GENTE en gira con los candidatos presidenciales
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CON BALBIN EN VICTORIA Y PARANA
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UNA MULTITUD SIN PRECEDENTES SE REUNIO EN PARANA PARA OVACIONAR A RICARDO BALBIN Y AL RESTO DE LOS CANDIDATOS RADICALES. MAS DE SIETE MIL PERSONAS SIGUIERON SU DISCURSO: "NO HAY PACTOS NI COMPONENDAS, PERO HAY CONCILIACION". LA JUVENTUD MARCO EL TONO DE SU GIRA POR VICTORIA, DIAMANTE Y PARANA, ENARBOLANDO BANDERAS Y REPITIENDO ESTRIBILLOS DE LIBERACION NACIONAL. UNA CARAVANA DE MAS DE TRESCIENTOS AUTOMOVILES SIGUIO AL CANDIDATO POR LAS CALLES DE LA CAPITAL ENTRERRIANA, QUE VIVIO UNA JORNADA DE GLORIA QUE TERMINARIA TRAGICAMENTE.

Entonces Ricardo Balbín, abriéndose paso a duras penas entre las miles de manos que se extendían hacia él, llegó hasta donde estaba el director de la orquesta. Lo palmeó en el hombro y le dijo: "Hay que ir a tocar el Himno en Plaza de Mayo". Y a Sebastián Ingrau, un italiano naturalizado de casi setenta años, que desde hace cuarenta dirige la banda municipal de Victoria, le rodaron dos lágrimas por las mejillas y se abrazó emocionado al candidato presidencial. Los jóvenes, con sus banderas al viento, gritaban su estribillo: "Juventud radical, en la lucha popular", y miles de manos aplaudían en el pequeño aeropuerto, aún más pequeño para la inmensa cantidad de gente que se había dado cita en él para recibir a sus candidatos.
Había sido apenas una hora de vuelo desde Buenos Aires. Al Aeroparque Balbín y su esposa habían llegado extrañamente solos, en un taxímetro, y cuando los vieron los miembros de su comitiva se querían morir: "¿Usted se imagina a Balbín en la vereda de su casa llamando a un taxi? Esto es imperdonable". Pero parece coherente en su conducta, que ha eliminado la custodia y que no acepta el protocolo que todo candidato parece obligado a seguir. Había llegado en taxi, decimos, y una hora después el avión sobrevolaba, bajando, la pequeña ciudad entrerriana de Victoria, con su iglesia de más de un siglo y sus calles volteándose hacia las barrancas del Paraná. Desde el aire se veía abajo, al lado de los galpones del aeropuerto, un ejército de automóviles y numerosas banderas que ondeaban al viento. Banderas radicales, blancas y coloradas, y banderas argentinas.
Cuando el aparato en que viajaba Balbín y Gamond tocó pista, la banda del pueblo comenzó a entonar la Marcha de San Lorenzo. Había llovido intensamente el día anterior, pero el barro no impidió que la multitud se lanzara hacia el avión para abrazar, levantar en andas, saludar a los candidatos. Y cuando se recompuso el orden y se dio la voz de partida, más de cien automóviles se dirigieron en caravana hacia el pueblo cercano. La gente en las calles saludaba entusiasmada y los chiquitines corrían tras los vehículos agitando pequeñas banderitas radicales. Se dio vuelta a la plaza y nuevos automóviles se agregaron a la caravana, que llegó a tener más de veinte cuadras de largo. Hubo que dar un gran rodeo para llegar hasta el comité de la UCR, donde una mesa y periodistas locales esperaban a los candidatos. Casi no podían hablar por la euforia popular, que llenaba con sus gritos y estribillos los pequeños salones del comité.
"Mejor que no haya comicios si el pueblo va a ellos para elegir un presidente condicionado. En 1966 no hubo una revolución, como se ha querido hacer creer, sino una simple toma del poder. El ministro del Interior dice que si no se respetan los cinco puntos puede ocurrir cualquier cosa. Yo les digo lo que va a ocurrir: el gobierno constitucional marchará como debe, y el Congreso, que es soberano, actuará con todas sus facultades". Le acercan un vaso de agua, porque el calor y la humedad aprietan. Una periodista local le indica que es necesario unir a Victoria con Rosario. Separadas ambas ciudades por 45 kilómetros, por una de esas cosas del subdesarrollo los Victorianos deben hacer 300 kilómetros para llegar a la gran urbe santafesina.
