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Sacudiéndose las telarañas, Orson Welles da su mejor golpe
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Todavía es un genio. Todavía vive como un genio. Hinchado, sucio, ebrio, arbitrario, fétido, maldiciente, Orson Welles acaba de tomar entre sus dedos regordos "El proceso" de Franz Kafka y de transformarlo en un espectáculo barroco y suntuoso, en un gigantesco film que está agotando las alabanzas de los críticos europeos. Cuatro meses estuvo en París y en Zagreb, en la vieja estación de Orsay —ya fuera de uso— y en las dos mayores galerías de la Yugoslavia Film trabajando en la primera obra que es "mía, mía enteramente", en la primera cuyo tema pudo elegir sin trabas, en la primera que se cierra con "una voz ahora confiada y tranquila", una voz que dice lo que siempre este hombre ha dicho en la última imagen de sus films: "He sido yo quien lo escribió y dirigió. Mi nombre es Orson Welles".
Ese nombre era ya notorio en Kenosha. Wisconsin —un pueblo cerca de Chicago—. cuando apenas hacía cinco años que lo llevaba sobre las espaldas: entonces escribía novelas y obras de teatro en una vieja Remington, y siguió haciéndolo hasta que resolvió poner en escena ese material, dos años más tarde. A esa altura, estaba elaborando una Historia universal del drama y sabía recitar de memoria "El rey Lear". A los 12 años, no había aprendido aún a sumar dos más dos, pero tenía escrito un análisis de "Así hablaba Zaratustra" y dirigía en un teatro de Kenosha "Androcles y el león", de Shaw.
Su madre era una pianista y apenas murió, en 1927, Orson viajó a China. Su segunda travesía data de 1931, cuando empleó el dinero de una herencia en irse a Dublin y montar en el Gate Theatre una versión de Jew Suss, en la cual encarnaba a! anciano duque Alexander. El estreno se produjo el 13 de octubre, después de haber fracasado Welles en sus pedidos de empleo ante otros elencos. Cinco meses antes, el 6 de mayo, había cumplido 16 años.
A los 19 años se casó con Virginia Nicholson y a los 21 fundó junto a John Houseman uno de los Federal Theatres auspiciados por el gobierno de Roosevelt. Welles se hizo cargo de la sección reservada a los negros, y con un grupo de ellos puso en escena el "Macbeth" de Shakespeare, ambientándolo en Haití e introduciendo en el primer acto algunos oficios de hechicería según el culto vudú.
En 1937, Welles tuvo un conflicto con la Work Progress Administration, empresa oficial de la que de pendía, y resolvió fundar el Mercury Theatre. Ciertas dificultades económicas le sugirieron la idea de montar un "Julio César" con trajes modernos y con alusiones anti-fascistas en el texto. El éxito de ese espectáculo hizo época.
Welles alternaba su tarea de actor y director teatral con la de productor radiofónico. En octubre de 1938, tenía a su cargo un programa de baja audiencia en la CBS: el "Mercury Theatre On The Air", que había iniciado su ciclo cuatro meses antes con "La isla del tesoro" de Stevenson. La cuarta emisión fue histórica-comenzó con un informativo en el que se anunciaba la observación de explosiones en el planeta Marte. A los diez segundos, otro informativo indicaba que un meteorito había caído en New Jersey, fulminando a un centenar de personas. La tercera noticia fue más alarmante: con voz trémula, y entre exhortaciones a la calma, un locutor afirmó que los marcianos habían invadido las vecindades de Nueva York. El pánico duró doce horas e hizo de Welles una celebridad pública y vituperada. Su inmenso bluff sólo había tendido a dramatizar de modo original "La guerra de los mundos", de H. G Wells. Las consecuencias inmediatas fueron una decena de suicidios y más de un centenar de contusos. La consecuencia mediata fue un contrato de la RKO para que filmara en Hollywood "con entera libertad": se le ofrecieron 150 mil dólares y el 10 % de los beneficios.

