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Gobierno - Perón: El Acuerdo empieza cuando usted llega
Vea, m'hijito: el que quiera pescado, que se moje. Porque para sacar el país adelante, es inevitable correr ciertos riesgos. Yo prefiero eso, a quedarme sentado en la Casa de Gobierno, esperando que explote la bomba que tengo debajo del sillón. Con un vaso de whisky (nacional) en la mano derecha, Alejandro Lanusse sonrió, hizo una breve pausa, y en seguida redondeó su pensamiento: Hay alguna gente que no quiere entender; sobre todo, cierta gente de posición acomodada. Ahora bien, yo me pregunto: ¿adonde van a ir a parar después? ¿A la estancia de la tía? La humorada provocó una general aprobación entre los presentes, y abrió paso a nuevas reflexiones. Pero ya estaba todo dicho: el jefe del Estado acababa de ratificar (durante una charla informal con un grupo de periodistas, efectuada hace pocos días en la Casa Rosada) las líneas directrices de la estrategia oficial: arriesgar hasta el límite de lo posible, afectando incluso la avaricia troglodita de ciertos intereses para evitar que "explote la bomba" y todo el sistema salte por los aires. De ahí dos proyectos de idéntico objetivo pacificador que se están tramitando en estos días: incorporar a la izquierda moderada (ver página 60) al esquema del Gran Acuerdo, e impedir que Juan Perón rompa las negociaciones con el gobierno; a fin de semana, ambos proyectos estaban bien encaminados.
Ciertos hechos, sin embargo, enturbian el proceso. Uno es grave: el avance en el campo estudiantil —único sector social donde la izquierda es mayoría— de las tendencias más extremas, y el consiguiente repliegue de los grupos juveniles (ver página 15) proclives a sumarse a la apertura política oficial. El otro es menos importante, pero mancha la imagen "popular" que quiere forjarse el gobierno: el presidente apareció apoyando al general Oscar Colombo, en el mismo momento en que el ex ministro de Obras Públicas se batía a duelo con el septuagenario escritor peronista Arturo Jauretche.
"Nadie puede ignorar —escribió Lanusse en su carta a Colombo, difundida el martes 15—- la firmeza de sus decisiones y la inteligencia de sus conceptos". Ese mismo día, el general, de 49 años, enfrentaba en el campo del honor a Jauretche (ambos salieron ilesos), quien lo había acusado de precipitar la defenestración del nacionalista Manuel Reimundes de la administración general de YPF, "para favorecer —decía— los monopolios extranjeros". En realidad, Colombo no es un general politizado: su especialidad es la ingeniería militar y sus camaradas lo recuerdan, sobre todo, por ser aquel "a quien le estalló el arsenal", un hecho ocurrido hace varios años, cuando era comandante de arsenales (una violenta explosión arrasó el polvorín San Lorenzo, de Santa Fe). Sobre uno de sus padrinos en el duelo, el coronel retirado Jorge Lenain, circulan también curiosos rumores: dos años atrás habría sido sancionado por incluir su grado militar en las tarjetas personales que utilizaba en sus actividades privadas. En cambio, los padrinos del anciano Jauretche ostentan antecedentes mas polémicos; el mayor Felipe Lavalle es peronista mientras que la trayectoria de Oscar Alende es conocida: implacable fiscal de los monopolios, propició en su momento, el partido político de signo "nacional que soñó labrar Roberto Marcelo Levingston.
De esa forma, las dos líneas del pensamiento castrense aparecieron enfrentadas en un hecho menor. Mas aún, esas líneas son las mismas que en estos momentos están jugando en Madrid una carta decisiva: los "nacionales", por ejemplo, tratando de que Perón abandone al gobierno y el oficialismo que autorice a Jorge Daniel Paladino a seguir las negociaciones con la Casa Rosada.
De los informes que llegan de Madrid surge una evidencia: Perón no va a amputarse el brazo dialoguista. ¿Qué ganaría con ello? Solo quedar embretado en la conjura "nacional", uno de cuyos slogans es la no convocatoria a elecciones, algo que lo perjudicaría seriamente. Es por eso que el paladinista Héctor Sainz declaró el lunes 14, al regresar de Madrid, donde participó en la reunión cumbre del peronismo, que "nosotros vamos a avalar a Lanusse en la medida que el gobierno cumpla sus compromisos".
El desterrado, pues, habría resuelto mantener al Justicialismo dentro de La Hora del Pueblo (otro tanto decidieron los radicales, ver página 17) con lo cual el gobierno está consiguiendo un importante margen de maniobra. Una ventaja que el oficialismo está dispuesto a aprovechar a fondo: espera que la apertura de la válvula política — centrada en la reorganización de los partidos, la que se iniciará el 1º de julio, y en el amplio debate que anegará a partir de ahora todos los medios de difusión— tienda una muralla de contención al avance de sus enemigos mortales: los "nacionales" golpistas, y la izquierda subversiva.
