Revista Gente y la Actualidad
24 de marzo de 1966
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LA CALMA TUCUMANA ES MUY TENSA. NO SE
APRECIAN GARANTIAS DE SEGURIDAD. LAS PROTESTAS DE LOS HUELGUISTAS
DERIVAN EN DESMANES Y DESTROZOS, SAQUEOS Y ASALTOS. OBSTRUYEN
CAMINOS, INCOMUNICAN A LA CIUDAD, SECUESTRAN A FUNCIONARIOS... LA
INTERVENCION POLICIAL ES PASIVA. LA REBELION DE LOS CAÑEROS ES
APOYADA POR OTRAS HUELGAS DE CINES, CONFITERIAS Y DIVERSAS CASAS DE
COMERCIO. ¿HABRA ARREGLO?
El creciente ahogo económico que viene sufriendo la rica provincia
de Tucumán como consecuencia de la falta de soluciones de fondo para
su casi exclusiva y absorbente industria azucarera ha desembocado en
un estado de permanente excitación social. De características
inquietantes y sumamente peligrosas, no tanto por lo ya ocurrido —de
por sí bastante grave— como por lo que se espera que pueda suceder
en cualquier momento. Los incidentes de diciembre del año anterior,
que fueron difundidos por "GENTE y la Actualidad" (Nº 23),
resurgieron súbitamente, martillando una vez más los excitados
nervios de la población tucumana, cansada ya de esperar el fin de
una crisis que parece no tener fin. Interminable a pesar de las
promesas oficiales que ya nadie cree. La provincia, demasiado
acostumbrada a solucionar todos los años apresurada y precariamente
los complejos problemas azucareros, y confiada siempre en que los
tres o cuatro meses de angustiosas negociaciones, que al cabo se
tornaban —en mayor o menor grado— en satisfacciones o tranquilidad
por el resto de cada temporada, contempla con estupor e
incomprensión lo que estima como un inexplicable abandono del
gobierno central. Como impotencia o ineptitud, para los más
cáusticos, del gobierno local.
Después de largos forcejeos, frecuentes viajes y prolongadas
estadías en la Capital Federal, no sólo del gobernador y altos
ejecutivos, sino hasta de un espectacular traslado en masa de la
Legislatura que se constituyó en Buenos Aires para reclamar
soluciones al drama, a duras penas se consiguió una legislación de
emergencia. Con muy poco entusiasmo de sus sancionadores y, según se
nota, menos aún de los encargados de su aplicación. Una legislación
que no sólo fue demorada injustificadamente en su efectivación, sino
que, cuando se trató de hacerlo, las diferencias interpretativas en
el régimen de pagos, sumamente atrasados, a los cañeros, fueron la
chispa que provocó una reacción en cadena. Con explosivos incidentes
populares que afectaron, principalmente, la zona céntrica de la
ciudad.
Los disturbios comenzaron el día 14 a la mañana, cuando varios
centenares de cañeros "chicos", que estaban concentrados frente al
local de la Unión Cañeros Independientes (U.C.I.T.), tomaron por
asalto las instalaciones de la Dirección de Azúcar, organismo
nacional que queda a pocos metros de la sede cañera. Un asalto
guerrero, destrozando su puerta de acceso, agrediendo a empleados de
la repartición y, finalmente, secuestrando en carácter de rehenes a
los funcionarios Juan Alberto Ahado y José Valdez, quienes fueron
conducidos en medio de la vociferante y agresiva multitud hasta el
edificio de U.C.I.T. Ahí fueron retenidos por espacio de doce horas.
El hecho coincidió con el arribo del subsecretario del Ministerio
del Interior, doctor José Vesco, que, por mera coincidencia, vino a
"observar" la situación política, económica y social de Tucumán. El
doctor Pigretti, funcionario encargado de la aplicación de la ley de
emergencia en materia de pagos, se apresuró a presentar un recurso
de "hábeas corpus" ante el Juzgado Federal en favor de Ahado y
Valdez, produciéndose, como consecuencia, una espectacular
intervención del subdelegado de la Policía Federal, quien, con
tropas de asalto de la policía provincial, rodeó el local e intimó
dramáticamente a los atrincherados cañeros a entregar a los
mencionados funcionarios. Ante la negativa, se produjo un intenso
tiroteo con pistolas lanzagases, hubo forcejeos, corridas, pánico y
confusión en los centenares de personas en el interior del edificio,
que terminaron por hacer aflojar a los remisos.