La grandeza del bárbaro
Ningún hombre de cine tuvo a los 24 años tantas armas en su mano. La RKO le había permitido trasladarse a Hollywood con todo el elenco del Mercury Theatre y le había concedido varias semanas de respiro para familiarizarse con los sets. Orson llegó a Hollywood con una enorme barba, alquiló un departamento por dos mil quinientos dólares mensuales en Beverly Hills, y empezó a preparar con 58 secretarios su versión de "Heart of Darkness", una novela de Joseph Conrad. Explicó que era "un drama del África Central. Yo seré el principal personaje, un fabuloso individuo llamado Kurtz en cuya búsqueda anda otro hombre, Marlowe. Todo será fotografiado a través de los ojos de Marlowe: la gente le hablará y él responderá sin que se lo vea jamás".
La filmación debió de comenzar el 10 de octubre de 1939, con un presupuesto que de medio millón de dólares había ascendido a un millón cien mil. La RKO se empeñó en disminuir esa cifra, pero Welles no transigió. De todas maneras. "Heart of Darkness" se había transformado ya en un film imposible: la guerra había estallado un mes antes, y la protagonista femenina —Dita Parlo, austríaca— estaba internada en el territorio francés. Sea como fuere, la experiencia con la cámara subjetiva iba a ponerse en práctica siete años más tarde, cuando Robert Montgomery realizó —pero sin genio— "La dama del lago".
Ante el fracaso del proyecto Conrad, la RKO propuso a Welles un tema policial: "The Smiler With A Knife", sobre la novela de Nicholas Blake. Pero las dos figuras propuestas por la empresa —Carole Lombard y Rosalind Russell— se negaron a trabajar con un principiante. La fórmula de transacción fue "Citizen Kane", sobre un libreto que Welles, Houseman y Hermán Mankiewicz venían elaborando desde principios de 1940. Orson incluyó en el elenco a gente desconocida (Joseph Cotton, Agnes Moorehead, Everett Sloane) y reclamó la colaboración del fotógrafo Gregg Toland, que desde un par de años atrás venía experimentando con nuevos procedimientos de iluminación. La primera toma se hizo el 30 de julio de 1940, y antes de tres meses, el film ya estaba compaginándose. El día de año nuevo estalló la bomba.

Un golpe en la nuca
Se dice que el 19 de enero de 1941 a las 7.30, la columnista Louella Parsons telegrafió al magnate de la prensa americana, William-Randolph Hearst, informándole que Citizen Kane era, en parte, su biografía y que lo mostraba como un personaje desagradable. De inmediato, Hearst pidió a la RKO que no estrenara el film, y ante la negativa de la empresa (obligada a hacerlo por contrato), desató en sus diarios un escandaloso boycott que se prolongó hasta fines de enero. Citizen Kane fue presentado a la prensa de Nueva York y Los Ángeles el 9 de abril, y obtuvo una ovación estrepitosa. Las dificultades de su relato, que constaba de siete diversos testimonios sobre la personalidad de Charles Foster Kane sin atender a la cronología, superaron a mucho público y evitaron que la obra fuese un éxito comercial. La RKO sólo ganó 300 mil dólares sobre los 785 mil que había invertido en la producción.
El film sigue siendo genial (aun para los espectadores de hoy. habituados a las complejidades de "Hiroshima mon amour") por la insolencia de su construcción dramática, por la eficacia de su realismo documental, por la sagacidad de su crítica a la América creciente y por la inteligencia con que estaban armonizados sus hallazgos de fotografía, escenografía y música.
Desde 1958, "El ciudadano" figura en todas las listas que agrupan a los Diez Mejores Films del Mundo: una encuesta efectuada durante la Exposición de Bruselas, ese mismo año, lo ubicó en el noveno lugar. La reciente compulsa de la revista "Sight & Sound" lo traslada al primero.

