Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


UN NOMBRE POR SEMANA
KASABIAN

Revista Periscopio
25.08.1970

Tiene 20 años y 2 hijos (el menor, Ángel, nació en la cárcel). Cuando entró en la sala de audiencias del Tribunal de Los Ángeles, el lunes 27 de julio, llevaba un vestido rosa-azul, nada de pintura y el pelo recogido en dos pequeñas trenzas laterales. Desde sus banquillos de acusados, Charles Manson, 35, y sus coimputadas Susan Atkins, 21, Patricia Krenwinkle, 22, y Leslie Van Houten, 20 le clavaron sus miradas penetrantes. Es que la Kasabian había optado por lo más fácil pero lo menos digno: acusar a sus ex amigos, a cambio de la libertad, que recuperó el miércoles último.
Charles Older, el Juez que preside el Tribunal, se dispuso aquella tarde a escuchar uno de los alegatos más violentos y crudos que se hayan oído alguna vez.
"Entré a formar parte del clan Manson en el verano de 1968 —empezó Linda Kasabian—, junto con mi marido, Bob, y otros dos jóvenes que conocí en San Francisco, en el barrio de Haigh Ashbury, un lugar en donde Satanás (nombre con que identificaban a Manson), desde 1967, formaba su tribu." Cuando Vicente Bugliosi, asistente del Ministerio Público, Fiscal adjunto, le hizo algunas preguntas, respondió en voz muy baja: "Conocí a Manson el 4 de julio de 1969 en el Spahn Movie Ranch, una villa al Norte de Los Ángeles usada para filmar los exteriores de los western". La decisión de unirse a Manson fue imprevista: volvía de un viaje por Sudamérica cuando escucharon a una muchacha hippie, Kathryn Share, Gipsy, la descripción de un "hombre extraordinario . .. bellísimo ..." Cuando Manson la conoció le dijo que su marido no la merecía, que había hecho bien en venir. Quizás ahora esté arrepentido.
El martes 28 se llegó al climax: Linda Kasabian contó sus relaciones amorosas. "Manson ordenaba a las muchachas que se amaran con los hombres que acudían al rancho de la comuna hippie. En 1969 se reunieron unas 20 personas para ver cómo Manson seducía a una jovencita de 16 años; tras lo cual ordenó a todos que la besaran, la tocaran y la amaran y todo el mundo lo hizo, sin chistar".
A una pregunta del Fiscal adjunto, Aaron Stovitz, Linda respondió: "La noche siguiente de incorporarme a la comuna, Manson me llevó a una cueva y me hizo suya. Después tuvimos una breve conversación y me descubrió un leve complejo de odio contra mi padre". Mientras tanto, a pada pregunta del Fiscal, Irving Kanarek y Ronald Hughes, abogados por la defensa, protestaron alegando un empañamiento en la imagen de su defendido. Al tercer día, el Juez les ordenó pasar una noche en prisión por desacato.
Al cuarto día narró la matanza de Benedict Canyon, donde inmolaron a Sharon Tate y sus amigos. "El 8 de agosto Manson me insinuó que tomara un cuchillo, mi registro de conducir y me dirigiera a la Villa Polansky." Aunque creyó que se trataba de un asalto debió ser testigo de un crimen: "Fue horrible", suspiró. Más tarde, Linda desafió a los acusados a que dijeran la verdad, confesó haber robado 5.000 dólares a su amigo Charles Melton y agradeció al Juez la deferencia de ponerla en libertad. También definió sus sentimientos por los acusados: "Compasión". Older, en tanto, llamaba por milésima vez la atención de Kanarek y Stovitz por la batalla de interrupciones.
Finalmente Manson (20 años en correccionales y prisiones), que reinó como monarca absoluto sobre una banda de jóvenes descarriados, y un harén de mujeres, apeló a un recurso poco digno: la compasión. Entregó un mensaje a la Kasabian implorándole en nombre de una vieja amistad. Para Stovitz, esto representaba "la sinuosidad de su mente". Para Linda: "Su típica tontería".
Después de 18 días de interrogatorios aparatosos y relatos espeluznantes, Linda Kasabian se despidió de los periodistas: "Me gustaría irme a vivir a una selva, con mis hijos. Sólo me atrae la Naturaleza". No quiere saber nada con su marido: se divorciará.
PERISCOPIO Nº 49 • 25/VIII/70

 

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