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crónicas del siglo pasado

REVISTERO
INTERNACIONAL

 


Nació en Europa la luz fría
LOS EXPERIMENTOS REALIZADOS POR UN GRUPO DE FÍSICOS ITALIANOS HACEN PREVER LA POSIBILIDAD DE UNA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL BASADA SOBRE UN NUEVO SISTEMA DE ILUMINACIÓN DE AMPLIO RADIO Y CONSUMO SUMAMENTE REDUCIDO
Por RINALDO DE BENEDETTI

revista Vea y Lea
1957

 


 

 

LA hazaña de la conversión en luz de las ondas electromagnéticas ha conmovido al mundo científico, al mismo tiempo que despertaba, en toda Europa, la curiosidad de un vasto público. En primer término, por medio de declaraciones que procedían directamente del Instituto de Física
Técnica de Nápoles, se supo de la existencia de un invento reciente, del cual habría sido autor el profesor Mario Cutolo. En sustancia, ese invento consistiría en la posibilidad de transformar la energía de invisibles ondas de radio en energía luminosa. Precisamente, las ondas de radio, al penetrar en globos de cristal que contienen aire enrarecido, habrían producido en dichos globos una luminosidad que hacía esperar en la posible aplicación del invento mismo a la iluminación artificial. Se habrían utilizado para ello lámparas eléctricas especiales, en las cuales no sería necesario el filamento conductor de la electricidad en la bombilla. Por el solo hecho de ser penetradas por ondas de radio, dichas lámparas habrían emitido luz.
Con cierta imprudencia, se dijo asimismo que el nuevo sistema de iluminación sería económico, puesto que con escaso desgaste de la fuente inicial de las ondas de radio se produciría una fuerte energía luminosa, naturalmente cuando el invento hubiera sido llevado a su justo grado de perfeccionamiento.
Como hemos dicho, semejantes declaraciones provocaron estupor y protestas en los círculos científicos, como lo prueba la carta publicada en el periódico italiano "Stampa" del 29 de diciembre, con la firma de un grupo de físicos de Turín. Esa carta constituía una viva reacción ante las declaraciones publicadas por la prensa cotidiana. Afirmaba que todo lo publicado al respecto era "en una cuarta parte, una verdad absolutamente clara" (en el sentido de que una onda electromagnética pueda producir una luminiscencia en un globo de cristal que contiene gas enrarecido) "pero patrañas en las restantes tres cuartas partes" (en lo que se refiere a que se pueda obtener esa especie de multiplicación de potencia, la cual se halla en discordancia con los principios elementales de la conservación de la energía).

HABLA EL PROFESOR CUTOLO
Para tratar de aclarar la situación, hemos entrado en contacto con la persona más calificada para proporcionar informaciones al respecto, es decir, el profesor Mario Cutolo, presentado como el inventor de la referida novedad. El profesor nos ha hecho declaraciones que colocan el hecho en un cuadro de una mayor y más seria exactitud.
—Las actuales investigaciones —nos ha declarado— han sido llevadas a cabo a fin de tratar de crear en el laboratorio las condiciones físicas que habrían de generar la aurora artificial en la alta atmósfera. Como es sabido, en 1947, el célebre físico inglés V. A. Bailey, conocido por sus importantes descubrimientos sobre las descargas eléctricas, previó como consecuencia de la teoría de la "girointeracción", por él ideada, la posibilidad de generar en el borde inferior de la ionosfera un globo de gran luminosidad, mediante emisiones de ondas de radio desde una potentísima emisora terrestre. Las experiencias que he llevado adelante en Italia, entre 1946 y 1950, no sólo han permitido confirmar el fenómeno de la "girointeracción", sino también han demostrado que el efecto del campo magnético terrestre sobre las ondas de radio, en condiciones de "resonancia", es más notable que lo previsto en los cálculos del profesor Bailey. Puesto que la aurora se genera en condiciones de "resonancia", consecuencia lógica era intuir que la posibilidad de producirla se elevaba con semejante realización. Las experiencias que hemos dirigido sobre modelos han sido proyectadas justamente para estudiar en qué condiciones se podría generar el fenómeno en la ionosfera. Es natural que, por los conocimientos de los valores medidos en el laboratorio, se pueda obtener, por medio de la extrapolación, la potencia de las ondas da radio necesarias para generar, en el futuro, la aurora en la alta atmósfera, Nos hallamos aún muy lejos, probablemente, de esas realizaciones. De todos modos, los presentes experimentos nos han demostrado que han aumentado mucho las probabilidades.