Hasta un primo hermano del propio presidente —Raúl Lanusse, factótum de la firma Pedro y Antonio Lanusse— viajó a Madrid la semana pasada. Pese a que declaró que su periplo nada tiene que ver con las negociaciones, Lanusse primo formuló jugosos comentarios al diario Pueblo, cuyo director es íntimo amigo de Perón: "El secretario general de la CGT, José Rucci —razonó—, sólo responde a intereses nacionales". Y agregó: "Con respecto al regreso del ex mandatario argentino, entiendo que sólo él puede resolver cuándo será la fecha de su viaje".
El gobierno, pues, continúa acorralando a Perón (mediante el método de publicitar que es él quien no quiere regresar), un juego que puede poner nervioso al afectado. Con todo, el oficialismo sigue arremetiendo: el lunes 14, el ministro Arturo Mor Roig concedió una audiencia a una hermana de Evita, Herminia Duarte de Bertolini, para dar la sensación de que es inminente la reaparición de los restos de la ex primera dama. La noticia de la entrevista causó cierta desazón en Madrid, pues la entrega del cadáver comprimiría las posibilidades de Perón: si se produce, no podría salirse fácilmente de las conversaciones acuerdistas. En suma: tanto Perón como el gobierno siguen semblanteándose: el primero amaga con volcarse a la oposición (seguirá alentando el diálogo, pero también auxiliará a los "duros") mientras que el oficialismo pretende integrarlos a su esquema, blandiendo también una amenaza: si el Gran Acuerdo no prospera, abrirá paso a una dictadura.
Es obvio, sin embargo, que el logro del equilibrio político depende en gran medida de la situación económica. El lunes pasado, Francisco Manrique profirió una de sus habituales audacias. "Hay muchos jubilados —admitió en el acto de inauguración del Instituto de Obras Sociales para Jubilados— que cobran realmente menos que hace seis meses". De ahí que el ministro de Hacienda, el semidesarrollista Juan Ouilici, haya elevado a Lanusse un plan de medidas económicas para aplicar en el corto plazo. El trabajo —quince carillas a doble espacio— propone aumentar la emisión monetaria y emitir bonos para colocar en el país y en el exterior. Objetivo: acumular un total de 310 mil millones de pesos viejos, achicando así el déficit presupuestario. El flanco liberal, en cambio, puede acarrearle al gobierno serios problemas políticos: el Banco Central presiona para aumentar las tarifas de todas las empresas estatales. ¿La asfixia económica quebrará las piernas del Gran Acuerdo? A mediados de semana Lanusse cayó enfermo, victima de una gastritis con eventuales complicaciones ulcerosas.
Universitarios: Del mosaico de tendencias al poder paralelo
(página 15)
"Hay que subvertir el orden y ordenar la subversión." Acaso esta consigna sea la mejor definición de un hecho nuevo en el espectro estudiantil porteño: la creación del Cuerpo de Delegados de la Facultad de Filosofía y Letras. Este ensayo de "democracia directa" —según los alumnos— es el primer intento masivo de reemplazar a los viejos centros de estudiantes, 53 años después que la Reforma Universitaria implantara el gobierno tripartito estudiantil en las casas de estudio.
Pero eso no es lo más importante: la novedad es que alumnos y docentes declaran haber constituido un "doble poder", al margen de las autoridades legales.
Todo comenzó el pasado 30 de abril, cuando las agrupaciones "duras" del peronismo y la izquierda acompañaron a un millar de estudiantes sin exacta definición política a una asamblea en la que se eligió un Cuerpo de Delegados para reemplazar al debilitado Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras (CEFYL), dirigido por el Movimiento de Orientación Reformista (MOR), de tendencia marxista pro-soviética.
"Desde un punto de vista marxista, promovemos el acercamiento entre todas las fuerzas revolucionarias, sean peronistas o de izquierda", define Alberto Conte (23), quien milita en Carta Abierta, un núcleo exclusivo de Filosofía y Letras. "Somos antisectarios por convicción —explica— y no olvidamos que en 1969 otro intento de formar un Cuerpo de Delegados fracasó por el boicot de las tendencias, que lo único que hacían era pelearse entre ellas."
Este primer "soviet porteño" está integrado por más de 260 delegados de trabajos prácticos —las tres cuartas partes del total— y sus funciones ejecutivas son cumplidas por un Cuerpo Ejecutivo de 30 miembros (uno por materia) en el que coexisten peronistas "duros" del Frente Estudiantil Nacional (FEN), guevaristas insurreccionales del FAUDI (Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda, grupo orientado por el Partido Comunista Revolucionario), maoístas de la Tendencia Universitaria Popular Antiimperialista Combativa (TUPAC), marxistas, peronistas de "Carta Abierta" y una gran mayoría de "revolucionarios independientes", como se autodefinen los que no están enrolados.
