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BENITO ZAMORA:
-Los hemos convocado porque nos interesa la opinión de ustedes sobre estos puntos:
1°) qué pasa con la música argentina en la Argentina. 2°) qué pasa con la música
argentina en el resto del mundo, y 3°) si es real que el público europeo, musicalmente,
es más culto que el argentino, y si lo es por qué.
VILLEGAS:
-Es más culto por una sola razón: porque es más viejo.
BENITO ZAMORA:
-¿Es la única razón?
VILLEGAS:
-La única. La infantilidad que abarca este país hace que no haya entrado en la
madurez musical. Por eso han descubierto recién el año pasado a Vivaldi...
BENITO ZAMORA:
-Todos ustedes han estado fuera del país. ¿Cómo se recibe la música argentina
en el exterior? ¿Es cierto todo lo que nos cuentan o no pasa nada y nos dicen que pasa?
CURA:
-En Japón, un país con 110 millones de habitantes, conocen la trayectoria musical
de todos nosotros. Se publican revistas increíbles con páginas enteras donde se
identifica a todos los músicos argentinos. Y aquí hay gente a la que eso no le interesa.
Fíjate que tienen discos de Enrique Villegas desde cuando tocaba con el dúo
Martínez-Ledesma...
VILLEGAS:
-Aquí pasa lo mismo. El público argentino conoce a todos los franceses, a todos
los italianos y, por supuesto, a los norteamericanos. ¡Pero no sabe quién es Adolfo
Abalos! Me gustaría saber si en Japón existen los mismos libros sobre músicos
japoneses.
CURA
-No
VILLEGAS:
-¡Ah!
BENITO ZAMORA:
-Enrique: ¿por qué el público argentino conoce más a los intérpretes
extranjeros que a los nuestros?
VILLEGAS:
-Porque a los argentinos siempre les ha interesado importar. Tan es así que un
amigo mío fue al Lido de París y pidió champagne importado...
BENITO ZAMORA:
-¿Es un problema de difusión?
VILLEGAS:
-No. No creo. Aquí a la gente siempre le gustó más el "escolazo" que
la música. Inclusive a los músicos. Tuve la suerte de escuchar a Francisco Canaro. En
esa época también tocaba Julio De Caro con su sexteto, que fue una de las cosas más
formidables que yo he oído. Pues De Caro no tenía público y Canaro sí. Siempre pasó
lo mismo. Después vinieron Salgan y Piazzolla, y los que siempre tuvieron público fueron
los anteriores. El público no es tan bruto como los directores artísticos creen. Estuve
en veintiún países y jamás conocí un director artístico que dirija algo
artísticamente.
TIRAO:
-En Francia, donde no entienden mucho de tango porque se quedaron en Canaro,
Filiberto o Gardel, no saben que existió Julio De Caro. Sin embargo, temas que yo no
puedo tocar en ciertos lugares de nuestro país porque no los entienden, son recibidos en
Francia con naturalidad porque existe en ese público una disposición distinta hacia la
música. Ahora se lo conoce mucho a Piazzolla, que ya tiene siete long-plays editados. Por
supuesto, su "fuerte" está en el grupo de gente "pensante".
BENITO ZAMORA:
-¿Es un problema de entendimiento o de gente "pensante"?
TIRAO:
-La música, en principio, es oído. Tanto para el que toca como para el que la
escucha. Es la eterna discusión que determinado público produce con respecto a
Piazzolla: si es o no tango. Yo le preguntaría a los que van al Colón a escuchar
"La consagración de la primavera" si la entienden. Es decir: les gusta o no les
gusta. Entonces, si se sientan a escuchar a Piazzolla, ¿por qué empiezan a definir si es
o no tango? Les gusta o no. Y eso lo define el oído. En el caso de los franceses, la
aparición de Piazzolla, después del gran bache existente entre el ano 30 y el 70, lo
compensan por una cuestión tal vez natural: primero lo escuchan. Después lo aceptan o
no. Pero no ponen en tela de juicio si es el tango que estaban acostumbrados a escuchar o
no.
BENITO ZAMORA:
-¿Entonces es un prejuicio argentino?
TIRAO:
-No sé. Ocurre que mucha gente entiende que el tango es bailable. Caso contrario,
para ellos no es tango. No se dan cuenta de que el tango, como el jazz, dejó de ser
música bailable para convertirse en música de concierto, de recital, y (para mi) de muy
buena jerarquía, haciendo las cosas a nivel Piazzolla, Salgan, Julián Plaza,
Tarantino...
BENITO ZAMORA:
-Oscar Cardozo Ocampo: ¿estés de acuerdo?
