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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Argentina
EL PARTIDO QUE ESTA EN JUEGO

Perón - Balbín


La postulación presidencial de Juan Domingo Perón -y la posible integración de una fórmula con Ricardo Balbín- abre un apasionante proceso político. La asunción interina de Raúl Lastiri -en la foto junto a José Rucci, Ricardo Otero y José López Rega-, marcó el comienzo de una etapa controvertida, cuyo desenlace comienza a vislumbrarse.

 


Oscar Alende


Perón


Troccoli


Manrique


Balbín


 

"¡Venga un abrazo, diputado! ¡Si ahora somos primos hermanos!" Con los brazos abiertos y una ancha sonrisa, un robusto militante peronista de la Unión Obrera Metalúrgica lanzó la propuesta al abogado Antonio Tróccoli, presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical. Sucedió en la sesión del pasado viernes 13, cuando las cámaras aceptaron las renuncias del presidente Héctor Cámpora y el vicepresidente Vicente Solano Lima. Desde un día antes la opinión pública se debatía bajo un aluvión de versiones cuyo único punto de coincidencia era anticipar la inminente asunción presidencial de Juan Domingo Perón. Los días posteriores permitieron decantar las informaciones circulantes, al tiempo que cobraba consistencia una posible salida institucional, estructurada en torno a una fórmula de fierro, según la apreciación popular: Perón presidente, Ricardo Balbín vice. A partir de esa perspectiva —y de otras— el espectro político argentino pareció introducirse en un caleidoscopio: izquierdas y derechas, nacionalistas y liberales no lograban zafarse del desconcierto. Los distintos sectores del justicialismo, por otra parte, se apresuraban a demostrar que las palabras del líder —pronunciadas ante la Red Nacional de Radio y Televisión, en la noche del viernes 13— reforzaban sus respectivas —a veces contradictorias— posiciones.
Para clarificar el complejo panorama, Siete Días transitó sindicatos, sedes partidarias y claustros universitarios, colectando opiniones y trascendidos que tratan de delinear los reales perfiles del proceso que atraviesa el país.

LOS IDUS DE AGOSTO
La jornada parlamentaria del viernes 13 —qué pasó casi desapercibida en los medios de información— contiene una de las claves imprescindibles para desentrañar la situación política nacional. Desde las graderías del Congreso —copadas por adictos al secretario general de la CGT, José Rucci— partieron prolongados aplausos hacia los legisladores radicales. Pero cuando Roberto Vidaña, parlamentario de la Juventud Peronista, rozó con su crítica a la conducción de la central obrera, fue abucheado y calificado de "trotskista". En ese momento, un fogoso cegetista llegó a sorprender hasta a sus pares gritando "Viva la burocracia sindical".
Si a todo esto se agrega que la Federación le Luz y Fuerza imprimió volantes mariposas con el slogan "Perón-Balbín: Por la Patria", se comprenderá que la rama gremial del justicialismo guarda en este momento mayor afinidad política con la dirección de la UCR que con la mismísima Juventud Peronista, a la que juzga "excesivamente izquierdista".

