Revista Periscopio
30.12.1969 |
En 1969, el avance científico y técnico tuvo dos
puntos de apoyo. No es difícil ver que se trata, al fin, de la
respuesta a un par de inquietudes tan viejas como la misma historia
del hombre: el espacio (el imán y la embriaguez de lo desconocido),
la biología y la medicina (el temor y la angustia ante la muerte).
El último año de la década se apresuró a ser generoso. Su punto
culminante -—quién podría dudarlo— fue el alunizaje pionero de los
cosmonautas norteamericanos Neil Armstrong y Edwin Aldrin. En la
tarde del domingo 20 de julio el módulo se posó en la Luna; al caer
la noche, Armstrong salió del vehículo y pisó —el pie izquierdo
primero— el Mar de la Tranquilidad. Aldrin aguardaba su turno para
seguirlo; Michael Collins orbitaba con resignación espacial.
Todo comenzó el 4 de octubre de 1957, cuando los rusos colocaron en
órbita al Sputnik, el primer satélite artificial. Fue un desafío:
desde entonces, USA redobló sus esfuerzos para no quedar en
desventaja —ya lo estaba— en la llamada "carrera espacial".
Cuando la Apolo 11 —dos millones y medio de conexiones; una fuerza
inicial equivalente a 92 mil locomotoras— sacudió su rampa, en Cabo
Kennedy, 4.038 objetos, tripulados o no, habían sido lanzados
alrededor de la Tierra; 1.743 flotaban aún en el espacio.
La proeza demandó a USA ocho años de esfuerzo, 24.000 millones de
dólares, el talento y la energía de 300 mil técnicos. El proyecto
Manhattan —produjo las primeras bombas atómicas— quedó pequeño:
había devorado, no hace tres décadas, 2.000 millones de dólares. No
se hizo, claro, en homenaje; pero este año se cumplieron exactamente
cien años desde que Julio Verne imaginara el entonces imposible
vuelo a la Luna.
El ex Presidente Johnson pidió que "tan enorme esfuerzo conjunto se
aplique a combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, para
traer la paz". Más allá de la validez de la objeción, su comentario
demuestra algo: la Luna, a pesar suyo, descendió a la pedestre vida
política de la Tierra. Los argentinos fueron prudentes: un sondeo
hecho en Buenos Aires —mil personas se sometieron a un prolijo
cuestionario al respecto— reveló que sólo un 12 por ciento estaba
convencido de que era la hazaña más grande de la historia; un 17 por
ciento, en cambio, sospechó que el viaje "no aportaba solución a los
principales problemas".
El 13 de octubre, los rusos demostraron que la competencia no se
gana en una sola prueba: colocaron, entonces, la primera estación
orbital, un anticipo de las futuras ciudades cósmicas. Hay quienes
sostienen que se trata de un salto tan importante como el
norteamericano.
El 4 de abril, en el quirófano del St. Luke Hospital de Houston,
Texas, el profesor Denton Cooley injertó, el primer corazón
artificial, un complejo mecanismo diseñado por el argentino Domingo
Liotta. Haskell Karp, 47, el receptor, murió el 8 de abril; Iqs
misterios inmunológicos cosecharon otra víctima. El sistema, sin
embargo, resulta más pulcro que el inaugurado por Christian Barnard:
plantea, dicen, menos problemas morales.
La medicina produjo, además, dos progresos y un escándalo. Diciembre
fue el mes del cáncer: en USA, los profesores Donald Morton (31) y
Frederic Eilbert (34) aislaron, por primera vez, un virus de cáncer
humano (cáncer del tejido conjuntivo). Fue en el Instituto Nacional
de la Salud de Bethesda, en Maryland. En Colombia, los doctores
Julio Ospina y Efraín Otero aislaron otro virus de cáncer en
ganglios linfáticos. En la Facultad de Medicina de San Fernando, en
Perú, por fin, el equipo del doctor Alberto Cuba lo hizo con un
virus de cáncer de carnero.
Casi al mismo tiempo, un equipo de investigadores de la Universidad
de Harvard, en Boston, consiguió separar uno de los tres mil genes
de la 'escherichia coli', una bacteria. El avance tiene doble filo:
abre posibilidades ciertas de eliminar las enfermedades
hereditarias; pero podría prestarse, también, a terroríficas
manipulaciones.
El escándalo: a mediados de octubre, las autoridades sanitarias
norteamericanas decidieron declarar la guerra al ciclamato, un
sustituto del azúcar. En un par de días, la veda y el susto se
apoderaron del mundo.
PERISCOPIO 15 • 30/XII/69
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Sello conmemorativo del viaje
histórico
Un sueño de cien años |
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