AURORAS BOREALES ARTIFICIALES
Como puede verse, las cosas resultan, en la realidad científica, muy distintas de la forma en que habían sido presentadas anteriormente. Ya no se trata de globitos de cristal para usarse, después de los debidos perfeccionamientos, en la iluminación artificial, sino de la creación de luces de la misma naturaleza que las auroras boreales, en la parte superior de la atmósfera; en suma, de crear (como ya se había mencionado con motivo del próximo año geofísico internacional) "auroras boreales artificiales". Como es sabido, hoy se cree que las luminosidades aurorales se deben a la entrada en la atmósfera, desde la parte superior y exterior de la misma, de partículas emitidas por el sol a enorme velocidad. El hecho de que esas luces que ya estimularon la fantasía de los antiguos, se presenten en las altas latitudes, se atribuye a la acción que ejerce el campo magnético terrestre sobre las partículas procedentes del sol. Estas son atraídas, en efecto, como azotes, hacia los polos magnéticos de la tierra. También cabe notar que las mismas auroras, más bien en su minoría, pueden asimismo ser generadas en las mismas capas altísimas de la atmósfera por ondas electromagnéticas las cuales, a su vez, pueden tener un origen artificial en estaciones que emiten ondas de radio desde la superficie de la tierra, y provocar, en la enrarecida atmósfera de allí arriba, esa misma luminosidad que l producen, aquí abajo, en una esfera de cristal que contiene gas de muy escasa densidad.
Las cosas que hemos dicho aquí en términos muy simplificados se hallan expresadas, en la declaración del profesor Cutolo, con una terminología más científica. El término "ionosfera" se refiere a la capa superior de la atmósfera (situada a más de cien kilómetros de la superficie terrestre) donde las moléculas gaseosas están separadas en "iones", es decir, en partes que llevan todas y cada una una carga eléctrica, mientras que otros términos poco familiares se refieren a la búsqueda de aquellas condiciones en que la onda electromagnética produce el máximo efecto de luminosidad.