CARDOZO OCAMPO:
-Pienso que tu pregunta, "si es o no un problema de prejuicios", está
más o menos manifestando mi inquietud. Pienso que éste es un problema que más que
dilucidarlo entre músicos es para dilucidarlo entre sociólogos. Por eso no sé si es una
cuestión de oído. Creo, sí, que es una cuestión de actitud a asumir frente a una
manifestación nuestra. Llama la atención que un país que no tiene antecedentes cercanos
del tango, como Francia, acepta la evolución de Piazzolla con respecto al tango del año
30. No sé si lo acepta con entusiasmo. Pero por lo menos presta atención. El respeto, la
dedicación de escucharlo para ver de qué se trata y el no prejuzgar antes de escucharlo
ya me llama la atención y me lleva a preguntarme por qué en nuestro país no pasa. Por
eso mi duda: no sé si es un problema musical o sociológico. Quiero pensar que nuestro
público tiene muy buen oído.
TIRAO:
-¿Me perdonas. Oscar? Nuestro pueblo no sólo tiene muy buen oído sino, además,
buen gusto. Pero en estos diez o doce últimos años han aparecido una serie de señores
que se han encargado de arruinárselo...
VILLEGAS:
-Y yo voy a decir otra cosa desagradable que sé. Yo voy a los conciertos desde el
año '17. Siempre son las mismas caras. ¡Qué te parece, cholito! Pensá, musicalmente,
en los ídolos populares que ha tenido la Argentina de cincuenta años a esta parte.
¡Qué te parece, cholito!
CARDOZO OCAMPO:
-Yo puedo pensar de treinta años a esta parte, y realmente me asusta.
VILLEGAS:
-Yo hice una ley para este país: a más música, menos oyentes. Hay que terminar
con esta terrible mentira de decir que la música es un lenguaje internacional. La música
es un lenguaje igual a como es un lenguaje el francés, el inglés o el castellano. Los
que entienden castellano saben -cuando yo lo hablo- qué estoy diciendo. Con la música
pasa lo mismo. No te pongo la elección del si me gusta o no. Pero en la Argentina siempre
existe el doctor, el escribano o el diputado que te dice: "Aunque yo no entiendo nada
de música, a mi me parece. .." Y yo le digo: "Doctor -o lo que fuera-, si usted
no entiende nada de música, no le puede parecer absolutamente nada sobre
música...".
CARDOZO OCAMPO:
-.. .volvemos al problema sociológico.
BENITO ZAMORA:
-Oscar Alem, vos venís de Latinoamérica. ¿Qué pasa allá con nuestra música?
ALEM:
-A nuestro folklore se le da mayor importancia, mayor difusión que al folklore de
los países en los que yo estuve. Con el tango, en cambio, y a nivel masivo, sigue siendo
Gardel lo que siempre está vigente. Desde él en más, no se conoce nada. Por eso creo
que es un problema de información.
BENITO ZAMORA:
-Esto daría como resultante que el pueblo japonés es uno de los más informados
del mundo...
ALEM:
-Puede ser. Creo que es un problema de difusión, inclusive, retomando lo que
estaban diciendo Cacho y Cardocito, en Francia, por ejemplo, se puede aceptar y entender
-aparte de la cultura musical-, porque no existe el problema de comparación en el que
entramos siempre los argentinos. Acá se dice esto es o no tal cosa. Se toma a Gardel, a
Pugliese, se toman una cantidad de cosas que hacen restarle atención a la evolución. Y
allá no. Allá se piensa si es música o no, que es definitivamente lo que importa...
VILLEGAS:
-Es que parece ser que en cuanto empieza la música la gente se aburre. Todos los
ídolos que yo conozco en el mundo son cantantes. ¿Por qué? Porque viene el chantaje
sentimental del amor, de la paz, de la consideración... ¿Y la música? ¿Qué pasa con
la música? ¿Qué sucede con una modulación? Nadie lo sabe. ¿Qué pasa con un acorde de
séptima? Nadie sabe qué es. ¿Qué pasa con el timbre de los instrumentos? Acá, lo
único que falta por la música es interés. No hay oyentes...
BENITO ZAMORA:
-Enrique: ¿es un problema de oído o es un problema de técnica? Es decir, ¿la
gente tiene oído o tiene que saber qué es una séptima, una octava o una novena?
VILLEGAS:
-La técnica no interesa más, Zamora. Interesa la curiosidad o el gusto. Entonces,
si no entienden la música de Piazzolla, escúchenla 100, 200 ó 300 veces, y la van a
entender. Por repetición. Como están entendiendo ahora a Stravinsky. ¿Qué pasó cuando
se estrenó "La Consagración de la Primavera", en París?
TIRAO:
-Se escaparon todos..., no quedó nadie...
