Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

REVISTERO
DE ACÁ

Serie de notas
sobre teatro
(1)
Revista Comoedia
1930
un aporte de Riqui de Ituzaingó

 

Hay en Buenos Aires un público especial que cuando frecuenta un teatro no quiere ver comedias de vanguardia ni procesos complicados, sino que va dispuesto a pasar un momento agradable, olvidando, a la vista de una pieza risueña, las complicaciones de la vida.
Con esa comprensión, de las cosas, y adivinando quizá que para, muchos la vida es una carcajada, ha creado Vaccareza ese género tan personal.
Conocedor como pocos de los resortes teatrales, va realizando un género discutible, si se quiere, pero certero y eficaz, que se singulariza por esos éxitos milenarios que lo han popularizado como a ninguno. Por eso vive del momento, como más arriba se indica, siguiendo la corriente a un público que se vuelca de lleno en el teatro cuando ve anunciado un estreno de su autor preferido.
Muchos autores siguen su huella fracasando lamentablemente, pues los personajes que él nos pinta, y que aun extremando la caricatura nos parecen naturales y hasta lógicos si se quiere, nos resultan en ellos arbitrarios y antiteatrales; es que dentro de esa misma deformación hay mucho de verdad y observación de la vida real. Humanizemos un poco cualquiera de sus personajes y será, una verdadera fotografía. Es, pues, el teatro de Vaccareza algo incomprensible y desconcertante, que no podemos explicarnos, pues hasta los que más pontifican en contra de esa caricatura de teatro — si así queremos llamarla — encuentran, aunque parezca un contrasentido, mucha calidad aún dentro de esa deformación escénica.
Autor de los grandes éxitos, cualquiera de sus sainetes pasa holgadamente el centenar de representaciones, y más de una temporada que empezaba a flaquear en determinado teatro, se ha terminado exitosamente estrenando una pieza que llevara su firma.
Autor internacional, aplauden calurosamente los públicos de toda la América de habla española "Tu cuna fué un conventillo" o " Cuando un pobre se divierte".
Autor de la carcajada, nos sorprende con ''El conventillo de la Paloma'', el éxito más resonante de su carrera teatral.
Autor de la revisión histórica, lleva al teatro "El cabo Rivera'', ,pieza de ambiente, donde pinta con brochazos certeros las costumbres de una época que pertenece a la historia.
Cuando quiere ahondar de firme en el alma de los personajes, escribe "La otra noche en los Corrales", uno de los sainetes más perfectos y probablemente el que más hondamente ha sentido.
Autor de largos alcances, dignifica su repertorio con "Los cardales", demostrando ampliamente que, con voluntad y queriendo, puede convertirse en un dramaturgo de altos vuelos.
Cuando la jira Muiño-Alippi por tierras de España, uno de los grandes éxitos de esta compañía fué "El último gaucho", pieza que se dio a. conocer en Madrid con éxito insospechado, recorriendo después en marcha triunfal toda la península.
Más tarde, cuando el tango criollo se populariza en aquel país, conquistan rápido ascendiente "La copa del olvido", "Talán-talán" y "Padre nuestro"... Y recuerdo como en un sueño que hace ya años, paseando por las calles de Madrid, acariciaron mis oídos infinidad de veces aquellas notas que tanto me hablaban de cosas de América.
Otra vez. . . fué en un pueblucho de Navarra colgado en lo alto de la montaña como un nido de cigüeñas. Allí, a la distancia, como una salutación al visitante de la Argentina que se había metido en aquellas escabrosidades, sentí una voz juvenil que cantaba: "y sírvase algo al que quiera tomar". La voz se fué perdiendo a lo lejos, mientras una lágrima se deslizaba por mis mejillas en homenaje a la tierra ausente. Últimamente, al reembarcar en Vigo para tierras americanas, todavía sentí en boca de los pilluelos de la plaza, aquella música familiar que seguía endulzando mis oídos como un canto de esperanza.
¡Caso' de sugestión colectiva!... ¡Verdad o mentira en sus realizaciones escénicas! . .. Difícil es la explicación. Sólo se puede asegurar que Vaccareza sigue estrenando con frecuencia sin que decline su estrella y reafirmando cada vez más su personalidad con esos éxitos formidables a que nos tiene acostumbrados.
José Marañon.



Nuestro alerta a los autores nacionales
En nuestro número anterior dimos el alerta a los autores nacionales, llamándolos a la reflexión por la extraordinaria y peligrosa invasión de las obras traducidas que se estrenan en nuestros teatros y que este año más que otros está asumiendo proyecciones verdaderamente alarmantes.
Nos es sumamente grato constatar que hemos sido oídos, y que los autores nacionales viendo que estábamos en lo cierto y velando por la defensa del teatro argentino cada vez que como ésta, ven peligrar su existencia, se hayan reunido para deliberar la forma de impedir el avance de este mal, que ya está resultando demasiado perjudicial.
Pero he aquí, que conocida la resolución adoptada por la Junta Ejecutiva de Autores, nos encontramos en absoluta discrepancia. Entendemos que no es la más indicada la solución hallada, para evitar el mal; sino muy por el contrario, estamos seguros, absolutamente convencidos de que el remedio será peor que la enfermedad.
No es coartando la libertad de los empresarios y dándoles a elegir entre los dos repertorios, como se evitará el avance de la representación de obras extranjeras y para ello hasta pensar un instante en que, si este, año, que no han tenido ninguna traba, ni ningún impedimento, han optado por el repertorio extranjero, para imaginar que el año próximo la elección no será dudosa.
Tampoco resulta una solución la de rebajar los derechos del traductor, porque dejando como sentado el convencimiento y la seguridad absoluta de que todas las empresas sin excepción de una, elegirán el teatro extranjero, los autores que se dediquen a traducir con ese arancel, no serán los más buenos, sino los peores. Y tendremos entonces como consecuencia lógica que en el año 1931 habrá teatros de tres horas que explotarán el repertorio extranjero en lugar del nacional, y como si eso no fuera suficiente, nos darán obras extranjeras pésimamente traducidas.
La intención de la Junta Ejecutiva de Autores al reunirse para buscar el medio de curar este gran mal, no puede ser más plausible, pero desgraciadamente aquí no es el caso de aplicar aquello de que "todos los medios son buenos con tal de llegar al fin", pues hemos demostrado claramente, que el medio hallado no es el que conducirá al fin deseado.
Hay muchos otros medios que podrían solucionar más satisfactoriamente esta situación sin dañar ni lesionar los intereses ajenos, que son tan o más respetables que los propios, pero de todos los medios que podríamos enumerar, hay uno solo que daría los más seguros e inmejorables resultados. Ese medio es, señores autores, el de quemarse las pestañas produciendo mucho o poco pero bueno, muy bueno, tan bueno o mejor que la producción extranjera, que es lo mismo que hemos dicho en nuestro número anterior.
Entonces verían los señores autores, cómo las empresas sin imposición, sin trabas de ninguna naturaleza elegirían de "motu propio" el repertorio nacional, que al fin y a la postre lo que el empresario necesita es obra que le lleve público, sea ella extranjera o nacional.
La Dirección.
revista comoedia
1 julio 1930

(continúa)

 

 

 

Google
Web www.magicasruinas.com.ar