Con los últimos meses,
el repentino auge del cine nacional -protagonizado
por Boquitas pintadas, La Patagonia rebelde y La
Mary, entre otros tantos films- prácticamente hizo
pasar inadvertido un hecho no por curioso menos
alarmante: la casi total ausencia de obras de
autores argentinos en las carteleras teatrales.
Efectivamente, desde comienzos del presente año no
se estrenó en las salas porteñas ninguna pieza
significativa de origen local. Un vacío que -de
acuerdo con los más esperanzados pronósticos-habrá
de quebrarse el 3 de setiembre próximo con la
premiare en el teatro Margarita Xirgu de La cosa
está afuera, última obra de Mario Diament (32),
que desde hace varias semanas se ensaya bajo la
batuta de Néstor Raimondi y que será protagonizada
por José María Gutiérrez, Hugo Martínez, María
Helena Sardi, Hugo Faletti y Marzenka Novak.
Por cierto, no faltan
motivos para que se despierten las más variadas
expectativas en torno a la inminente puesta en
escena: Diament dio sobradas pruebas de su talento
autoral con Crónica de un secuestro, el aplaudido
drama que le valió el premio Talía a la mejor obra
del año 1971 y el galardón de Argentores
correspondiente al mismo período. Ahora, con La
cosa está afuera, MD amenaza con atrapar a los
espectadores merced a un tema de urticante
actualidad: "Se trata de un viejo guerrillero,
llamado Paco, que regresa a la Argentina para la
misma época en que hace su triunfal retorno Juan
Domingo Perón -señaló el joven dramaturgo a Siete
Días la semana pasada-, Paco ya tiene sus buenos
añitos, ha luchado en Cuba, Santo Domingo y varios
otros países latinoamericanos, y ahora se vuelve a
encontrar, en un departamento céntrico, con su
hijo y los jóvenes que lo rodean. El muchacho,
Lalo, integra una célula de izquierda, y no puede
menos que asombrarse al comprobar el cambio
operado en su padre, quien en los últimos tiempos
se entregó al alcohol, las mujeres y la buena
vida. A todo esto -la obra se desarrolla entre el
17 y el 18 de noviembre de 1972-, la televisión va
detallando paso a paso las alternativas que se
viven en Ezeiza, Plaza de Mayo y la calle Gaspar
Campos. De esta manera, en el departamento se van
sucediendo una serie de tramas igualmente
impactantes, que envuelven a sus protagonistas y
les hacen olvidar algo que no terminan de
comprender: el hecho de que, como lo dice el
título de la obra, la cosa se estaba dando afuera
y no adentro del departamento en cuestión".
"ACABAR CON LOS MITOS"
Claro que Diament -a
la vez periodista del diario La Opinión y agudo
observador de la realidad- se cuida muy bien de no
caer en la plomiza retórica que muchas veces
caracteriza a las piezas teatrales de neto corte
político. "La obra no es de ninguna manera
dogmática -salió inmediatamente al cruce, ante la
pregunta correspondiente-: no plantea una crítica
al peronismo ni a la izquierda; simplemente,
muestra una situación y da elementos como para que
la juventud se labre su propio destino. Al final,
uno de los personajes propone un mayor
acercamiento a la realidad: dejar de seguir los
acontecimientos a través de la pantalla del
televisor, mientras que el otro sigue enfrascado
en sus mitos y teorías. Es decir, que se ofrecen
las dos alternativas."
A pesar de esta
aparente ecuanimidad -uno tiene, al fin, su
corazoncito- el juvenil autor no puede dejar de
tomar partido en contra de los mitos y las
actitudes teorizantes: "El 12 de junio pasado,
mientras el presidente Juan Domingo Perón llamaba
al pueblo a la Plaza de Mayo, numerosos grupos
estudiantiles faltaron a la cita porque se
encontraban encerrados discutiendo si convenía o
no asistir a la cita -ejemplificó MD-. Esto
demuestra que los jóvenes no hemos tomado, aún, un
mayor contacto con la realidad que nos circunda,
que es la única forma de ser partícipes del
proceso nacional".
Por supuesto, ni
Diament ni los actores que representan su obra son
totalmente ajenos a la trama que interpretan: "Ese
mismo día, el 12 de junio, nos vimos en una
situación muy curiosa -continúa MD-: estábamos
viviendo, en la realidad, el mismo drama que
vivían los personajes de la obra. Resulta que
mientras ensayábamos la pieza, llegó alguien con
la noticia de que Perón había hablado por radio,
que la CGT había declarado paro general y que se
exhortaba al pueblo a ir a Plaza de Mayo. Bueno,
nosotros estábamos en un teatro céntrico y no
sabíamos si seguir ensayando o acudir a la plaza.
Al final, después de una serie de diálogos que
bien podían haber sido los de la obra, decidimos
ir a la plaza"
NUEVO TEATRO ARGENTINO
Al margen de todo lo
que puede significar La cosa está afuera, el
emprendedor dramaturgo supone que su obra se
inserta en un nuevo rumbo en el que habría
comenzado a transitar los autores nacionales. En
efecto, Diament observa que "desde el 11 de marzo
del año pasado, los escritores de piezas teatrales
nos vimos obligados a replantearnos una serie de
cosas. Es que, durante los años de gobiernos
militares, casi todos nuestros trabajos estaban
dirigidos a criticar, con mayor o menor dureza, a
la dictadura. Era un teatro eminentemente
combativo. Cuando el pueblo gana las elecciones
por abrumadora mayoría, obviamente, las cosas
cambian por completo. Entonces, comprendimos que
no tenía sentido seguir machacando sobre los
militares, y que era preciso crear nuevas
alternativas sin caer en la crítica inconducente
ni en la adulonería barata".
Una perspectiva que
acaso revitalice el alicaído panorama que
actualmente se observa en las salas porteñas, y
que hará su prueba de fuego con la flamante pieza
de Mario Diament.
"Pienso que La cosa
está afuera, trasunta la problemática diaria de la
mayoría de la gente de entre 20 y 40 años de
nuestros días -concluye MD-. Sobre todo, desde el
momento en que ya no está entre nosotros el líder
que concentró nuestra atención durante los últimos
años, y cuya desaparición dejó huérfana a la
juventud. Por eso, todavía hoy muchos huyen de la
realidad sumiéndose en complicadísimas teorías. Y
también por eso se podría resumir el contenido de
la obra en aquella famosa frase de Goethe: La
teoría, amigo mío, es gris; pero verde es el árbol
eterno de la vida".»
Revista Siete Días
Ilustrados
02.09.1974
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