Ante todo, el ser humano
Entre agosto y octubre de 1941, Welles trabajó simultáneamente en la preparación de tres films: "Soberbia" ("The Magnificent Ambersons"), sobre una novela de Booth Tarkington; "Jornada de terror" ("Journey into Fear"), sobre una obra de Eric Ambler, y "It's All True". película sobre la América del Sur que constaba de tres episodios: la historia del samba filmada durante un carnaval en Río; Jangadeiros. en la desembocadura del Amazonas, y My Friend Benito, fragmento elaborado en México sobre un libreto de Robert Flaherly, en el que se describían las corridas de toros. Casi todo este film ha desaparecido.
"Soberbia" —que algún canal de televisión suele exhibir ahora en Buenos Aires— es otra obra maestra en nada inferior a "El ciudadano" e incluso más rica como construcción dramática. Su tema es la decadencia de una familia aristocrática y, en un sentido más limitado, la biografía del último de sus descendientes, un joven que se resiste a abandonar las ideas de su casta. Irónicamente, la obra es también un documental sobre las costumbres y las modas de las aldeas americanas en 1865. Todo el relato progresa por secuencias independientes, ligadas por el comentario de un narrador. En el total, es un prodigio de estilo, de lirismo escenográfico, de invención técnica, de sagacidad para describir un personaje con dos toques y para formular una crítica social en medio minuto. Hacia el final de la obra, hay un diálogo entre Tim Holt y Agnes Moorehead, en la cocina de la casa, que está resuelto con un largo travelling de 8 minutos de duración. Es quizá la más perfecta escena de la historia del cine.
Welles niega toda paternidad sobre "Jornada de terror", una truculenta intriga de espionaje que luego apareció firmada por Norman Foster. Cuando el film se estrenó, Welles estaba en gira por Sudamérica, y a su regreso la RKO rompió el contrato que lo ligaba a él y al Mercury Theatre. Fue el comienzo de una violenta ruptura con Hollywood y el comienzo también de esa fama equívoca que tiene ahora ante el gran público, una fama de actor opulento antes que de gran creador.
Su film siguiente, "The Stranger'' (1946. con Loretta Young) parece una obra de transición. Hay mucho más de Welles en "La dama de Shangai" ("The Lady from Shangai", 1947), en la que el realizador ha querido concentrar su idea de una moral aristocrática, de una moral caballeresca que corresponde al más viejo y europeo concepto del mundo.
La protagonista fue Rita Hayworth con quien Welles (que se había divorciado de Virginia Nicholson en 1939) estaba tempestuosamente casado. Es famosa la anécdota según la cual el director de la Columbia Pictures, luego de ver "La dama..." declaró furioso: "Daría mil dólares a quien me explique lo que quiere decir esta película". Ese hombre no fue Welles.
Tres sucesivos fíascos financieros (incluido entre ellos la puesta en Broadway de "La vuelta al mundo en 80 días") hicieron de Welles un personaje maldito, cuyo nombre era de mal gusto mencionar. Resuelto a marcharse a Europa, Orson aceptó antes una riesgosa oferta de la Republic, quien le propuso filmar "Macbeth" en tres semanas y con un presupuesto de 75 mil dólares. La obra resultó una maravilla de concisión y de sutileza en la composición de los planos, un prodigio como recreación del clima escocés medieval, como exponente de una nueva belleza geométrica. Es de las pocas obras con las cuales Welles parece conforme.
En Europa se prodigó como actor, e hizo "Cagliostro", "El príncipe de los zorros", "El tercer hombre" y otra media docena de films sólo para reunir fondos y trabajar en su "Otelo" obra que elaboró durante fres años. La idea inicial era tener lista la película luego de cinco semanas de rodaje en Venecia, pero las dificultades financieras obligaron a filmarla en Roma, Perugia, Tuscania, Viterbo y algunas aldeas marroquíes. El papel de Desdémona fue ofrecido a una media docena de actrices, hasta que finalmente Welles lo adjudicó a Suzanne Cloutier. Hay algunas típicas anécdotas sobre "Otelo": se sabe que en Mogador, mientras actuaba en "La rosa negra", Orson convocó a sus intérpretes para filmar el frustrado asesinato de Casio. Al advertir que no le quedaba tiempo para reunir el vestuario, resolvió ambientar la escena en un baño turco. Cuando "Otelo" obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes 1952, esa secuencia fue señalada como una muestra sensacional de su genio inventivo.