El día 15 por la mañana tuvieron lugar los actos más violentos
provocados por huelguistas estatales que protestaban por la falta de
pago de los haberes, reclamando mejoras a sus magros salarios. Todo
tuvo serias derivaciones por los desmanes cometidos en la zona
céntrica, con destrozos y saqueos de escaparates, y daños a
vehículos ante una inexplicable pasividad policial. La Federación
Económica reaccionó con energía, exigiendo al gobierno provincial
seguridades para el desempeño de sus actividades y decretando un
cierre de negocios por un día ante la "falta de garantías para la
propiedad privada"; medida que se cumplió con absoluta disciplina en
forma total en todo el territorio de la provincia el día 17. Eso dio
a la ciudad un aspecto de 1º de mayo (aunque más nervioso),
contribuyendo a hacer patética tal situación la adhesión de
confiterías, cinematógrafos y lugares de diversión. A todo esto la
huelga de estatales paralizaba las actividades administrativas,
incluidos los hospitales, donde se procedió apresuradamente a dar de
alta a varios cientos de enfermos, que no estaban en condiciones de
abandonar los nosocomios, por falta
de personal para su atención. Hasta los guardiacárceles, en franca
actitud de rebeldía, abandonaron sus guardias, que debieron ser
apresuradamente cubiertas con otro personal policial que se
sustraía, así, a la ya deficiente vigilancia callejera,
produciéndose, entonces, conatos de motines entre los reclusos.
Los disturbios se extendieron, el mismo día 17, a la zona rural
próxima a la capital, en la población denominada Ranchillos. Allí,
los obreros del ingenio San Antonio cometieron toda clase de
desmanes, como el asalto a la estación ferroviaria de la localidad,
donde se tuvo detenido un tren procedente de Buenos Aires,
atravesando postes en los rieles; cortaron las comunicaciones
telefónicas y telegráficas, y llenaron los caminos de acceso con
toda clase de obstáculos, impidiendo la circulación de vehículos.
Esta manifestación pretendió marchar sobre la ciudad, y llegaron a
recorrer varios kilómetros, para desistir, finalmente en los
suburbios, ya muy cerca.
La calma actual de Tucumán es tensa y, por supuesto, nadie piensa
que pueda ser definitiva ante la grave situación económico-social de
la provincia, que es bien aprovechada por agitadores extremistas.
Estos explotan la miseria y la ignorancia de los trabajadores del
surco y pequeños cañeros, incitándolos a la violencia. Se puede
decir que hoy Tucumán carece en absoluto de garantías de seguridad.
Ramón García Zavalía
CARA A CARA CON BARBIERI
Día 15. Mediodía. Nerviosa y agitada reunión en la Casa de Gobierno
de Tucumán entre los dirigentes de la Federación Económica y el
gobernador de la provincia, profesor Lázaro Barbieri. Motivo: los
desmanes que acababan de producirse. Los hombres de negocio
reclamaban al aturdido primer magistrado tucumano la falta de
garantías para sus actividades comerciales. Exigían del gobierno que
manifieste si está en condiciones o no de proteger la propiedad
privada y la seguridad de la población, Barbieri se mostró tan
sorprendido como sus entrevistados. Dio la sensación de no tener, en
esos momentos, un auténtico control de la situación. Algunos
dirigentes se mostraron excitados por lo que califican como falta de
efectividad del gobierno. "Resulta imposible tener tranquilidad en
momentos como éste en que se produce la reiteración de violencias en
nuestra provincia". Énfasis, increpando al gobernador, del conocido
dirigente empresario y ex presidente de la Federación Económica,
señor Enrique Castellote. "una bala destrozó un cristal del Banco de
la Provincia incrustándose en una pared de las oficinas, iniciándose
con ello los desmanes. Pareciera que se permite demasiado o se es
impotente, ya que el jefe de policía ha manifestado que no cuenta
con elementos suficientes. Yo gobernador, ante una situación así,
renunciaría o pediría al gobierno federal que me intervenga". Esto
fue lo que colmó la medida, Barbieri, visiblemente molesto e
inquieto hasta ese momento, se levantó súbitamente. Replicó a
Castellote con evidente enojo. "No le voy a permitir; mi gobierno
mantiene el orden como ningún otro lo ha mantenido en la provincia.