—¿Nos dará una manita cuando llegué al gobierno, doctor Balbín?
—No les voy a dar la mano. Les voy a dar e| puente.
La sala estalla en aplausos mientras Balbín se refiere al federalismo económico regional y señala que "durante el gobierno radical, éste acudirá en ayuda de la iniciativa privada, pero luego se retirará. No queremos un Estado que sea empresario". Gamond habla de razones programáticas económicas, y el ex vicepresidente, de problemas de la zona. Los victorianos están interesados en las cuestiones de la enseñanza y Balbín afirma: "Desde 1958 se ha abandonado la estatal y hay que levantarla, sin desconocer lo méritos de la enseñanza privada. Pero hay que reconocer que ésta es a veces más empresa comercial que otra cosa. Y hay sacerdotes del tercer mundo que enseñan en algunas de esas escuelas. Sepan todos que el estado radical no va a dar un solo peso para fomentar guerrilleros".
El estruendo de las bombas llegan hasta el comité y la conferencia concluye. Una muchedumbre espera a dos cuadras, en la plaza Moreno, la palabra de sus candidatos. Todos corren a abrazar a Balbín, a estrujarlo, mientras varios muchachones siguen colocando las bombas de estruendo. Se hace silencio. Hablan los candidatos a intendente y gobernador. Habla Perette. Habla Balbín. Un silencio sepulcral espera sus palabras. Y Balbín habla pausadamente, suavemente, a los no radicales, "a los que miran solamente yo les digo que cuando un candidato presidencial habla a su pueblo, cualquiera sea el candidato, deben aplaudirlo, porque está intentando solucionar los problemas del país". Habla de conciliación, de las Fuerzas Armadas, "que pueden ser útiles a la República, pero cuando están con el pueblo y no de espaldas a él". La plaza prorrumpe en aplausos atronadores. Vuelven las bombas. Y vuelve Balbín con su tono intimista, hablando a cada uno en particular: "Muchacho grande del país, si no quiere no vote esta causa, vote la otra, pero vote, porque no se puede ser indiferente con la patria. Que venga quien debe venir, pero que se vayan para siempre quienes no debieron venir nunca".
El auto queda parado en medio del mar de gente. Cinco, diez minutos. Finalmente, Balbín y su comitiva pueden dirigirse hasta un restaurante, donde se servirá un almuerzo para doscientas personas. Y luego la siesta provinciana, cuando un espléndido sol se cuela por las calles y las rendijas de las casas cerradas a cal y canto.

LA ETAPA PARANAENSE
A las seis de la tarde, cuando el sol ya no aprieta, la caravana se pone en camino, con autos numerados y bocinas al viento. Son cincuenta automóviles que toman la ruta de Paraná, a cien kilómetros. Pero antes de llegar la caravana es detenida en la ruta. Centenares de vehículos que esperan desde hace horas obstruyen el camino y obligan al candidato a pasear las calles de Diamante. Son doscientos, trescientos vehículos haciendo sonar sus bocinas. Y son miles de diamantinos tirando flores a los autos de la comitiva, aplaudiendo, sumándose a una caravana que demora más de media hora en recorrer las treinta principales cuadras del pueblo. Son las mujeres las más entusiastas, las que gritan su "Balbín, Balbín" con mayor fervor, las que detienen el automóvil para abrazar y tocar a su candidato. Las paredes están cubiertas de carteles y la noche comienza a caer sobre las barrancas que dan al puerto. La caravana sigue su marcha. A pocos kilómetros las luces de la capital. Y en una ruta aledaña, antes de la entrada a la ciudad, otros cien automóviles que surgen de la noche con sus cartelones y sus banderas y sus estribillos radicales, en tanto Balbín saluda con el brazo en alto.