SE REVELA EL SECRETO DEL PROFESOR CUTOLO
Con la llegada de cada año nuevo, magos y sibilas, astrólogos y profetas limpian sus misteriosos globos de cristal a fin de descubrir en ellos alegrías y penas, crisis políticas y terremotos, casamientos y duelos cosechas abundantes e inviernos fríos, victorias deportivas v conquistas científicas, para atribuirlos, en los doce meses siguientes al género humano. Pero si bien este año los nostradamus nos hubieran dicho que el futuro de la humanidad se halla escrito en un "mágico" globo de cristal, hubiéramos podido creerles. En efecto aparte de numerosos experimentos coronados con el mejor éxito, podemos tener fe en la seriedad de un grupo de físicos de la Universidad de Nápoles y del Centro Nacional de Investigaciones, quienes, silenciosamente, han preparado esa singular sorpresa para nuestra humanidad de 1957.
El globo de cristal, de que se habla y se hablará por todo el mundo en los próximos meses, tiene un diámetro de veinticinco centímetros, es absolutamente transparente y, para mayor comodidad de construcción y manipuleo, presenta por un lado una especie de estrangulamiento en forma de cuello de botella. Desde el momento de su nacimiento en los establecimientos "Galileo Ferraris", de Turín, esa misteriosa esfera se halla herméticamente cerrada, pero no contiene nada más que cierta cantidad de aire enrarecido.
Ahora bien, los físicos napolitanos, encabezados por el profesor Mario Cutolo, que representa la punta de lanza de ese modesto pero ejemplar equipo de estudiosos, toman con extremo cuidado esa esfera de cristal y la depositan en uno de los últimos pisos del nuevo rascacielos de la Sociedad Eléctrica Meridional. La esfera no se halla montada sobre ningún aparato, no tiene conexiones eléctricas ni recibe antes del experimento ningún tratamiento particular. Se manipulea con extremo cuidado por el simple hecho de que cada ejemplar representa cierto costo de producción, y es notorio que los científicos italianos no tienen para sus investigaciones grandes sumas de dinero a su disposición. Se deposita finalmente la esfera sobre una mesa, como si se tratara de cualquier adorno. Luego los científicos consultan sus. relojes se alejan un poco de la mesa, apagan la luz en la habitación y aguardan tranquilamente "el gran momento". A cierta hora señalada, en efecto, una emisora de impulsos instalada sobre la terraza del Politécnico (distante aproximadamente un kilómetro en línea recta) lanza una serie de ondas ultracortas con determinada frecuencia. Las antenas que se levantan sobre el edificio tienen el aspecto de antenas normales de televisión, mientras que la emisora es un aparato de radar sobrante de la última guerra, comprado por treinta mil liras (alrededor de mil quinientos pesos) y reconstruido en meses de paciente trabajo; pero lo que sucede a un kilómetro de distancia parece de extraordinaria importancia.
En la habitación oscura del rascacielos, el globo de cristal, que contiene aire con cierto grado de rarefacción, se enciende de pronto, como por arte de magia. "Es algo así como un rincón de cielo en una botella", dice un técnico para explicar el tipo de luz que se difunde desde el globo. La intensidad luminosa así producida es del orden de apenas un par de "lúmenes", pero ya están en curso nuevos perfeccionamientos no sólo para mejorar la luminosidad sino también para aumentar la distancia de transmisión que, según parece, podría alcanzar siete kilómetros desde la emisora con la actual potencia.

"LUZ-CALOR" vs. LUZ FRÍA
La parte más interesante del experimento reside en el hecho de que la potencia necesaria para producir el fenómeno en el globo es del orden de un par de milésimos de vatio, mientras que el conocido fenómeno de la luminiscencia, que sucede en los tubos fluorescentes, sólo es posible con descargas de intensidad muy superior. Los físicos napolitanos oponen, en suma, a la "luz-calor" (obtenida con transformaciones de energía térmica) la "luz fría" (obtenida mediante disociaciones moleculares). En efecto, sabiendo que los electrones giran en un campo magnético con una determinada velocidad debida a su carga, al profesor se le ocurrió aumentar dicha velocidad con el suministro de impulsos eléctricos en "resonancia" con su movimiento periódico. A partir de ese "batido de electrones", se reproduce con medios técnicos lo que ya existe en el mundo animal en el caso de la luciérnaga, que emite resplandores luminosos sólo por medio de su energía muscular.
La idea de transformar las ondas de,radio en energía luminosa nació en la mente del profesor Cutolo al examinar la posibilidad de crear, en la parte alta de la atmósfera, la aurora artificial ya prevista por el físico inglés V. A. Bailey, de la Universidad de Sidney, como consecuencia lógica de su teoría de la "girointeracción". Sin el campo magnético terrestre, sin embargo, no sería posible realizar el fenómeno de la aurora artificial, porque habría entonces que irradiar potencias pasmosas, mientras que, siempre según el profesor Bailey, con la acción del campo magnético terrestre, se puede producir la descarga eléctrica con potencias relativamente bajas, especialmente con el uso de sistemas aéreos altamente directivos.
A raíz de sucesivos estudios, ejecutados tanto en Italia como en otros países, se ha previsto la posibilidad de disminuir aun más las potencias, ya bajas, fijadas por la teoría de Bailey. Esa posibilidad fue objeto de una clara exposición hecha por el mismo profesor Cutolo en el congreso internacional sobre la ionosfera, mantenido el año pasado en Venecia. Declaró el profesor que el fenómeno de la aurora artificial es más fácilmente realizable si, en lugar de ondas continuas, se emplean ondas con impulsos, capaces de aumentar notablemente el fenómeno de la resonancia. Tal concepto, atacado pero finalmente compartido por estudiosos de todo el mundo, le valió hace poco al físico napolitano una invitación formal por parte de uno de los más grandes laboratorios de los Estados Unidos, para colaborar en el proyecto de la aurora artificial.

