MARTA MONTALBAN y su "amigo" el micrófono
Marta Montalban

OCURRE comúnmente que al juzgar como muy bueno un programa radial olvidamos de incluir en nuestra apreciación la labor de quienes, sin embargo, deben esforzarse en la interpretación de cortos o largos comentarios al margen, que sirven de fondo a la elogiada audición. Cuando no se trata de la propaganda de un artículo, de enunciar las ventajas de tal producto, de "hacer" el cartel a determinado artista o simplemente de comentar la actualidad o lo pasado, este personaje relegado al anonimato es criticado acerbamente por el radioescucha si fracasa en sus posibilidades atractivas de la atención y el buen oído.
Hablamos, como ya se habrán imaginado, del locutor radial. Mejor dicho, en este caso nos ocuparemos de la locutora, ya que ella también visitó a PBT.
Se trata de Marta Montalbán, ese nombre que tantas veces han oído, prestándole relativa importancia —perdonados quedan, de paso—, es el de una mujer de magníficas dotes profesionales.
No temió jamás al tan célebre "fierrito" —tal ha sido apodado el micrófono—, y llegó hasta él por una de esas vueltas que la vida da y que nos colocan en un lugar en el que jamás pensáramos estar.
—"Pero cuando estamos —nos interrumpe la misma Marta Montalbán— reflexionamos y nos hacemos esta pregunta: "¿Cómo es posible que no lo hubiera pensado antes? ¡Pero si esto me encanta! ¡No lo abandonaré jamás!"
"He encontrado — prosigue nuestra reporteada con entusiasmo—, junto a ese misterioso "compañero y amigo", toda la felicidad y la cristalización de mis sueños. He llegado a quererlo y a desear estar junto a él en cada momento y en cada instante."
Sinceramente, amigos lectores, al escucharla hablar con esa
vehemencia de su "instrumento" de trabajo, cobramos simpatía por él y aun mayor confianza. Nuestra locutora nos lo ha presentado tan elocuentemente que no podemos menos que rendirle nuestro favor.
Elocuencia que ella posee por naturaleza. Dúctil en las más variadas interpretaciones, ha sabido siempre emplear su vocación y su inteligencia, y cómo premio de ello la vida le está ofreciendo actualmente amplias satisfacciones.
Comenzó como comentarista en el Servicio Internacional. De allí pasó a Radio El Mundo, y como se mantuvo en su calidad de locutora independiente, también Radio Splendid la tiene en su elenco. Es la misma que cada mediodía oímos anunciar a Juan Arvizu, colaborar con Iván Casado, en el Trencito de Ginés, o embelesada junto al sin igual Falú, y que pronto estará con el humorista Wimpi. Ahora la Subsecretaría de Informaciones premia su labor incluyéndola como único elemento femenino entre los locutores que colaboran en la difusión del Segundo Plan Quinquenal.
Mujer d? temperamento exquisito, tiene la satisfacción de saber que estos triunfos se deben pura y exclusivamente a su profunda fe en la vida y su constante espíritu de lucha.
Revista PBT
6/3/1953


Ir Arriba