LA ROSA DE LOS VIENTOS
"Perón será presidente para aplastar la infiltración". La frase, repetida hasta el cansancio por simpatizantes de todas las fracciones internas del justicialismo, encubre la polémica de fondo: el enfrentamiento entre las dos ramas más importantes (política y numéricamente) del Movimiento Nacional Peronista. Por un lado se alinean el grueso de las 62 Organizaciones Gremiales, la CGT, la Juventud Sindical Peronista, el ministro de Bienestar Social, José López Rega, y el subsecretario de Deportes, Jorge Osinde. La estrategia de este sector sería —según los observadores— la siguiente:
• Unidad con la Unión Cívica Radical, especialmente con Ricardo Balbín.
• Aplicación del plan económico elaborado por la CGE y CGT.
• Erradicación de los funcionarios provinciales y universitarios considerados izquierdistas.
• Normalización de las regionales de la CGT en cuya dirección participan líderes marxistas (Córdoba, Salta, Río IV, Misiones); en su reemplazo se trataría de ubicar a dirigentes afines a la conducción nacional de la central obrera.
• El domingo 15 los matutinos porteños publicaron una solicitada signada por los llamados Comandos Agrupados de la Resistencia Peronista —sin actuación pública hasta entonces— que afirmaba: "Osinde salvó a Perón (...). El 20 de junio el aparato marxista se movió para asegurar la presencia de los organizados grupos trotskistas frente al palco que debía ocupar el líder y para asegurar a éstos la provisión de armas un sospechoso dispositivo publicitario destinado a promover a los Montoneros con el consiguiente desprecio hacia los distintos nucleamientos del Movimiento Nacional Justicialista y de la CGT y las 62". Al mismo tiempo, una pegatina de carteles en el centro capitalino denunciaba que "quienes atacan a Osinde son el ERP, los homosexuales y los drogadictos".
En las antípodas se ubican los sectores de la Tendencia Revolucionaria, mayoritarios en la Juventud Peronista, la Juventud Trabajadora Peronista y las formaciones especiales. Su línea atendería a estos puntos:
• Unidad con la UCR, especialmente con sus sectores juveniles.
• Profundizaron de las pautas programáticas del Frejuli y La Hora del Pueblo. Consideran que el paquete de medidas económicas inspirado por la CGE no otorga al Estado un control suficiente sobre las inversiones extranjeras.
• Defensa de las regionales duras de la CGT; desplazamiento de la actual cúpula cegetista.
• En su edición del martes 17, el semanario El Descamisado —vocero de estos núcleos— insta a que Perón ocupe el sillón presidencial antes que concluya el mes de agosto. En la misma revista se inserta una solicitada de FAR y Montoneros, donde señalan la necesidad "de la organización y movilización popular en los barrios, unidades básicas, fábricas, sindicatos, escuelas y facultades para mantener en estado de discusión y alerta al pueblo peronista".
• Según las formaciones especiales López Rega, Rucci, Osinde, Alberto Brito Lima, entre otros, serían "agentes del imperialismo yanqui" y Perón estaría "cercado" por esos núcleos.
Conviene agregar quo los reemplazos de Esteban Righi y Juan Carlos Puig por Benito Llambí y Juan Vignes en los decisivos ministerios de Interior y Relaciones Exteriores, respectivamente, fue un rudo golpe para la autotitulada corriente revolucionaria del justicialismo.
La lucha por el poder, entonces, dio vuelo a las versiones más dispares: los sindicatos no verían con malos ojos —insisten algunas usinas de rumores— la fórmula Perón-López Rega. También se afirmaba que el binomio Perón-Cámpora sería apoyado por las huestes juveniles peronistas, aunque hasta el cierre de esta edición no se había oficializado esa postura. Entre las otras figuras que también fueron barajadas —a nivel de rumor— para ocupar la vicepresidencia, con Perón, se cuenta su esposa, Isabel Martínez, y el comandante en Jefe del Ejército, Raúl Carcagno. A pesar de este aluvión de posibilidades no se advertía oposición a que el mítico Ricardo Balbín acompañe a Perón en una fórmula de conciliación nacional. Pero para confirmar esa posibilidad deberá esperarse al sábado 28, cuando se reúna la Convención Nacional de la UCR, que se expedirá sobre la cuestión.

