TODO
29 de octubre de 1964 Nº 5
ARGENTINA POLITICA
LA
SITUACION
Onganía o el peligro
de irritar
"Neutralidad no implica
de ningún modo indiferencia". Esta frase, por
demás obvia, fue reiteradamente repetida en los
últimos siete días por varios jefes y oficiales
de ejército. Motivo: el conocido episodio
ocurrido en Resistencia (Chaco), donde efectivos
de la guarnición local retiraron, por orden de
su jefe, teniente coronel Jorge Castro Madero,
un busto de Eva Perón que había sido colocado en
una estratégica esquina de esa ciudad el 17 de
octubre pasado por un grupo de simpatizantes
justicialistas.
El hecho en sí quizá no
hubiera trascendido las fronteras provinciales
de no haber mediado la denuncia efectuada por el
gobernador Bittel ante los ministerios de
Interior y de Defensa Nacional, la cuestión
caballeresca planteada por el citado jefe
militar al legislador justicialista Ferdinando
Pedrini por declaraciones efectuadas por éste en
la Cámara de Diputados de la Nación y —lo más
importante— la asunción de la responsabilidad
del hecho por parte del comandante en jefe del
Ejército, teniente general Juan Carlos Onganía.
Un diálogo protagonizado por un coronel azul
adscripto a la secretaría de Guerra y un
comodoro de Aeronáutica, y recogido por TODO el
domingo por la noche, quizás ayude a entender
mejor la posición de las Fuerzas Armadas:
COMODORO (sonriendo socarronamente): Parece
que Ejército vuelve a mostrar su hilacha
"gorila" ...
CORONEL: En absoluto. Tanto el
comandante en jefe como los mandos continúan
dentro de la línea iniciada en setiembre.
Estamos contra todos los "gorilismos". De la
misma manera que no se puede aceptar una vuelta
al espíritu gratuitamente golpista y
virulentamente antiperonista, tampoco el país
desea que se lo irrite con elementos que
provocarían, irremediablemente, la reacción. Ni
vencedores ni vencidos, pero también ni Rojas ni
Perón.
COMODORO (ya serio y palmeando a su
colega): Evidentemente, estamos de acuerdo.
Una vez trascendidos los detalles de los
hechos chaqueños, quedó perfectamente aclarada
la actitud del teniente coronel Castro Madero.
Apenas recibida la denuncia sobre la colocación
del busto, el militar habló con el gobernador,
de quien recibió seguridades sobre su retiro.
Como, pasando el tiempo, la autoridad civil no
cumplió con lo que había declarado, previas
consultas, el jefe ordenó la discutida medida:
"Hay que evitar contagios; si ahora no se hace
nada podría iniciarse una fiebre de colocación
de bustos con resultados imprevisibles", habría
afirmado Castro Madero.
Nadie trataba de
comparar el episodio del busto con la
autorización del acto del 17 de octubre; éste
era un hecho político debidamente autorizado.
Mientras esto sucedía, el gobierno, continuando
con su táctica de evitar roces y problemas,
seguía irritando a los que no quería irritar.
Algunos diputados oficialistas terminaron, la
semana pasada, protestando por lo que llamaban
con su típico estilo radical "falta de virilidad
civil" por no defender sus fueros (ya sabían que
Castro Madero no será sancionado), legisladores
peronistas hacían, menos retóricamente, el mismo
reproche, y las Fuerzas Armadas continuaban
esperando que el Poder Ejecutivo Nacional fije
su posición ante el publicitado retorno de Juan
Domingo Perón y las temidas reincorporaciones de
elementos colorados proyectadas por el radical
del Pueblo, Fiol.
Algunos indignados
oficiales entienden que, en el caso de Perón, la
táctica gubernamental consiste en obligar, por
"la técnica del vacío", al Ejército a tomar una
posición negativa al retorno (prácticamente ya
lo ha hecho por vía del general Avalos,
secretario del arma) a fin de evitarse problemas
electorales en marzo próximo. El tema de las
reincorporaciones está ubicado dentro de la
misma perspectiva: el oficialismo no quiere
asustar al peronismo pero aspira a ser el
portaestandarte del antijusticialismo. Por eso
se negaría a enfrentar el proyecto Fiol,
temeroso de perder la benevolencia de los
sectores gorilas.
Sin embargo, según algunos
analistas, corre un riesgo: el de que el
Congreso llegue a promulgar la ley. En ese caso,
si la medida es aceptada sin resistencias por
los actuales mandos, el Poder Ejecutivo podría
volver a verse jaqueado por el espíritu colorado
que, como ya lo ha demostrado, padece de un
inveterado mesianismo que le hace creerse dueño
de las soluciones políticas que el país
necesita. De llegarse a este caso extremo, no
podrían ya evitarse los peligros de una larga
intervención militar. A pesar de todo, algunos
asesores de la Casa de Gobierno aseguran la
existencia de "un acuerdo tácito" entre el
gobierno y las Fuerzas Armadas: "el tema no será
tratado ahora, y después de las elecciones nos
olvidaremos del problema", manifiestan.
A
todo esto, no dejó de llamar la atención a
algunos observadores una declaración de Arturo
Illia efectuada en la localidad de General Julio
A. Roca (Río Negro) con motivo de una necesidad
vital de la Patagonia: la represa del Chocón.
