Naufragios
Dos misterios rondan el fin del "Lakonia"
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Dos misterios planean sobre el trágico hundimiento del "Lakonia". Tal vez no puedan develarse nunca. El primero corresponde al incomprensible comportamiento del capitán Charles Reilly, comandante del barco noramericano "Independence". El 22 de diciembre por la noche, Reilly recibió el primer SOS del "Lakonia": un grave incendio había estallado a bordo y no había posibilidad de apagarlo. El capitán Reilly prometió su ayuda: "Corremos a socorrerlos. Velocidad máxima 22 nudos: llegaremos hacia las 6.30". Pero el "Independence" no llegó nunca al lugar del desastre. Según se supo después, retomó su tranquilo crucero hacia Casablanca.
Según algunos expertos, si el barco norteamericano hubiese intervenido, gran parte de las ciento veintiocho víctimas se hubiera podido salvar. La "American Export Lines", empresa armadora del "Independence", no ha podido explicar hasta el momento en forma convincente el comportamiento del capitán Reilly. Ha preferido dejarle la palabra. El capitán, que ronda la cincuentena, considerado por sus conocidos "una excelente persona" y definido por sus superiores como "un experto hombre de mar", se encuentra en estos momentos en un crucero por el Atlántico. Desde su barco ha enviado un radiomensaje al comité de investigación, en el cual explica que al recibir el mensaje del "Lakonia" se encaminó durante una hora hacia el punto indicado por el SOS. En ese trayecto interceptó los mensajes de cuatro barcos que ya se dirigían hacia el incendio, y que llegarían al lugar del desastre a las dos horas, contra las siete que esperaban al "Independence". Esos barcos habían prometido su ayuda y estaban mucho más cerca, de modo que el capitán Reilly optó por dar media vuelta y, sin un aviso, proseguir la ruta originaria.
Naturalmente, agrega el comandante en el mensaje, que si hubiera podido suponer que su presencia sería útil, no habría vacilado en exigir al máximo sus motores para acercarse al "Lakonia". Pero estaba convencido de que a la hora de su llegada los otros barcos ya habrían izado a bordo a todos los náufragos.
Los investigadores se preguntan hasta qué punto es válida su justificación, y por qué tuvo tanto apuro por retomar su ruta inicial.
El "Independence" estaba cumpliendo un crucero de placer, y nada grave hubiera ocurrido si hubiese llegado a destino con algunas horas de retardo. Además, según el código marino, cuando hay náufragos de por medio la puntualidad de las llegadas no puede considerarse una razón válida para no socorrerlos. Por otra parte, y en vista de la importancia del desastre, todas las naves que se encontraban cerca de la unidad en peligro tenían el deber moral de intervenir para reducir al mínimo el número de las víctimas. Pero el "Independence" no concurrió, y los otros barcos, (de acuerdo con el informe oficial presentado por el comandante del "Lakonia", capitán Matías Zarbis al comité de investigación) no fueron de excesiva ayuda, si se exceptúa al "Salta" y a algún otro. "Hubo víctimas —explica el informe— porque los barcos que acudieron a socorrer, tal vez por no estar especializados en este tipo de operación, se quedaron desde el principio a cinco millas de distancia, o sea en la imposibilidad de ayudar a los que se habían arrojado al mar o habían terminado en el agua al volcarse algún bote salvavidas." El temor de las naves de socorro a que explotaran los depósitos de combustible del "Lakonia" no impidió, según el capitán Zarbis, que el barco inglés "Montcalm" se aproximara a la mañana siguiente para sacar fotografías del desastre.
• El segundo misterio que se agrega al hundimiento del "Lakonia" se inicia con un extraño mensaje lanzado desde el barco griego dos horas antes del incendio. Un marinero de la nave hundida declaró al comité de investigación que había visto a un pasajero inglés pedir al operador de radio la transmisión de un mensaje a una compañía de seguros para estipular un seguro de vida de veinte mil libras esterlinas (unos seis millones de pesos).
El nombre de este pasajero inglés y el de la compañía de seguros se desconocen. Pero si el marinero ha dicho la verdad, el pasajero podría ser un loco o un saboteador. El "Lakonia" se hundió a cuatrocientos cincuenta kilómetros de distancia de la tierra firme, y ya no se puede controlar la afirmación del marinero con el testimonio del operador de radio.
Página 27 . PRIMERA PLANA
21 de enero de 1964

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