"BALBÍN SOLUCIÓN"
La semana pasada, un clima de moderado optimismo reinaba en la vieja Casa Radical, enclavada en pleno centro porteño: luego de conocerse la renuncia de Héctor Cámpora, una cuarentena de encanecidos boinas blancas coreó el estribillo "Balbín solución". Estaban allí reunidos para analizar la posibilidad de llegar a un acuerdo con Juan Perón. Porque los dos líderes de las fuerzas mayoritarias parecen afianzar sus vínculos día a día. "La única persona que no me macanea es usted", le habría dicho JP a Balbín. Por otra parte, se rumorea que el caudillo radical comentó ante sus colaboradores más inmediatos: "Después de todo, Perón no había sido tan difícil; no es el Perón que habíamos combatido".
Así y todo, lo inminente de las elecciones (al parecer se realizarían el 2 de setiembre) obliga a ambos sectores a apresurar las coincidencias. Según trascendidos, los radicales pedirán ingresar en ministerios y secretarías nacionales y provinciales; incluso se afirma que sus técnicos económicos colaborarán con José Gelbard en la cartera de Hacienda. "No tenemos nada que perder y todo por ganar —señalaron a Siete Días miembros del Comité Nacional de la UCR, quienes agregaron: no haremos lo de Frondizi en 1958; nosotros tenemos partido y legisladores propios. Además, existe una gran presión partidaria y extrapartidaria que nos impulsa a aliarnos al peronismo".
No fueron las únicas novedades: dirigentes peronistas y radicales habrían acordado la confección de carteles y material propagandístico con el lema "Perón-Balbín: Vote por la azul y blanca"; bajo esa frase, habría dos manos unidas sobre una bandera argentina. Curiosamente, los brazos que servirían de "modelo" corresponderían a conocidos periodistas de un semanario que publicó esa alegoría en su tapa de meses atrás.
"Va a tener que acostumbrarse a la marchita", bromeaban con Balbín algunos correligionarios. Pero eso quizás no sea necesario: Balbín y Perón ordenarían pública y simultáneamente a sus seguidores no cantar las marchas partidarias, y reemplazarlas por el Himno Nacional.
Entre tanto, el ánimo reinante en el edificio de Maipú y Rivadavia —cuartel general del alfonsinismo— era totalmente distinto. Nerviosos, quizás sorprendidos, los dirigentes del Movimiento Renovación y Cambio no se limitaban a criticar el proceso ("Es un golpe de derecha", lapidó Raúl Alfonsín), sino que discutían la posición a asumir en la próxima convención radical; allí son necesarios 2 tercios de los votos para apoyar a un candidato extrapartidario. El alfonsinismo asegura contar con el tercio necesario para vetar la candidatura en aras de "la individualidad partidaria", argumento compartido por el ex presidente Arturo Illia y por el moderado Francisco Rabanal. De todos modos se consideraba casi imposible que el conflicto entre balbinistas y renovadores culminara con la ruptura del partido de Yrigoyen.
La derecha radical, tradicionalmente antiperonista, es el ala que hoy apoya con mayor entusiasmo la posibilidad de la entente con el justicialismo. En esa dirección se anota la prédica de Julián Sancerni Jiménez y Raúl Zarriello, patriarcas del unionismo porteño.
La Juventud Radical, por su parte, parece distanciarse de la postura de su mentor, Raúl Alfonsín. Mientras éste se opone a la concordancia, la JR estimula la fórmula Perón-Balbín. Siete Días dialogó la semana pasada con miembros de su Junta Nacional y accedió a la siguiente proposición, que los jóvenes llevarán a la convención partidaria:
• Acuerdo con el peronismo y otras fuerzas populares para concretar el proceso de liberación.
• Llamado a elecciones libres en la CGT.
• La UCR deberá tener derecho de veto sobre la designación de los ministros.
• Se propondrá un plan de 10 puntos, donde el futuro gobierno se comprometerá a poner en marcha la nacionalización de los sectores claves de la economía, la reforma agraria y otras medidas económicas.
• Rechazará la tesis de "mantener la individualidad partidaria" —levantada por Alfonsín—, por considerarla fruto de un prejuicio "gorila y pequeño burgués".
Pese a todo, algunos popes balbinistas recelan aún del proceso; según ellos, todavía no ha existido un ofrecimiento concreto por parte del peronismo (ver recuadro correspondiente al diputado Tróccoli). Al parecer, la postergación de la Convención Nacional del Radicalismo (del lunes 23 se pasó al sábado 28) obedecería a esas inquietudes.

