Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ

El planteo de los tenientes coroneles
(segunda parte)

 

 

La historia de nuestro pueblo
José María Rosa
edición 1987

 

Compra de armas: misión de Lápez y Sueyro
Era necesario, urgente, mejorar el abastecimiento de armas para el país. El dinero para comprarlas estaba, y no se podían traer de Europa. En abril de 1941 el Congreso votó un presupuesto de unos 400 millones de dólares (1.350 millones de pesos, a razón de 3,84 por dólar) para la Armada y el Ejército.
El 12 de agosto se designó una comisión presidida por el embajador Espil e integrada por el general Lápez y el almirante Sabá H. Sueyro, que además de adquirir los pertrechos debía tomar contacto con autoridades militares del hemisferio Norte para discutir sistemas de defensa común. Era preciso aceptar para ello la "invitación" del embajador Armour; sin embargo, el presidente en ejercicio, Castillo, ordenó no admitir el "favor" de la ley de préstamos y arriendos y pagar las armas a su precio.


Sumner Welles enuna visita a la Argentina en 1936 junto a Taboada con su ley de "préstamos y arriendos" (Lend Lease Act), Estados Unidos se constituyó en el "arsenal de las democracias" y con su política de gift (regalo) preparó su hegemonía mundial para cuando Alemania fuese abatida

Entusiasta reunión política en el local del Partido Socialista Obrero. Sobre la pared del fondo un cartel contra el nazi-fascismo y al lado la foto de la Pasionaria

La Alianza de la Juventud Nacionalista desilusionada de Molina, preparó con otras agrupaciones afines un banquete en homenaje a Menéndez, que, con dos mil concurrentes, se ofreció en el Hotel Castelar el 23 de mayo donde proclamó nuevo jefe civil a Menéndez

Durante los festejos en homenaje a San Martín en el año 1940 se suscitaron manifestaciones proaliadas de importancia

Diario Crítica

 

El ministro de Guerra, Tonazzi, a todo esto, fue designado para asistir en el Brasil a las ceremonias por el día nacional de ese país, el 7 de septiembre. Allá estaba cuando el ministro Fincati comunicó a la Cancillería que la Marina no firmaría el acuerdo sobre armas, si era necesario para eso lesionar a la soberanía, y que los brasileños habían autorizado a los estadounidenses a que inspeccionasen sus bases navales.
El dato fue confirmado por la embajada argentina en Río de Janeiro, pero no por la de Washington. Los diarios más importantes de Buenos Aires aplaudieron que se hubiese aceptado la "invitación" de Estados Unidos a comprar armamento y discutir la defensa continental. Acción Argentina, un sello que reunía a todos
los aliadófilos, reclamó unirse a la "generosa república del Norte" contra el "peligro nazi".
Se decía en esos momentos que el Uruguay aprobaría la construcción de una gran base aeronaval en Punta del Este, y que luego la Argentina ofrecería puntos estratégicos de sus costas para la defensa contra el supuesto inminente agresor.
Paralelamente, se comenzó a denunciar desde los mismo diarios una presunta influencia nazi en la reivindicación, cada vez más notoria en ambientes juveniles, de Juan Manuel de Rosas, en la desconfianza sistemática respecto de los Estados Unidos y en los reclamos sobre las Malvinas, a la vez que preocupaban las tiradas de "El Pampero" y "Cabildo", nuevo periódico dirigido por Lautaro Durañona y Vedia.
Entretanto, en las Fuerzas Armadas seguía la inquietud. Oficiales de Marina proponían dar un golpe con el mismo Castillo, sobre la base de la neutralidad de éste, pero el vicepresidente a cargo del Ejecutivo se negó de plano a discutir la cuestión.
Tonazzi volvió del Brasil y partió para Chile; su ausencia llevó a Castillo a levantar las sanciones contra los complotados de febrero; los liberales protestaron inútilmente.
El 20 de septiembre se dijo que el general Justo adoptó por su cuenta medidas para sofocar un presunto golpe nacionalista, que —se dijo— estallaría tres días después en distintos puntos del país. Sin el visto bueno de Castillo, y con la ayuda de funcionarios militares adictos, dominó bases aeronáuticas en El Palomar, Córdoba y Paraná.
También se reforzó la vigilancia policial en Buenos Aires, pero nada sucedió.
Al parecer la intención existió, y su jefe era Menéndez, quien ante el fracaso renunció incluso a la jefatura del nacionalismo. Todo el ambiente pro-aliado tronó en críticas a Castillo por haber liberado a los militares nacionalistas.
El embajador Armour comunica a Washington que Castillo conocía la conspiración y que había existido apoyo alemán para ella. Empero, no había forma de probar que el embajador von Thermann supiese más que lo que decían los diarios. De todos modos, Tonazzi castigó a los jefes, generales Zuloaga —relevado— y Menéndez — otra vez bajo arresto—. Se creyó después de todo esto que Justo volvía a ser el hombre fuerte de la Nación.