VILLEGAS:
-¿Qué pasa cuando uno fuma el primer cigarrillo? ¿O cuando toma el primer
whisky? Pero insisten, ¿no? Chicas o chicos, o lo que sean: insistan con la música y
entonces van a empezar a gozar a los grandes maestros también. |
TIRAO:
-Quiero completar lo que dice Enrique. A nuestros hijos los hemos mandado a jardín
de infantes. A cualquiera de los muchos que hay en nuestra república. El chico de tres o
cuatro años está jugando con las cosas que le dan o con sus juguetes, o están
sentaditos. Entonces, la música funcional que se les pasa a esos chicos ya la conocemos.
Son todos esos tipos de temas que no conducen a nada. Entonces digo: si ese chico está
jugando, no está escuchando música. ¿Por qué no poner preludios, arias, etc.? Porque
si el chico está jugando es lo mismo, aparentemente, una música que la otra. Pero el
oído se le desarrolla de maneras distintas...
BENITO ZAMORA:
-Enrique decía antes que es necesaria la repetición, lo que daría la pauta de
que hay temas que el público canta porque se los han impuesto por repetición y que
normalmente no son los temas que podríamos llamar musicales. ..
TIRAO:
-Mira. El año pasado estuve trabajando en Punta del Este y una tarde estuvimos
reunidos con músicos de Toquinho, que me dijeron lo mismo que me había dicho Badén
Poweil en el '68 y Sebastián Tapajós en el '71: el gobierno brasileño, cuando empezó
la cosa de la bossa-nova, contrató músicos, buenos músicos de su país, y los mandó
por el mundo entero a difundir su música. Y eso es lo que yo creo tendría que hacer el
gobierno argentino. Mandar delegaciones que muestren que entre la década del '30 y la
nuestra existieron otros músicos, hubo otra evolución. Y mostrarla.
BENITO ZAMORA:
-Enrique Villegas: ¿qué soluciones verías vos?
VILLEGAS:
-Yo quiero que cada provincia tengo un piano. Por eso dije hace muchos años, ¡al
gran pueblo argentino, pianos! Porque no hay pianos. Entonces no podemos tocar. Una vez
Martita Argerich fue a verlo al presidente Illia, y él le dijo: "Haga un petitorio y
que lo firmen mil pianistas". Y yo digo que no hay en el país mil pianistas. ¿Cómo
van a firmar un petitorio? Nosotros somos nada más que 24 millones de habitantes. Somos
muy pocos y estamos divididos como hinchas de fútbol. Entonces los hinchas de D'Arienzo
no quieren saber nada con Piazzolla. Y lo mismo pasa con el folklore, porque a los
sálteños les gusta lo de Salta y a los tucumanos lo de Tucumán. ¡Entonces argentino no
hay nada!
BENITO ZAMORA:
-¿Vos no crees que esa división está dada por ciertos intereses de los que no es
culpable el pueblo?
VILLEGAS:
-Yo sé que el pueblo nunca tiene acceso a nada. Pero esto viene de la época de
Mozart, Beethoven, muchachos que dieron todo lo que tenían y a los que nadie en su
momento escuchó. Y a nosotros nos pasa lo mismo. Acá los Chopin, los Liszt, somos Adolfo
Abalos, Horacio Salgan, Enrique Villegas y unos cuantos más. Somos los mismos. Y nos
damos nafta, y nos queremos, y nos admiramos, porque lo único que nos une es el amor a la
música, única razón de mi existir.
BENITO ZAMORA:
-Cuando una delegación argentina va enviada a representarnos oficialmente en el
exterior,
TIRAO:
-Yo fui en una delegación a España en 1971. El que la organizó me dijo que no
tocara obras de Piazzolla porque allí no lo conocían. Y las toqué. Y les gustó mucho.
¿No es cierto. Hugo?
DÍAZ:
-Es cierto. Además, el 50 % de la delegación podía haber sido otra más
representativa de nuestro país. Había gente que no tenía nada que hacer. Y a excepción
de Cafrune -al que se lo había promocionado individualmente- fuimos muy pocos los que
realmente tuvimos el apoyo del público español.
BENITO ZAMORA:
-Oscar Cardozo Ocampo, ¿cuando vos haces un arreglo musical lo haces pensando en
el exterior -como hacen muchos- o pensando en todos nosotros?
CARDOZO OCAMPO:
-Yo soy muy realista. Trabajo pensando en el disco con respecto a mi país. No es
sólo una cuestión romántica y nacional. Es también realista y comercial. Nosotros no
somos exportadores. Nuestros discos no salen al exterior y si salen no salen en la medida
en que tendrían que salir. Por eso es más importante trabajar para los 24 millones de
argentinos.
VILLEGAS:
-¿Tu pregunta significa que Cardozo debe escribir distinto si escribe para allá
que para acá? ... ¡Entonces la música no sirve para nada... !
BENITO ZAMORA:
-¿Es que acaso vamos a negar que hay quienes aprovechando la manija de la
difusión escriben para el exterior y escriben para ese interior que seríamos nosotros?
