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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ

17 años después Perón vuelve a partir
FIN DEL PRIMER ROUND


¿Por qué se va Perón?
El interrogante recorrió a la opinión pública durante la última semana y produjo, desde todos los círculos políticos, respuestas divergentes. Siete Días los rastreó para configurar con ellos un panorama de las interpretaciones que suscita el viaje del jefe justicialista.

Revista Siete Días Ilustrados
diciembre 1972

 

 


Alende

Frondizi

Solano Lima

 

En la última semana de noviembre, Rodolfo Galimberti —el caudillo de la Juventud Peronista— anunció que el viernes 15 de diciembre el estadio de San Lorenzo de Almagro sería escenario de un hecho multitudinario: un mitin partidario con la presencia de Juan Domingo Perón. El viernes 15, sin embargo, los observadores habrán estado totalmente absorbidos por otros sucesos: el viaje de Perón a Paraguay, primera escala de una tournée que lo llevará a Perú, Panamá, Rumania y, según versiones, también a China Popular. El periplo tendrá una escala familiar; Perón tendría la intención de pasar la Navidad en Puerta de Hierro, según rumorean los sirvientes de su residencia madrileña. Mientras todo esto ocurría, Galimberti se hallaba bajo una orden de captura emanada de la Cámara Federal en lo Penal de la Nación (secuela de sus declaraciones previas al retorno).
Nadie diría, con todo, que la diferencia entre los anuncios realizados hacia fines de noviembre y lo que realmente ocurrió en la semana última es un hecho sorpresivo. La imprevisibilidad y la fluidez más extrema, que signan habitualmente el estilo que impone Perón a sus maniobras políticas, se vieron potenciadas durante los veintiocho días que el jefe del justicialismo permaneció en el país. De esa manera, sucesivos anuncios que durante ese lapso concentraron la atención pública, aparecieron luego irrealizados: así ocurrió con el eventual encuentro con Lanusse, en los primeros días de su estadía; con una conferencia de prensa a los periodistas argentinos; con una visita a la CGT; con un acto público en el Autódromo Municipal, y con una gira en tren por varias ciudades del interior. Otros hechos se produjeron sin que nadie los esperara o los anunciara: una cena en el restaurante Nino con sus escoltas del charter; una visita a una villa miseria ubicada en Retiro; un paseo por Palermo; la recepción a una delegación de jugadores de San Lorenzo de Almagro.
Buena parte de los hechos que no se concretaron encierran más valor político que los que, inesperadamente, se produjeron. Aparentemente Perón prefirió no jugar todas sus cartas y, en cambio, sólo amenazó con ellas a manera de elementos de presión. Así, la conferencia de prensa para periodistas argentinos acaso sea más espectacular y logre mayor efectismo luego del probable segundo regreso de Perón. Si, como se asegura se produce su renunciamiento a la candidatura presidencial (que le fuera ofrecida por el Frente Justicialista de Liberación, la conferencia le permitiría tomar una rápida ofensiva verbal destinada a cauterizar con prontitud las fisuras o el repliegue que el renunciamiento provoque en algunos sectores justicialistas.
Lo cierto es que la situación política se modificó aceleradamente durante el mes que Juan Domingo Perón permaneció en las afueras de Buenos Aires. Por una parte, su presencia urgió la definición de sectores y partidos que se mantenían a la expectativa; por otra, el gobierno provocó también esas definiciones al mantener con firmeza las fechas del calendario electoral y al dejar inalterable la cláusula del 25 de agosto. Así, al cumplirse el tope para oficializar alianzas, el Justicialismo aparece como eje de una de ellas, aun cuando no parece haberse convertido en un polo excluyente, como pretendía Perón al convocar "a la civilidad" en el restaurante Nino pocos días después de su llegada. Hay quienes han preferido mantener su individualismo (como el radicalismo, que confía en su propio caudal y aparece tonificado tras las recientes elecciones internas); hay quienes se han unido bajo otra plataforma (como la Alianza de Centro Izquierda, que trata de no quedar bajo la rectoría justicia-lista) o quienes han constituido otros frentes (como la Alianza Federalista de Manrique o la Alianza Republicana, impulsada por Leopoldo Bravo y destinada a cubrir el vacío que crea la ausencia de una fuerza oficialista orgánica.