"Una de las razones para la creación del Cuerpo de Delegados fue tratar de impedir la división de la facultad en dos partes; una de ellas (Sociología, Psicología, Antropología y Ciencias de la Educación) sería trasladada al albergue Warnes", afirma Héctor Veslir (23), dirigente del FEN. "El plan no es nuevo —según él—; ya en 1964 Julio Alsogaray, siendo Director de Gendarmería Nacional, proclamó mientras aniquilaba a la guerrilla salteña que Sociología constituía un foco subversivo. Los objetivos en 1971 son los mismos: atomizar al movimiento estudiantil y alejarlo de las luchas populares."
"El Cuerpo de Delegados se erige como poder paralelo al de la intervención; no pedimos ni exigimos que se nos institucionalice, porque no queremos volver a ser una isla democrática alejada del pueblo y de sus luchas", pontifica Marcelo Peña (27, adherido a TUPAC). "Pero tampoco —aclara— somos partidarios del "poder joven" que reivindicaron los franceses en mayo de 1968; nuestra lucha se alinea junto a la del pueblo, hacia la toma del poder."
Este poder paralelo hizo su irrupción el viernes 11, cuando 1500 universitarios forzaron la puerta de la Facultad —cerrada por orden del decano—, dispuestos a realizar una asamblea. Ante la llegada de fuerzas policiales, un secretario de juzgado y el decano, los alumnos enviaron una delegación a parlamentar. El diálogo, según la versión estudiantil, habría sido éste:
—Jóvenes, administrativamente la Facultad hoy está cerrada.
—Pero políticamente hoy está abierta por 1500 estudiantes...
—Bueno, pero es que si les dejo siempre realizar asambleas, ¿en qué situación me ponen?
Finalmente, tras largos cabildeos, se acordó permitir el acto. Entonces el comisario de la seccional habría terciado en estos términos: "Asumí el cargo en enero y esto es un merengue que no lo arregla nadie. Doctor, ¡dígales a los muchachos que se calmen!".
En tanto, los rebeldes vivían un clima festivo: se compusieron poemas a Leopoldo Marechal, a Emilio Jáuregui y a "los compañeros en asamblea", mientras se improvisaban estribillos contra el decano. "La gran importancia de estas movilizaciones reside en que el estudiante toma conciencia de sus fuerzas, desprendiéndose del pesimismo tradicional de la clase media", suponen, eufóricos, tanto los peronistas como los izquierdistas.
La asamblea fue un triunfo del "independientismo", pues los peronistas fracasaron cuando pretendían comparar al Cordobazo con el asesinato de Aramburu. "La muerte de Aramburu fue provocada por la lucha entre las mismas clases dominantes", rugió la mayoría. También sufrieron un revés los guevaristas del FAUDI, quienes pugnaron por "imponer a las autoridades el reconocimiento de) cogobierno docente-estudiantil." "Sólo exigiremos que las autoridades reconozcan nuestras medidas. Pero no vamos a pedir autorización para que siga funcionando el gobierno docente-estudiantil", replicó la asamblea.
"No obstante seguiremos insistiendo", anticipa Osvaldo Romanó (24, adicto a FAUDI).'"No queremos —dice— que ocurra lo mismo que en Arquitectura de Córdoba, donde hicimos una experiencia de este tipo y los compañeros se cansaron porque se hablaba de todo menos de los problemas de la facultad. Sostenemos que la intervención existe y no hay que ignorarla sino enfrentarla."
Entusiasmados, estos alumnos realizarán ahora un juicio político a algunos profesores, para reemplazarlos por otros "que estén de acuerdo con nuestros postulados y luchen por la liberación". Pero al mismo tiempo prevén un cierre de la Facultad, "en cuyo caso — previenen— iremos a Arquitectura a dictar clases".

CONTRA LAS DOS FUA
La asamblea declaró el apoyo "a los combativos gremios cordobeses SITRAC y SITRAM" y a las organizaciones subversivas. Al mismo tiempo desconoció a las dos FUA (FUA La Plata, orientada por el MOR, y FUA Córdoba, conglomerado de radicales, socialistas nacionales y guevaristas).
