-¿No le da vergüenza
ser tan poco serio?
—¿Por qué?
—Usted se rie en
cámara, bromea con sus compañeros, olvida la
letra.
—Ah si. Es mi forma de
ser. Siempre han dicho que me falta
profesionalismo por eso. Pero yo saco el balance.
¿La gente se ríe? Si. ¿Gusto? Si. Entonces... cómo
lo haga es cosa mía
—Pero. .. ¿Qué es lo
que le causa tanta risa?
—No sé. No me rio de
la letra, ni de los otros. Simplemente me tiento.
Como los chicos: me tiento.
Realmente no sabe
nunca los libretos?
—No, me es imposible.
Yo recuerdo situaciones. Primero abro la puerta,
hablamos de la abuelita, del café con leche,
después hago este chiste y el otro. Así voy
improvisando sobre una línea argumental.
—Usted siempre fue
así. Pero ahora, en Operación Ja Ja, lo hacen
todos. ¿Realmente no ensayan?
-Sí, ensayamos. No es
para tanto. Practicamos. Lo que pasa es que a
todos nos gusta improvisar sobre un personaje. Es
la forma en que sale mejor.
—¿Con quién se lleva
mejor? ¿Con Jorge Luz?
—Jorge Luz es muy
bueno. Es un gran actor, el prototipo del hombre
que trabaja, que elabora su personaje. Se disfraza
bien, cuida cada detalle. Yo no me sé disfrazar.
Trabajo a cara limpia. Cuando me tengo que
disfrazar. ¿Sabe qué hago?
—No.
—Me pongo un sombrero
y chau.
—Hábleme de sus
compañeros.
—La base del éxito
está en que nos divertimos nosotros. ¿Sabe que
panzadas nos hacemos? Con Javier Portales
trabajamos muy bien en dupla. ¿Vio el gaucho
piolón? El es el actor bueno, eficiente, sabe ser
segunda figura
—¡Qué presuntuoso!
—Al contrario, es lo
más difícil. La segunda es el mejor actor,
siempre. Hay que saber llevar el argumento, la
situación, dar el clima dramático, para que la
primera haga payasadas... ¿Entiende?
—Entiendo. Y de los
cómicos argentinos... ¿Quién lo hace reír?
—Don Pelele.
—¡No me diga!¿Y
Barbieri?
—No tanto. Con Pelele
me he reído mucho. Lo mismo con una pareja de
antaño: el Dringue y Castrito.
Revista Extra
05/1968
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