LOS INCONSTANTES
Cartas de lectores de la revista Primera Plana
sobre la película y Villa Gesell

* Villa Gesell (I)
Señor Director:
En el nº 6 de PRIMERA PLANA aparece una carta del señor Oscar Diéguez, de Villa Gesell, que habla de mi película y de mí.
"Los inconstantes" es, a pesar de este señor enojado, el testimonio de un clima insólito que me impacto enormemente cuando conocí Gesell.
Diéguez lo niega maníacamente y lo tiene delante. No lo quiere ver. La justificación psicológica de esto es clarísima.
Yo le preguntaría al amigo Oscar si nunca oyó hablar de un lugar llamado, con gran sentido del humor, "la inmaculada", o si nunca se preocupó de profundizar en los posibles motivos de algún suicidio veraniego, o si nunca oyó hablar de Villa Masoco.
De todas maneras, agradezco la carta de Diéguez. Es buena publicidad.
Rodolfo Kuhn 
Capital

* Villa Gesell (II)
Señor Director:
Sigo atentamente PRIMERA PLANA desde su aparición, y felicito a usted por publicar algunas cartas de lectores que tienen que ver con artículos impresos en su revista.
Por supuesto, esto hace también que todo el mundo se crea con derecho a protestar por lo que no le agrada, o no está de acuerdo con ciertos hechos.
Primero leí el artículo sobre el último film de Rodolfo Kuhn: "Los inconstantes" y su relación con Villa Gesell, luego la carta-protesta de don Carlos Gesell, "terrateniente con sentido feudal", que parece haber olvidado que esa villa no le pertenece ya, y que en cambio depende del Municipio de General Madariaga, para la defensa que cree esgrimir, y por último, la carta de Oscar Diéguez (número 6) de aquella localidad, poniendo también el grito en el cielo.
Bueno, trataré de aclarar algunas cosas que esos y otros señores de Villa Gesell parecen desconocer, olvidar, o juegan a otros intereses.
He estado en ese balneario varias veces, me gusta, vivo mi vida, nadie me molesta, me siento a gusto, pero-esto no quiere decir que acepte cierto "ambiente" con sus tipos neuróticos, que existe tanto en Villa Gesell come en otras ciudades.
No se puede negar que poco tiempo atrás se hizo moda, en "determinado ambiente", ir a Villa Gesell porque allí "se arman unas pachangas bárbaras, che"; esto en nada molesta la vida tranquila que llevan profesionales, señores respetables y buenas amas de casa que se retiran al anochecer a sus aposentos, y que éste es el aspecto de tranquilidad moral que aplauden los señores Gesell y Diéguez, es muy posible que estos señores no hayan sufrido cuando fueron jóvenes, algunos de los males que padece cierto sector de la juventud burguesa porteña (o de nuestras grandes ciudades), o no comprendan qué es lo que pasa ahora y aquí en Buenos Aires y en Villa Gesell en verano.
El señor Rodolfo Kuhn, a quien admiro como director, y que lo puedo considerar una promesa muy seria dentro del campo cinematográfico nacional, no creo que tenga ninguna mala intención hacia Villa Gesell, o hacia su gente pacífica y laboriosa que planta arbolitos y hace la política del avestruz... ¡No señores!, pero sí sabemos, por sus declaraciones. que está comprometido con una temática de denuncia sobre lo que él, como artista, ve que está mal, para que los organismos competentes (?) busquen la solución; el arte no da soluciones, el cine, en su valor documental, retrata, muestra, señala; si en esta exhibición queda mal o un poco feo algo de Villa Gesell, como de otra ciudad, a la esencia de ese balneario no le afecta en lo más mínimo, le afecta, ciertamente, a esa serie de individuos que han tergiversado la escala de valores, no es para que pongan el grito en el cielo los señores de Villa Gesell, tan respetables ellos, que parecen querer implantar la moral por decreto, o "prendida con alfileres", pero no soplemos mucho, no sea cosa que se caiga...
¡En qué le afecta al señor Gesell o al señor Diéguez!, ¿son depositarios de la moral ajena?, ¡pero señores!, sería como protestar por escrito en un diario, porque un articulista se refirió mal con respecto a la Capital Federal y habló de sus feas paredes, ¡o protestar porque el país anda mal!
El señor Gesell, con sus 70 años muy bien puestos, ve las cosas desde ese pedestal que da la vida, pero tan alto está, que ya perdió noción del color del basamento. Además, y aquí está lo notable, cuanto más se quejen, más propaganda le hacen al film, y más publicidad le hacen a Villa Gesell, que muchos querrán ir "a ver si es cierto lo que se describe en la película", y ¿quiénes ganan?, pues los hoteleros, negocios y boutiques, éstos son los intereses a que me refería en el párrafo 4º.
Y en cuanto al término "indeseable", que el señor Diéguez le ha puesto al señor Kuhn; sería cuestión de preguntarle: "¿quién está exento de culpa pata tirar la primera piedra?"... (no olvidarse que en Villa Gesell hay muchos extranjeros, y nadie les ha preguntado: "¿qué hicieron en Europa?...").
Espero que esos señores de moral apolillada vean el film y lo critiquen como obra cinematográfica y testimonio sociológico, pero si no están de acuerdo, entonces hagan como réplica un bonito film turístico, con bonitos colores y pantalla superancha, dirigido por Armando Bo, con Isabel Sarli y sus "talentos" en super-bikini, caminando con los señores Gesell y Diéguez del brazo, ante las miradas dulces y líricas de los hoteleros y de las "señoras gordas", y todos cantando algo así como "la cosecha de turistas nunca se acaba", en tiempo de vals.
Le solicito, señor Director, contemple la posibilidad de publicar esta carta en su digna revista, agradeciéndole desde ya su deferente atención, le saludo respetuosamente.
O. R. Hansen
Capital


