DESARROLLISMO
Los muchachos frondifrigeristas
Frondizi

"Sabíamos de antemano que estaríamos en minoría, pero no se nos ocurrió que se borrarían tantos. Pero es lógico, después de todo. Hay gente que tiene muchos compromisos políticos concretos que quedarían en el aire, sin base de sustentación cierta, desde el momento en que nosotros nos fuéramos hasta que se estructurara una nueva fuerza verdaderamente poderosa. Está el caso de los misioneros, que no pueden arriesgarse sin respaldo en una provincia donde en cualquier momento puede haber elecciones. Allí los frigeristas tienen contactos fluidos con el peronismo y nos podría ocurrir la paradoja de que fueran ellos los que integraran el frente, dejándonos a nosotros —que somos realmente frentistas— afuera. ¿Se da cuenta?"
Las amargas pero paulatinamente resignadas palabras de un representante del "Grupo Paraná" por Buenos Aires, despuntaban un análisis muy próximo a la verdad. Los treinta y tres convencionales que se retiraron en medio de estruendosos abucheos de la Convención Nacional del Movimiento de Integración y Desarrollo, luego de que el convencional por Santa Fe Alberto Borella mocionara las renuncias de Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, creían ser poco menos de cien, no mucho antes de iniciarse el cónclave.
Es cierto que el optimismo puede haber pecado de desmesura pero de cualquier modo fue ostensible el embarazoso mutismo de algunos "neutrales" en el momento cumbre de la retirada de los rebeldes. Aún antes de iniciarse la convención, ya se había apreciado una ausencia: la de Ramón Asmar, de Neuquén.
Es que el neuquino Asmar parece haber preferido permanecer en su provincia, firmemente decidido a cortar por lo sano y poner en marcha su propia agrupación provincial. Proclive a posiciones francamente rupturistas en la convención, habría decidido no concurrir ante lo que consideró una "actitud blanda" del sector Línea Popular, que no pensó nunca llevar las cosas más allá de una retirada digna, independientemente del resultado de la votación, que se descontaba perdidosa.
Ocurre que en el seno del MID, aunque hay dos concepciones del tipo de partido y de su estrategia política claramente definidas, la realidad objetiva de cada caudillo difiere en matices determinantes. Carlos Sylvestre Begnis, el líder natural de los rebeldes, no puede, por ahora, romper lanzas cruentamente, aunque quizá se vea impelido a ello por las circunstancias. Y es lógico: si bien precisa definir claramente su apoyo al peronismo para neutralizar el embate del gremialismo ortodoxo, que procura desalojarlo del gobierno de Santa Fe, sería muy prematuro aún, para su estrategia, de consolidar alianzas tendientes a reflotar el espíritu de "la vieja. U.C.R.I." y lanzarla a la palestra de un proyecto frentista en el que podría jugar un rol protagónico.
Están además los que —como Raúl Uranga— conservan buena parte de su hegemonía pero tienen congelado su accionar político y aquellos que —el caso Misiones— deben hacer privar los acontecimientos de coyuntura sobre los planes estratégicos. Finalmente, juegan los que, como Ramón Asmar, ven ya el momento de entretejer alianzas federalistas y avanzar en su consolidación.
Lo cierto es que la aceitada maquinaria desarrollista trituró los pujos de los representantes de la Línea Popular en la Convención Nacional del M.I.D. "No podía ser de otro modo —reflexionaba un partidario de la conducción nacional— al fin y al cabo, hace diez años que Frondizi y Frigerio dice y hacen a dúo las mismas cosas. No se puede alegar un descubrimiento reciente de sus ideas y actitudes. Aquí la mayoría votó por un partido de cuadros ajeno por completo a la anacrónica concepción de partidejo electoralista que nos llevó a romper con el radicalismo. Votó por una concepción política y económica y es más, por una metodología de trabajo. Todo estaba muy claro."
No parecía tanto al principio, al menos para los que desde afuera seguían atentamente la marcha de la convención. Todo parece estarlo más ahora, aunque las definiciones siguen pendientes. Arturo Frondizi se anotó una victoria y demostró que conserva firmemente las riendas de su partido, pero no piensa forzar situaciones que lo debiliten. Los representantes de la Línea Popular evalúan los resultados de una convención en la que, después de todo, no pensaban ganar. En el camino existe la posibilidad de una ruptura, aunque esto no puede asegurarse ahora y menos dimensionarla, ya que de producirse, bien podría ser parcial. Quizá todo se devele definitivamente luego del 8 de diciembre, día en que se reunirá en Santa Fe la Línea Popular para evaluar la situación y definir posiciones.
PANORAMA, NOVIEMBRE 26, 1974

 

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