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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Reportaje a Ringo Bonavena
octubre 1973
(continuación)


Luis Darío Laplacette
Fotos: Rodolfo Lobianco

 

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Por esa noche, Ringo se despide de la rula. Una vez en la calle, camina erguido, con los botones de la camisa desprendidos, dejando entrever su torso desnudo. Los pies planos desbordan los mocasines (calza 46). Son las 3.10 de la madrugada, el casino acaba de cerrar y la apacible vida nocturna de las Termas de Río Hondo se quiebra con su voz, sus carcajadas. De pronto, tropieza con un niño de siete años que duerme en la puerta de una confitería céntrica. Lo acaricia y comenta:
-¿Ves? A mí lo que me duele es ver a estos pibes tirados. Esto es lo que tiene que arreglar Perón. Así como viven, estos chicos terminarán siendo unos resentidos, ¿y cómo no lo van a ser? ¿Como querés que quieran a la madre, con una madre así, que los abandona, pobrecitos?
-¿Por quién votaste en la última elección presidencial?
-No voté. Había perdido los documentos.
-¿Cuáles son tus ideas políticas?
--Mis ideas políticas son muy conservadoras, aunque admito alguna elasticidad. Soy conservador por mi vieja, por mis hermanos, y mi política es que el presidente que venga tire para la Argentina.
-¿Qué tendría que hacer?
-Que se fije primero en el pueblo, mejor dicho, en el trabajador, porque no todo el pueblo trabaja, hay muchos atorrantes; bueno, que se fije en el que trabaja en una fábrica y no tiene una casa, en el que pagó jubilación toda su vida y tiene que seguir laburando, en el que con 30 años de servicios todavía no puede salir de un conventillo, Pero que ayude a los que laburan y no a los "vivos", porque yo estoy con el refrán que dice "El que quiere pescado que se moje".
-¿Qué más?
--Menos viaje, el presidente tiene que hacer menos demagogia. Si va "a un hospital a ver a los pibes, que no se ande sacando fotos en el momento que les da caramelos. No, eso no. Que eso lo deje para los boxeadores burgueses como yo, para los artistas que viven de eso. Un presidente tiene que vivir de las obras que hace y no de las apariencias. Esas son sus obligaciones, pero que no las ande promocionando. Eso es para Karadagián...
-¿Cual es tu opinión sobre Perón?
-Mira, yo puedo imitar a muchos deportistas que antes del 55 y ahora de vuelta le dedican los triunfos a Perón. Es más fácil, pero eso sería demagogia. Y a mí me molestan los tipos que dicen ser peronistas y buscan un puesto en cualquier lado: en la Municipalidad, en la Comisión de Box... No, viejo, tienen que ser peronistas de alma, pero sin andar mangándolo al líder. Mira, mi vieja es peronista. Ahora yo no sé bien si es porque Perón nos dio una mano cuando éramos chicos y nos ayudó con ropa (acordate que éramos nueve hermanos) o porque es peronista realmente. Ella le tiene cariño y, por reflejo, dos o tres de mis hermanos son peronistas. Yo no sé. Lo único que te digo es que les pido a los peronistas que lo apoyen al General, pero sin mangarlo, laburando. Fijate una cosa: ¿sabes por qué España nos pasó por arriba? Porque en 35 años tuvieron un Franco solo. Acá lo que hace falta es más laburo.
-¿Algo más?
-Que Perón tampoco hable en plural, nada de decir nosotros; que diga yo, yo los voy a llevar adelante, como la yegua madrina.
Después de 15 días de vacaciones, el grupo retorna a Buenos Aires. En el avión, Ringo no se queda quieto un instante: camina por el pasillo, ingresa a la cabina, dialoga con cuanto tripulante se le pone a tiro.
Revisa todos los juguetes que ofrecen las azafatas. Primero elige una muñeca ("Es para la nena. Es linda, ¿no?"); al rato un autito eléctrico con el que empieza a jugar sobre la bandeja plegable del asiento.
-¿Ves seguido a los chicos?
-Y claro que sí. Cómo será que me fueron a despedir al aeropuerto cuando viajé al exterior la última vez.
-¿Cuál es la relación que mantenes con ellos?
-Bárbara, bárbara. Los otros días me pasó una cosa tan curiosa que nunca me había pasado antes. Y presta atención porque te da una idea de cómo han cambiado los tiempos. Resulta que fui a verlos a la casa de mi mujer, y después de comer lo mando al nene a buscar cigarrillos. ¿Sabes lo que me contestó? "Aquí vos no mandas porque no estás nunca." Yo me quedé helado: "Ah, ¿así que no mando yo?...", .le dije, y lo agarré del cogote. Lo llevé hasta el placard del dormitorio y mientras lo tenía en el aire, con la derecha le tiré toda la ropa al suelo. Después, me fui a la heladera y saqué todas las cosas que le gustan a él. Repetí la operación con todas las cosas que tiene. Al final le dije: "¿Ves? Todo esto es mío. Yo te lo traje, yo te lo compré. Así que una de dos: o me vas a comprar cigarrillos o te lo tiro todo." Enseguida comprendió que mandaba yo.
