Una tranquila inquietud
se insinúa entre los militares azules
El jueves de la semana
pasada, un oficial superior de la guarnición de
Campo de Mayo relató una historia que, a su
juicio, sintetizaba el estado de ánimo de los
militares azules:
En un organismo
estatal, hombres y mujeres, ubicados en paciente
cola, esperaban su turno para llenar un
formulario. Entre las preguntas que debían
contestar figuraba una relativa a su sexo. Cuando
llegó a la ventanilla un jovencito de modales
atildados, vestido a la última moda, al
planteársele la inevitable pregunta contestó:
—Hombre, pero no
fanático.
El creciente
disconformismo frente a medidas de gobierno,
proveniente de gran parte de los cuadros "azules"
del Ejército, no excluiría —según el oficial que
contó el chiste— la posibilidad de alguna
presentación al presidente de la República, para
advertirlo sobre la adopción de un camino que esos
militares consideran inadecuado. "Resulta —resumió
el mismo oficial— que somos legalistas, pero
parece que Illia no ha comprendido que no somos
fanáticos."
La irritación militar
se centra básicamente en la política que está
siguiendo el gobierno con respecto a las mismas
Fuerzas Armadas. El eje de las críticas giraba, en
ese sentido, alrededor de distintas variaciones
sobre un mismo tema:
• Cuando el brigadier
Gallardo Valdez, simpatizante del "sector
colorado", fue propuesto como secretario de
Aeronáutica, los mandos de esa arma lo rechazaron
terminantemente. El gobierno retrocedió entonces,
y designó
al comodoro Cairo.
Pero, inmediatamente, nombró a Gallardo Valdez
como secretario de Informaciones de Estado. Este,
a la vez, propuso al coronel Martínez —jefe de
Operaciones del general Menéndez en la revuelta
del 2 de abril pasado— como subsecretario de
Informaciones de Estado. El general Avalos,
titular de Guerra, se opuso al nombramiento y se
negó a firmar el decreto correspondiente. No
obstante, el coronel Martínez asumió esas
funciones mediante el simple expediente de una
orden del día de la SIDE, que comunicaba al
personal de ese organismo que el citado jefe había
sido designado subsecretario. En cuanto los
diarios informaron, además, que el ex comandante
en jefe del Ejército, general Poggi, había
felicitado al coronel Martínez por su designación,
la tensión psicológica —obviamente— aumentó en las
Fuerzas Armadas.
• El general Fayt,
sindicado como "nacionalista colorado", mantuvo
—según una versión— una prolongada entrevista con
un hombre de confianza del vicepresidente de la
Nación. Poco después, el general Fayt, junto con
un grupo de militares retirados, se hizo presente
en el despacho de Perette para expresar su apoyo a
la política del gobierno en materia petrolera.
Perette habría hecho allí alguna alusión a la
posibilidad de revisar los pases a situación de
retiro de numerosos jefes de las Fuerzas Armadas.
• Sistemáticamente, en
todos los puestos para-militares (Ministerio de
Defensa, SIDE, Estado Mayor de Coordinación,
etcétera) siguen siendo designados oficiales
"colorados" para cubrir las distintas funciones.
• En el campo civil
fueron nombrados numerosos miembros del llamado
"equipo Azul y Blanco", que editaba el semanario
de ese nombre.
• Pese a que el general
Enrique Rauch pidió el retiro, la aceptación
todavía no fue firmada por el Presidente de la
Nación. Una versión indicaba, por otra parte, que
el general Rauch sería enviado como delegado
argentino ante la Junta Interamericana de Defensa.
• Trascendía en esferas
militares que el ministro de Defensa, doctor
Leopoldo Suárez, había pedido las carpetas con los
antecedentes de los jefes y oficiales en situación
de retiro.
Reincorporaciones
Todos estos hechos eran
interpretados, por los "azules", como claros
indicios de que el gobierno se proponía, lenta
pero firmemente, seguir adelante con su plan en
favor de las reincorporaciones. El primer paso,
así, sería fortalecer a los "colorados"
ubicándolos en posiciones para-militares desde las
cuales pudieran ejercitar su influencia.
Además, la anulación de
los contratos petroleros —que, como medida en sí,
tuvo la adhesión de algunos y las críticas de
otros, sin que el Ejercito asumiera ninguna
posición por entender que se trata de un tema que
compete al poder civil— trajo también a los
militares algunas preocupaciones adicionales.
