Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

 

Dominique tiene un año de vida

 

Revista Siete Días
17 de enero de 1967

Monja Dominique
Antoine, el artista intelectual de París, deslumbra a Dominique. "Aprenderé de él", afirma.


Durante los próximos doce meses, Luc Dominique, la hermana Sonrisa, se dedicará a componer y cantar sus propias canciones. En 1968 renovará sus votos de pobreza, castidad y obediencia.
La novicia rebelde ha emprendido la aventura más breve de su vida. Sor Sonrisa, la monjita que se hizo célebre por sus canciones, dejó el convento de Firchemont. Sin embargo, se enfrentará con el mundo sólo por un año: en 1968 renovará sus votos de pobreza, castidad y obediencia. Es decir que aún hoy, pese al cambio, sigue perteneciendo a la orden de las Dominicas. Adoptó definitivamente el nombre de Luc Dominique para sus actividades artísticas y guardará en los próximos doce meses el apodo que la hizo famosa (Sor Sonrisa), dispuesta a desplegarlo nuevamente cuando se introduzca en los muros del convento para alegrar la vida de sus hermanas.
Luc Dominique, o la hermana Sonrisa, pertenece a la nueva generación de religiosos que, como el padre Duval en Francia o el padre Alejandro en la Argentina, incorpora a su mundo elementos de la vida cotidiana. De alguna manera se parece a los curas obreros, para quienes dedicarse a las tareas de los hombres no es un impedimento sino más bien una prolongación de la tarea religiosa.
Son muchos los que muestran su extrañeza cuando Luc Dominique confiesa dedicar a su cuerpo los cuidados que otras mujeres del mundo, cuando aparece con un nuevo peinado o un nuevo vestido. "El hábito no hace al monje"
El dinero que Luc Dominique gana con sus grabaciones (afirmó que nunca se presentaría personalmente en un escenario) y con la venta de sus discos, que ya sobrepasó los 50.00,0 ejemplares, lo destinará a las obras misionales de su orden. Prepara ahora un nuevo disco con 12 canciones, una de las cuales se titula, precisamente, "Ha muerto sor Sonrisa... vi volar su alma en la alfombra volante." Aún se recuerdan otras que la hicieron famosa: Flor de Cactus, Resurrección, Sor Isabel... mi guitarra.
Sor Sonrisa tiene 23 años. Hace dos, se incorporó a la orden de las dominicas. Nada sabía de música. Poco conocía del mundo. Sin embargo, sus canciones simples y de hondo contenido humano descubren un talento que, a partir del próximo año, esconderán quizá para siempre, los muros del convento Firchemont.

 

 

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Sor Sonrisa

A los 22 años se hizo de una compañera inseparable: la guitarra


 

 

 

 

 

 

Sor Dominique
"Cambiaré pero el hábito no hace al monje!

 

 

 

 

 

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