-¿Vos eras así cuando chico?
-¡Estás loco! ¿Cuando iba yo a contestar una cosa así? Ahora son unos atrevidos.
-¿Qué haces para corregirlos?
-iNo te digo. Los agarro del cogote... Pero estudian, ¿eh?, estudian.
-¿Tienen buenas calificaciones?
-Y, más o menos. La nena sí, pero el pibe...
-¿Por qué?
-¿Y qué querés? No puedo ir siempre al colegio. No puedo agarrarlo del cogote todos los días.
-¿Vos estudiaste?
-Toda la primaria
-¿Dónde?
-Por todo el barrio.
-¿Y cómo andabas con tu madre?
-¿Me estás cargando? Mi madre es el ser más bueno que hay sobre la Tierra. El más dulce. ¿Viste el cariño que le tengo? Bueno, mi madre me hizo, me dio de mamar, me crió... ¿como no querés que la quiera? Además, como ella es buena, a mí me parece que todas las mujeres tienen que ser buenas. ¿Viste? Son comparaciones que uno hace.
-¿Tu madre es como todas las mujeres?
-¡Ah, no, no! Hay mujeres y mujeres. A ella no le voy a permitir que haga cosas que hacen otras mujeres. En eso, soy muy estricto. Si no perdería la imagen de santa, de santa madre que tiene. Por ejemplo, una mujer que tiene el marido afuera dice: "Voy a bailar, ¿qué mal hago?" Pero, ¿qué es lo que piensa la gente? Que es una trasnochadora. Sí, no me digas, ya sé que la maldad se puede hacer de día, pero por respeto a los hijos no hay que dar lugar a los chismes. ¿Te imaginas qué rabia da no poder defender a la madre? Y la madre es la base de la familia, y la familia es todo: unión, respeto, felicidad. ¿Te das cuenta? Estando con la familia uno es feliz. Mas en mi caso, porque yo vengo a ser el padrino de mi familia. Y mi hermano José viene a ser Al Pacino. ¿Y sabés por qué me identifico así? Porque soy igual a Don Corleone, yo soy el que tapo los agujeros, el que los protejo y no permito que nadie se entere de lo que pasa entre nosotros. Bueno, soy el Marlon Brando de mi familia.
El avión está por aterrizar y Ringo simula rezar juntando sus manos. Luego, besa una medalla y conjuga otra de sus cábalas: cruzar los dedos.
Y vuelve a reírse, gritando, para que todos lo escuchen, mientras desciende por la escalerilla: "¿Saben lo que le pasó a la vieja los otros días? Me hicieron un reportaje por la radio y se me ocurrió decir que mi vieja me había dado ruda macho para que ganara Huracán y ruda hembra para que la tirara en la cancha de San Lorenzo, mufando a los de Boedo. Y como ganó el Globito y perdieron los jeringas, a la noche, a eso de las 3 de la madrugada, la llaman por teléfono a la vieja para decirle: ¡Bruja! ¡Pobre vieja! ¡Qué fanática es la gente! Y se creen cualquier cosa. Fijate que ahora, cualquier pobre gato tiene sus cábalas.
-¿Vos tenés muchas?
-No sé si son cábalas pero creo en varias cosas. Mira, llevo una medalla de la Madre María y otra -las muestra- de la Hermana Irma. También creo en Jesucristo. ¡Qué tipo sensacional! Y si es cierto lo que hizo, cómo lo mataron... y todo por sus ideas, realmente me parece un hombre con todas las de la ley. Más en esa época, que eran bárbaros de verdad. A mí me hubiera gustado vivir en esa época, o mejor, un poco más adelante, en la de los romanos. Yo hubiera sido gladiador, claro, un gladiador argentino bien macho.
-¿Ahora también sos una especie de gladiador?
-Ahora soy como un perro grande al que la gente le pisa la cola y después protesta porque muerde. Es cierto que no soy el dueño de la verdad, pero ya estoy podrido de que me pisen la cola.
Mueve las manos, gesticula, nada parece conformarlo.