Muchos se preguntan si la medida no provocará una
retracción de los capitales occidentales que
obligue al gobierno a un acercamiento con los
países comunistas y temen, al mismo tiempo, que
una de las consecuencias inmediatas sea una
suspensión del envío de armamentos —por parte de
los Estados Unidos— que el Ejército Argentino
necesitaba y que difícilmente pueda adquirir en
otro país, fuera de la órbita comunista.
Hacia fines de semana,
era evidente que el descontento de ciertos
sectores castrenses no se exteriorizaría en forma
espectacular; no por eso dejaba de ser advertible
un constante enfriamiento de las relaciones entre
los poderes civil y militar.
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UCR del Pueblo
Balbín será reelecto,
pero con tensiones
En distintas fechas de
diciembre, a partir del 8 -—cuando se realizarán
comicios en Buenos Aires y varaos distritos del
interior—, irán por primera vez a elecciones,
desde que Illia asumió la presidencia, los
radicales del Pueblo. Seguramente, Ricardo Balbín
será luego reelegido por los nuevos delegados como
presidente del Comité Nacional. Pero no por eso
las elecciones internas dejarán de expresar la
existencia de los distintos sectores que se
disputan el control del partido.
Balbín necesita los
votos de los dos tercios de los delegados al
Comité Nacional para poder ser reelecto como
presidente. Sobre este problema suele existir
alguna confusión entre los observadores: para que
Balbín sea elegido como delegado al Comité
Nacional, le basta únicamente con obtener mayoría
simple. Luego, el Comité Nacional debe elegir,
entre sus delegados, al presidente. Y, para ese
segundo paso, Balbín sí necesita los dos tercios.
El artículo 36 de la Carta Orgánica Radical del
Pueblo dice concretamente, en tal sentido: "Todo
afiliado que ejerza la presidencia de un organismo
del partido no podrá ser reelegido en ese cargo
sino por dos tercios de votos".
Aunque a los
sabattinistas y larraldistas les disgusta que
Balbín sea reelecto como presidente del Comité
Nacional, han decidido no presentar lucha abierta
y, en caso necesario, votar en favor de la
reelección. Consideran desde ya muy improbable
obtener más del tercio de delegados necesarios
para impedirla y entienden, en consecuencia, que
un acuerdo previo presenta más ventajas para ellos
que la lucha abierta.
Por lo demás, aunque al
gobernador de Córdoba —doctor Justo Páez Molina—
y, según se dice, al mismo presidente Illia no les
resulta conveniente la reelección de Balbín,
encuentran que ni siquiera tendrían —en caso de
querer llegar al enfrentamiento— una figura con
suficiente prestigio partidario como para oponer
su nombre al del actual presidente del Comité
Nacional. Leopoldo Suárez, cuya candidatura a
presidente del Comité Nacional fue alguna vez
alentada —antes del 7 de julio—, es ahora ministro
de Defensa Nacional. Pero hay un motivo
fundamental que inhibe a la "línea cordobesa" para
enfrentar directamente a Balbín. La "línea
cordobesa" está integrada por los más directos y
dilectos amigos de Illia, y sería inevitable que,
para la opinión pública, los comicios de la UCR
del Pueblo se convertirían en una batalla entre
Balbín y el presidente de la República. Si a eso
se suma que, casi seguramente, los "cordobeses"
serían derrotados, se llega a un riesgo demasiado
grande para ser abordado por el sector
sabattinista: Illia quedaría como vencido
electoralmente en su propio partido.
La "operación
anti-Balbín" se transformará, así, en una batalla
por los flancos. Los amigos de Illia, a cambio de
su apoyo a Balbín, tratarán ahora de imponer a
Eduardo Gamond como vicepresidente primero del
Comité Nacional, de modo que un "hombre del
presidente de la Nación" tenga una función
importante a cumplir en la dirección partidaria.
Esta batalla por los
flancos, para los antibalbinistas, se resuelve
finalmente así: guste o no, la realidad política
impondrá votar por Balbín. Pero eso no significa
renunciar al propósito de alejarlo de la
presidencia del partido. Como señalaba un
dirigente larraldista, "todo se reduce ahora a
esperar dos años. En ese tiempo, un oficialismo
hábilmente manejado puede hacer variar las
posiciones provinciales". Dentro de esos dos años,
los balbinistas deben enfrentar comicios internos
cuyo manejo ya están estudiando sus adversarios.