EL FUEGO Y LAS VÍSPERAS
A mediados de la semana pasada, trascendía que el Partido Comunista apoyaría la fórmula Perón-Balbín; no era sino la reafirmación del respaldo a Cámpora, decidido por su Comité Central (por mayoría de dos tercios) días antes de su renuncia. Al mismo tiempo, el PC desempolvaba su antigua tesis de "frente único", un intento de ingresar al acuerdo radical-peronista.
Las situaciones más conflictivas, con todo, se registraban en la ciudad de Córdoba. En la noche del lunes 16, pequeños grupos comando —de tendencia anticomunista— ocuparon los locales de la CGT regional y la sede de Smata; horas después se retiraron pacíficamente. Antes habían sido rechazados a balazos cuando intentaron ingresar por la fuerza a la sede de Luz y Fuerza.
Es que la izquierda marxista exhibe en la segunda ciudad del país una influencia que no ha logrado ser neutralizada por la conducción nacional de la CGT. El poderoso Smata —el gremio más importante
de la provincia— es dirigido por Rene Salamanca, un gremialista que suele movilizarse en bicicleta y que conduce a las Agrupaciones Clasistas 1º de Mayo. Este núcleo, pese a ser rotulado de "ultraizquierdista" por sus opositores, organizó el domingo 15 un congreso con la asistencia de más de medio millar de delegados obreros de todo el país. Su estrategia es la unidad con el peronismo duro para enfrentar a las huestes de Rucci.
El electricista Agustín Tosco —secretario adjunto de la CGT cordobesa—, por su parte, continúa su áspera polémica con la conducción nacional de la central obrera. Además, se apresta a propagandizar su línea desde El Mundo, un periódico porteño que reaparecerá en las próximas semanas y que sería dirigido por el abogado peronista Luis Cerruti Costa. Allí escribirán justicialistas, trosquistas y, quizás, comunistas prosoviéticos.
Entre tanto, Juan Domingo Perón estudia la puesta en marcha de la parte final de un proceso político inédito en la historia: el regreso al poder, 18 años después de su derrocamiento. 

TROCCOLI: "SOLO SON HIPÓTESIS
Cuando arreciaban las versiones sobre la posibilidad de un acuerdo radical-peronista, Siete Días entrevistó a Antonio Tróccoli, presidente del bloque de diputados de la UCR y uno de los asesores más notorios de Ricardo Balbín. Esta es una síntesis del diálogo.
—¿Cómo evalúa la renuncia del presidente Cámpora?
—Nos ha sorprendido la renuncia del presidente y vice. Esta crisis realmente ha deteriorado el proceso de institucionalización.
—Perón señaló que "hay crisis positivas y negativas; para mi ésta es positiva". ¿Comparte usted esa valoración?
—Yo no califico la crisis. Apunto nomás su existencia; los hechos posteriores nos permitirán sacar conclusiones. Si se superan las actuales circunstancias y se inicia el demorado proceso de reconstrucción y emancipación nacional podremos decir que este precio que estamos pagando no es muy oneroso.
—Se insiste en que Ricardo Balbín podría ser candidato a vicepresidente, en binomio con Juan Perón.
—En el partido no existe elemento alguno que permita considerar seriamente este tema, de manera que no es razonable inquietar la vida interna de la UCR con la discusión de meras hipótesis.
—Raúl Alfonsín atribuyó la situación actual a un golpe de derecha. ¿Comparte usted esa opinión?
—Me parece que no podemos meternos a juzgar las corrientes internas del justicialismo, y menos prejuzgar sobre un presunto liderazgo izquierdista a favor de Cámpora y Solano Lima.
—Hay quienes suponen que el acuerdo entre las Fuerzas Armadas, el radicalismo y el peronismo es un hecho. ¿En qué se diferencia del Gran Acuerdo Nacional propuesto por la administración de Lanusse?
—Me coloca siempre dentro de una hipótesis. Pero para no defraudar la pregunta cabe marcar una diferencia fundamental. Las reglas del juego de ese proceso estarían dadas por las fuerzas políticas en el marco de un proceso de institucionalización ya logrado y para resolver una emergencia nacional. La otra situación estaba impuesta unilateral mente por un gobierno militar sin representatividad alguna y con la pretensión de imponer condicionamientos.
—¿Habría sido el GAN un intento de imponer un acuerdo forzado a las fuerzas políticas, y los contactos actuales un acuerdo libre?
—Claro, ése es el concepto.
—¿Qué rol deben cumplir las Fuerzas Armadas en este proceso?
—Las Fuerzas Armadas deben insertarse dentro del concepto moderno de la Defensa Nacional que implica colaborar en la realización de los grandes objetivos nacionales y respaldar la presencia internacional de una Argentina nueva.
—¿Significa eso que deben ser prescindentes en política?
—No, no. No deben inmiscuirse en la política partidaria, pero deben tener una presencia política.
—Perón señaló que "con Balbín yo voy a cualquier lado". ¿Los radicales van a cualquier lado junto a Perón?
—Son expresiones amables que no deben ser traídas al campo de la política. Nosotros desde hace mucho tiempo buscamos las coincidencias programáticas de los sectores populares (UCR, justicialista, los socialismos, el Partido Intransigente, los demoprogresistas y algunos núcleos provinciales), precisamente para darle fuerza al desarrollo nacional autónomo. Y es indudable que el justicialismo aporta un elemento sustancial para la factibilidad de dicho proceso.