No obstante, la FUA Córdoba realizó, en Tucumán, la reunión del Consejo Nacional de Centros (CNC), al que concurrieron aquellos dominados por los grupos que adhieren a esta central. Además del FAUDI, participaron la Agrupación Universitaria Nacional (AUN, que responde al historiador Jorge Abelardo Ramos y reciente interlocutor de Mor Roig), Franja Morada (donde radicales de izquierda conviven con algunos anarquistas) y liberales (Movimiento Universitario Reforma Auténtica y Movimiento Nacional Reformista). El FAUDI —mayoritario pero no hegemónico— registró un repunte respecto de anteriores cónclaves; pero no pudo impedir que lo derrotaran con la unión de las tendencias restantes. Estas se manifestaron a favor de elecciones sin proscripciones (FAUDI desdeña las urnas y es partidario de una "insurrección popular") y abrieron a los comunistas prosoviéticos del MOR la posibilidad de que se reincorporen al tronco madre. El FAUDI logró, a su vez, un desvalido éxito al imponer al Che Guevara como "presidente honorario" del congreso. Si bien los guevaristas aspiran a manejar la FUA dentro de cuatro meses, esta posibilidad se puede diluir si el MOR reingresa. Es que, pese a sus mutuas acusaciones, la línea del MOR es similar en los hechos a la AUN y Franja Morada.
Acaso por ello el MOR —cuya fuerza radica en la Capital Federal— hizo un balance de fuerzas el sábado 12 en su Congreso de la Federación Universitaria de Buenos Aires —FUBA—, donde participaron otros grupos minoritarios como TAREA (brazo estudiantil del Partido Revolucionario de los Trabajadores, sección La Verdad, expulsado del Cuerpo de Delegados de Filosofía y Letras) y el Movimiento de Acción Programática (que responde al Partido Obrero Trotskysta). Curiosamente, los pro-soviéticos son auxiliados por las fracciones "ultras" del trotskismo.
Las perspectivas de unión de ambas FUA serían ahora mejores, aunque tal vez no podrán concretarse hasta fin de año, cuando las elecciones de los centros otorguen una nueva correlación de fuerzas. La experiencia de Filosofía y Letras —cerrada el martes 15 por el decano— abre un nuevo panorama dentro del complicado mosaico estudiantil. De su éxito o fracaso dependerá, quizás, la posición estudiantil ante el Gran Acuerdo auspiciado por el gobierno nacional.
Cómo será el futuro Consejo Económico y Social
En su última conferencia de prensa, el presidente Alejandro Lanusse confirmó la intención de su gobierno de crear un Consejo Económico y Social, como organismo consultivo sin atribuciones ejecutivas, que actuaría con dependencia directa de la órbita presidencial. Aunque no se especificó posteriormente cuál sería el mecanismo que regirá las funciones del nuevo ente, SIETE DIAS estableció que en diversas corporaciones empresarias y financieras el proyecto ha sido objeto de cuidadosos análisis. Se ha discutido también su posible ubicación a nivel de secretaría de Estado o simplemente como un equipo de tecnócratas.
"¿Pero para qué se necesitaría un equipo de doctores, si la consideración de los grandes problemas está a cargo de los ministros y sus colaboradores?", advierten ahora quienes sostienen que diversificar es burocratizar. Sin embargo, para Claudio Enrique Hardoy (ex vocal de la Bolsa de Comercio, ex empresario, ex asesor delegado ante ¡a OIT, entre otros cargos) los negocios del Estado se tripularán con más cautela y fundamento con el concurso de hombres "que saben y están más allá de intereses sectoriales". Hardoy es autor de un proyecto para la constitución del Consejo, que ha llegado ya al pupitre presidencial (a través de la secretaria general de la Casa Rosada) y expone cómo instrumentar la labor de "hombres de representatividad en el país que dirán su palabra antes de la promulgación de decretos y medidas trascendentales".
El trabajo menciona, a manera de antecedentes, al The Council of Economic Advisers que asesora al presidente Nixon en todo lo relativo a las medidas de carácter económico que deben ser adoptadas. "Es un cuerpo que analiza atentamente la economía nacional, que propone soluciones ágiles y posibles —dice Hardoy—, y que actúa con absoluta independencia de las secretarías de Estado".
El Consejo sería, también, un agente equilibrador entre los intereses que pueden estar en pugna. Hardoy reflexionó que a veces los organismos empresarios se aterran a posiciones profundamente antagónicas. "Entonces, en las decisiones presidenciales deben gravitar quienes tengan entera libertad e independencia de opinión". Y reiteró: "Hombres de inapelable nivel cultural, técnico y empresario".
"Se puede pedir un juicio acertado solamente a quien esté libre de toda suspicacia". Hardoy, pues, parece inclinarse hacia la idea de integrar el Consejo con un grupo de "notables" más o menos independientes de los sectores sociales; de ese modo, se esquivaría la negativa de la CGT y la CGE a incorporarse oficialmente.
"Si nosotros —agregó— por razones varias no logramos crear un organismo con los empresarios y obreros, por lo menos podríamos comenzar con un equipo de «consultores». Posibilidad ésta que, por ahora, no está a consideración del gobierno: o un equipo de primera o nada, entonces, parece la consigna de algunos sectores oficiales."