Córdoba (Illia-Páez Molina) y Mendoza (hermanos
Suárez) confían para entonces en formar un eje
mucho más sólido que el actual.
Pero, en lo que hace a
las elecciones de diciembre, el panorama concreto
presenta las siguientes características: Hasta
fines de la semana pasada, se consideraba un valor
aceptado que no habrá enfrentamiento electoral en
la provincia de Buenos Aires. Balbinistas y
larraldistas habrían coincidido sobre la base de
la candidatura de Alfredo Ghiglione —considerado
como un hombre de transacción aceptable para los
dos grupos— para la presidencia del Comité
Provincial, y la distribución de cargos en
proporción de dos balbinistas por cada
larraldista. Para candidatos a delegados al Comité
Nacional se incluiría en la lista única a tres
balbinistas y un larraldista. Los tres primeros
serían: el mismo doctor Ricardo Balbín, Longin
Prat y Enrique Vanolli; el cuarto sería el doctor
Recio, intendente de Tigre.
• En la Capital
Federal, las elecciones internas se realizarán el
15 de diciembre. Parece que tampoco habrá
enfrentamiento: por lo menos, los partidarios de
Sancerni Giménez no lo desean y han señalado ya al
gobierno "lo poco conveniente que puede resultar
la acción de una máquina electoral como la de
Rabanal (a la que temen) movilizada sobre la base
de los puestos municipales". Por lo demás, los
sancernistas recuerdan que en puestos importantes
de la Municipalidad también hay funcionarios de
ese sector, que, en ese caso, "harían uso con todo
derecho de la parte de aparato que dominan".
Actualmente, los unionistas metropolitanos están
negociando sobre la base de la candidatura de
Julián Sancerni Giménez para la presidencia del
comité metropolitano y listas mixtas paritarias
para todos los otros cargos.
• En los otros
distritos tampoco existen dificultades insalvables
para un acuerdo, excepto quizá en Mendoza Allí
existe un agudo problema local, que enfrenta, por
una parte, a los amigos políticos de los hermanos
Facundo y Leopoldo Suárez y, por la otra, al
senador Felipe Abdala y al diputado Llaver. Los
hermanos Suárez controlan el distrito Capital, y
Abdala el departamento San Martín
• En Córdoba, la puja
es entre dos sectores sabattinistas: uno
oficialista y otro, que se considera "heredero
doctrinario de la ortodoxia sabattinista". Este
último puede aliarse a loa unionistas de Carlos
Becerra. La lista de posibles delegados al Comité
Nacional por Córdoba quedaría, de todas mane ras,
integrada así: Eduardo Gamond, Héctor Llorens,
Horacio García y J. Chalí.
El acuerdo no evitará
que la "línea cordobesa" prosiga con su ofensiva
ideológica contra Balbín. Según algunos notorios
sabattinistas, la provincia de Buenos Aires
"ejerce una influencia conservadora sobre el
gobierno". Dirigentes como el santiagueño
Ángel
Roberto Freytes, de esa corriente, acusaron estos
días a Balbín de "apoyarse en los grandes
ganaderos de Buenos Aires" y de "tratar de
obstaculizar el programa de liberación del
gobierno radical". Freytas, por lo demás, se
declara algo decepcionado con el mismo Illia, "que
no apoya a los sabattinistas en la lucha interna
del partido". El vicepresidente Perette y el
canciller Zavala Ortiz alientan, sotto voce, la
disconformidad sabattinista, pero sin presentar
lucha. Perette se considera inhabilitado para
enfrentar a Balbín, pues es el actual presidente
del Comité Nacional quien lo impuso como candidato
a la vicepresidencia.
Pocos días antes de que
comenzaran los comicios internos del partido
oficialista, el panorama demostraba en general que
los acuerdos locales sólo cumplían la finalidad de
disimular la lucha hasta el momento oportuno.
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Nacionalistas
Variante: Una Tacuara
izquierdista
Días pasados, la
crónica periodística dio cuenta de un violento
tiroteo entre integrantes del Movimiento
Nacionalista Tacuara. La noticia llamó la atención
sobre un hecho: Tacuara se había dividido y de su
seno había surgido una tendencia evidentemente
contrapuesta a sus primitivos ideólogos y a sus
eventuales protectores iniciales. Ahora, junto a
una Tacuara tradicionalista, apareció una Tacuara
de izquierda.