La caravana recorre todo el centro, acude a algunos barrios periféricos. Son casi treinta cuadras de automóviles que ponen un aire de fiesta en la noche de la ciudad, convertida en jolgorio político, en fiesta popular. Balbín acude al hotel, se refresca un poco, vuelve a salir para dirigirse a un amplio salón donde lo esperan los periodistas de Paraná y Santa Fe. Son, a veces, las mismas preguntas respondidas mil veces. No pierde la calma ni el sentido del humor. "Se hará una ley definitiva de enseñanza media para encauzar a esa parte principal de la juventud; es el ahorro nacional el que promueve el desarrollo; la producción agraria terminará con su estancamiento y se hará una ley de control de medicamentos, con precio fijo y uniforme. Illia —agrega el candidato— estaba haciendo un cambio sin fusiles. Será mejor que no lleguemos a éstos".
Los gritos resuenan en el salón: "Yrigoyen, Alem, lucha sin cuartel"; "Juventud radical en la lucha popular''. Doscientos jóvenes han venido a interrumpir la conferencia de prensa para llevar al candidato hasta el lugar donde se realizará el acto. Y Balbín da por terminada la reunión y sale a la calle, frente a la plaza principal de Paraná. Los jóvenes enarbolan sus banderas y lo rodean peligrosamente. Hay que contenerlos para que no aprieten al candidato. Tres, cuatro cuadras, cinco cuadras. Cuando por una esquina de la plaza Alvear aparecen Balbín y su comitiva. miles de voces entonan la marcha radical y centenares de pañuelos surgen en las manos para saludar al candidato. Frente al comité central del radicalismo se ha levantado el estrado. La multitud ruge al son de los cánticos ocupando una cuadra de largo y más de cuarenta metros de ancho hacia los jardines de la plaza. Serán siete mil, ocho mil personas. La juventud da el tono: impide que empiece el acto con sus estribillos. Hay varios discursos previos que se refieren a problemas de Entre Ríos, de la zona. Carlos Perette, ex vicepresidente, señala que "los hombres del radicalismo no son elegidos por teléfono, porque practicamos la democracia interna y hoy Balbín y Alfonsín están más unidos que nunca". Estallan los petardos y las bombas de estruendo y el aplauso dura más de cinco minutos.
Balbín se acerca al micrófono y se hace un largo y contenido silencio. Con voz lenta, cadenciosa, va haciendo un análisis del radicalismo desde Yrigoyen hasta nuestros días. "Hago un llamado a los radicales y a los que no lo son, porque quien gane gobernará y quien pierda apoyará al ganador. Esta es la hora de conciliación nacional, de la coincidencia patria. Si nosotros ganamos gobernaremos con todo el país; si perdemos iremos a decir al ganador: aquí estamos para todo aquello que nos necesiten".
Finalmente se refiere a las últimas versiones políticas: "Hemos alcanzado coincidencias, pero no queremos pactos electorales. Aquí les habla el diputado expulsado de la Cámara en 1949, que habla para coincidir con quien era presidente de la Cámara en 1949".
El acto termina y la gente se va desconcentrando pacíficamente. Balbín —son las 24— debe atender un reclamo de periodistas alemanes que lo han seguido a Paraná para hacerle una entrevista. Luego, a la una de la mañana, se dirigirá con sus amigos a un restaurante y de las mesas repletas de público se levantarán decenas de personas a aplaudir y a vivar su nombre. Es un momento de gloria personal que emociona al veterano líder radical. La tragedia aguardaba a la vuelta del sol.

PARA PENSAR Y SACAR CONCLUSIONES
¿CUAL ES EL RESULTADO DE LAS ULTIMAS ELECCIONES EN VICTORIA Y PARANA?
En Victoria la UCR logró 5.587 sufragios contra 3.012 del MID y 2.554 de Tres Banderas. En Paraná la UCR logró 30.698 votos contra 26.406 de Tres Banderas y 16.312 del MID.
¿QUE POBLACION EN EDAD DE VOTAR TIENEN ESAS CIUDADES?
En Victoria están en condiciones de votar alrededor de 20.000 electores. En Paraná están en condiciones de emitir su sufragio alrededor de 120.000 electores.
