VINICIUS DE MORAES, 54 AÑOS, BRASILEÑO.
POETA DEL RITMO Y EL AMOR
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EX DIPLOMATICO, MUSICO, CANTANTE, Y UNA DE LAS MAXIMAS EXPRESIONES DE LA POESIA LATINOAMERICANA CONTEMPORANEA. EL PUBLICO DE BUENOS AIRES LO OVACIONO.
...Pero nada habrá fuera de nosotros dos.
Nuestro amor será simple y sin tiempo,
luego saludaremos la claridad.
Tú dirás buen día al techo que nos abriga
Y al espejo que recoge tu rápida desnudez.
Tendrás hambre en seguida:
Tendremos té de la India para matar nuestra sed
Y miel para endulzar nuestro pan...

La luz de la tarde se ha puesto amarilla y le hace más hondas las arrugas. La nuca se oculta bajo los pelos largos unidos por montones de gomina. Está sentado, derramado en un sillón, sonriendo. Llegan dos tormentas de pestañas, sonrisas, rubores, mohines. Le dan un libro. Vinicius firma y las recorre con sus ojos miopes. ¿Paternal? Quién sabe. Vuelve a leer.
"Por supuesto que es lindo vivir/ y la alegría, la única emoción indecible/ Por supuesto que te encuentro preciosa/ Y en ti bendigo el amor de las cosas simples/ Por supuesto que te amo/ Y que tengo todo para ser feliz... / pero ocurre que estoy triste..
Desparramador de talento. Música, poesía. Vinicius de Moraes. Bossa-nova. Vinicius de Moraes, el poeta de "Para vivir un gran amor". Vinicius de Moraes, el señor que se sienta en un escenario, bebe whisky y canta sus poemas-canciones. Vinicius de Moraes, diplomático.

—Tengo ya 54 años. Y no me importa. ¿Ves este vaso? ¿Lo ves bien? Yo desayuno con un café y un whisky. No, no siempre. Sólo cuando me siento eufórico, feliz. Si no tomo me lleno de barreras, de puertas que se cierran. Entonces los demás quedan de un lado y yo de otro. Aislado. Sólo con muchas soledades.
Un gran trago le estira la piel gris del cuello. Mira hacia arriba y
mastica un samba. Para nadie, para los demonios locos que deben estar bailando en su corazón.
—Desde chico tuve que ver con la poesía. Mi padre era poeta. Vivíamos todos en una isla, cerca de Río. De noche yo abría mi ventana y me quedaba en la playa, dejando que el agua jugara con mis piernas, me salara la piel. Esa piernas, ¿quién podía imaginarlo?, iban a recorrer muchas leguas de tierra, de asombro, de éxtasis, de dolor de placer. "Y en su colección/ tan sin ton ni son/ Había rantifusas/ Bolitas cachuzas/ Y había caracolas/ aún llenas de olas/ Que ponía en su oído/ con aire entendido/ Corchos y cohetes/ y armas de juguete/.Así era yo, sin anteojos, sin mayores tristezas. Hace demasiado tiempo, por supuesto.
—¿Después?
—Jesuitas. Estudié en un colegio de sacerdotes. Fui un buen alumno, pero nunca un espíritu religioso. Más tarde vino el Derecho. Me recibí de abogado y jamás pisé una corte. Estudié lengua y literatura inglesa en Oxford, y allí, teniendo 23 años, me casé por poder con Beatriz Tati. Mi primera mujer. Después vendrían cuatro más: Regina, Lila, María Lucinda, a quien está dedicado "Para vivir un gran amor", y Nelita, la actual. Tiene 25 años. Le soy fiel, desde luego. ¿No sabés que sólo se ama en serio cuando se es fiel? Ser hombre de una sola mujer es lo difícil. Lo demás cualquiera puede hacerlo. Lo que pasa es que el amor tiene ciclos. La pasión sube, crece, y las demás mujeres no existen. Cuando se apaga, aparecen. ¿Te das cuenta? Claro que después de la aparición del resto de las mujeres el auténtico amor puede volver a renacer.
Pide más whisky con voz cubierta de tabaco y melancolía. ¿De dónde viene esa tristeza súbita? ¿Desde dónde viaja para quedarse en los ojos, en la cara de Vinicius?
—Siempre fue así. Llega de golpe y se instala. Ya no le doy importancia. La primera vez que la noté, que tuve conciencia de que se me metía en los poros sin motivos, fue en Los Ángeles, adonde me había enviado el gobierno brasileño en misión diplomática. Me volví antes del tiempo prefijado. Después tuve otros cargos: secretario de embajada en París, y en Montevideo como cónsul adjunto desde agosto del 58 a agosto del 60. Dejé todo eso porque empecé a sentirme vacío, falso. Entonces hice mis valijas y me volví a Río. Fue una suerte, porque en 1952 conocí a un gran músico: Antonio Carlos Jobim. Con él compuse la mayoría de mis canciones. Cuando lo encontré, estaba en la boite Copacabana. Había dejado sus estudios de arquitectura y tocaba el piano. Estaba casado y tenía un hijo. Vivía como podía y al mismo tiempo inventaba algo que iba a revolucionar a la música de todo el mundo: la bossa nova. No era el único, claro. Desde otros lugares estaban creando lo mismo Menescal, Joao Gilberto, Castro Neves, Badén Powell.
"Samba Saravah", la inolvidable de "Un hombre y una mujer". "Chega de Saudade", "Garota de Ipanema". Como un hilo de color rabioso, de ritmo, de dulce tristeza, de poesía alta, está el nombre de Vinicius de Moraes uniendo esos nombres. Los nombres de canciones nacidas de un poeta y recogidas por la boca del pueblo.
—¿Querés que te hable de mis hijos? Bueno. Son cuatro. Susana y Pedro, de mi primer matrimonio, y Georgina y Luciana del tercero. No sé cómo son. Sí, no te asombres. No lo sé. Caminan muy libremente sobre el mundo y yo los amo, eso es todo. Un buen día me puse a pensar en Pedro. Estaba con algunos amigos en mi casa de Río, cerca de La Gavea. Y así, sin quererlo, supe que tenía que explicarle algunas cosas. Tomé un papel, me fui a un rincón con una botella y un cigarrillo y escribí algo para él, para Pedro, que comenzaba así. Es una confesión y una manera de definirme:
"Como nunca luché para dejarte nada más allá del mañana indispensable: una quinta de tierra verde donde corra, quién sabe, un arroyo pensativo; y en esa tierra, un techo simple en el que puedas ocultar la terrible herencia que te dejó tu padre: la insensatez de un corazón constantemente apasionado". Eso es todo.
Por Mario Mactas Fotos: Enrique Bianco.