El planteo y sus consecuencias
En el Ejército, mientras los generales veían las cosas del mismo modo que Acción Argentina, no ocurría lo mismo en los niveles medios e inferiores. Había allí tanto progermanos como probritánicos —de éstos más en la Armada—, pero se respetaban mutuamente, y los lastimaban los calificativos de la prensa "principal". Todos recelaban de los apetitos de Washington y no creían en absoluto en el peligro de un ataque nazi. En resumen: para la mayoría ser neutrales era preservar la soberanía. Se comenzaron a suceder reuniones de tenientes coroneles, jefes de unidades en la zona del Gran Buenos Aires, efectuadas en los despachos de los jefes de la guarnición de Campo de Mayo. Estaban allí Savio, Mittelbach, Sosa, Sauri y otros; se decía que casi la totalidad compartía el mismo modo de pensar sobre la situación. Casi ninguno había estado con Molina o Menéndez; después de haber tenido posturas diferentes respecto de esos intentos, para septiembre de 1941 llegaron a la coincidencia de que era preciso efectuar un planteo a Castillo. Si éste lo aceptaba se lo respaldaría, de lo contrario sería depuesto. No hay copias del escrito preparado, pero por testimonios posteriores, confiados a la memoria de algunos protagonistas, se sabe que el núcleo consistía en mantener con firmeza la neutralidad, no ceder bases a potencias internacionales, disolver el Concejo Deliberante y el Congreso Nacional.
Una comunicación del embajador Armour a Washington incluye además la postergación indefinida de las elecciones, el retiro de Justo de toda actividad política, la proclamación del estado de sitio, el cierre de algunos diarios, como "Crítica" y la renuncia de varios ministros, entre ellos Tonazzi.
Los tenientes coroneles Sauri y Tauber fueron comisionados para entregar copia del planteo a Tonazzi al pedir permiso para entrevistar al presidente de la República. Se advirtió a aquél que cualquier medida contra la comisión desembocaría en un apresto revolucionario inmediato.
Al mismo tiempo se comenzó a buscar un jefe para el caso de resistencia por parte de Castillo.
Después de una serie de consultas frustradas, se decidió elegirlo de entre los mismos protagonistas: el teniente coronel Antonietti, jefe de la Caballería en Campo de Mayo, sería el presidente, acompañado por el titular del regimiento de Liniers, teniente coronel Magallanes.
El Concejo Deliberante no estaba amparado por la Constitución, de modo que era fácil de disolver, y con el estado de sitio que se estaba preparando Castillo recibió el pliego, coincidió con la neutralidad, señaló ciertos ímpetus excesivos y pidió tiempo para responder. Dos días después, acompañado por Zuloaga, fue personalmente a Campo de Mayo para hablar con sus peticionantes.
En un largo párrafo, reiteró su coincidencia con la neutralidad, aunque alertó sobre los peligros y esfuerzos que ese criterio suponía teniendo en cuenta la presión norteamericana. Asimismo rechazó la disolución del Congreso para evitar el mote de totalitarios. "Con la Constitución nuestra uno hace lo que quiere; créanme, un presidente puede más que un dictador", dijo. Sobre Justo expresó que "el hecho de que él estuviese allí" marcaba claramente que no manejaba el Ejército.
Sobre los acuerdos de ministros, explicó que "las cosas importantes se resuelven no por mayoría, sino por la unanimidad de uno, que es el presidente". Si un ministro no firmara el acuerdo así alcanzado tenía que irse.
alcanzaba para calmar a diarios como "Crítica".
El curioso contraplanteo fue admitido por los interlocutores de Castillo y luego por la Marina; el 10 de octubre se disolvió el Concejo Deliberante, por hechos graves que —decía el acuerdo de ministros— habían quitado al cuerpo toda autoridad. Sólo los mismos concejales y Acción Argentina protestaron por la medida. Seis días más tarde, según una ley dictada en septiembre de 1941, Castillo creó la Dirección General de Fabricaciones Militares, ante la necesidad de armas y la convicción de que Estados Unidos impondría condiciones abusivas para su venta. Su director fue el coronel Manuel Savio, cercano a los conspiradores.
Savio trabajó con rapidez, y el 23 de enero de 1943 quedaron inaugurados los Altos Hornos de Zapla, en Jujuy.
Entretanto el planteo siguió dando frutos. El 29 de noviembre se dispuso prohibir un acto de Acción Argentina en el que esta entidad impulsaría el frente con los Estados Unidos. Cuando el 16 de diciembre Washington entró en guerra, la Argentina se declaró no beligerante y dictó el estado de sitio. Todos los oficiales de la aviación militar que habían sido castigados por el contragolpe justista de septiembre volvieron a sus cargos antes del fin de año, y el 23 de diciembre el jefe de Policía aliadófilo Juan Rosas fue reemplazado por uno neutralista, el general Domingo Martínez.
Las promociones de fin de año en los cuadros de efectivos mostraron el predominio del neutralismo. Fueron promovidos tenientes coroneles como Juan Perón, por entonces en Mendoza junto a las tropas de montaña, al grado superior. Pedro Pablo Ramírez fue el nuevo comandante de Caballería.
Los oficiales que habían preparado el planteo siguen unidos, y así se les llama: Grupo de Oficiales Unidos (GOU). Perón viene en marzo a Buenos Aires como jefe de Estado Mayor de la Inspección de Tropas de Montaña, cuyo titular era el general Edelmiro Julián Farrell. El GOU mantiene su sigla, pero pasa a ser una logia secreta y su nombre será Grupo Obra de Unificación.
Al margen de todo esto, el 7 de diciembre de 1941 habría elecciones en la provincia de Buenos Aires. Las maniobras se sucedieron y el fraude también: los radicales pierden por amplio margen. Algunos de los legisladores de la UCR, como Ricardo Balbín y Crisólogo Larralde, renuncian a sus bancas. El resto sigue como si nada hubiese sucedido.
De todas maneras, pese al acuerdo entre los tenientes coroneles y Castillo, el general Menéndez seguía pensando en una revolución "verdadera" para reorganizar el país desde las Fuerzas Armadas. En febrero de 1942 reunió a algunos conjurados, como el general Ramírez y les leyó la renuncia del almirante Renard a la jefatura del movimiento insurreccional y —por ende— la presidencia provisional de la República, con lo que Menéndez era ahora quien tenía ambas jerarquías. Inmediatamente después dimitió esas jefaturas y relevó a los conjurados de su obligación respecto del movimiento. Ramírez, allí presente, sería ministro de Guerra a partir de noviembre de 1942.