UCRP: Volvió a triunfar el espíritu de la guardia vieja
"No sería una buena reunión radical sin unas cuantas piñas sueltas", explicaba serenamente un veterano correligionario. La vehemencia campeaba en el viejo local de la calle Belgrano, en Avellanada, cuando los 74 delegados convocados para el plenario del comité nacional de la UCRP se enfrascaron en el discurso inaugural de Ricardo Balbín, rodeados por una barra tumultuosa y joven (más de la mitad de los 800 asistentes contaba menos de 35 años de edad). Para el atento observador, esa juventud expresó con belicosa impaciencia la pregonada "necesidad de cambio" en el partido, mientras que el prestigio y la habilidad de la vieja guardia —sumados a factores emotivos siempre latentes en el ser radical— supieron controlar los desbordes e imponer un documento, Por un cambio en paz, aprobado por unanimidad.
Allí se proclama la recuperación de los derechos por parte de la ciudadanía, la derogación de la pena de muerte, la defensa del valor adquisitivo del salario, la plena vigencia de la democracia y la inconveniencia de otra enmienda constitucional, entre otros reclamos. Justifica, asimismo, la aquiescencia para La Hora del Pueblo, un compromiso para arribar a "una sociedad justa, libre e igualitaria". Expuesto así, el proceso del plenario puede ser visto como un capítulo más, aunque importantísimo, del radicalismo.
Habrá que buscar en el clima apasionado y agresivo de la barra, algunas claves que podrán decidir la orientación partidaria cuando termine el procedimiento de la reafiliación en todo el país y la elección —por voto directo de los afiliados— de los futuros delegados. Por de pronto, el ala izquierda de la juventud acentuó aún más sus posturas díscolas.
Leandro Illia, hijo del ex presidente, propuso un homenaje a los "caídos en la lucha de liberación". Luis Alberto Cáceres (27, abogado, santafecino) exigió una inmediata convocatoria a comicios sin condiciones ni proscripciones; la justa distribución de la riqueza y el planteo del dilema "pueblo argentino contra imperialismo".
Cuando Cáceres reanudó su arenga con los brazos en alto y dijo: "¡Compañeros!", se desató la gresca! Entonces lo trataron de "bolche", pero Cáceres dijo luego a SIETE DIAS: ."Quienes acusan a la juventud radical de comunista, son los mismos que en su momento acusaron a Crisólogo Larralde y que piensan lo mismo que Alfonsín, aunque no se atreven a decirlo públicamente. Son los que colaboran con el gobierno y participaron del espíritu de la ley 17.401, de represión ideológica".
El saldo, concretamente, significó un triunfo de Balbín, con aristas sentimentales que lo conmovieron, en una especie de apoteosis de despedida.
Se enfatizó también sobre la independencia de la UCRP respecto del gobierno, colocando al partido en excelente situación para negociar desde posiciones de fuerza y volver a colocarse en órbita si fracasa el Gran Acuerdo.
La otra conclusión alcanzada se refiere al vigor alcanzado por la izquierda radical, que pretende algo más que los viejos slogans. Tal vez se la pueda confirmar con un adelanto en el escalafón partidario.

La Hora del Pueblo y el Encuentro de los Argentinos
(página 60)
Desde el primer cordobazo hasta acá, el "problema de los problemas" de la política argentina es la búsqueda de mediaciones capaces de encauzar, en forma pacifica, la protesta de los ciudadanos. En el fondo de los sucesivos cambios de gobierno, y del complejo juego de fuerzas que operan hoy en el país, subyace siempre esa preocupación esencial, común a liberales o nacionalistas, izquierdistas moderados o desarrollistas. Naturalmente, el poder militar no es ajeno a ese elemento clave de la crisis: tanto las presuntas conjuras planeadas en las sombras como el oficialismo gobernante son conscientes de que el "vacío político" nutre las hogueras de las barricadas o de la guerrilla, ya que no ofrece a la población la oportunidad de expresarse por otros medios.
El lanussismo cree haber encontrado la fórmula para resolver la cuestión: convocar al Gran Acuerdo Nacional, abriendo las compuertas para una reactivación general de la vida política. En ese marco han cobrado enorme vigencia los dos nucleamientos más nuevos: La Hora del Pueblo y el Encuentro de los Argentinos. Si bien nadie está en condiciones de pronosticar, por el momento, que dichas fuerzas polarizarán la consulta electoral prometida, es obvio que son casi las únicas —o las más representativas en la actualidad— que esgrimen métodos pacíficos y tienden a proyectarse como eventuales opciones en la arena comicial.