Mientras esos nucleamientos se producían, tanto en el ámbito gubernamental como en el peronismo ocurrían otros hechos. Tras un paréntesis que abarcó casi toda la primera semana posterior al retorno, el gobierno retomó la iniciativa, especialmente a partir de la conferencia de prensa ofrecida por Lanusse a corresponsales extranjeros. Posteriores discursos del presidente en el interior —donde refirmó la irrevocabilidad del proceso institucional y la imposibilidad de Perón de ser presidente—, sumados a los anuncios del general Alcides López Aufranc (inamovilidad de la cláusula del 25 de agosto) y a la decisión del propio Poder Ejecutivo de no postergar ninguna de las fechas del plan electoral, coartaron todas las especulaciones posibles acerca de las tácticas oficiales. 
Por otra parte, las declaraciones pacificadoras y conciliadoras de los sectores políticos y sindicales del Movimiento Justicialista sostuvieron en los últimos 15 días un contrapunto con la Juventud Peronista que —con actos como el que costó la vida al joven Ramón Césaris en William Morris, o los producidos posteriormente en Merlo, Munro y Florida— parecía colocarse en otra postura. "Para la violencia siempre hay tiempo", censuró Héctor Cámpora, repitiendo conceptos de su jefe.
La última semana de Perón en la Argentina dejó aún otras definiciones: el lunes 11, una delegado del Frente Justicialista de Liberación le ofreció la candidatura presidencial y abrió así la instancia preelectoral final y decisiva. El martes 12, Perón presidió un congreso nacional de las 62 Organizaciones en la Unión Obrera Metalúrgica y dio allí su espaldarazo al sector participacionista del sindicalismo partidario.
Fue su última actividad oficial tras 28 días que marcaron intensamente la historia contemporánea del país. De cualquier manera ninguna de las hecatombes temidas por algunos sectores en los días previos a su llegada se ha producido. Queda ahora por delante el segundo retorno, augurado para mediados de enero. Acerca de los motivos de esta partida de Perón y de las características que pueden signar el intervalo, Siete Días consultó a dirigentes políticos y gremiales representativos del espectro nacional. A continuación se reproducen sus respuestas.
EDUARDO COLOM (Apoderado del sector paladinista del justicialismo). Este es un viaje determinado por la propia voluntad del general Perón. Pero él no debería irse ahora, sino quedarse hasta nombrar a su candidato y ponerlo al frente del movimiento. Ese candidato debe ser auténticamente peronista; sin embargo, dudo de que, en las condiciones en que se maneja actualmente el partido, vaya a serlo realmente. De cualquier manera, lo importante no es por qué se va Perón. Lo importante es por qué vino justo cuando no tenía que hacerlo. Debería haber venido antes del 25 de agosto para presentarse entonces como candidato. Ahora no renuncia a nada porque no puede ser nada. Además, los afiliados van a repudiar cualquier candidato que no sea peronista y eso deben saberlo desde ya las trenzas que manejan el partido a espaldas de Perón.
ALBERTO FONROUGE (Dirigente del conservadorismo popular y uno de los apoderados del Frente Justicialista de Liberación). Este viaje no es más que un merecido descanso que Perón se permite y se merece luego de haber prestado un gran servicio al país, como es el haber logrado unión y pacificación. No debe entenderse esta partida sino como un breve paréntesis antes de ponerse al frente de la campaña electoral, que conducirá definitivamente al reencuentro y al entendimiento de los argentinos. Tampoco debe interpretarse que durante la breve ausencia de Perón se detendrá la actividad política; el Frente Justicialista de Liberación, que es el gran ejército civil que liberará al país, seguirá firme en su lucha en este breve intervalo.