-Es como te digo: el alboroto lo arman los demás, los que me pisan la cola, no yo. Y eso que a veces me hago el gil. No sé, debe ser por envidia, porque no puedo pensar que todos sean ignorantes, que no entiendan que yo hago un trabajo. Mira, la verdad es que yo sé que hay gente que me desea el mal. Lo sé, lo presiento. Por eso me pasan estas cosas -se toca la mano, donde tiene articulaciones anuladas-. Pero acordate: el día que yo me muera, mi alma se le va a meter bien adentro al que me hizo mal. Y después que le vaya a cantar a Gardel.
-¿Sos católico?
-Apostólico y romano. Eso sí, no voy a misa todos los días, pero sí de vez en cuando. Y aunque no estoy de acuerdo en algunas cosas, no me mezclo con otras religiones.
-¿En qué no estás de acuerdo?
-En que no se acepte el divorcio, por ejemplo. A mí me parece que hay que dar alguna chance más a las parejas que se llevan mal. No a esos que se casan cuatro o cinco veces, ¿eh? Eso tampoco. Pero alguna chance más, sobre todo para los varones, no vendría mal. Fíjate que las mujeres nacen con esa idea fija: tener novio y casarse, ¡cómo será que al cantante de moda enseguida lo imaginan como el novio!.
-¿La culpa es de las mujeres?
-La verdad que no, los giles somos nosotros. Mira a los jugadores de fútbol: apenas empiezan a agarrar unos mangos, ¿qué hacen? Se casan. En vez de disfrutar primero, comprarle la casa a los viejos.... no, se casan. Eso es lo que yo no puedo entender.
-¿Estás de acuerdo con el aborto?
-¡Linda pregunta! La mejor que me hiciste. Escucha esto: yo tengo dos amigos, mejor dicho, conocidos, que se casaron porque la mujer no quería abortar. Y después de tener dos hijos empiezan a hacerlo. ¿Te das cuenta? Yo no entiendo. ¿Por qué ellas no quisieron antes? ¿Acaso para engancharlos?
-¿Qué opinas de la homosexualidad?
-Es como la muerte. El que se pasa para ese lado no vuelve más.
-¿Sobre qué asunto desearías informarte a fondo?
-Y... sobre los extremistas. ¿Por qué están? Podría decirte que gustarme, lo que se dice gustarme, no me gustan. Sobre todo porque por ahí meten una bomba y matan a cuatro pibes inocentes.

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Ahora, la verdad, es que yo nunca hablé con ninguno de ellos para ver qué es lo que se proponen. Pensá un poco: nosotros, que nunca sufrimos una guerra, tendríamos que ser millonarios y estar todos durmiendo panza arriba. Pero, en cambio, somos unos muertos de frío. ¿Y a quién le vamos a echar la culpa? ¿A los yanquis? No, a nosotros mismos. Si yo pierdo una pelea porque no me entrené, no le puedo echar la culpa al otro. Siempre llorando, llorando... No, no, tenemos que ir adelante por nosotros mismos. Y no tenemos mucho tiempo porque ya nos come el león. Y el león, cuando te morfa una pata, te morfa todo. Es peor que las pirañas, porque las pirañas por lo menos te dejan los huesos.
Actualmente, Ringo vive solo en un departamento de la calle República de la India, frente al Jardín Zoológico capitalino. Tiene un Mercedes Benz 280 SE blanco, modelo 71 y una docena de departamentos que le producen una renta mensual estimada en más de dos millones de pesos viejos. Entra a todos lados sin pagar, lo dejan pasar por donde no pueden los demás, lo invitan a comer no menos de diez veces por día, los adultos le manifiestan su cariño y los chicos lo idolatran.
-No hay que exagerar en cuanto a la guita -advierte-. Tengo los departamentitos, nada más. El resto lo gasté todo. Estoy tirado. Es que después del divorcio tuve que hacer la separación de bienes. Claro, de ahora en adelante sí, es para mí solo. ¡Y quieren que me case otra vez! Me van a agarrar si son brujas.
-¿Tanto miedo le tenes al casamiento?
-Es que no creo que exista la mujer que yo quiero o la que pretendo tener. No existe por la mentalidad de la mujer actual.
-¿Cómo es esa mentalidad?
-Muy liberal, che. Y a mí no me gusta la mujer liberal. Quieren ser liberales y cuando estás con ellas en la cama quieren que apagues la luz. ¡Que apagues la luz! Y pensar que andando por la calle no ocultan nada, nada. Andan desnudas por la calle, ¿no las vistes?
-Se supone que vos no encontras la mujer de tus sueños porque buscas una que sea parecida a tu madre, buscas un ideal.
-No, no, mi vieja es gorda y a mí no me gustan las gordas.
-A lo mejor buscas otras semejanzas.
-No, te digo que no. Es inútil: todos piensan lo mismo. No busco una mujer con la imagen de mi madre; mi madre es vieja y a mí no me gustan ni las viejas ni las gordas para los placeres. Mi vieja es buena, es cariñosa, se desvive por uno. Pero no me gusta para casarme.
