Es probable que dentro de poco tiempo los clientes de los
almacenes minoristas de Buenos Aires se lleven algunas
sorpresas agradables; por ejemplo, que puedan comprar un
kilo y medio de yerba por el precio actual de un solo kilo.
En ese caso, los laureles de la hazaña de abaratamiento no
corresponderán a una decisión de organismos municipales de
vigilancia, sino a la iniciativa de los 10.000 comerciantes
que están asociados al Centro de Almaceneros y que
intentarán librar una batalla contra la intermediación
excesiva.
Con armas propias El origen remoto de la
iniciativa, tuvo lugar en Mendoza en abril de 1951, cuando
la representación de Buenos Aires llevó al seno del Quinto
Congreso Nacional de Almaceneros la inquietud de formar
cooperativas. La iniciativa germinó en tierra abonada. El
mismo año quedó constituida la primera de ellas en Paraná, a
la que sumaron otras 23 en los 11 años transcurridos. El 30
de noviembre de 1962 se dio fe de nacimiento en Rosario a la
Federación Argentina de Cooperativas de Almaceneros (FACAL),
que congrega a 18 entidades de ese carácter. Solamente 6 han
quedado, por el momento, al margen de la organización
federal, pero pronto también se sumarán al conjunto. Podrá
entonces afirmarse, con propiedad, que los 60.000
almaceneros de todo el país, con la apabullante potencia
económica que representa un capital en giro de 80.000
millones de pesos, han decidido enfrentar con armas propias
a la especulación y a las formas fraudulentas del comercio.
Aitor Barrenese (43 años, casado, dos hijos: un varón y una
mujer) es desde hace 9 años gerente del Centro de
Almaceneros, en cuyo asiento de Luis Sáenz Peña 242 ha
instalado sus oficinas FACAL y tienen su sede, igualmente,
tres cooperativas (de distribución, de créditos y de
seguros). A su experiencia fue confiada la empresa federal,
pues en virtud de sus funciones está en contacto con los
4.400 almaceneros de la Capital Federal y los 13.000 que
conforman, además, el denso núcleo del Gran Buenos Aires.
Primero: el mate FACAL ha respondido en menos de 3
meses a las aspiraciones del Octavo Congreso de Rosario,
pues ya concretó la primera operación en vasta escala para
la distribución de yerba mate en los 17.000 almacenes de la
Capital Federal y del cinturón de 60 kilómetros que la
rodea. Son 100.000 kilos de la vegetal infusión que fueron
adquiridos al establecimiento La Cachuera de Apóstoles,
(Misiones), y que, en paquetes de 1 kilo, han ganado el
mostrador de los negocios con la inocente denominación de
"Yerba Almacenera". Los números reflejan la dimensión de
este negocio. La Federación adquiere esos 100.000 kilos a $
22 (la operación inicial demanda, pues, $ 2.200.000), le
impone un recargo de 0,10 por unidad; la cooperativa, a su
vez, suma algo más de un peso por gastos de transporte y
administración y el paquete ingresa al mostrador del
comerciante minorista con un costo apenas superior a los $
23. La venta al público se realiza a precios variados, cuya
expresión máxima es $ 27. La más barata de las yerbas
comerciales tiene, en cambio, un precio al por mayor
superior a los $ 30 y cercano a los $ 40 cuando está en
disposición de rellenar el mate. Un almacenero de Paraná
llevó esa realidad al terreno de la filosofía, cuando
sentenció ante sus pares: "Vendemos al cliente un kilo y
medio de yerba por lo que antes le costaba un kilo."
Las ventas de corso Barrenese contempla los primeros
pasos de la criatura con emoción paterna. Por eso, sus
proyectos siguen un caudaloso curso. Negociaciones similares
se están realizando con los duraznos, los tomates al natural
y en extracto. Este año se venderán con la marca de fábrica,
pero para 1964 ingresarán al mercado con la divisa de los
almaceneros. Las gestiones están más adelantadas con el
papel higiénico, cuyos envoltorios han sido sometidos a
aprobación. Una fábrica de papel dedicará todas sus máquinas
a atender esta demanda. —Así evitamos el "con voyage"
—dice Barrenese. La expresión es nacida del calor de la
guerra. Cuando un producto tiene su venta asegurada, los
mayoristas le agregan otros de más esquiva clientela. Lo
agregan en "convoy" a aquél y exigen la compra del conjunto,
lo que constituye casi una extorsión y desde luego un
procedimiento reñido con la ortodoxia comercial. Pero la
cooperativa hundirá al "convoyage".
Un pesado camión
En recorridos fijos, y a horas determinadas, un camión
blindado se detendrá junto al almacén. Los vecinos verán
este mismo año de 1963 cómo el comerciante minorista se
acerca, entrega una saca precintada y los visitantes se
retiran con la velocidad del relámpago. No se tratará,
precisamente, de una escena de las series televisadas, sino
de una maniobra comercial en alta escala. Este año
comenzará a funcionar, en mayor amplitud la Cooperativa de
Crédito de los Almaceneros, una de las cuatro de ese tipo
que existen en el país (las otras son de Paraná, Rosario y
Mendoza). El propósito es que realicen operaciones similares
a las de los bancos, que reciben todo el dinero de los
almaceneros y no les devuelven nada en cambio. Ni siquiera
en créditos, pues desde la reforma bancaria de 1946 quedaron
excluidas expresamente de las carteras las operaciones con
comercios dedicados al expendio de artículos alimenticios.
Desde entonces el crédito corto, otorgado por los
mayoristas, fue la única liberalidad permitida, aunque el 60
% de las mercaderías se venden al contado en la Capital
Federal y el resto de 8 a 30 días de plazo. La cooperativa
ha venido a alargar ese lapso de angustia y espera
acrecentar, en adelante, el volumen de sus operaciones
mediante la recolección de todo el dinero que los
comerciantes del ramo entregan a los bancos. Para acercarse
a los que residen en las zonas más alejadas se ha proyectado
el servicio de los camiones blindados, los que recibirán en
sacas precintadas similares a las del Correo el dinero de
las operaciones. En la sede del Centro se efectuará luego el
recuento, en tanto el almacenero podrá abonar sus deudas con
órdenes de pago, que actuarán a modo de cheques. Así
quedarán cumplidos dos ambiciosos objetivos: • Dar
crédito al almacenero, desvalido de toda protección oficial.
• Permitir que las cooperativas de crédito y FACAL cuenten
con los medios financieros para sus operaciones. Revista
Primera Plana 22.01.1969
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Barrenese asegura que se podrá
comprar yerba algo más barata |
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