OFENSIVAS
La guerra de los colores
TVColor
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El lunes pasado, una corte de funcionarios oficiales y diplomáticos (entre ellos seis Subsecretarios, representantes del Alto Mando de las Fuerzas Armadas y del CONART) pudieron embelesarse con la magia de la televisión en colores. Fue un show exclusivo —donde no faltaron, en vivo, Ariel Ramírez, Las Voces Blancas y un nutrido buffet froid—, con un número principal: las demostraciones del doctor en ingeniería Walter Bruch, 60, alemán, inventor del PAL, uno de los tres procedimientos de TVC (los otros: el NTSC, norteamericano, y el SECAM, francés) que guerrean entre sí por la hegemonía mundial.
Dos empresas comparten la ofensiva para imponer el PAL: la germana AEG Telefunken, para la que trabaja Bruch, y Philips de Holanda, en cuya filial argentina (Córdoba al 1300) se cobijaron las doce toneladas de equipos —incluidos dos camiones especiales— y cinco técnicos, desembarcados en. el país a fines de agosto.
Las demostraciones —hubo diez, entre el 4 y el 14— convocaron a muchedumbres de curiosos y produjeron inmejorable impresión. Bruch, además, se cuidó de destacar la precisión del color y la nitidez de su sistema, desparramando de paso comparaciones que desairaban invariablemente al NTSC y al SECAM. No era sino la demostración de que la guerra desatada desde 1963 por el mercado de la televisión en colores ha cobrado su máximo vigor.
La maravilla nació en 1953, en USA, y fue bautizada NTSC por el National Televisión System Commitee; su inventor, el general Sarnoff, ya conocía la fama: fue él quien captó el s.o.s. telegráfico del Titanic, mientras el rey de los mares se iba a pique. No tuvo competidores hasta 1963, cuando salieron a la palestra el SECAM (Sequentielle á Memoire) y el PAL (Phase Alternatio Line). Los procedimientos europeos demostraron notoria superioridad sobre el norteamericano; el PAL, inclusive, es una versión mejorada del NTSC.
La elección de cualquiera de los procedimientos es materia reservada a los gobiernos; razones técnicas, económicas, geográficas y hasta políticas influyen en las decisiones, ya que aceptar un sistema de TVC supone encadenarse 'per semper' a su infraestructura (trasmisores, cámaras, aparatos video-tapes) . Por lo pronto, el NTSC y el PAL son compatibles entre sí, aunque no el SECAM.
Obviamente, el ideal hubiera sido la unificación; en especial en Europa, donde la batalla ha tomado características riscosas y donde la vecindad geográfica proporcionaba una oportunidad excepcional. Todo se desbarató, sin embargo, en las conferencias internacionales de Viena (1966) y Oslo (1966). El SECAM —inventor: Henry de France— obtuvo la irrenunciable adopción de Francia y la solidaridad de la URSS y el bloque socialista europeo. También de países de Asia y África. El PAL, a su vez, conquistó a Europa Occidental; el NTSC quedó relegado a USA, y al olvido.
Bruch, que participó de aquellas reuniones, atribuyó las adhesiones al SECAM a razones políticas. "Los
checoslovacos, por ejemplo —explicó a Primera Plana—, opinan que PAL es el sistema adecuado, basándose exclusivamente en razones técnicas y económicas. Ahora, con la invasión rusa, no sabemos qué pasará." Una victoria importante fue la decisión de Bélgica, que optó por PAL, pese a sus lazos con Francia. En América, Brasil acogió también el procedimiento alemán; la Argentina titubea aún. El ingeniero Bruch desmintió que las autoridades locales se inclinaran por los franceses. Una versión abonada por el voto de la delegación que asistió al Congreso de Viena, favorable al SECAM, y por los rumores de una carta intención que habría firmado, en febrero pasado, en París, el Secretario de Difusión y Turismo, Federico Frischknecht. La especie —de la que se hicieron eco Le Monde y La Razón a mediados de marzo— fue negada por el Gobierno, que aún "estudia la cuestión".
"Si eligen el mejor sistema, será el PAL", asegura Bruch.. Apoya tanto optimismo con cifras: "El 65 por ciento de los teleespectadores de TVC de Europa están adscriptos al PAL (alrededor de 50 millones de personas), mientras que el 35 por ciento "se conforma con el SECA,". Los alemanes han logrado vender 500 mil aparatos, mientras que en Francia sólo funcionan 30 mil televisores. En USA, los 10 millones de aparatos sometidos al NTSC —más de 400 estaciones emisoras— hacen prácticamente imposible el cambio de sistema. A fines del año pasado, un millón y medio de artefactos dormitaba en los escaparates: "Decayó el entusiasmo, la gente se cansó de las distorsiones del color", confiesa un informe secreto.
Esa tragedia técnica desmedra al procedimiento norteamericano que, pese a haber recibido mejoras en los últimos años, continúa sirviéndose de dos perillas para corregir dificultades. "Por eso le llaman el mejor sistema para adelgazar —se burla Bruch—: hay que levantarse 12 veces por hora para mover las perillas"
Los tres rivales se basan en los mismos principios técnicos, apoyados en la trasmisión de los colores elementales: rojo, amarillo y azul. La mezcla de ésos tonos —o de esa 'información'— da como resultado los demás colores. Las razones críticas, donde radican las diferencias entre los sistemas (una ardua gama de sutilezas científicas), son los eslabones intermedios entre la emisión y la recepción. Allí se juega la bondad de cada procedimiento. Lo fundamental es cómo se comporta la señal al ocurrir defectos en la emisión (por circunstancias geográficas atmosféricas o técnicas) y su preparación en el receptor. Tanto PAL como SECAM utilizan recursos automáticos para garantizar una crominancia (teñido del color) adecuada.
Un inconveniente para popularizar la TVC es el costo de los aparatos: Bruch calcula un precio superior entre el 2,5 a 3 veces el del artefacto común; alrededor de 360 mil pesos sería el importe de cada unidad, con la ventaja, de que pueden también observarse los videos en blanco y negro.
Los sondeos de PAL son oportunos; la expansión actual ha llegado a su óptimo en Buenos Aires, donde funcionan un millón y medio de aparatos; es el momento para introducir la novedad y abrir nuevamente el mercado porteño, mientras continúa el crecimiento del blanco y negro en el interior del país.
17 de setiembre de 1968
PRIMERA PLANA
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