Lo curioso es que, pese a la profusa propaganda realizada en torno a ambas coaliciones, la mayor parte de los llamados "sondeos de opinión pública" indican que el ciudadano común no conoce, o conoce vagamente, la composición, el programa y los propósitos de La Hora y el Encuentro. En muchos casos, no pocos argentinos escasamente politizados saben siquiera de esa existencia. Por eso SIETE DIAS encaró una doble tarea: explicar qué son y qué quieren los dos núcleos y, además, desbrozar la ubicación precisa de cada uno de ellos en la actual coyuntura, separando lo aparente de lo real, lo retórico de lo concreto.
La Hora del Pueblo es el nombre que se dio a la acción conjunta que desarrollan en forma orgánica los partidos tradicionales. Este movimiento nació en una mesa redonda realizada justamente por SIETE DIAS (Nº 169) en agosto de 1970: aquélla fue la primera vez que aparecieron en público, formulando juicios coincidentes, los líderes mayores de La Hora, el radical Ricardo Balbín y el representante de Perón en la Argentina, Jorge Daniel Paladino. Posteriormente, el núcleo se amplió con la participación de casi todas las agrupaciones clásicas: el socialismo argentino, la democracia progresista, el conservadorismo popular y un partido provincial (el radicalismo bloquista de San Juan).
El Encuentro, en cambio, no está integrado por movimientos políticos sino por individualidades de diversas corrientes. Sólo existe un partido, el Comunista (línea Moscú), volcado masivamente en la alianza; el resto de sus integrantes son dirigentes que, en su mayor parte, militan en el ala izquierda de los partidos agrupados en La Hora: peronistas, radicales, socialistas argentinos y demo-progresistas que, sin abandonar sus primitivas agrupaciones, se coaligaron junto al comunismo moderado para forjar una "alternativa popular y antiimperialista", con métodos pacíficos y un programa reformador.
Los puntos de disidencia entre La Hora y el Encuentro son varios. Pero lo notable es que son muchas, también, las coincidencias. El programa económico de ambos frentes es similar: proponen una serie de medidas de corte nacionalista y popular, alientan la defensa de las empresas argentinas y propician una mayor injerencia estatal en el mundo de los negocios. Las diferencias estriban en que el Encuentro pone mayor énfasis que sus congéneres en todo aquello que tenga tinte popular; la mayoría de sus integrantes, además, afirma que el programa del Encuentro es de "transición al socialismo", pero éste es también un punto de coincidencia con algunos miembros de la otra alianza: los socialistas argentinos, por ejemplo, que caracterizan del mismo modo el programa de La Hora.
En el campo político, ambos grupos despliegan una misma estrategia de poder:
aceptan el camino electoral como vía de acceso al gobierno y rechazan la violencia. Se ubican, por lo tanto, dentro de las reglas de juego que el poder militar se propone establecer, más aún si son ciertas las versiones que indican que la izquierda no subversiva tendrá "un lugar" en la futura red institucional. Pero existe un ítem que los separa profundamente: mientras la táctica de La Hora se proyecta hacia un acuerdo con el gobierno, el Encuentro impugna su legitimidad y sostiene, al menos públicamente, que antes de cualquier consulta electoral es imprescindible derrocar a las actuales autoridades e instalar en la Casa Rosada una coalición cívico-militar.
Hace dos semanas, SIETE DIAS entrevistó a cuatro de los principales líderes de uno y otro grupo y los enfrentó a cinco temas claves: reforma de la Constitución, Estatuto de los Partidos, ley electoral, posición frente al gobierno y actitud hacia la violencia. En nombre de La Hora del Pueblo, respondieron Ricardo Balbín, presidente de la Unión Cívica Radical del Pueblo, y Jorge Selser, secretario general del Partido Socialista Argentino; por el Encuentro lo hicieron Héctor P. Agosti, miembro del comité central del Partido Comunista, y Roberto Cabiche, dirigente metropolitano de la UCRP. Se trata de dos radicales y dos izquierdistas que, a pesar de su misma extracción, militan en frentes políticos distintos.

LA HORA DEL PUEBLO (Ricardo Balbín)
Balbín • Reforma constitucional. La UCRP oficialmente no ha fijado aún su posición; no es difícil que con la publicación de los dictámenes de las comisiones asesoras del gobierno, pueda ser considerado y tratado en la reunión del 12 de junio. Personalmente mi opinión es contraria a la reforma, porque estimo que la Constitución debe reformarse en un clima de tranquilidad, cuando no haya tantas angustias y preocupaciones; cuando el pueblo pueda, con serenidad, tocar un instrumento vital como la Constitución del país.
Balbín • Reforma electoral. La reforma electoral no roza la Constitución, es simplemente la ley electoral. Nosotros tenemos opinión por alguna comisión, no por pronunciamiento del partido, ya que entendemos que para el afianzamiento futuro de los gobiernos será necesario una ley lo suficientemente idónea como para otorgar mayoría al gobernante.