La organización ya
había sufrido una escisión "ultraderechista" hace
pocos años, que determinó la creación de la
Guardia Restauradora Nacionalista. Pero,
indudablemente —pese a la formal disciplina
monolítica del movimiento— siguieron subsistiendo
dos tendencias básicas: una, encabezada por
Alberto Ezcurra, "jefe nacional" de Tacuara, que
se caracteriza básicamente por un catolicismo
intolerante y cerrado; otra, dirigida por Joe
Baxter, que trataba de asimilar posiciones de
izquierda.
Los amigos de Baxter
han resuelto ahora desconocer, con el apoyo de
numerosos comandos de Tacuara, la jefatura
nacional de Alberto Ezcurra, y han hecho su propia
"apertura a la izquierda". El miércoles último, en
un acto realizado en la Facultad de Filosofía y
Letras con asistencia de sectores hasta ayer
irreconciliablemente opuestos a Tacuara (como
comunistas y miembros del Movimiento de Liberación
Nacional), Joe Baxter fijó la nueva línea del
movimiento.
Cuando pidió que a la
anulación de los contratos petroleros siguieran
las nacionalizaciones de los bancos y de los
frigoríficos, los izquierdistas presentes
aplaudieron. "Recorrimos siempre un camino
paralelo en muchas cosas, y no nos habíamos dado
cuenta", dijo entonces el orador. Simultáneamente,
con la firma de Tacuara se arrojaron volantes con
los siguientes lemas: "Guerra al imperialismo";
"Atrás, imperialistas" y "En marcha hacia la
liberación nacional".
Los tacuaras del grupo
Baxter señalan ahora que la actitud que han
asumido hace que se "sientan liberados". "Nos
sacamos de encima a toda la Segunda Guerra
Mundial; ya no nos consideramos derrotados en la
batalla de Berlín y empezamos un nuevo camino.
¿Comprende usted lo importante que es eso para
todos nosotros?", confesaba días pasados a un
redactor de PRIMERA PLANA el rubicundo Baxter.
Por lo demás, sintetizó
su explicación de la ruptura con un concepto: "No
sólo hay liberalismo cipayo e izquierdismo cipayo;
hay, también, nacionalismo cipayo". Para Baxter,
"nacionalistas cipayos" son quienes creen que la
batalla por la soberanía argentina "se jugó en la
cancillería de Berlín en 1945". Entonces —agrega—
comienzan por considerarse derrotados. "¡Cómo no
se van a considerar derrotados —acota— si fueron
derrotados en Berlín!"
Baxter señala que hay
una tradición correcta del nacionalismo —por
ejemplo, el revisionismo histórico— y una
tradición equivocada, que hace que muchos
nacionalistas "terminen siendo delatores
policiales o fuerzas de choque de la oligarquía".
"Un nacionalismo argentino debe ser —dice—
profundamente antiimperialista, y respaldarse en
las fuerzas reales del anti-imperialismo. Por de
pronto, nosotros no vamos a caer más en el
maccartismo".
El antisemitismo
también es enjuiciado por Baxter: "Hacer
antisemitismo ahora es crear un problema
artificial de tipo divisionista. Divide
inútilmente y fabrica confusión en torno del
verdadero enemigo". En sus tres números, el
periódico Tacuara —editado por el grupo Baxter,
pues hay otro del mismo título publicado por
Ezcurra— omite celosamente toda mención al tema
judío y, por el contrario, hace algunas alusiones
contra el racismo:
• "El problema no se da
entre blancos y negros, sino entre explotadores y
explotados. Si los explotadores blancos son muchos
más que los explotadores negros, no es eso un
motivo de orgullo para la raza blanca" (Nº 3).
• "El color de nuestros
pueblos y de nuestras razas no importa, lo que
importa es el color del amanecer que llega" (Nº
3).
• "Creemos que la
realidad espiritual de América está dada por el
catolicismo, pero entendiendo que todas las demás
minorías religiosas merecen nuestro respeto" (Nº
1).
