Alan Watts es un filósofo inglés de 55 años que vive en los Estados
Unidos desde 1938 es considerado uno de los más profundos
conocedores de taoísmo y budismo en Occidente. Desde hace mucho
tiempo está tratando de conciliar el pensamiento occidental con el
oriental sin negar una apasionada preferencia por este último. Basta
ver su concepto del mundo para comprobar por qué los hippies lo
consideran una especie de profeta que, a pesar de su edad, salta la
barrera generacional. "El hombre —dice— sólo vivirá en armonía
con sus semejantes cuando se abandone a la naturaleza"; para los
hippies éstas son palabras mágicas. Autor de varios libros, "La
alegre cosmología" relata sus experiencias con LSD; en su opinión
libertarse de la identidad habitual es integrarse en un proceso de
osmosis con el universo, que debería ser el objetivo de todos los
hombres. Es uno de los pocos que vive de la filosofía sin tener
que depender de un empleo de profesor universitario o de un
patrimonio económico que no posee. En esta entrevista plantea con
síntesis los problemas que acosan al hombre de nuestro tiempo desde
su punto de vista, que es también la de gran parte de la última
generación norteamericana. Pregunta: Usted es considerado uno de
los fundadores del movimiento beatnik y un inspirador del movimiento
hippie ... Watts: Me definiría más como un bohemio: soy inglés,
y mi pasado es más europeo que norteamericano y mi estilo no es por
cierto un estilo hippie. Pregunta: ¿Qué está aconteciendo en este
momento entre los jóvenes? Watts: La fase hippie tumultuosa y
pintoresca está declinando, es una vuelta al estilo más austero de
la generación beat. Los jóvenes fundan comunidades; pero una cosa me
preocupa: estas partidas, estos desgajes de la sociedad moderna,
tecnificada, ocurren sin que tengan una finalidad precisa. Parece
que los nuevos beatniks no saben o no quieren saber que para poder
llevar a cabo sus propósitos y que éstos los satisfagan es necesario
un mínimo de disciplina. Pregunta: ¿Qué opinión le merecen?
Watts: Por encima de todo se procuran experiencias espirituales.
Poseer riquezas o ejercer el poder son cosas que los dejan
indiferentes. Todavía lamento que ninguno de ellos sea un epicúreo;
por ejemplo, muchos jóvenes hippies son pésimos cocineros, se
adaptan a dietas increíbles. Es una de las razones por las que me
juzgo más un bohemio que un hippie. Al fin de cuentas somos lo que
comemos. Yo adoro cocinar, es uno de mis pasatiempos favoritos.
Pregunta: ¿Ha encontrado una respuesta sobre el sentido de la
existencia? Watts: La única posibilidad es callar y meditar.
Pregunta: ¿Sobre qué? Watts: Cada vez que preguntamos "¿qué?",
"¿quién?", "¿es verdad?", "¿no es verdad?", vamos a terminar como
Hamlet: "Ser o no ser, esa es la pregunta". Y por el contrario la
pregunta no es esa. Porque no existe el ser sin la nada, ni la vida
sin la muerte, ni el hombre sin la mujer. Los polos opuestos no
pueden separarse, es una equivocación característica de las palabras
y de la lógica el querer siempre distinguir o separar. Cuanto más
penetramos en el juego de nuestros sentimientos, más meditamos sobre
su ambivalencia, la duplicidad de la alegría y la tristeza, del amor
y del odio, del entusiasmo o la depresión; nuestra vida afectiva no
está hecha de estados físicos, es un continuo vaivén. La ciudad en
que vivo, Sausalito, es un ejemplo muy divertido. Existen en ella
dos tipos de habitantes, los de la costa y los de la colina. Los de
la colina durante sus ratos de ocio se pasan el tiempo criticando
hippies y bohemios que viven en bellos barcos, no en casas; y éstos
no se quedan atrás, en sus reuniones no hacen otra cosa que disertar
sobre la imbecilidad de los moradores de la colina, convencidos de
que viven bien pero que no saben lo que se pierden... Pregunta:
¿Y qué es Dios? Watts: El interior de todo; todo viene de
adentro y no de algo superficial. Es Dios que está en nosotros, que
nos hace crecer el pelo sin que podamos controlarlo; en Asia eso es
evidente. Los chinos lo llaman "tao". Todo aquello que exprime el
flujo, la energía y el movimiento son para mí de naturaleza divina.