Balbín • Actitud frente al gobierno. En un comunicado que se dio a
publicidad el 27 de marzo, hemos afirmado que el alejamiento de Levingston era un hecho positivo, y que las modificaciones en el gabinete del gobierno nada modificaba la actitud que tiene el partido, que quiere y desea ver al país sobre la base de un pronunciamiento libre del pueblo.
Balbín • Actitud frente al gobierno. En un comunicado que se dio a
contrario a la violencia, pues no creo que con violencia pueda construirse nada. Sin embargo, algunas son explicables; a veces es la respuesta natural a otras violencias que vinieron de arriba, ante un país silenciado. Es decir, explico la violencia, cierto matiz de la violencia, pero no participo de ella.

LA HORA DEL PUEBLO (Jorge Selser)
Selser • Reforma constitucional. El socialismo argentino sostiene la
necesidad de la reforma constitucional, pero considera que no debe producirse bajo el gobierno militar de facto.

ENCUENTRO DE LOS ARGENTINOS (R. Cabiche)
Cabiche • Reforma constitucional. La reforma constitucional es inoportuna y carecen de facultades quienes intentan llevarla a cabo, pues el poder constituyente reside en el pueblo, y fuera de éste, nadie puede modificar esa voluntad sin intervención del ciudadano a través del sufragio.
Cabiche • Reforma electoral. Creo que el llamado a elecciones debe
hacerse con la Ley Sáenz Peña, porque cualquier creación jurídica en esta materia puede servir para violar la voluntad del pueblo.
Cabiche • Actitud frente al gobierno. Nuestra posición es de franco enfrentamiento a la dictadura militar. En cuanto al llamado a elecciones, entendemos que debiera haberse producido hace mucho tiempo. El plazo que propone el Poder Ejecutivo me parece demasiado extenso. Si las fuerzas militares que gobiernan el país desean con sinceridad que el pueblo les crea, es necesario que tomen el camino simple y corto: llamar a elecciones con los elementos legales conocidos, sin ningún tipo de instrumentación extraña, pues ella resultaría (a esta altura de la temperatura política) totalmente innecesaria.
Cabiche • Actitud frente a la violencia. No tiene razón de ser. La violencia engendra violencia y en encadenamiento de sucesos violentos no puede producir frutos constructivos. Los movimientos llamados subversivos o de liberación no son una causa sino una consecuencia, y se generan por el empecinamiento de algunos sectores en mantener un régimen que ya no puede sostenerse sino por medio de la violencia y el desprecio a la ley.

ENCUENTRO DE LOS ARGENTINOS (Héctor P. Agosti)
Agosti • Reforma constitucional. En primer lugar, el partido comunista no integra como partido el Encuentro, pues hasta ahora no hay ningún partido adherido, aunque coincidimos con las bases programáticas del Encuentro. Nuestra actitud es de total rechazo a cualquier tentativa de reformar la Constitución; el Encuentro ya expuso con claridad las razones que imponen el rechazo. Primero porque la dictadura (a la que nadie ha elegido) carece de potestades para intervenir en la vida civil de los argentinos. Además le negamos capacidad para legislar, no creemos que las leyes —con una sobreabundancia aluvional desatada en el país— constituyan un cuerpo legal coherente, a pesar de los cazadores de brujas, instalados en la Corte Suprema. No es que nosotros seamos devotos de la Constitución de 1853, pues nuestro programa partidario tiende justamente a reclamar la reforma para adecuarla a las nuevas condiciones de desarrollo de la sociedad argentina, pero pedimos una constituyente libremente elegida por el pueblo para producir esa reforma.
Selser • Estatuto de los partidos. Las bases ofrecidas para el estatuto de los partidos políticos nos parecen restrictivas. Es inconcebible que luego de cinco años de proscripción y persecución contra los partidos políticos, se pretenda que para existir deben tener numerosos afiliados. El concepto de lo que significa la afiliación y la participación real de los afiliados varía de partido a partido. En el socialismo argentino, tradicionalmente la participación de los afiliados es permanente, pero las exigencias para la afiliación pueden ser mayores que en otros partidos. No es posible medir la participación en la dirección partidaria simplemente por el número de afiliados. Por otra parte, en estos momentos, debemos oponernos enérgicamente a todo intento de control de la filiación de nuestros adherentes. En los numerosos vaivenes de nuestra vida institucional hay demasiados ejemplos de persecución, especialmente contra militantes de izquierda, como para que aceptemos poner en manos de "autoridades" y servicios de inteligencia las fichas de afiliación de nuestros compañeros. La existencia o desaparición de los partidos políticos debe resolverla el pueblo en los comicios y no un estatuto restrictivo.