Villa Gesell (III)
Señor Director:
¿El Sr. Rodolfo Kuhn quiere mostrar vicio, degradación, amoralidad en Villa Gesell? Pues ha perdido parte de su tiempo, ya que los hubiera encontrado seguramente a pocos metros de su casa, en plena ciudad, o en un colectivo, o en Moscú, o en Pakistán. Lo que ocurre es que ha buscado bonitos paisajes para su film, y fue a encontrarlos a Villa Gesell. ¿Los otros señores pretenden demostrar que Villa Gesell es un santuario? También pierden su tiempo si creen que la virtud está en esa Villa, porque la bondad, la amistad, la comprensión, la moral también están cerca y pueden encontrarlas en cualquier lugar donde haya hombres.
De todos los que intervinieron en la polémica, el Sr. Carlos Gesell merece una defensa. El destino del señor Gesell es el mismo de todos los que trabajan con un ideal, con fuerza de espíritu, con verdadera valentía, ya que llegó a un lugar inhóspito y lo transformó en una hermosa Villa. Y así es como un día alguien arrebata su obra y con bajeza la enloda, la insulta y la transforma en lugar donde unos van a gozar su obra, otros a enriquecerse produciendo arte barato basado en las debilidades humanas, y unos pocos admiran la belleza, fruto de los desvelos de Carlos Gesell.
Benigno Zapla, Capital.


Villa Gesell (IV)
Señor Director:
Se dice que los perros no tienen sensibilidad cromática y que por lo tanto su visión del mundo está limitada al negro, blanco y grises. Por el contrario, los seres humanos distinguimos una amplia gama de vibración ondular (o corpuscular, si se prefiere) que nos permite gozar de atardeceres rojos y dorados, de noches azules, mares verdes, etc. El que los colores existan en realidad o no es irrelevante para nuestra concepción del mundo, la que siempre nos lo presentará coloreado.
Creo que el señor director cinematográfico Kuhn y otros que lo acompañan en lo que ellos dan en llamar "testimonial", no son otra cosa que daltónicos morales. Ven únicamente lo que les permite ver sus sensibilidades deformadas dada su condición de individuos completamente marginales a nuestro tipo de sociedad. El "mundo" que creen ver, no es otra cosa que sus propias imágenes en el espejo; el "pulso" que dicen tomar, es el de ellos mismos. Son ellos los enfermos y los inadaptados, y no los otros.
Hace ya mucho tiempo que me esfuerzo en descubrir a mi alrededor el mundo degradado que estos señores dicen que constituye el común denominador de nuestra sociedad. No niego haber visto porquerías, pero ellas han sido la excepción, y casi siempre han provenido de aquellos ambientes de donde surgen estos individuos. Por lo demás, en todos les otros lados, incluso Villa Gesell, he visto seres humanos que sufren, gozan, trabajan y aman según lo que yo, burgués simplote, denominaría "decentemente".
Miguel Lancelott
Mar del Plata.
Revista Primera Plana
15.01.1963

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