CANDIDATURAS: ¿MANRIQUE SI, ALENDE NO?
A mediados de la semana pasada, muchos imaginaron que Oscar Alende y Francisco Manrique encabezarían, respectivamente, fórmulas electorales ubicadas a la izquierda y la derecha del posible binomio Perón-Balbín. El primero en negar esa especie fue el Bisonte Alende, quien entrevistado por Siete Días en la sede central del Partido Intransigente, respondió: "Mi resolución personal ya fue tomada en la tarde del viernes 13: yo soy el presidente de un partido y las determinaciones futuras serán tomadas por los cuerpos respectivos cuando se los convoque".
—¿Entabló conversaciones con sectores de centroizquierda?
—Siempre tenemos contactos. Sin embargo, estaré en el proceso revolucionario actuando con independencia. Nos sentimos aliados del peronismo-pueblo, la juventud Radical del Pueblo (ponga la palabra Pueblo porque nos la robaron) con sentido revolucionario yrigoyenista y con todos aquellos sectores de centroizquierda, es decir, con todos los que estén dispuestos a luchar en los dos frentes: en lo externo contra el imperialismo; y en lo interno contra los estandartes socioeconómicos del privilegio.
—¿Aceptaría ser candidato?
—No soy candidato. Ni lo quiero ser.
Por su parte, Francisco Manrique declinó responder si se postularía como candidato. Una síntesis del reportaje que concedió a Siete Días se reproduce a continuación.
—¿Se postulará como candidato?
—Manrique tiene voluntad concurrencista, pero eso no es cosa de Manrique; depende de la circunstancia nacional.
—Algunos grupos moderados afirman que durante el gobierno de Cámpora existía una especie de vacío de poder. ¿Usted qué opina?
—Cámpora era, evidentemente, un ser carente de autoridad. Fue un gran gobernante de la anarquía durante 50 días.
—¿Cree usted que el proceso marcha hacia la derecha, como lo afirma Raúl Alfonsín?
—Puede ser. A ver si acá con el trapo rojo del comunismo se nos quiere llevar al fascismo.
—Hay quienes señalan que la fórmula Perón-Balbín tendría una línea moderada. ¿No habría coincidencias con usted?
—No opino sobre Perón-Balbín. Pero le aseguro que conmigo no hay coincidencia.
—¿Podría usted captar los votos de la Nueva Fuerza?
—Me parece absolutamente fuera de lugar la pregunta y mal intencionada. Punto.
—¿Qué papel les corresponde jugar a las Fuerzas Armadas?
—Las Fuerzas Armadas deben jugar a soldados y nada más. Tienen que cumplir una función especifica. No admito su injerencia en política. De manera que si Perón recurre políticamente a las Fuerzas Armadas está traicionando al país.
Revista Siete Días Ilustrados
julio de 1973

 

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