EXTRA: ¿Por qué le
dieron de baja?
IZZO: Cuando es
eficiente siempre corre el riesgo de que algún
superior bien alto se sienta molesto por la
popularidad de los que trabajan. Esta clase de
celos imperaron siempre.
EXTRA: ¿Toda la vida?
IZZO: Desde 1930. En
el año 60 las cosas mejoraron porque Recaredo
Vázquez las puso en su lugar. Colocó en vereda a
los directores de las distintas dependencias. Fue
una época de oro.
EXTRA: ¿Y qué pasó con
usted?
IZZO: Hasta de
marxista me acusaron. Me dijeron rebelde, en fin,
mejor es no recordar. Al irse Recaredo (había
caído Frondizi) fué cuando empezaron los desastres
en todo orden. En el puente Avellaneda el ejército
tiroteó un autobomba y mataron a un bombero, se
confundieron, creyeron que era un tanque
camuflado. Fue un problema. El personal policial
reaccionó. Me eligieron 800 compañeros en una
comisión de cinco, para exigirle al jefe una
investigación... Y me hicieron "la boleta".
EXTRA: Antes de eso,
su carrera había sido bastante intensa...
IZZO: ¡Puf! Egresé a
los 21 años de la Escuela de Policía Ramón L.
Falcón, corcel grado de oficial sub-ayudante.
Integré la Brigada del comisario Héctor Fermín
Reparaz. El año 1955 fue bravo. Muchos
funcionarios andaban detrás de políticos y
gremialistas. Los delincuentes tenían más campo
libre. Después estuve al lado del comisario
Escobar y por fin de Meneses. Siempre en Robos y
Hurtos... diez años en "la pesada".
EXTRA: ¿Cómo?
IZZO: La pesada. Así
se llama al campo de los delitos mayores:
escruche, asalto y demás. Esos sujetos, al ser
sorprendidos, defienden su libertad a tiros. Se
juegan la vida en cualquier momento. Los que nos
especializamos en ese tipo de delitos, también se
dice que estamos en "la pesada". Es el terreno del
accionar de las armas de fuego. Cuando agarramos a
algún delincuente que no está, él solito se
identifica: ¡escuche, jefe, yo no ando en la
pesada... yo soy apenas un punguista!...
EXTRA: ¿Mató a mucha
gente?
IZZO: Sí, productos de
tiroteos cayeron diez. En ningún caso fui
procesado y siempre ante testigos obré en defensa
propia.
EXTRA: ¿No tiene miedo
a una venganza?
IZZO: No. El
delincuente no es vengativo, sabe perder. Se enoja
si Ud. le roba la mujer, si lo manda preso sin
motivo... todo eso forma parte del "código de
honor", pero no porque lo metan preso. Imagínese
que si a uno le mataran la familia por meter preso
a un delincuente, los policías estaríamos solos en
el mundo... además no existiría la justicia.
EXTRA: ¿Le pesan esas
10 almas en su conciencia?
IZZO: No, porque la
tengo limpia y soy católico. Qué sé yo, aunque
reconozco que es duro ver cómo a un hombre se le
escapa la vida.
EXTRA: ¿Es cierto que
de un tiempo a esta parte existe la "pena de
muerte" oficiosa, y muchos delincuentes son
ejecutados por la policía?
IZZO: No. Lo único que
pasa es que el apresuramiento, la falta de
experiencia y los nervios traicionan a aquellos
que no tienen calle.
Cuando un verdadero
policía escucha por la radio del patrullero el
pedido de captura de un hombre peligroso, se
transfigura. Tiene que convertirse en una máquina
serena. Nunca tirar al bulto. El delincuente vivo
es más útil que uno muerto.
EXTRA: ¿Entonces qué
pasó en el caso de los chicos de Florida?
IZZO: Yo no estaba
(sonríe)... Declararon que iban en busca de
Viviani. Era de noche y se equivocaron.
EXTRA: Cuesta creerlo,
¿verdad?
IZZO: El nerviosismo y
la falta de "asfalto" de los que integraban la
comisión... les jugaron una mala pasada.
EXTRA: Sin embargo
eran todos veteranos... ¿La antigüedad no enseña?
IZZO: Decididamente,
Ud. sabe mucho de periodismo pero nada de
procedimientos.
EXTRA: ¿Qué es lo que
sucede entonces? ¿Son todos novatos?
