No se trata, ciertamente, de practicar la "coexistencia con Castro",
según la acusación de Pedro Díaz Lanz, ex jefe de la aviación
"fidelista". Simplemente, no es posible que residentes extranjeros
dicten la política exterior de los Estados Unidos. Este fue el
argumento del gobierno norteamericano cuando ordenó a varios de sus
servicios "circunscribir en el condado de Dade (Florida) a los
emigrados cubanos, para evitar que sigan efectuando operaciones de
comando contra las costas de su país.
El "casus belli"
Según Antonio Veciana, coordinador del grupo "Alpha 66", tales
acciones no tienden a preparar una invasión, que es imposible
—reconoce— mientras no se cuente con medios aeronavales comparables
a los que Kruschev entregó a Castro. Añadió que se ha desistido de
la guerra de guerrillas en el interior de Cuba, por la dificultad de
mantener pertrechadas a esas fuerzas, las cuales, en buena parte,
han sido atrapadas en las montañas por los comunistas. Solamente se
pretende "mantener un clima de guerra civil", añadió. Pero la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) habría llegado a la conclusión
de que este método, militarmente inocuo, ayuda, en cambio, al
régimen comunista a "mantener un clima de excitación patriótica". La
CIA entiende que con estos golpes de mano, decenas de grupos de
emigrados procuran justificar sus campañas de recolección de fondos
y que, por otra parte, intentan atraer represalias cubanas —o rusas—
contra la navegación norteamericana, con la esperanza de provocar
así un "casus belli". Ahora bien: el gobierno de los Estados
Unidos desea resolver por sí mismo cómo y cuándo actuará contra el
régimen "fidelista", y estima que esas actividades están dirigidas,
en realidad, contra la política cubana del presidente Kennedy.
Incidentes marítimos La decisión de hacer cumplir
estrictamente la ley de neutralidad fue adoptada por Washington
después de los siguientes hechos: • Los cargueros soviéticos "Egov"
y "Bakú" fueron averiados en sendos golpes de mano sobre el puerto
de Isabela de Sagua. Moscú dirigió a Washington tres notas de
protesta en tres días. Kruschev declaró que dotaría de armas a sus
barcos mercantes. "Nos estamos aproximando por pulgadas a un
incidente que podría desatar la guerra", comentó el senador
republicano, Everett M. Dirksen. • Un barco de guerra británico,
"Londonderry", abordó frente a las Bahamas a una lancha corsaria que
navegaba hacia Cuba. A bordo, con el mayor Evelio Duque (que hace un
año mandaba las guerrillas del Escambray), fueron hallados doce
cubanos, dos alemanes, un francés y un mexicano, fuertemente
armados. Una organización de refugiados había indicado que atacaría
no sólo a los barcos soviéticos sino también a los de Gran Bretaña,
Grecia "y de cualquier otra bandera". • El gobierno cubano, por
primera vez, pidió excusas por un ataque de sus aviones contra un
barco mercante norteamericano (el "Floridian"). Hasta ahora, nunca
había respondido a las notas de protesta de los Estados Unidos,
transmitidas por la embajada helvética en La Habana.
Política
de la emigración Entre tanto, el señor Carlos Márquez Sterling
—candidato presidencial vencido en los comicios de 1958— anunció que
una "asamblea nacional" reunida en algún lugar de Cuba, con
participación de 22 organizaciones anticomunistas, lo ha proclamado
presidente de una República Federal Cubana, cuyo gobierno tendría
sede en el territorio nacional. Se trata, sin duda, de
organizaciones que ya no acatan al Consejo Revolucionario Cubano,
dirigido por José A. Miró Cardona, y que fue responsable del
contraste de Bahía de los Cochinos. Algunos grupos le reprochan al
CRC su "pasividad": como jefe de la emigración cubana, Miró Cardona
se limitaría a trabajar por la instalación de los ciento cincuenta
mil refugiados en los Estados Unidos, y Manuel Artime, jefe de la
frustrada expedición de 1961, habría aceptado la "integración" de
sus efectivos en el ejército norteamericano. Márquez Sterling
informó que está dispuesto a discutir la situación con Miró Cardona,
pero hasta ahora no ha podido acreditar su representatividad ante
las otras fuerzas de la emigración. Por su parte, Fidel Castro
anunció que había "aniquilado a tres bandas de guerrilleros en la
provincia de Matanzas. Aparentemente, son las fuerzas de que hablaba
el jefe del grupo "Alpha 66". La imposibilidad de hacerles llegar
pertrechos se había manifestado aun antes de que el gobierno
norteamericano adoptase sus medidas restrictivas. La táctica de los
"raids" costeros se habría adoptado después de comprobarse esa
imposibilidad. El señor Alien Dulles, ex jefe de la CIA, acaba de
decir por TV que confía en la caída de Fidel Castro, "pero —añadió—
no sé cuándo ni cómo ocurrirá". En cuanto al comentarista Walter
Lippmann, después de opinar que en caso de invasión "tendríamos una
guerra desagradable, como la que Francia debió afrontar en Argelia",
concluye: "El pueblo norteamericano piensa que, a menos que Cuba
cometa una franca agresión contra otro Estado americano, invadir la
isla sería peor que soportar la existencia de Castro". Este parece
ser, por ahora, el criterio del gobierno norteamericano. Revista
Primera Plana 09.04.1963
Ir Arriba
|
|
|