Volver al Indice
Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

REVISTERO
INTERNACIONAL

 


Se marchó "papá" de un escopetazo
Por JOE STONEHILL
Revista Vea y Lea
1962

 


Corresponsal de guerra, conversando con soldados norteamericanos acantonados en las costas de Inglaterra

con Gary Cooper

con su cuarta esposa Mary


 

 

HABÍA nacido en 1898, poco después que Dos Passos y Faulkner y poco antes que Steinbeck y Caldwell. También era escritor, pero además hombre de acción. Se llamaba Ernest Hemingway. Su trayectoria internacional comenzó con la primera guerra mundial, alcanzando uno de sus puntos culminantes durante la contienda civil en España. Volvió a compartir las penurias de los combatientes durante la segunda guerra mundial, y llegó a la cúspide de su fama cuando, en 1954, su obra fue coronada con el premio Nobel de literatura.
Resulta imposible resumir la carrera de Hemingway en pocas líneas. Pero sí se puede recordar los grandes lineamientos de la movida existencia de este autodidacta, que abandonó sus estudios en 1917 al egresar del colegio ordinario y se alistó como conductor de ambulancia en el frente italiano antes de tomar parte directamente en el combate. Allí hizo su aprendizaje del dolor humano.
A partir de 1921, elige residencia en París, donde publicó su primer libro: "Tres cuentos y diez poemas". Su primera novela, "También sale el sol", apareció en 1926, seguida al año siguiente por su "Adiós a las armas", en medio de una fabulosa producción de poemas, relatos, artículos y crónicas que había de ser característica de casi toda su vida, como un reflejo de sus contactos directos con la dura realidad y la muerte violenta. En 1932, publicó "Muerte en la tarde", inspirada en las corridas de toros, manifestación que no podía sino despertar la pasión de Hemingway. En esa novela, el autor se revela en lo mejor de su estilo, así como también en "Verdes colinas de África", aparecido en 1935.
En tanto, el escritor ha regresado a Estados Unidos, y cuando estalla la guerra civil española defiende en su país la causa de los republicanos hasta que, en 1937, se hace enviar como corresponsal al frente. En el mismo año, aparece un nuevo libro, "Tener o no tener", que no está a la altura de los anteriores, del mismo modo que "La quinta columna" (1938). No falta quien considere a Hemingway como terminado, pero el novelista, dos años después, demuestra que ha superado lo que Malraux llamara "ilusión lírica" con un libro inspirado en el conflicto español: "Por quién doblan las campanas", quizá el libro que ha de perdurar más en el recuerdo de sus lectores del mundo entero.
Transcurren diez años y Hemingway, después de su reaparición en Europa con motivo de la segunda guerra mundial en calidad de corresponsal de guerra de la revista "Collier's", para la cual escribió un gran relato intitulado "La batalla de París", en 1950 "Del otro lado del río y entre los árboles", libro que no agrega nada a la obra anterior. Dos años más tarde, el novelista toma su desquite con su mejor libro, a nuestro juicio: "El viejo y el mar". En ese relato de la lucha solitaria del anciano pescador contra el mar, la soledad, el gran pez espada y finalmente los tiburones, Ernest Hemingway nos ha dejado una especie de testamento literario y no falta quien compare su premio Nobel de Literatura (1954) con el esqueleto del pez espada atado a la barca del pescador, en "El viejo y el mar". El año anterior, el citado libro había recibido el premio Pullitzer en Estados Unidos.
Han sido comentadas ampliamente las hazañas de Ernest Hemingway como hombre de acción, así como el centenar de esquirlas que había recibido en sus andanzas bélicas. También se conoce el papel que desempeñó su padre, médico en una región que todavía seguía siendo "fronteriza" a fines del siglo pasado, en la formación de un carácter que llevó al escritor a recorrer el mundo en busca de aventuras y emociones. Vale la pena recordar que ese padre se suicidó en 1928, cuando Hemingway tenía treinta años.
Ya se había anunciado la muerte del escritor en enero de 1954, cuando estuvo perdido en la selva africana con su esposa, a la que llamaba "miss Mary", mientras que ella lo llamaba "papá". Estaban casados desde 1946 pero anteriormente el escritor había tenido ya tres esposas: Hadley Richardson, Pauline Pfeiffer y Martha Gellhorn. Esta última, escritora y periodista, al igual que Mary Welsh, se ha convertido ahora en su viuda e insiste en que "papá" se mató accidentalmente. Hemingway dejó un hijo de su primer matrimonio y dos del segundo.
Últimamente la revista norteamericana "Life" reprodujo trozos de una novela inédita de Hemingway, "Verano sangriento", inspirada en las corridas de toros. Ahora queda por conocer otra novela también inédita, que el escritor terminó antes de su última internación en una clínica para tratarse de hipertensión. Pero el título y el tema de ese libro siguen siendo un misterio. Hasta en la muerte, "papá" Hemingway mantiene el suspenso.

 


con Pauline Pfeiffer


con Mary Welsh


con Martha Gelborn