Revista Siete Días Ilustrados
14.06.1971 |
"El espíritu de Fidel Castro está sentado en la Pirámide de
Mayo, esperando entrar con su banderita en la Casa de
Gobierno". Con esta disquisición espiritista, Luis Angel
Dragani (25, derecha), publicitado líder del Movimiento
Nacional de Juventudes Anticomunistas (MNJA), ejemplifica la
"profundidad de la penetración comunista en la República
Argentina". Un peligro que ese movimiento trata de combatir:
en los últimos días se dedicó a empapelar Buenos Aires con
una didáctica historieta (foto) en la que se advierte acerca
de las dificultades que aguardan a los jóvenes que leen a
Marx y ostentan el difundido símbolo hippie de la paz.
Respaldado en su vetusta oficina de Reconquista 46 por una
gran cruz de madera ubicada sobre la bandera nacional,
Dragani reveló a SIETE DIAS las causas de los males que
aquejan al país: "La familia está dislocada —censuró—, la
gula y el afán desmedido por el confort hacen que los padres
no se ocupen debidamente de sus hijos. Por eso, los
jovenzuelos de la clase alta son utilizados por las fuerzas
subversivas. Luego de profundos estudios psicológicos, hemos
elaborado el cartel titulado Vidas paralelas, donde
demostramos cómo los padres descuidados empujan a sus hijos
a la corrupción mental. La inmoralidad, las drogas y la
promiscuidad sexual son el caldo de cultivo del comunismo.
Los hippies, producto de la evolución de las antiguas
patotas, son explotados por el comunismo y el capital sin
patria ni bandera".
Fruto de lo que él llama "la segunda época del movimiento",
estas reflexiones se completan con una serie de
consideraciones tanto a nivel nacional como internacional.
Así, opina que el embajador de la URSS, además de
subvencionar agrupaciones universitarias izquierdistas, pagó
35.000.000 de pesos viejos al ERP por el secuestro del
cónsul británico; y alerta incansablemente a las Fuerzas
Armadas sobre la invasión de la Patagonia por parte de Chile
en un futuro cercano. También advierte la infiltración de
agentes de la NKVD (servicio de espionaje soviético)
mediante la Orquesta Filarmónica Rusa y el Circo de Moscú,
pero confiesa no haber investigado aún la posibilidad de que
el circo en sí sea un medio propagandístico subliminal.
Todas sus conclusiones están avaladas por los datos que
provee SICA (Servicio de Inteligencia Civil Argentino),
dependiente del MNJA, que está "mejor informado que los
servicios oficiales", según advierten sus miembros con
orgullo.
Pero a pesar de sus alarmas, el movimiento detesta la
violencia: "Nuestros métodos de difusión son los clásicos
—asegura Dragani—; la violencia se la dejamos a los
comunistas; toda vez que se ha vinculado mi nombre a algún
hecho violento ha sido por un error de información. El ERP
dice que me va a matar —se enorgullece—, porque me vincula a
MANO —organización clandestina de derecha—, pero yo niego
completamente esa vinculación. Sé que mis horas están
contadas, pero no tengo miedo".
Otro rumor que el dirigente niega vehementemente es el que
lo relaciona con la policía y la SIDE; pero su
correligionario Antonio Campacera (45), que dirige una
empresa de pintura en la misma oficina, se complace en
hablar sobre la amistad que existe entre aquellos organismos
y el movimiento: "Todas las solicitudes de afiliación son
supervisadas por el SIDE —afirma— y nuestras credenciales,
bien manejadas, nos dan un poder mayor que el de la
policía".
Ante la perspectiva de elecciones, el MNJA, que según su
dirigente máximo cuenta ya con 30.000 adherentes —a pesar de
que trabajan muy pocos, porque no les gustan las reuniones
multitudinarias— va a participar como simple factor
aclaratorio, pero sin olvidar un viejo propósito:
constituirse en partido político dentro de 5 años.
Así, tal vez la carrera política resuelva las vicisitudes
económicas de su dirigente: "A mí también me han llegado los
malos tiempos —confiesa—; ya no soy más empresario, sino un
simple empleado de marketing de una fábrica de juguetes".
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Luis Angel Dragani |
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