Y ADEMAS
•Vinicius toma una botella de whisky "Old Parr" por día.
•Con la mujer que estuvo casado más años fue con la primera, Beatriz: once años. Ahora ella es crítica de cine de cierto renombre en Río.
•Pasan grandes períodos de tiempo sin que escriba ni componga. Lo hace de pronto, en medio de ráfagas creativas. Pero siempre desde las bases de una formidable cultura.
•Se viste siempre de negro y usa la misma remera, por cábala, cada vez que actúa. La vestimenta negra tiene un motivo. "Timidez. Me parece que así paso desapercibido."
•Vive básicamente de los derechos de sus canciones. "Y además de un sueldo que me da el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, como miembro de la diplomacia del país."

PARA VIVIR UN GRAN AMOR
Ese es el título del libro de Vinicius que acaba de ser editado en la Argentina No tiene la forma tradicional de un poema. Está escrito casi como una crónica. Pero la poesía lo inunda todo, y de ella surge una bellísima microfilosofía del amor y de la vida vivida apasionadamente. Lea:
"Para vivir un gran amor se necesita mucha concentración y mucho tino, mucha seriedad y poca risa, para vivir un gran amor."
"Para vivir un gran amor es urgente descartarse al máximo de gente, pues en general la gente envidia al amor profundamente."
"Para vivir un gran amor, en realidad, hay que compenetrarse de la certidumbre de que no existe amor sin fidelidad, para vivir un gran amor. Pues quien traiciona a su amor por vanidad, desconoce la libertad, esa inmensa, innombrable vanidad que supone un gran amor."
"Para vivir un gran amor es muy, muy importante vivir siempre juntos y hasta ser, en lo posible, un solo difunto, para no morir de dolor. Es necesario cuidar permanentemente, no sólo el cuerpo sino también la mente, pues la amada acusa cualquier mezquindad y el amor se enfría un poco. Hay que ser cortés sin cortesía; dulce y conciliador sin cobardía; saber ganar dinero con poesía, para vivir un gran amor."

Revista Gente y la Actualidad
22.08.1968

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Vinicius