Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


MEDIOS
LA IZQUIERDA COMO NEGOCIO
Revista Periscopio
28.07.1970

A primera vista parece una extraña alianza editorial. Por un lado, las voces más estridentes y belicosas de la Nueva Izquierda, ansiosa por derrocar el sistema capitalista. Por el otro, los editores de libros más antiguos y distinguidos de Nueva York, igualmente ansiosos, pero por elevar sus dividendos. Sin embargo, a pesar de tener —en apariencia— dos objetivos diametralmente opuestos, ambas partes se han unido en una nueva y floreciente industria: la publicación del progreso "revolucionario" con mutuo provecho.
En los últimos años, importantes editores han añadido a sus listas de respetados autores del Establishment, nombres tales como Eldridge Cleaver, Bobby Seale, H. Rap Brown, Abbie Hoffman y Jerry Rubin. Ahora, tras la causa por conspiración, en Chicago, y en medio del interés creciente por la liberación femenina, los editores tienen en vista media docena de títulos extremistas, que incluyen The Trial (El Juicio), de Tom Hayden (análisis del acusado sobre lo ocurrido en Chicago, en el tribunal del Juez Hoffman), Sexual Politics (Política Sexual), de Kate Millett (un tratado sobre el antifeminismo en la literatura), y Abortion Rap (Brulote del Aborto), de Diane Schulder y Florynce Kennedy (testimonios de mujeres que experimentaron los horrores del aborto).
Más que nada, quizá, la poco común alianza entre los revolucionarios y los editores es el resultado del surgimiento de un nuevo grupo de jóvenes ejecutivos extremistas, decididos a abrir las puertas de sus casas editoras al Movimiento. Entre ellos figura Danny Moses, 34, un elocuente y melenudo director de Simón y Schuster, que lanzó Do It!, el tratado anarquista de Jerry Rubin; Joyce Johnson, también de 34, veterano lector de McGraw-Hill, que persiguió a Abbie Hoffman hace tres años y lo empujó a escribir Revolution for the Hell of It (Revolución porque sí) y acaba de editar Abortion Rap; John Simón, 35, de Random House, que publicó la autobiografía del black panther Bobby Seale, Seize the Time (Agarra el tiempo), y Christopher Cerf, 27, también de la Random House, que editó Woodstock Nation, de Abbie Hoffman, y es, quizá, la quinta columna más influyente del Movimiento, al menos en parte, ya que su padre, Bennett Cerf, es el presidente del directorio de esa célebre editorial.
"Los editores solían autolimitarse —explica el joven Cerf, ex Rector del Harvard Lampoon—. Decían: «Los jóvenes no leen tanto; no publicaremos un material que es sólo de interés para ellos». Afortunadamente, las editoriales se han dado cuenta de que a los jóvenes sí les gusta leer." Algunos editores expertos alegan que lo que a los jóvenes les gusta realmente es comprar esos libros, y llevarlos por ahí como estandartes, tanto o más que leerlos. Las ventas, de todos modos, han sido impresionantes. En dos años, Alma encadenada, de Cleaver, vendió más de 1,4 millón de ejemplares, y Do It!, de Rubin, 200.000 sólo desde marzo.
Gran parte de las ganancias, por supuesto, termina por ayudar a la revolución. Rubin obtuvo un adelanto de 10 mil dólares por Do It! y recibirá mucho más por un segundo libro en gestación. McGraw-Hill ha ofrecido repetidas veces un adelanto de 350 mil dólares a Eldridge Cleaver por una secuela de Alma encadenada, que explicará cómo faltó a la libertad bajo palabra y se escabulló de los Estados Unidos, dirigiéndose a Cuba y luego a Argelia. Abbie Hoffman ganó cerca de 50 mil dólares por sus dos primeros tomos, Revolution y Woodstock Nation, y también habría recibido 25.000 dólares por los derechos de filmación de Revolution. "Doy el dinero para grupos necesitados —comenta Hoffman— como los Panthers y El Fatah."
La ironía de todo esto no se les ha escapado a los editores, pero las ironías —especialmente las ideológicas— son rara vez el material sobre el cual se basan las decisiones editoriales. En cuanto a los escritores revolucionarios, el mensaje necesita el medio. "Esta gente desea ser oída —defiende Moses— y es cuestión de elegir entre publicar el trabajo con un mimeógrafo y repartirlo en las esquinas o imprimir 200.000 copias para repartir en toda la nación. Los escritores están simplemente siguiendo el camino trazado por otros artistas revolucionarios y clandestinos, Como los grupos rock. Los Jefferson Airplane, por ejemplo, graban en RCA, que es el 23º baluarte empresario de los Estados Unidos."
A veces, sin embargo, la alianza muestra sus resquebrajaduras. Mientras escoltaba a una distinguida visita por el nuevo edificio de la Random House, Bennett Cerf decidió, sobre el momento, detenerse en la oficina de su hijo Christopher y presentarle la dama. Cerf abrió la puerta y vio —tirado en el suelo, sin camisa, con un sospechoso cigarrillo en una mano y un lápiz en la otra— al mismísimo Abbie Hoffman. "Este no es mi hijo —barbotó Cerf—. No es mi hijo." Abbie lo miró, sonriente, y dijo: "Hola, papi".
Para su próxima aventura literaria, Hoffman y el yippie Izak Haber están confeccionando un tratado con un atractivo título: Steal this Book (Robe este libro). Pero, a pesar de los obvios albures, varios editores han ofrecido, ya, ofertas de cinco cifras por los derechos.

 

Ir Arriba


Medios