Esa es la garantía que les damos. Muchas gracias, la suya es una
manifestación insidiosa". Y se retiró en medio del desconcierto
general y las discusiones de los propios empresarios. Algunos
trataron de retener al gobernador, desautorizando las expresiones de
Castellote. Este también reaccionó y se retiró del lugar. El estado
de confusión también ha llegado a las altas esferas tucumanas.
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1 Aquí aparecen
"los desconocidos de siempre". Esos eternos inadaptados
sociales que aprovechan las circunstancias propicias de
confusión para realizar toda clase de depredaciones.
Lamentablemente, hoy la provincia de Tucumán presenta
demasiado frecuentemente estos espectáculos tremendamente
denigrantes que para colmo, como en el caso de la
fotografía, es contemplado risueñamente por un inocente
menor que aprende de sus mayores todo lo negativo y
repudiable. ¿Qué se puede esperar de los ciudadanos de
mañana? (Foto "La Gaceta", de Tucumán}.
2 El senador provincial Martín Dip fue sorprendido en el
interior de la sede del gremio cañero y se ve obligado a
saltar, pañuelo en mano, para protegerse de las emanaciones
de gases, ante la atmósfera irrespirable dentro del
edificio. Los legisladores tucumanos, antes encarnizados
enemigos del gobierno, han amainado bastante sus ataques
frente a la peligrosa perspectiva —cada vez mayor— de una
intervención federal que, naturalmente, pondría fin a la
Legislatura provincial. Una tregua en la ya demasiado dura
lucha política. (Foto "La Gaceta", de Tucumán).
3 Cuando la policía bombardeó intensamente con gases la sede
gremial de los cañeros, la situación en el interior se tornó
inaguantable, por lo que en momentos de gran dramatismo hizo
su aparición en uno de los balcones el señor Ahado, quien
luego de conversar brevemente, con el subdelegado de la
Policía Federal pretendió reingresar al inmueble "para
mediar en el incidente y evitar desgracias", pero el
funcionario policial, intransigente y categóricamente le
gritó: "DOY UN MINUTO MAS. USTED SALE. AL PRIMERO QUE SE
RESISTA LE METO UN PLOMO", avalando sus expresiones con un
nutrido cerco de hombres armados en posición de ataque, que
obligó a Ahado a salir espectacularmente por la ventana, ya
que la puerta de acceso estaba clausurada.
Dramáticos momentos en el interior de
U.C.I.T., mientras permanecían secuestrados los señores
Ahado (a la izquierda) y Valdez (sentado, con lentes), y
"custodiados" por los dirigentes cañeros con su dinámico
presidente Gaspar Lassalle hablando nerviosamente por
teléfono. Afuera, en los pasillos y patios, y también en la
calle la multitud vocifera y amenaza a los funcionarios.
Ahado, no obstante, al entrevistarse con "GENTE y la
Actualidad" no quiso reconocer su condición de secuestrado y
prefirió una expresión más cautelosa, visiblemente afectado
todavía por la presión que debió soportar durante doce
horas. (Foto "La Gaceta", de Tucumán).
El gobernador, visiblemente alterado,
se retira súbitamente de la audiencia con los dirigentes de
la Federación Económica, luego del áspero incidente con uno
de ellos. Hay inquietud lógica en los empresarios tucumanos,
desconcierto en la población, agitación en los gremios,
indiferencia del gobierno nacional y, lo que es evidente,
impotencia del gobierno provincial para controlar la
agitación. ¿Qué pasará en cualquier momento? (Foto "La
Gaceta", de Tucumán). |
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