JORGE SELSER (Líder del Movimiento Socialista para la Liberación Nacional, escisión del Partido Socialista Popular; adherido al FJL.). Este viaje de Perón no influye para nada en la actual situación política. Lo que influyó, sí, fue su regreso al país producido hace un mes. Esto de ahora constituye un breve retiro que no marcará mayores diferencias entre lo ocurrido desde su llegada y lo que Pueda suceder desde su vuelta en adelante es que la presencia de Perón ha puesto en marcha la devolución del poder político al pueblo.
CARLOS SÁNCHEZ SAÑUDO (Secretario General de Concentración Cívica en Pro de la República; contraalmirante). No creo que este viaje modifique mayormente la coyuntura política. Y ocurre que esta coyuntura es de por sí bastante lamentable. Como es lamentable todo el montaje hecho alrededor de la cervecería Nino; y le digo cervecería porque me hace recordar a aquella cervecería de Munich en donde se entronizó a Hitler. Claro que lo que ocurre en nuestro país es más grave; porque a Hitler se lo entronizó antes de que cometiera todas sus tropelías y en cambio con Perón se lo hace luego de conocer lo que es. Los sellos de goma que durante este último mes se reunieron para ungirlo constituyen una afrenta contra la civilidad a la que dicen representar. El país no saldrá de su situación con travesuras políticas y menos cuando, como ahora, está de moda practicar la zancadilla política. Como aquí hoy todo parece consistir en colocarse detrás de nombres y no de principios, se puede decir que no hay mayor diferencia entre la momentánea ausencia de Perón y su presencia.
OSCAR VICCHI (Dirigente conservador enrolado en la Nueva Fuerza).
Pienso que la circunstancia de que Perón se vaya sin haber dejado concluido dentro de sus organismos partidarios el problema de las candidaturas, debe interpretarse de dos maneras: 1) Como su acatamiento a la cláusula del 25 de agosto, y 2) Como una desmentida a sus mentados propósitos de pacificación. Esto último queda demostrado por el hecho de que, desde su regreso, ha evitado todo contacto con el gobierno (lo cual sería un paso importante), no habló ante periodistas argentinos y agravió al Ejército (con una famosa frase sobre la gloria del ejército paraguayo). Además, al falsear las cifras sobre la situación de la economía durante su mandato, demostró estar más interesado en hacer propaganda que en decir la verdad. Por fin pienso que su alejamiento significará la iniciación de una escalada de violencias, debido a que el peronismo no quiere elecciones sin Perón.
HORACIO SUELDO (Secretario general del Partido Revolucionario y uno de los máximos dirigentes de la Alianza Popular de Centro Izquierda).
Carezco de los elementos políticos necesarios para establecer la importancia y las razones del viaje de Perón. De todas maneras, no creo que el mismo paralice la actividad política aunque es probable que haga cundir el desaliento entre algunos sectores —especialmente juveniles— que habían depositado su confianza en las posibilidades de cambio que podía significar la presencia de Perón. Aunque tampoco en este caso se puede abrir un juicio definitivo. Hay un detalle fundamental: la caracterización del viaje es muy distinta si tiene regreso o si no lo tiene. Existen en torno a la partida de Perón una serie de elementos que lo definen. Sólo quienes conocen esos secretos pueden dar una idea cabal de su importancia.
ANDRÉS FRAMINI (dirigente textil y cabeza del Movimiento Revolucionario Peronista). Lo más importante relacionado a los viajes de Perón es el hecho de que él haya venido, porque eso modificó la situación del país en favor de una salida. Que ahora se vaya por un mes es algo que no tiene mayor importancia; la actividad política no se detendrá. Todo depende de quién maneje la cosa, pero yo creo que la posición aquí se mantendrá igual que si Perón estuviera. Por lo demás, no me parece que la oposición a Perón vaya a tomar nuevos impulsos al compás de la ausencia de éste. De lo que se trata es de avanzar en un camino revolucionario, y eso Perón —que no trabaja a contrapelo de la historia— lo sabe muy bien.