Tacuara de Baxter,
también dejó a un lado el falangismo, el "culto a
José Antonio Primo de Rivera", la apología de la
fuerza, los elogios al Ejército Secreto francés
(por el contrario, se lo ataca duramente). Y
Baxter explica: "Para quienes nos acusan de
golpistas resultará sorpresivo saber que en
setiembre estuvimos de cuerpo y alma con los
azules". En cambio, señala que Ezcurra, si bien
también apoyó a los
azules en ese momento,
respaldó después a Cayo Alsina y se comprometió
con él. "Para nosotros, en cambio —dijo—, Cayo
Alsina es simplemente un viejo reaccionario".
Los tacuaras de Baxter
admiten, por lo demás, que tienen militantes
"capaces de la acción directa", pero niegan que se
trate de terroristas o "cachiporreros". No les
gusta que se hable de "fuerzas de choque" ("Nos
tratan como a una pandilla de patoteros, no como a
gente que piensa", opinan) y piensan que Argelia '
"representa el ejemplo más completo de una
revolución nacionalista".
Pese a que verbalmente
abandonaron el antisemitismo, es posible rastrear
en sus conversaciones privadas signos de que el
antiguo odio persiste: "Tengo un amigo judío
(aludiendo a un periodista) que es un muchacho
extraordinario. Él escribió una vez algo contra
nosotros, pero con honestidad, objetividad y de
frente, y nosotros lo respetamos", contó Baxter.
Cualquier psicoanalista podría deducir que la
citación, a título excepcional, de judíos honestos
es, precisamente, una de las características
clásicas de los antisemitas. Al hablar de Cuba,
Baxter expresó también: "¿Ve?... Nadie puede decir
que Fidel Castro sea antisemita. Pero es un
nacionalista cubano, terminó con los explotadores,
y la mayoría de los judíos se tuvo que ir".
Como la Alianza
Libertadora Nacionalista de Guillermo Patricio
Kelly, es evidente que la Tacuara de Baxter se
halla fuertemente influida por el peronismo y por
las críticas de Perón a los viejos nacionalistas
(a los que gráficamente llamó "piantavotos"). Por
lo demás, Baxter se proclama peronista y su
semanario hace la apología del justicialismo.
El sorprendente rostro
de Tacuara que presentan Joe Baxter y sus amigos,
ha intranquilizado ya a algunos funcionarios que
se habían caracterizado por su protección a las
actividades de ese grupo. Esos funcionarios
observan ahora, demudados, cómo un grupo de acción
admitido por hacer del anticomunismo su premisa
básica puede convertirse, fácilmente, por un
simple cambio de signo, en un grupo de acción al
servicio de las izquierdas.
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Atentados
Una bomba desde Buenos
Aires
Pocas horas después de
anunciarse la división del bloque parlamentario
ucrista, una poderosa bomba (dos kilos de
gelinita) fue colocada en la casa del doctor Oscar
Alende, en Banfield. Destrozó los vidrios de 50
propiedades, a lo largo de 120 metros; derribó
puertas; deshizo persianas y retorció hierros. Sin
la intervención del agenta de policía Rubén
Clemente Verón, que advirtió la bomba, la llevó
hasta la mitad de la calle y evitó que el tránsito
circulara en los segundos previos al estallido,
muy posiblemente el artefacto hubiera provocado
consecuencias mortales: el dormitorio de los
esposos Alende está situado, justamente, sobre la
puerta de calle, donde se había depositado la
bomba.
Para cualquier
observador, resultan prácticamente descartables
dos hipótesis contrapuestas que circularon en los
antagónicos sectores de la UCRI: alendistas
exaltados aseguraron que "los chicos de Marisa
Liceaga pusieron la bomba", y frondizistas también
exaltados dieron fe de que "el mismo Alende se
fabricó el atentado para hacerse propaganda". No
resulta verosímil que el atentado haya sido
consecuencia del pleito interno de la UCRI, que en
el plano personal se vino desenvolviendo en forma
amistosa; tampoco puede resultar verosímil que el
mismo Alende y sus amigos hayan colocado una bomba
de tanto poder en momentos en que el ex gobernador
de Buenos Aires estaba en su casa cuando, sin la
intervención de un agente policial, lo más fácil
es que el artefacto hubiera terminado con la vida
del matrimonio Alende. Más bien parecería que el
momento político —la división de la UCRI— fue
elegido ingenuamente con el propósito de
desorientar a la policía.
Alende asegura que no
tenía enemigos personales. No se anima, por otra
parte, a acusar a nadie, pero señala que le
resultaría increíble que la bomba hubiera sido
colocada por sus adversarios de la UCRI. "Nunca
tuve problemas, ni ahora ni antes; nunca,
siquiera, pintaron una inscripción en la puerta de
mi casa."