"El Chocón fue preocupación de otros gobernantes
—manifestó—, nosotros tenemos la misma inquietud
y trataremos de llevarla a la práctica." Esta
evidente concordancia con el gobierno de Arturo
Frondizi y el reconocimiento por parte de los
expertos del Consejo de Desarrollo de la
política petrolera del discutido dirigente del
MIR (en la página 48 del Informe Preliminar de
Desarrollo, afirman que en el período 1959-62 la
producción creció en un 31 por ciento, con lo
que se duplicó en tres años y "se logró el
autoabastecimiento") trajo a algunos allegados a
Ricardo Balbín el temor de un sutil viraje
presidencial. Si bien esta posibilidad es
considerada, momentáneamente, como remota por
los que creen conocer los pensamientos de Arturo
Illia, resulta sugestivo el hecho de que algunos
balbinistas estén inquietos sobre este
particular. Por de pronto, ya no ocultan la
existencia de roces entre ambos dirigentes; el
escenario visible más famoso es la provincia de
Santa Cruz, donde los contendientes oficiales
son el casi derrotado sabattinista Martinovic y
el balbinista Varela.
Otra vez el petróleo.
Un tanto oculto por otros episodios, el petróleo
volvió a cobrar vigencia. Por un lado, la
célebre comisión parlamentaria que trató el
problema de los contratos expidió varios
dictámenes, la mayoría de los cuales coincidió
en atacar a Arturo Frondizi, Rogelio Frigerio y
Arturo Sábato, responsables de las
negociaciones.
Por el otro, las estadísticas
suministradas por la secretaría de Energía y
Combustibles (titular: doctor Antulio Pozzio)
permitían a los partidarios de los discutidos
contratos elaborar su defensa. Según esos datos,
en los primeros nueve meses de 1964 las
importaciones de petróleo crudo y derivados
sufrieron los siguientes incrementos con
relación al año anterior: petróleo crudo, el
25,3 %; derivados combustibles, 133,6 %; aceites
lubricantes, 57,4 %. A todo esto hay que agregar
que ya se ha superado en 331.140 metros cúbicos
las importaciones de 1963.
Las actuales
autoridades tratan de salvar esta situación por
medio de operaciones denominadas "de trueque".
Según informaciones oficiales, se cambiarían
tipos especiales de petróleos crudos por
fuel-oil. Se supone que así se evitan
erogaciones de divisas.
Sin embargo, un
episodio relacionado con este tipo de
operaciones parecía indicar algo distinto, La
compañía ATLAS (canadiense) está vinculada a
Yacimientos Petrolíferos Fiscales por un
contrato mediante el cual compra fuel-oil y paga
en dólares. Últimamente, el proceso, sufrió
algunas modificaciones: ahora suministra
petróleo y subproductos y recibe en pago
fuel-oil.
Pero hay más: los últimos barcos
fletados por esta empresa con petróleo como
carga, debieron volver a su puerto de origen con
los tanques vacíos. Después de varios días de
espera infructuosa (gastos
de estadía a cargo
de YPF) se les informó que no había fuel-oil
para cargar. Como es obvio, en estos casos el
Estado argentino debe pagar el petróleo recibido
en dólares.
De todas formas, en el mejor de
los casos, la no erogación de divisas quedaría
desvirtuada por lo ya dicho: si una empresa
extranjera compraba fuel-oil y abonaba en
divisas fuertes, al pagar YPF petróleo con
fuel-oil está abonando en dólares el crudo que
importa.
Estos hechos son explicados por
miembros de la actual administración como
efectos de un aumento sin precedentes en el
consumo. En algunos casos alcanzaría, según
estos funcionarios, al 50 por ciento. Sin
embargo, el mismo boletín de la secretaría de
Energía y Combustibles señala que las ventas de
estos nueve meses de 1964 sólo aumentaron en un
10,7 por ciento con respecto a igual período del
año anterior.
Todo indicaría que la
producción argentina ha disminuido y, por
supuesto, la importación de petróleo y derivados
ha aumentado considerablemente, por más que se
la suponga efecto de operaciones de trueque.
El enigma del retorno. A todo esto, varios
servicios de informaciones recogían una nueva
versión sobre el eventual retorno de Juan
Domingo Perón. El ex presidente —reciente
exegeta de Benito Mussolini— embarcaría en una
nave italiana junto con los dirigentes
peronistas (Carlos Lascano, Augusto Vandor,
Delia Parodi) que partieron esta semana.
El
comentario fue casi unánime: "es parte de la
acción psicológica que está desplegando Perón".
Otra versión, más verosímil, completaba el
cuadro: el neuro-cirujano Raúl Matera volvería a
contar otra vez con el apoyo del Comando
Supremo. Si esto es cierto, significaría que
Perón está dispuesto a negociar con el gobierno.
De la misma manera que John William Cooke es la
carta insurreccional con que cuenta el
justicialismo, el moderado doctor Matera puede
ser el puente con el oficialismo.
Onganía, en
tanto, dentro de su habitual parquedad ha dicho
a algunos íntimos: "No queremos irritaciones,
porque los irritados le hacen mal al país". Y no
pocos opinan que es verdad...
Revista Todo
Director: Bernardo Neustadt