¿Vos no crees, como decía Cacho Tirao antes, que si los músicos contaran con el apoyo
gubernamental necesario podrían sentirse más respaldados?
CARDOZO OCAMPO:
-Sí. Desde el punto de vista del que va a escribir, Villegas tiene razón: no se
puede escribir para allá y para acá. Desde el punto de vista discográfico, seamos
realistas: no somos exportadores...
VILLEGAS:
-.. .claro. No tienen difusión.
BENITO ZAMORA:
-Pero ese problema también lo tenemos en la Argentina. Conocemos artistas
-entrecomillados varias veces- que tienen una gran difusión. Y ustedes, ¿qué?
VILLEGAS:
-Yo no sé. Siempre tengo que hablar de esto y no me gusta porque es muy triste
para mí. En el año '55, siendo un artista argentino, grabé por primera vez en la
Columbia norteamericana dos discos de jazz que se publicaron en todos los países del
mundo menos aquí. ¿Por qué? Porque según me dijeron en aquel entonces los argentinos
no compran discos de argentinos. ..
BENITO ZAMORA:
-¿Entonces es un problema del público o de quienes manejan no sólo las
grabaciones sino también la difusión
CARDOZO OCAMPO:
-Nuestro pueblo no es sordo. Si está asordinado, no es su culpa. Pero este
problema no es nuevo. Nuestro público está recibiendo una deficiente alimentación
musical, problema que quizá en Europa no exista. Por eso digo que tal vez no sea un
problema de músicos sino de sociólogos. La alimentación llega al oído del público por
los medios de difusión. Pienso que se lo está alimentando mal. Se le está corrompiendo
el gusto musical.
BENITO ZAMORA:
-¿Quién tiene la culpa?
ALEM:
-Todos.
VILLEGAS:
-Pero es que acá todos son intereses creados. ¿Y de quién son? No sé. Habría
que preguntarle a Jacinto Benavente. ¿Entienden? Yo, por ejemplo, quiero escuchar
música. ¿Qué tengo que hacer? Esperar que venga la temporada y se abra el Colón, que
es el único sitio donde se puede escuchar música. Porque no voy a ir al "Viejo
Almacén" ni al "Caño 14", porque desde hace años están siempre los
mismos artistas que siempre cantan lo mismo. Y no hay ninguna rotativa. Quiero escuchar
jazz y tengo que ir al Buenos Aires ése, donde está ese asesino del jazz al que no
quiero ni nombrar porque es mi enemigo personal número uno, y es él, él, él, el que
está ganando dinero. Usa la vanidad de los pobres muchachos que quieren ir adelante, y
ahí está. Y los lleva a "borderó". Y si van seis personas les da un café con
leche con medialunas...
BENITO ZAMORA:
-Oscar: ¿La medida que dispone la difusión obligatoria del 50 por ciento de
música nacional no resulta contraproducente en función de que se programa cualquier cosa
con tal de cumplir con el porcentaje?
ALEM:
-Habría que hacer un porcentaje de difusión de buena música. En el folklore la
hay, en el tango también, en la otra también. Nosotros tenemos, como en el caso del
alimento, que tratar de comer lo mejor, no lo peor.
BENITO ZAMORA:
-¿Entonces estás hablando de un porcentaje cualitativo y no cuantitativo...?
ALEM:
-Si, aunque eso es también difícil porque lo que me gusta a mí puede no gustarte
a vos y viceversa. Pero el mal no radica en la medida que se ha tomado. El mal radica en
el porqué se ha tenido que tomar...
CARDOZO OCAMPO:
-Mira, yo estoy de acuerdo con esta disposición que obliga un porcentaje de
difusión. Y mal que nos pese la imposición, ahora prendes la radio y escuchas música
argentina, que si bien es cierto en algunos casos no es de la calidad que querríamos, es
música argentina, Respecto a lo cualitativo, yo quisiera saber quién puede ser el juez o
quién puede determinar qué tiene valor o qué no lo tiene después de cincuenta años de
corrupción auditiva, como dice Villegas.
TIRAO:
-Como no está en nuestras manos, creo que lo único que queda es esto que hicimos
en estos dos programas, el de ayer y el de hoy: Hablar, aclarar cosas y tocar cada vez con
más ganas. Al final se nos va a dar.
VILLEGAS:
-¡Sí, señor!
CURA:
-No te voy a robar más tiempo. Estoy de acuerdo con todo lo, que ellos han dicho.
Gracias a vos.
BENITO ZAMORA:
-Y como se nos acaba el tiempo, gracias a ustedes, habitantes del sonido: Oscar
Alem, Oscar Cardozo Ocampo, Domingo Cura, Hugo Díaz, Cacho Tirao y Enrique Villegas. |