Las investigaciones
policiales —que también fueron severamente
reclamadas por la UCRI frondizista— están ahora
trabajando sobre la base de que muy poca gente en
Buenos Aires puede tener explosivos como para
fabricar una bomba de ese tipo. Solamente algún
grupo insurreccional o terrorista podía estar en
condiciones de producir un atentado de esa
naturaleza.
Una audaz teoría, que
es registrable solamente a título de inventario,
arriesga sindicar al posible grupo culpable. Esa
teoría —que circuló ampliamente en ambas UCRI—
expresa que solamente un grupo insurreccional
(descartados tacuaristas y comunistas, que no
pueden tener interés especial en un atentado
contra Alende) puede contar con las posibilidades
de fabricar una bomba de ese tipo y, a la vez,
tener como enemigo importante a Oscar Alende:
algunos sectores de la línea dura peronista,
formados por vehementes jóvenes con vocación de
"uturuncos".
En esos medios se dice
que los peronistas insurreccionales de Héctor
Villalón poseen armas y explosivos en cantidad.
Los motivos que podrían tener para hacer objeto de
un atentado a Alende serían los siguientes:
• Efectuar una
demostración de poder, en momentos en que Perón, a
través de Iturbe, desautorizaba a la línea
insurreccional y se proponía "planchar" a Rubén
Sosa. En ese caso, se quería provocar una
situación similar a la que existió en la época de
los atentados contra el mayor Cabrera y el general
Lagalaye, y ésta no sería sino la primera de una
serie de experiencias terroristas.
• Pero, en ese caso...,
¿por qué se eligió justamente a Alende para
comenzar? Uno de los motivos podría ser que en
recientes declaraciones periodísticas, Alende se
especializó en atacar duramente a Villalón, y en
su discurso de Monte llegó a decir que "Villalón
es el Frigerio del peronismo".
• Esos ataques a
Villalón, además, no son casuales. Alende —a
través del doctor Pérez Pardo y de Oscar Albriu—
ha conseguido recientemente realizar una "trenza"
con los diputados provinciales neoperonistas que,
a la vez, son los más acérrimos enemigos de
Villalón y de la línea insurreccional.
De todos modos, se
trata hasta ahora simplemente de hipótesis. El
mismo Alende, por su parte, sólo se animó a hacer
una aseveración: "Esto no partió de aquí —dijo a
PRIMERA PLANA—; esto vino desde Buenos Aires".
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UDELPA
Aramburu tiene un
diputado menos
A principios de la
semana pasada, el bloque parlamentario de UDELPA
intimó al diputado Luis Amura a efectuar el
aporte, al partido, del diez por ciento de su
dieta, tal como lo establece el reglamento interno
del sector. La intimación es uno de los episodios
de un largo conflicto entre Amura y su partido,
conflicto que seguramente desembocará en la
expulsión del diputado o en su voluntaria renuncia
al nucleamiento aramburista.
Las diferencias de
Amura con sus colegas de UDELPA son profundas. De
extracción democristiana, Amura sostiene que el
bloque está ubicado en una línea profrondizista y
de defensa de los contratos de petróleo. El, por
su parte, se manifiesta fervoroso partidario de la
anulación.
La situación de Amura
ya había hecho crisis cuando el bloque, para
cubrirse ante sus disidencias, estableció que una
comisión especial debía dar su aprobación a los
proyectos que presentaran los diputados. Amura no
acató la medida y se negó, en adelante, a
participar de las reuniones de la mesa directiva,
de la que era miembro.
Por lo demás, la
situación de UDELPA presentaba a fin de semana
pocas variantes, en vísperas de su convocada
Convención Nacional; muchos dirigentes se
aprestaban a evitar que el general Carlos Peralta
ingresara en el nuevo Comité Nacional, para lo
cual tratarían de que aceptara —en compensación—
la presidencia del Tribunal de Conducta. El futuro
comité, presidido por Aramburu, quedaría integrado
por representantes de la "línea de los ingenieros"
y de la "línea política", por partes iguales. Se
mencionaba, entre sus participantes, a los
diputados Luis Antón (Misiones), Clemente Colello
(Santa Fe) y Araldo Ritacco (Buenos Aires).
PRIMERA PLANA
26 de noviembre de 1963
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