Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


INVENTOS
PARA MIRARTE MEJOR

Revista Periscopio
01.09.1970

Es casi indescifrable: parece un lanzarrayos, pesa cinco kilos y mide sesenta centímetros de largo. El Owl Eye (Ojo de Lechuza) es un engendro capaz de adivinar la presencia de cualquier objeto en la más cerrada oscuridad. Las escenas enfocadas por el lente —a varios metros de distancia, incluso— aparecen en la pantalla-visor profusamente iluminadas, aunque teñidas con matices verdosos.
Pero el artefacto no es tan novedoso como parece: ya se fabrica en serie. Hace tres años —en cumplimiento de un plan esbozado por el Secretario de Defensa de USA, Robert McNamara—, el Ejército norteamericano decidió iniciar una ofensiva contra la infiltración de tropas a través de la frontera con Vietnam del Norte. Los técnicos diseñaron, entonces, un sofisticado muro electrónico para detectar la presencia de guerrilleros.
Los sensores (diferentes tipos de artefactos) cumplían varias tareas: podían descubrir las huellas de los norvietnamitas, "oler" las sustancias químicas exudadas por un soldado portador de cargas pesadas, capturar imágines iluminadas en una noche oscura a cientos de metros de distancia. Pese a los recaudos, desde el punto de vista militar, la Línea McNamara fue un fiasco: se puso en práctica mucho después del período de infiltración. En 1968. el proyecto fue abandonado.
Pero, aunque la idea fracasó, los adelantos tecnológicos fueron aprovechados: muchos inventos, como el Owl Eye, empezaron a aplicarse en el frente doméstico. Una de las bondades del aparato consiste en poder ver en la oscuridad; mediante una célula fotoeléctrica, todos los rayos de luz que pasan por el lente —incluso los más débiles, como los de una estrella o los de un farol distante— pueden ser ampliados. El cátodo (célula fotoeléctrica) emite electrones que suben hasta 20 mil voltios gracias a un amplificador. Los electrones chocan contra la pantalla recubierta de fósforo (en el interior del aparato) y se origina una luz brillante y un cuadro diferente al que se observa a simple vista. "Aun en las noches más oscuras —asegura un técnico— hay luz suficiente para que el Owl Eye funcione perfectamente."
Con la energía de sólo tres baterías de flash (18 voltios), el aparato puede amplificar la intensidad de la luz de una imagen hasta 20 mil veces; un modelo similar, que todavía se está experimentando en Vietnam, aclara el objetivo hasta 200 mil veces. "Es como un poderoso par de ojos —se maravilla Orval Davis, Jefe de Policía de El Monte, California— que penetra las calles oscuras sin necesidad de un reflector; la ventaja es que proporciona el factor sorpresa."

VERDOSO Y EXCITANTE
Los compradores más asiduos del equipo —cuesta 7 mil quinientos dólares— son las fuerzas policiales y los departamentos de seguridad industrial. La Policía de Miami. por ejemplo, utilizó dos Owl Eye para detener amotinados durante unas revueltas, hace dos meses. Chrysler y General Motors, en cambio, instalaron aparatos para vigilar plantas y depósitos. La Patrulla de Frontera norteamericana lo usa para combatir el contrabando de drogas, en la frontera con México.
Existen, también, usos menos vulgares. La semana pasada, en las montañas San Gabriel, cerca de Pasadena, California, un equipo de rescate logró que el artilugio localizara a un joven de 17 años que había caído en una profunda hondonada. Sólo entonces pudo realizarse un salvamento feliz.
No faltan quienes proponen aplicaciones más osadas. Los fabricantes aseguran que el Owl Eye permitiría a los radiólogos obtener placas exponiendo a los pacientes a dosis de radiación menores a las comunes. Otros sugieren diseñar ventanas que prolongaran eternamente el día, o anteojos que convirtieran la noche en día. Habría que lograr, por supuesto, disminuir el efecto desagradable del color verde.
Pero el ingenio popular, como siempre, supera todas las predicciones. Hace una semana, un ingeniero que asistía a un espectáculo en un club nocturno intentó —infructuosamente— distinguir a un par de bailarinas nudistas que se paseaban por el salón. Cansado de esforzar la vista, se dirigió a su automóvil, extrajo un Owl Eye y lo instaló sobre la mesa. La escena que reflejó la pantalla, aunque verdosa, fue algo muy excitante.

 

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Ojo de lechuza

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