MARCELO STUBRIN (Líder universitario de la Juventud Radical y secretario general de la Federación Universitaria Argentina). Perón se ausenta por razones que desconozco. Pienso que su regreso ha sido positivo, puesto que está dirigiendo personalmente a su movimiento. El proceso electoral que se avecina aparece condicionado, no obstante lo cual las tradicionales fuerzas del privilegio y la reacción han sabido mover las piezas de manera que van a producir falsas opciones, presentando proyectos desarrollistas y entreguistas a grupos representativos de nuestro pueblo. Pese a ello, las exigencias populares por la derogación de los condicionamientos -—incluyendo la cláusula del 25 de agosto— y contra la represión son experiencias políticas positivas para el pueblo.
MIGUEL GAZZERA (Dirigente fideero e ideólogo del ala dura del peronismo sindical). Quienes han estado en la noticia saben que la evaluación realizada por los dirigentes peronistas establecía que la situación política del país era desfavorable a la significación que el general Perón intentó dar a su retorno. Frente a tal circunstancia cabe preguntar: ¿No estuvo debidamente informado sobre nuestra realidad? ¿O alguien le aseguró que su presencia modificaría a su favor la relación de fuerzas? ¿O se creyó en la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre un compromiso político con los partidos y las Fuerzas Armadas? Parece lógico que algunas de estas preguntas suponen una respuesta que no se concretó mientras el líder peronista permaneció en nuestro país; de otra manera su decisión parece desconectada de su coherencia y habilidad. Por lo tanto, cabe admitir que su ofrecimiento en pro de la pacificación para que las próximas elecciones constituyan una solución no han encontrado receptáculo en el mismo nivel. Es posible presumir que las perspectivas del general Perón han sido tomadas desde la realidad de los países europeos, donde la burguesía empresarial ha logrado dominar la situación social mediante una estructura de participación y negociación directa con la organización de los trabajadores. Tal alianza de clases se asienta en el tríptico formado por: 1) Fuerzas Armadas sensibilizadas a favor de los intereses de sus respectivos países; 2) Sólidos partidos políticos que representan los intereses de la burguesía empresarial; 3) La burguesía empresarial cuenta con el poder financiero necesario para solventar las relaciones en la estructura de participación. Es natural que el general Perón regresara al país dispuesto a liderar la tarea de recomponer esa línea en la dura disyuntiva que tiene planteada la Argentina, sobre todo si nos atenemos a su reflexión en el sentido de que "para pelear siempre hay tiempo". Nuestra encrucijada expresa la alternativa a favor de tal posibilidad de otra manera queda abierto el camino para quienes no quieren negociar y dentro de dos años el estallido ubicará las decisiones en manos de los dirigentes mas radicalizados. Pero el general Perón ha regresado y se encuentra con que sigue vigente la élite de los últimos 40 años en el escenario político. La nueva generación no ha logrado romper el plafond que le impone la élite dirigente obsoleta y se ha limitado a adoptar una vanguardia emocional. En resumen: si el regreso del general Perón se ha producido como consecuencia de un entendimiento, sigue sin conocerse en qué consiste; y si sólo ha sido inspirado por su grandeza personal, está demostrado que no encontrará una respuesta a ese nivel. El general Perón se marcha del país en un viaje que resulta difícil saber si tendrá un retorno inmediato, pero lo que sí está claro es que su llegada ha sido permitida para exponerlo al desgaste. Si todo sigue como entonces, su nuevo regreso significará aumentar el desgaste de su autoridad. Si trata de modificar el condicionamiento desechando los formalismos con la élite, que no pueden ir más allá de las leyes de juego propuestas por quienes no responden a los intereses del país, será muy difícil que pueda andar muchos pasos en dirección del pueblo. Pero él ya ha dado su aporte. Ahora la responsabilidad recae en quienes han prometido "no ser prescindentes" y proclamaron que "las armas no están para adorno". 

 

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