-¿Cuál es la mujer que te gusta?
-A mí me gusta la mujer sexy, medio degeneradita.
-¿No era que no te gustaban las mujeres liberales?
-Entendeme bien: medio degeneradita conmigo. No con los demás.
-¿Y las encontrás?
-¡Y las hay!. Ahora, que me gusten del todo, ya son veinte guitas aparte. Porque puede ser degeneradita y bizca, y a mí con ésas no. Las bizcas tampoco funcan conmigo. ¿Sabes cuáles son las más degeneraditas? ¡Las intelectuales, te lo digo por experiencia. Tal vez porque estudian mucho se les degenera la mente. En fin, yo elijo como un gourmet. Puedo darme ese lujo porque soy el gran macho argentino.
Todavía sigue festejando el triunfo de Huracán en el Campeonato Metropolitano de fútbol. Capaz de desandar dos mil kilómetros para verlo jugar, nadie duda que es un fanático. Tiene una credencial especial para acceder al palco de honor de todos los estadios porteños y es un habitué de los vestuarios. Conoce a casi todos los jugadores, con quienes suele gastar sutilezas de este calibre: "¿Cómo andas, Loco? -interrogó frente a Siete Días a Rene Houseman, el habilidoso puntero de Huracán-. Frank Sinatra me preguntó por vos." El sorprendido interlocutor no atinó a balbucear más que "¡Ah! ¿Así que Frank Sinatra te preguntó por mí? ¿De donde me conocerá? ¡Qué bárbaro!" Más tarde, en la calle, unos chicos se acercan y le preguntan:
-Ringo, ¿lo conoces a Monzón? ¿Es amigo tuyo?
-Bah, conocido y gracias - desprecia Bonavena.
-¿Y a Nicolino Locche?
-Es pelado. ¿Saben por qué es pelado? Por alcahuete. Y no le digo botón -abunda- por no ofender a los botones.
Comienza a agitar un llavero de plata que tiene sus iniciales: "Me lo regaló la modelo Mónica Posse cuando vino a tomar el té a casa. Yo tengo muchos recuerdos de artistas", se florea. Y empieza a hablar de Susana Giménez: "Querés que te cuente una. Resulta que Susana me andaba persiguiendo para tener algo mío, un souvenir, algún recuerdo... Y yo nada. Hasta que me compró el coche que tenía antes. ¿Qué tal?" Al instante informa que le gustan las vedettes: "Las vedettes, ¿eh?, no las coristas. Las coristas son una categoría inferior, son esas que salen con todo al aire. No, a mí ésas no me gustan. Prefiero las vedettes. Claro que no para casarme, ¿eh?"
No tarda mucho en volver a referirse a sus dotes de "gran macho", el que "sabe hacer el amor como ninguno", dueño de técnicas de conquista propias que mensura con holgura: "Las invito a cenar en lugares bien, y las llevo a boites sofisticadas, donde van los bacanes nada más. Y voy preparando la relación. Claro que podría obviar esa antesala, pero yo no soy ningún tipo fácil, ¿te das cuenta? No, cada salida tiene sus encantos. Vos fíjate que hay algunos chichipíos que no saben gozar de la vida, que creen que solamente se goza haciendo el amor. ¡Pobres pibes! Se goza con un buen cigarro, un vino de buena cosecha, empilchando bien, tirando tiros, ¡qué sé yo! Se goza disfrutando cada cosa, viviéndola. Además, hay que saber hacer de todo: si querés que esquíe, esquío; si querés que ande a caballo, ando. Y un tipo que sabe hacer todas esas cosas, ¿qué es? Un playboy. Pero yo no quiero andar jactándome de eso, ni andar hablando de guita. En cambio, ¿sabes lo que hago? Les enseño a los chichipíos amigos, con ideas antiguas, qué tienen que hacer: los avivo, eso es lo que hago, los avivo un poco para que no sean tan otarios.
-A Foreman, ¿también lo vas a avivar?
-¡Y cómo no! Es un mono medio gil que se come todas las bananas verdes. Lo voy a apiolar un poco. Un poco, nomás. A ver si todavía se aviva del todo. En fin, como podes darte cuenta, yo soy un genio en todos los niveles. Una estrella, digamos. ¿Y sabes por qué soy una estrella?
-¿Por qué?
-Porque peleo de noche, viejo. Las estrellas, ¿cuándo salen? De noche. ¿Viste qué clase tengo para todo?
-A propósito, ¿a qué clase social perteneces?
-Y, a la de la gente bien, a la de la gente honesta. ¿Qué te creías?...

 

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