Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Coccinelle
El amor ¿tiene cara de mujer?

Revista Gente y la Actualidad
14.04.1966

DESPUES DE 4 AÑOS DE AQUELLA BODA ACEPTADA POR EL PAPA, COCCINELLE —EL FAMOSO CASO DEL HOMBRE HECHO MUJER— HA VUELTO A CASARSE. AHORA CON UN BAILARIN PARAGUAYO QUE CONOCIO EN EL TEATRO MAIPO DE BUENOS AIRES, CUANDO VINO EN EL AÑO 1962. ESTA ES LA HISTORIA INTIMA DE UN ROMANCE INCREIBLE.

La nueva historia de Coccinelle empezó aquí. En julio de 1962, cuando Buenos Aires empezaba a conocerla. Cuando vino con todo el misterio de su publicitada metamorfosis, con todo el enigma de su operación en Casablanca. Aquella intervención del doctor Mari que provocó en un tribunal civil de París el cambio de documentación de Jacques Charles Dufresnoy por el de Jacqueline Charlotte Dufresnoy.
Llegó luciendo belleza y un arte lleno de increíble sugestión femenina. Pero además... un flamante anillo de casamiento y un acta matrimonial que la anunciaba al mundo como señora de Bonnet. Y al mismo pie del avión gritó a los periodistas la felicidad que parecía irradiar su nueva condición social. Su transformación legalmente aceptada después de 30 años acumulando negativa a su drama, su boda autorizada por el propio Papa y celebrada con pompa en Montmartre, donde la policía apenas pudo contener la avalancha popular...
Con toda esa revancha y todos los ademanes insinuantes cargados de sensualidad dijo con una sonrisa desafiante frente a la metralla de flashes y micrófonos: "Nací con cuerpo de muchacho y espíritu de niña. ¿Me entienden ahora?" Después se fue del brazo de Francis Bonnet, un agente publicitario, un amigo de varios años que ahora se anunciaba orgulloso como el esposo de Coccinelle. La luna de miel iba a continuar en Buenos Aires, en el 2º piso del Hotel Alvear. El caso de la conocida vedette ya abarcaba a una pareja.
Pero enseguida sobrevino el giro imprevisto. En la primera semana de strip-tease, canto y exhibición de modelos que ella misma "confeccionaba" con grandes telas vírgenes, la pareja se hizo triángulo. Desde el instante de su debut, sobre el escenario, comenzó a cruzarse miradas con un "boy" paraguayo que integraba el cuerpo de baile y la acompañaba en sus presentaciones. Y una noche, llegando al camarín, le pidió a Nita Dover que le presentara a "ese chico rubio de ojos azules".
—Mario... La señora de Bonnet te quiere conocer.
—¡Hola, señora...! Es un placer. .. Me llamo Mario Heyns.
— ¿Argentino o paraguayo?
— No, no... Paraguayo... Estaba aquí, un día supe que había Una selección de bailarines para la revista suya, me presenté al maestro Eric Zepeda y... pues, aquí estoy, muy honrado de actuar junto a usted.
Pero la formalidad del diálogo era ficticia. Lo cierto, según cuenta el entonces animador Pepe Parada, es que se enamoraron de inmediato. Las miradas, las maneras de cruzarse las manos, todo... Ella llegó a perder el sentido de actuación frente al público cuando él se acercaba a retirarle las telas de sus modelos. Coccinelle lo retenía entrelazándole los dedos, se detenía varios segundos contemplándolo anhelante, se estremecía y susurraba en un español sugestivamente afrancesado... "¡Oh, Mario... Mario...!".
Una actitud sorprendente que todavía comentan quienes la observaban entre bastidores, desde donde Mario apenas daba dos pasos para recibir las telas y volverse con el impacto amoroso de quien ahora es su esposa.
Y el triángulo se deshizo muy pronto. Coccinelle se llevó a Mario Heyns a vivir al mismo Hotel Alvear. Pidió cambio de habitación, se fue con su amante al 6º, mientras Francis Bonnet se quedaba en el 2º. Por muy poco tiempo, porque enseguida él volvió a sus negocios de París. Sin rompimiento espectacular, sin escándalos. .. Simplemente un par de cachetazos sonoramente aplicados en el Tabaris. Coccinelle respondió con el pago de un pasaje Buenos Aires-París ¡sin retorno!
Mario pasó a ser primer bailarín en el íntimo teatro de la vedette. Aunque en el Maipo continuaba de "boy"... Un romance tan comentado afuera como adentro. Por la rapidez de las relaciones por el extraño papel masculino que el delicado paraguayo empezó a interpretar,
—Sí, yo lo conocí. Buen chico, bailaba conmigo en el Tropicana. Era muy lindo, entonces no tenía el pelo tan rapado como aparece ahora en las fotos con Coccinelle. Las chicas, las coristas, se lo comían con los ojos... —así cuenta Zulma Faiad, otro personaje sorprendido por este casamiento que sacudió al ambiente revisteril argentino que conoció a aquel paraguayito de 21 años, hijo de un funcionario de la embajada paraguaya en Buenos Aires y ahora cónsul en Colombia.
El primer regalo de Coccinelle fueron ¡8 trajes! de costosos cortes hechos a medida en Cervantes. .. Y se lo llevó a Mar del Plata... Luego a Chile... Después a Francia. Casi cuatro años de anonimato, no de olvido pero sí carentes de noticias. De pronto este nuevo acontecimiento: la documentación del ex Jacques Charles Dufresnoy ha vuelto a modificarse. Ahora, desde el 14 de marzo de 1966, pertenece a Jacqueline Charlotte Dufresnoy de Heyns.

BODA E INTIMIDAD
Registro civil: en Baynes, cerca de Pontchartrain. Madrina: Georgette Anys, ex gran vedette del Follies. Padrino: Juan Alberto, bailarín argentino. Viven en casa de ella, Rue Pigalle 423, París. Dos pisos, color crema, con una planta baja donde hacen exposiciones de danzas eróticas (la policía la allanó dos veces). Duermen en habitaciones separadas. La cama de él tiene forma de cáscara de huevo. Y Coccinelle tiene, sobre la izquierda de su cabecera, una piel de tigre con la cabeza debajo porque dice que es el símbolo de la pasión.

 

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Coccinelle
"Ella, presidenta honoraria de la revista de homosexuales más importante de Europa, le pone el anillo a él. Juntos atienden un centro nocturno para hombres disfrazados de mujer"


 

 

 

 
Coccinelle
Coccinelle y Mario frente al registro civil

 

 

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