Fedra y Maximiliano
Fedra y Maximiliano

"Nací en Budapest por casualidad, mis padres estaban de paso por Hungría pero toda mi familia es argentina. Me trajeron recién nacida, vivíamos en Vicente López y después nos mudamos a Boedo, pero yo me prometí volver a vivir en el lugar donde había sido muy feliz, y por eso estamos de nuevo en Vicente López."
La voz grave, profunda, de Federica Narvik relató con entusiasmo las vicisitudes de los últimos dos años, ese corto tiempo tan intensamente vivido que la convirtió en Fedra: "Siempre quise ser cantante desde chica. En 1967, cuando ya había terminado el bachillerato y trabajaba como modelo, decidí formar un dúo. Ya había diseñado la ropa que usaríamos y había elegido el nombre. Probé a muchos muchachos hasta que lo encontré al Bebe. Nunca había escuchado una voz así en un hombre: aguda, con un registro muy amplio, era lo ideal para completar mi voz grave. El nombre de Maximiliano lo tomé del modelo que usé para diseñar el primer traje, era un retrato del emperador de México. Después, para mí, elegí Fedra porque necesitaba un nombre fuerte, que golpeara, porque yo no soy nada dulce."
Sin embargo, se equivoca al definirse así. Esta delgada muchacha de 22 años, pura energía ("Es un remolino, una pólvora", dice su madre), esconde un enorme caudal de ternura detrás de su actividad incesante. Esa dulzura que ella dice no tener se escapa a raudales por sus ojos y de su voz cuando habla de sus padres, de sus dos hermanas (Norma de 27 años y Graciela de 13), cuando juega con sus cuatro perras, su gato o sus dos loros, cuando de pronto abraza a un osito que compró porque no lo tuvo cuando niña.
Maximiliano, a quien le dicen Bebe y se llama Pedro Muñoz, tiene 24 años. Es introvertido, callado, a veces parece un poco triste. "Nací en Parque Patricios. Soy hijo único. Dejé de estudiar en primer año porque no me gustaba.
Desde entonces hice de todo: trabajé en una fábrica de carteras, en una fundición, en una imprenta. Mientras tanto tocaba la batería y estudiaba canto. A los 17 años me fui a Europa con un conjunto. Después me quedó solo y cantaba en el Florida Park de Madrid. Una noche Gilbert Bécaud me escuchó cantar Et maintenant y me felicitó. Tuve que volver porque mi madre estaba enferma. Aquí grabé algunos discos para el mercado latinoamericano y canté jingles, todavía lo hago. Después encontré a Fedra . . ." Max sonrió a su compañera que le alcanzaba un mate, como tantas otras tardes en las que fueron construyendo la armónica comunicación que los une, que se manifiesta cuando cantan y cuando viven, la misma que SEMANA compartió con ellos en los pasillos de un canal o en la casa de Vicente López, donde Fedra ha vuelto a ser feliz, donde Bebe es un hijo más.

Pie de fotos
-MAX, UN GRAN COMPOSITOR. Fedra se entusiasma cuando habla de los temas que compuso Maximiliano: "Es el autor de casi todo lo que cantamos: Adán, Amigo mío, Cuéntame. Lo admiro muchísimo. Ni él ni yo podríamos cantar tonterías; nos gustan las canciones testimoniales. Ya grabamos tres simples y está por salir el long play". Aquí en su debut en El Special por Canal 7.
-SOLAMENTE AMIGO. Poco antes de actuar en El Special, Fedra arregla el maquillaje de Max. "Somos muy amigos —confesaron ambos— pero no hay romance entre nosotros. Es una relación muy armónica aunque, por supuesto, a veces discutimos."
-MATE Y ENSAYOS EN CASA DE FEDRA. Aunque el dúo ensaya poco las reuniones se prolongan porque hay mucha charla y largas mateadas. Hablan de la próxima gira que los llevará por varios países latinoamericanos. Recuerdan los comienzos, cuando debutaron en la boite Palladium, las actuaciones que le siguieron por TV, el triunfo en el Festival de la Canción con Como somos, el éxito de Viña del Mar. De vez en cuando adivinan un futuro lejano en el que Fedra seria actriz y Max volvería a Europa.
Revista Semana Gráfica
20.03.1970

Fedra y Maximiliano
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