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Periodismo
Planéte: Un triunfo insólito y la búsqueda de otro Renacimiento
Revista Primera Plana
15.01.1963


Un centenar de inteligencias consolidadas, que se encuentran un poco por todas partes, pero que tienen su mano ejecutora en París, provocó, en 1962, el éxito editorial más importante de los últimos tiempos: "Planéte".
Físicamente, "Planéte" es una revista que aparece cada 60 días. Su formato es casi extravagante: 20 cm. de alto (tamaño clásico) por 17 1/2 cm. (tamaño insólito). Sus portadas despistan: son "perfectas", pero no atractivas; pasan inadvertidas y, además, son iguales: Hércules, de Bourdelle, una cabeza de reina egipcia, de dulce sonrisa, o un "duro" personaje maya, en color oro sobre fondo negro. La diagramación interior da el impacto que la cobertura oculta: los espacios blancos abundan, tanto como el buen gusto en aplicarlos.
Pero no son las desconcertantes portadas ni la limpia diagramación de la revista las que hacen de "Planéte" el "monstruo" cultural de edición. El secreto está en el texto.

La verdad es insólita
Nada más fantástico que la realidad: "Planéte" lo sabe y lo dice. Con espíritu, pero sin "ese humor parisino que se ha convertido en una enfermedad microbiana de la intelectualidad francesa", se emplea un lenguaje cristalino, directo, hecho a la medida de su intención: llegar al mayor número de cerebros.
¿Con qué pretende llegar "Planéte"?
Veinte artículos de base y 30 páginas (tiene 160) dedicadas al análisis de las nuevas ideas y a la ubicación de los hechos científicos, de los descubrimientos de importancia y a la ubicación de los hombres más importantes, reseñan para el lector lo que no es obvio, que es mucho.
En dos páginas, se puede conocer lo esencial de Einstein y entrar de la mano por la puerta grande en la fascinante realidad de lo infinitamente pequeño que forma al hombre, y lo infinitamente grande que integra el cosmos, sistemas "calcados", donde lo que difiere es sólo la escala. Un espacio menor basta para reproducir un inquietante cuento de H. P. Lovecraft, un hombre de la "literatura diferente". Con "Planéte" se puede meditar sobre las muy concretas reflexiones de Robert Oppenheimer, y ser introducido en la apasionante búsqueda de algunos sabios, que insisten en probar la existencia de cosmonautas en la antigüedad. O en la no menos absorbente realidad del universo, los progresos de la astronomía y el desplazamiento vertiginoso de las galaxias.
Pero "Planéte" no hace escapismo; y si sus páginas están cerradas a la actualidad política, dan, en cambio, una gran acogida a la historia invisible. Se redactan cáusticos comentarios sobre las memorias del general Groves, responsable de la bomba atómica, o se reproducen los últimos días de Hitler, descifrados a la luz de documentos desconocidos hasta ahora.

¡Esto es éxito!
"Planéte" vive en la frontera del conocimiento. Desde los aceleradores de partículas, la herencia planetaria, la "religión evolucionista" y la importancia del grupo sanguíneo, hasta la actualización de la primera civilización de este mundo, que bien pudo no ser Sumer.
Cómo vive "Planéte, es todavía más insólito. Al margen de los negocios, de la publicidad y de las finanzas, respira por sí misma.
El primer número apareció hace 14 meses, en 8 mil ejemplares. Hoy, cada 60 días, se agotan 60 mil ejemplares. Y los coleccionistas pagan mucho más de cinco veces su valor por disponer de los números 1 y 2, reimpresos y nuevamente agotados.
Los cien argentinos que la esperan con devoción, aguardan ahora el número 8. (En Francia cuesta 1 dólar con 20; en la Argentina, $ 240.—)
Tan bien fueron las cosas, que en el séptimo número de "Planéte" comenzaron a ser incluidas páginas en color; especialmente fotos, que están al margen de lo común, como el texto. En noviembre del 62, comenzaron las "conferencias Planéte", en el viejo teatro Odeón de París, y este mes saldrá a la venta el primero de los seis volúmenes de una enciclopedia "Planéte", tan original como el resto, según se ha prometido.
Actualmente, el equipo "Planéte" pone en marcha un proyecto que explica su éxito: ediciones "Planéte" (revista) en inglés, alemán e italiano. Los progresos no terminan, y a mediados de 1963 podrán adquirirse en Europa los primeros libros de ilustración, realizados con procedimientos revolucionarios.

El equipo
¿Quiénes hacen "Planéte"? La lista es larga. Desde el premiado Jean Charon, físico y filósofo, que adelantó una teoría sobre el universo, muy escuchada ahora, hasta Jacques Bergier, un ex espía científico de la segunda guerra mundial, que ahora explica el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y, al mismo tiempo, sigue con deleite las teorías del profesor soviético Agrest sobre los visitantes de otros mundos hace milenios, visitantes que no forzosamente tuvieron que ser marcianos.
La lista de colaboradores mundialmente conocidos, es nutrida. Henry Miller, John Steinbeck y también —aunque no regularmente— el argentino Jorge Luis Borges, cuyos cuentos revelan a "uno de los más grandes escritores vivos del mundo entero", según el juicio del equipo "Planéte".
Es más breve el equipo que creó y puso a "Planéte" en órbita. Un par de hombres, bajo la dirección de Louis Pauwels, un enamorado del "realismo fantástico".

¿Un nuevo Renacimiento?
Pauwels explicó con claridad algunas intenciones de "Planéte":
• Somos hombres ocupados en hacer, no en triunfar.
• Nuestra revista tiene un tono amable: no queremos fabricar 60 mil botellas de bilis cada dos meses.
• "Planéte" es alegre. ¿Por qué tiene que ser aburrida la búsqueda del conocimiento?
• Es tan importante hacer el balance de las ignorancias como el de los conocimientos. Pero como esto lleva a fronteras de apariencia fantástica, debemos documentar bien: cuando más dudoso se presenta el tema, más datos deben reforzarlo.
• "Planéte" no es una revista de "élite", como se decía en tiempos sorprendentemente cercanos.
• Vivimos los primeros tiempos de un segundo Renacimiento. Pero no intentamos fabricar una pléyade en círculo cerrado. Ayudamos a crear un clima en el que una pléyade tendrá alguna posibilidad de manifestarse.
Los ataques a "Planéte" no faltan; de derecha e izquierda. Y también de otras posiciones que son menos políticas: críticas de un sector "integrista" de la Iglesia Católica, irritado por el eco que encuentra en "Planéte" el mensaje evolucionista de Theillard de Chardin, de los surrealistas "fanáticos", de las empresas de publicidad que no entienden cómo las páginas de "Planéte" pueden seguir cerradas a la difusión comercial, y de los racionalistas militantes.
Las oposiciones crecen con el éxito. Además, parecen no afectar la posición fundamental del equipo "Planéte". Ellos están convencidos que su revista ayuda a poner en movimiento la circulación de la cultura francesa.
15 de Enero de 1963

 

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