CRITICA
El diario de Buenos Aires Para Toda la República

Sábado, agosto 2 de 1941
LA COMISIÓN INVESTIGA LA INFILTRACIÓN
NAZIFASCISTA EN EL NORTE ARGENTINO
ENTREGARON AL FISCAL FEDERAL PRUEBAS DE LAS ACTIVIDADES DELICTUOSAS DE LOS NAZIS
Con la asistencia de la mayoría de sus miembros se ha reunido esta mañana la Comisión Especial designada por la Cámara de Diputados para investigar las actividades de las organizaciones de ideología y métodos contrarios a nuestras instituciones y atentatorias a la soberanía nacional. Las deliberaciones de la comisión se iniciaron poco después de las 10 horas y se prolongaron hasta pasada las 13.

HAY GRAN INFILTRACION NAZI EN SALTA Al término de la reunión y como lo hace habitualmente el secretario del organismo investigador, diputado nacional Antonio Solari, informó a los periodistas sobre el tratado.
Expresó el señor Solari que la Comisión continuó analizando distintos aspectos de su labor y prosiguió el estudio de abundante correspondencia en la que denuncian concretamente actividades de grupos e individuos de esta capital y algunas provincias, especialmente Salta, donde la infiltración totalitaria ha alcanzado proyecciones hasta ahora insospechadas.

TRATA DE EXPLICAR SU SITUACIÓN UN COMPLICADO
Agregó el secretario de la comisión que hoy se presentó espontáneamente ante la misma Ricardo Font Escurra, conocido militante "nacionalista", colaborador de pasquines nazis y orador en varios actos antidemocráticos.
Font Ezcurra dejó constancia de que su nombre figura indebidamente en la nómina de miembros del consejo superior del "nacionalismo argentino", que reconoce como jefe absoluto, según es notorio, al general Juan Bautista Molina.

SE DIO TRASLADO DE LOS HECHOS AL FISCAL FEDERAL
Estamos en condiciones de informar que la Comisión Investigadora, al estudiar las actividades antiargentinas, prestó especial atención a las de los llamados grupos "nacionalistas". Como resultado de las importantes comprobaciones efectuadas el 31 de julio elevó al fiscal federal Dr. Víctor Paulucci Cornejo, un ejemplar de los estatutos del Consejo Superior del Nacionalismo argentino, cuyo conocimiento permitió a la comisión realizar ciertas diligencias de investigación e información respecto a la impresión del folleto que contiene dichos estatutos, quién la ordenó y la imprenta que realizó el trabajo.

LA ALIANZA DE LA JUVENTUD NACIONALISTA ES ASOCIACIÓN ILÍCITA
Igualmente en la nota al fiscal, la Comisión sometió a su consideración los estatutos de la Alianza de la Juventud Nacionalista, circulares internas, cartas, instrucciones, etc., probatorias de que dicha entidad funciona al margen del decreto de agosto de 1939 y que se trata de una organización de tipo militarizado, según reconoce en los mencionados documentos. Puede afirmarse igualmente que las actividades de la Alianza de la Juventud Nacionalista contrarían disposiciones de nuestras leyes y atenían contra las instituciones democráticas argentinas.

 

 

Google
Web www.magicasruinas.com.ar