Tres años después, pudo llevar adelante el más transitado de sus proyectos: "Raíces en el fango" ("Confidential Report"), cuyo protagonista, Mr. Arkadin, ha sido definido por el realizador como "un aventurero ruso, un corsario, un hombre que vive la descomposición del mundo, un parásito que se nutre de la corrupción del universo, pero que se justifica, considerándose una especie de Dios". La obra tardó ocho meses en filmarse, y casi toda la prensa vio en ella un fiasco. Para André Bazin, el crítico más agudo que se haya conocido. "Raíces..." es, sin embargo la gran obra de Welles y la sexta entre las mejores que ha dado todo el cine.
Después de diez años, en 1957, Welles volvió a Hollywood para realizar "Sombras del mal" ("Touch of Evil"), una historia policial en la frontera mexicana cuya primera escena era una única y maravillosa toma que duraba casi cuatro minutos. La mayor parte de los actores de este film (Marlene Dietrich, Akím Tamiroff, Joseph Calleia, Janet Leigh) trabajó por los 75 dólares mínimos que estipulaba el Sindicato, sólo porque Welles estaba en la empresa. Los resultados no fueron de primer orden: la Universal, productora de la obra, suprimió alguna-- escenas, alteró el montaje y la lanzó en salas de segunda categoría. Después de eso, Orson no quiso saber una palabra más de Hollywood.
En los dos años sucesivos trabajó en su "Don Quijote", obra que trasponía la novela de Cervantes a una época moderna. El rodaje duró tres meses (agosto, septiembre y octubre de 1957) y tuvo efecto en Puebla, Tepozlan y la ciudad de México. Los protagonistas eran el propio Welles (quien se interpretaba a sí mismo), Patty MacCormack (Dulcinea), Francisco Reiguera (Quijote) y Akim Tamiroff (Sancho). Las dificultades económicas dejaron inconcluso el film.
Según el realizador, casi toda su obra es una crítica de la civilización americana, pero también una exaltación de la moral aristocrática, de Una nueva y vieja concepción del mundo para la cual el coraje es la más importante de las virtudes.
Este gigante contradictorio ha declarado su pasión por De Sica ("Lustrabotas es el mejor film que he visto en mi vida"), su aversión por Rossellini y por Kubrick, su vocación por los personajes odiosos, su respeto por la generosidad como "valor esencial", su decisión para defender "todos los privilegios del hombre". Al mismo tiempo, se ha definido como un personaje de la Edad Media, injertado dentro del salvajismo americano. Se ha casado tres veces (la última en Londres. 1955, con Paola Mori, condesa de Cifagio) y ha tenido un hijo de cada matrimonio En la relación humana, sigue siendo un ser fascinante e intolerable.

El ruido y la furia
Ahora está envuelto en el triunfo de "El proceso". Ha reunido un elenco excepcional, cuyas figuras fuertes son Anthony Perkins, que encarna a Josef K., el protagonista; Romy Schneider. que es Leni, la enfermera; Akim Tamiroff, que interpreta al abogado Block, otro acusado. Jeanne Moreau, Elsa Martinelli, Katina Paxinou, Madeleine Robinson, Suzanne Flon y, por supuesto, él mismo, él como la firma de un cuadro, componiendo la figura de un abogado inmenso que descansa en un lecho inmenso. Hay ruido, furia, discusiones y alabanzas a su alrededor. Tiene 47 años y seguramente está harto de ser un genio.
PRIMERA PLAN A
22 de Enero de 1963

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