IZZO: Cuando Meneses y
yo estábamos en Robos y Hurtos estas cosas no
pasaban. Todo nuestro personal era muy
especializado y se hacían algunos años de antesala
antes de salir a un procedimiento. Los oficiales
que venían de las comisarías, o bien del interior,
esperaban mientras cumplían tareas
administrativas, su turno, como cualquier cabo. El
oficial que levantaba los rastros papilares, era
tan idóneo que casi se asemejaba en su trabajo a
un médico cirujano. Eso ya no existe. Sin embargo,
ahora se ocupan de otras cosas: de traslados a
personal capacitado, que a nada bueno conducen,
pues, estos tienen que vivir con magros sueldos en
pensiones de la capital o el interior.
EXTRA: ¿La policía ha
cambiado?
IZZO: Se ha
empobrecido. Rinde menos a pesar del buen elemento
humano. Falta garantía de la superioridad. Los que
hacen carrera nunca son los que persiguen
delincuentes. Siempre surge algún problemita...
EXTRA: ¿Será por eso
que se suicidan?
IZZO: Le aclaro que si
todos los policías pobres se suicidaran,
estaríamos todos muertos. Los agentes ganan 32.000
y no pueden vivir, pero eso no es el motivo.
EXTRA: ¿Y entonces por
qué se matan?
IZZO: Lo que ocurre es
que cuando los funcionarios llegan al nivel de
inspector general ya tiene poco interés en
solicitar mejoras para el personal. Total... en
dos años más se retiran. ¿Para qué buscar
problemas? Entonces inventan suicidios "por
hambre" para que el periodismo los difunda y
fermente clima de aumento. ¡Qué sé yo por qué se
habrán suicidado en realidad...!
EXTRA: La agresividad,
descortesía y a veces brutalidad policial para con
el ciudadano... ¿a qué se debe?
IZZO: Si el oficial es
atento con un particular, creen que está buscando
"la coima" y terminan por acomplejado a uno. Es el
criterio de los superiores. A la policía le falta
un Gabinete de Relaciones Públicas que mejore su
imagen y dé una línea de conducta a seguir, para
el eficaz desenvolvimiento del servicio público...
EXTRA: ¿Al ser
sorprendido un policía cómo procede?
IZZO: Es que a veces
la guerra contra el delito invade nuestra vida
privada. Yo una vez me la vi muy mal en la puerta
de mi casa.
EXTRA: ¿Cómo fue eso?
IZZO: Venía por la
vereda de enfrente. Gaimazo se llamaba: levantaba
coches. Yo lo había metido preso a empujones
muchas veces. No era bravo. Evidentemente venía
drogado (estaba pálido y con los ojos vidriosos).
Se cruzó y me insultó soezmente, le recriminé y me
hizo frente. "Vos tenés fama de malo, y te voy a
demostrar quién es más macho de los dos", me dijo.
Desenfundó el arma, fui más rápido y tuve que
tirar...
EXTRA: En su foja de
servicios aparece la detención de Villarino.
IZZO: Sí, una
sorpresa. Lo acorralamos con la Brigada y tiró la
ametralladora al suelo, levantando prestamente las
manos. Villarino es matón de barrio. Pega
trompadas, pero con las armas no quiere "Lola"...
EXTRA: Usted se
retiró, pero veo aquí todo un laboratorio
policial. Equipo dactiloscópico, archivo de
delincuentes, grabadores, televisores... ¿Todo
esto lo compró con los 20.000 pesos que ganaba en
la policía?
IZZO: Esto es una
oficina de "Liquidaciones e Investigaciones de
seguros, especializada en robos e incendios".
Cuando uno vale, el cliente sabe reconocer. La
capacidad de un hombre, en la mayoría de los
casos, se trasluce a través de los pesos.
EXTRA: No sólo los
policías averiguan, los periodistas también: ¿es
verdad que usted y su socio Héctor Fernández,
retiran mensualmente 200.000 pesos y de que tienen
un coche Tornado último modelo...?
IZZO: Puede ser, pero
eso no le hace a la cuestión,
EXTRA: Usted es un
hombre de suerte... ¿Nunca le fue mal? ¿No le
pegaron un tiro, un puñetazo, nada...?
IZZO: Sí. ¿Sabe quien?
EXTRA: No.
IZZO: Juan José
Pizzuti. Yo tenía 18 años, soy hincha de Racing, y
un domingo contra Gimnasia, Pizzuti se perdió
goles hechos. Lo esperé a la salida y se lo
reproché como hincha. Me midió y me pegó una
trompada en el oído.
EXTRA: ¿Y ahora?
IZZO: Nada. Que a
veces me preguntan si me gusta matar y yo pienso
en él.
Revista Extra
05/1968
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