Selser • Reforma electoral. Nuestro partido está estudiando en estos
momentos el problema del régimen electoral mas adecuado. Por el momento no puedo emitir opiniones al respecto.
Aqosti • Estatuto de los partidos. Nosotros (El Encuentro) estamos
contra toda forma de estatuto de los partidos políticos, contra toda intromisión del Estado en la programación organizada y fiscalización de los partidos. Y como Partido Comunista hemos estado en contra de esto en reiteradas oportunidades. Nuestro camarada Rodolfo Ghioldi, en el Luna Park, recordó que ni Yrigoyen ni Alvear ni Perón fueron presidentes de "estatuto"; es decir, que no hubo necesidad de la existencia de una reglamentación y de una intromisión del Estado en la vida pública de los partidos para que éstos pudieran funcionar democráticamente. Esta fórmula de intromisión en la vida interna de los partidos bajo el pretexto de un estatuto, está denunciando el origen fascista de la dictadura.
Agosti • Reforma electoral. Todavía no sabemos en que régimen electoral vamos a desembocar, siempre que haya elecciones. El encuentro de los argentinos no se ha pronunciado, pero nosotros como partido tenemos una posición: somos partidarios de la representación proporcional porque entendemos que es la forma más apta para estimular la representación democrática de acuerdo con el peso real que tenga en la vida política del país, y porque en cierta forma también esto exigiría cierta política de entendimiento entre quienes tienen coincidencias sobre aspectos fundamentales. No estamos contra la solución electoral del proceso político argentino, pero creemos que hay un paso previo: la eliminación de la dictadura. El llamado debe hacerlo un gobierno provisional de amplia coalición, integrado por fuerzas civiles y militares opuestas a la política de entrega al imperialismo.

LA HORA DEL PUEBLO (Jorge Selser)
Selser • Actitud frente al gobierno. De ninguna manera estamos en el apoyo de este gobierno que ha surgido del proceso reaccionario iniciado el 28 de junio de 1966. Creemos sí, y estamos dispuestos a apoyar las medidas conducentes, en un proceso de institucionalización del país, devolviendo el poder político al pueblo y restableciendo los canales de participación popular en la conducción político-económica. Para ello nos parece indispensable, por parte del actual gobierno, fijar inmediatamente una fecha electoral, rectificar la política económica, que es un factor irritante —en tanto siga la línea anterior—, devolver la personería a los partidos políticos sin condiciones restrictivas y anular la legislación represiva.
Selser • Actitud frente a la violencia. En nuestro país la violencia ha
sido provocada, esencialmente, por el cierre masivo de los canales de participación y por una política económica destinada a reducir los consumos populares. Los cordobazos son la respuesta necesaria a ese proceso. Otra cosa es el tipo de violencia involucrada en el rapto de Aramburu y posterior asesinato, o en los casos de Vandor y Alonso. Aquí aparece una violencia carente de la más elemental ética, y a mi entender totalmente repudiable. Estamos ante el dilema de que o conseguimos institucionalizar al país devolviendo los canales adecuados de participación democrática o volvemos a caer en nuevos intentos de mantener la opresión, y entonces la violencia se planteará como una alternativa aceptable para muchos argentinos.

ENCUENTRO DE LOS ARGENTINOS (Héctor P. Agosti)
Aqosti • Actitud frente al gobierno. Nosotros aspiramos a una limpia
finalización electoral, pero insistimos en que hay un paso previo: la eliminación de la dictadura. Pero si los partidos que deseen entrar en el gran acuerdo nacional, palabra de muy espúrea tradición en la política argentina, se ponen de acuerdo en una fórmula que asegure la continuidad de los intereses que este gobierno viene representando, probablemente no habrá dificultades para realizar las elecciones.
Agosti • Actitud frente a la violencia. Aspiramos a una solución pacifica del problema social y político argentino. Pero esta posición pacifista no está dada con un sentido de beatismo, sino que tratamos de que el problema del país sea resuelto sin sangre. Nuestra aspiración coincide con el deseo del pueblo, pero no hay que confundir esta voluntad del pueblo como un sentimiento de sumisión. Aspiramos a esta solución pacífica, pero responsabilizamos a la dictadura de las actitudes a que puede haberse visto forzado a asumir el pueblo argentino, al ponérsele impedimentos en su camino hacia la liberación nacional y social. Nosotros no concebimos ninguna acción política desvinculada de la acción y la organización de masas, sin entrar a juzgar las intenciones de los que transiten otros caminos. Las circunstancias dirán cuál es el camino que habrá que recorrer.

Revista Siete Días Ilustrados
21.06.1971

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Sainz - Riera
Facultad Filosofía y Letras
Políticos
Herminia Duarte