias que alientan nuestra esperanza de un muy próximo gran teatro nacional.
E. G.: Ayer, espontáneos, al crear una tradición, que si los de hoy la conociesen bien podrían hacerse dignos de ella, pues que abundan magníficas dotes. Aún más: digamos con orgullo que se van consolidando nuevos prestigios.
5) El autodidacto y/o el conservatorio.
O. C: Podrá discutirse o no la eficacia de un plan de estudios, pero nadie podrá negar los beneficios de una enseñanza organizada.
E. G.: Para las aptitudes vale la escuela. Salamanca non da; esclarece posibilidades.
6) Las posibilidades existentes para la realización personal del actor.
O. C: Para el actor fue, es y será difícil realizarse en su vocación.
E. G.: Cuantas menos posibilidades, más aparentemente milagrosas las revelaciones, si sobrevienen.
7) La critica.
O. C: Difícil y espinoso tema para desarrollarlo en la limitación de esta consulta.
E. G: Ni con medios de ser exhaustiva; ni suficientemente escuchada.
8) La dramática.
O. C: El arte y la vida son inseparables y el teatro reflejando la vida es su mejor y más bella manifestación artística. Ningún arte contiene en igual extensión el espíritu de la vida y del hombre que la materializa, como el teatro. Podrá cambiar sus formas, de acuerdo con las fluctuaciones de los gustos, costumbres, sensibilidades, pero será siempre una vibración resonante de la esencia íntima del hombre. Tal es, para mí, el contenido de una dramática.
E. G.: Promisoria.
9) Los empresarios.
O. C: El empresario es el único que cumple con su finalidad en el arte. Es cierto, va al comercio, pero son muchos más los que hablan de arte y no van a él. No hay que olvidarlo: el teatro es arte social y la sociedad debe mantenerlo.
E. G.: He combatido toda mi vida a los empresarios y me encuentro sobresaturado por la pelea. Sin embargo existe cierta injusticia en el combate, ya que hubo nombres como Faustino Da Rosa, Pascual Carcavallo, Paco Delgado y Walter Mocchi que hicieron con dignidad artística y grandes sacrificios mucho de lo que hoy es conocido como buen teatro.
10) Cultura teatral.
O. C: No sólo cultura teatral, sino cultura total. Entiendo por cultura no una pedante erudición, sino cultura, como concepto del hombre sobre su destino en la tierra.
E. G: Parecería limitada a aspiraciones. A veces se manifiesta desarrollada.
11) El teatro en el interior. Buenos Aires, el pulpo.
O. C: Si bien es cierto que hoy son pocas las compañías teatrales que se aventuran en largas giras por el interior, naciendo casi nula la actividad teatral, ello ha dado oportunidad para la creación de teatros regionales que, lejos de las tentaciones de la capital, se mantienen en un estado de pureza y sana emulación que han mostrado ya su potencia y calidad creadoras.
E. G.: No hay tal pulpo. Es lógico que Buenos Aires centralice. Pero el transporte, los impuestos provinciales y la negligencia cultural obstaculizan la expansión. El público del interior de antes del radioteatro era inteligente.
12) Teatro profesional y teatro independiente. 
O. C: El teatro debe ser profesional, independiente de toda influencia extraña a su fin. El actor debe profesar, hacer profesión de fe en la grandeza del teatro. Ser profesional por vocación, por ocupación y por preocupación.
E. G.: Todo es uno. Ser "amateur" toda la vida sería no realizarse nunca. Una cosa es el árbol; otra el vivero.
13) Argentores y su posición frente al teatro. 
O. C: Prefiero no contestar. Soy supersticioso. 
E. G.: Es una entidad muy seria de defensa y custodia gremial. Concurre específicamente a la continuidad y estabilidad.
14) ¿La televisión es un "amigo" o un "enemigo" del teatro?
O. C: Es una maravillosa, extraordinaria y monstruosa organización destructora del actor y enemiga de la humanidad.
E. G.: Es otro instrumento de expresión que, como el cine, fatalmente origina la nostalgia del teatro como arte vivo.
15) La Comedia Nacional. 
O. C: La desconozco.
E. G.: Carece de la permanencia indispensable para ser depositaría del acervo del repertorio.
16) La política y el papel que juega en el teatro.
O. C: El actor debe tomar posición frente a la vida: ser. Se hace de acuerdo con lo que se es. Claro está que no me estoy refiriendo a la politiquería.
E. G: Nefasta. Líbrelo Dios de "salvadores" que buscan un electorado.
17) ¿Cuál es el actual camino del teatro en la Argentina?
O. C.: El que el destino le depare al país todo.
E. G.: Como el del país, recuperarse.
18) El balance para 1962.
O. C: El libro no se ha cerrado aún.
E. G.: Pequeña medida es la de un año y menos si renguea al comenzar.
19) En sus cincuenta años de quehacer teatral argentino, ¿qué recuerdo le es más caro?
O. C: La actitud del elenco de la Comedia Nacional cuando mi renuncia a la dirección general del Teatro Nacional Cervantes.
E. G.: El haber admirado a dramaturgos, comediantes y críticos y el de haber confraternizado con los de mi generación.
20) ¿Qué lamenta no haber hecho?
O. C: Uno o dos años de vida circense. 
E. G: El no haber tenido una participación de relieve en todos los disconformismos.
21) a) ¿Qué figuras significan teatro para usted?
O. C: Florencio Sánchez y Louis Jouvet
E. G.: Roberto J. Payró y Luis Pirandello. 
b) ¿Qué significa el teatro para usted?
O. C: Mi pasión por el teatro es mi estilo de vida. 
E. G.: La evasión de una vida espesa.