EL PROFESOR Y LA PUBLICIDAD
Al profesor Cutolo no le gusta la publicidad. Es muy receloso en cuanto a la prensa y rehuye ser fotografiado. Al encontrarse estos últimos días en el centro de una verdadera campaña publicitaria, suscitada por una indiscreción sobre sus experimentos, halló su única salvación en la fuga. Demostró cierta habilidad en hacer perder su pista a los periodistas, dejándolos creer que se había marchado para una misión en Inglaterra, pero su plan fracasó a raíz de una distracción absolutamente digna de un científico: sin pensar en el resultado, salió de su casa para hacerse cortar el cabello, y se develó así el misterio de su desaparición.
Cutolo tiene cuarenta y un años de edad. Es hijo de un abogado. Sus colegas dicen de él que "está de novio con la ionosfera" y no piensa por ahora en formarse otra familia. Vive con sus padres las pocas horas que le dejan libre sus experimentos, trabajando en sus cálculos y aparatos hasta que el sereno del Politécnico le advierte que ya es hora de cortar la corriente. Más de una vez llevó a su casa a colegas y aparatos para continuar sus experimentos hasta después de cenar. Construyó primero una modesta antena y, valiéndose de una vieja emisora, logró iluminar un pequeño globo de cristal a un metro de distancia. Por medio de cambios y modificaciones en sus aparatos, aumentó la distancia a tres metros, luego a cinco y a diez. Se trasladó de una habitación a la otra, de un pequeño laboratorio a una sala, de una sala a un corredor, de un corredor a una terraza y de una terraza a otra, hasta el último experimento que se verificó sobre una distancia de un kilómetro. Lo alentaba, en esa carrera hacia la afirmación de un importante descubrimiento, el hecho de que, al aumentar la distancia, aumentaba el porcentaje de éxito del experimento y disminuía en proporción la potencia necesaria para provocarlo.

EL SECRETO DE POLICHINELA
Muchos sabían, en Nápoles, de sus experimentos; pero, para darle el gusto, guardaban el secreto. De tanto en tanto, cuando, en estos últimos tiempos, se perturbaban las transmisiones locales de televisión, el profesor Cutolo recibía llamadas telefónicas. Creían que la culpa era de él, pero casi siempre se trataba de perturbaciones ocasionadas por naves norteamericanas que transmitían sobre la misma longitud de ondas.
Claro es que, con aparatos más modernos y apropiados, el camino recorrido en estos pacientes años por el profesor Cutolo habría sido bastante más largo, lo cual no impedía que el científico italiano aprovechara hasta de sus períodos de vacaciones para reunirse con otros famosos estudiosos de la materia en Bélgica, Inglaterra, Suiza y Australia.
Ante la realidad del reciente experimento (y en previsión de una demostración más amplia y pública) el profesor Cutolo, el profesor Carlevaro, catedrático de física técnica en la Universidad de Nápoles, el ingeniero Lostorto, del Centro de Investigaciones, y sus colaboradores no pueden arriesgar ninguna previsión exacta. Y, sin hablar de cielorrasos y paredes luminosas, de luna artificial o de cultivos poderosamente iluminados hasta de noche, los cuales se hallan todavía en el dominio de la fantaciencia, los esudiosos arriba citados, sin embargo, prevén la posibilidad de iluminar en un futuro no demasiado lejano, campiñas y centros urbanos, islas y medios de locomoción en un radio de cincuenta kilómetros (porque las ondas ultracortas tienen un alcance similar a las de televisión) con un consumo irrisorio de energía, un gasto mínimo y una comodidad correspondiente. Nos hallaríamos, pues, en vísperas de una revolución industrial cuyo alcance resulta hasta difícil prever. Quiso la suerte que ese "globo mágico" haya comenzado a funcionar, casi en señal de desafío, en el nuevo rascacielos de la poderosa Industria Eléctrica Meridional, en la ciudad de Nápoles.