Pregunta: ¿Qué es lo que lo atrae del budismo? Watts: Es una
religión más humana. Los budistas no tienen noción de pecado, son
muy pacientes con el universo, ¡existe desde hace tanto tiempo!
¿entonces para que correr? Para enfrentar el mundo ellos tienen una
disciplina: la meditación. En Europa no existe una palabra que
defina esa meditación; en sánscrito es "yhana", en japonés "zen", en
chino "scien". ¿Cómo traducir? Todas esas palabras quieren decir
"una práctica"; pero esa no es una palabra cierta, porque practicar
significa, generalmente, hacer una cosa con una cierta finalidad. Es
necesario entender que se trata de un método para librarse de los
impulsos instintivos, evitar distracciones y abrirse totalmente al
presente. Sólo el presente existe, la eternidad es ahora... Es algo
que no se aprende, como nadar o andar en bicicleta; se hacen
tentativas por un tiempo más o menos largo y de repente se aprende.
Es difícil hablar al respecto porque meditar es exactamente no
hablar. Simplemente escuchar el propio murmullo interior,
volvernos totalmente sensitivos al mundo y por encima de todo evitar
las palabras, romper las barreras existentes entre nosotros y el
mundo. ... Pregunta: ¿Todo eso es diferente de la meditación
occidental? Watts: En Occidente se tiene una pésima percepción
del tiempo. Se vive sin futuro y sin pasado y todos exclaman: "¡No
tengo tiempo!" y cuanto más civilizados menos tiempo tenemos. Es
absurdo, es exactamente el ejemplo de la confusión entre la
naturaleza tal cual es y su descripción en términos técnicos.
Pregunta: ¿No es una buena descripción la que hacemos de ella?
Watts: No, la naturaleza no funciona como nosotros la describimos,
porque para describirla nos servimos del lenguaje, y el lenguaje,
principal instrumento del pensamiento, está hecho de series 1ineales de signos que pueden ser pronunciados sólo uno por vez. En la
naturaleza al contrario todo acontece al mismo tiempo; tomemos a
nuestro cuerpo como ejemplo: cuántos procesos se llevan a cabo al
mismo tiempo? Pensamos, respiramos y nuestro corazón late, nuestros
dedos se mueven, y si tenemos que explicar todo eso la cosa se
complica. Si no procuramos explicarlos todo se vuelve más simple,
los mecanismos consiguen encajar bien. Pregunta: Usted afirmó en
su libro que la ciencia vuelve la vida cada vez más complicada ...
Watts: Es verdad, si tenemos que explicar todo a través de la
lógica y de las palabras nunca podremos hacerlo lo suficientemente
rápido, cuanto más habla la gente menos se pone de acuerdo. El
exceso de comunicación verbal podría ser considerado una dolencia
crónica de occidente. El intelecto es un medio no un fin; debe
estar al servicio de una comprensión diferente; cuando se habla
continuamente no se tiene tiempo para escuchar, así como cuando se
piensa continuamente no se está en contacto con la naturaleza.
Pregunta: De algunos ejemplos generadores de "la crisis de la
sociedad". Watts: Analizando todo, los norteamericanos —y con
ellos todos los tecnócratas— tienen tendencia a vivir dentro de
esquemas abstractos, los norteamericanos pretenden ser
materialistas; es absurdo, porque en realidad son las mentes más
abstractas del mundo, todo lo expresan en cifras y costos. Así
evalúan una obra de arte y es en contra de eso que los jóvenes se
levantan. Los Estados Unidos se vuelven cada vez más comunistas, el
Estado es una especie de policía donde a medida que pasa el tiempo
es más difícil expresar opiniones libres y donde no hay lugar para
la poesía... Pregunta: ¿Y por qué? Watts: Para mí la poesía es
más real que la matemática, y la política es una secuencia de
abstracciones, mientras que la poesía nos acerca a la naturaleza,
como la música: la realidad es musical. Revista Pelo Nº 17
(Según Pelo Memories corresponde a junio de 1971, pero probablemente
sea un mes posterior)
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