¿HUBO MUCHO ENTUSIASMO DE PUBLICO EN LOS ACTOS EN ESAS CIUDADES?
Sí, hubo mucho entusiasmo, sobre todo en Paraná, donde la multitud interrumpió repetidas veces a los oradores para aplaudirlos y los jóvenes para entonar sus estribillos. Pero era un entusiasmo de gente que escuchaba. No hubo mucho ruido en las manifestaciones.
¿COMO SE PREPARARON LAS CIUDADES PARA RECIBIR A LOS CANDIDATOS?
Los diarios anunciaron con grandes titulares la llegada de los candidatos. Se organizaron caravanas y se colocaron carteles en todas las calles de la ciudad. Además, un carro con altoparlantes citaba al acto y se hacía publicidad por las radios locales.
¿VOLVIERON CONTENTOS LOS CANDIDATOS?
Si no hubiera sido por la tragedia que enlutó la gira, hubieran vuelto contentos. Hay que tener en cuenta que en Victoria (al acto concurrieron seiscientas personas) la temperatura y la humedad eran agobiantes, el acto se hizo a mediodía y en una jornada laborable, miércoles, por lo cual no pudieron asistir muchos que hubieran deseado ir. En Paraná la concurrencia fue multitudinaria.
¿HUBO CONCURRENTES POR OBLIGACION, POR CURIOSIDAD O POR CONVENCIMIENTO?
En Victoria seguramente todos los concurrentes fueron por convencimiento por las razones ya apuntadas en la pregunta anterior. En Paraná sin duda alguna hubo algunos concurrentes por curiosidad, sobre todo si se tiene en cuenta que al comenzar el acto había mas gente en la calle que cuando finalizó el mismo.
¿HUBO REGALOS O VENTA DE OBJETOS EN LAS CONCENTRACIONES?
No hubo nada de eso. Solamente se repartían algunos carteles con la imagen de Balbín o con las siglas del radicalismo para ser pegados en los automóviles que integraban las caravanas.
¿COMO ESTABAN AMBAS CIUDADES CUANDO SE DESARROLLABAN LOS ACTOS?
En Victoria la gente que no asistía a los actos estaba en sus casas almorzando y luego en su prolongada y famosa siesta. En Paraná la gente paseaba y llenaba las confiterías y bares céntricos como en un día normal.
¿HUBO DIFERENCIAS EN LOS DISCURSOS DE AMBAS CIUDADES? Hubo algunas pequeñas diferencias. Mientras en Victoria el discurso de Balbín fue de tono confidencial, como de confesión íntima y en voz pausada y baja en Paraná sus palabras fueron más concretas y enérgicas.
¿LOS ACTOS ESTABAN TECNICAMENTE BIEN ORGANIZADOS? Ambos actos estuvieron bien organizados. Buenas tarimas y altoparlantes por toda la zona aledaña llevaban las palabras de los candidatos a varias cuadras a la redonda. Quizás hubo un defecto bien visible, y fue que los oradores anteriores a Ricardo Balbín, el más esperado de todos hablaron siempre demasiado tiempo y con ello cansaban un poco a la concurrencia.
¿HABIA BUENA CLAQUE LOS ACTOS?
No había ningún tipo de claque. Ni corros ni agitadores y aplaudía quien quería aplaudir. Fueron actos muy pacíficos y solamente los grupos juveniles bajo el estrado de oradores lanzaban organizadamente sus estribillos.
¿LA GENTE LLEGO TARDE O TEMPRANO AL ACTO?
En Victoria la gente llegó al mismo tiempo que los candidatos ya que la mayoría integraba la caravana que los había esperado en el aeropuerto. En Paraná la gente llegó temprano y siguió llegando aún después de comenzado el acto.

OBSERVACIONES DE UNA GIRA
EN QUE VIAJAN LOS CANDIDATOS
En dos taxis aéreos alquilados a compañías del Aeroparque metropolitano. Una parte de la comitiva se adelanta a los lugares que irán los candidatos, en automóvil.
COMITIVA
La integraban el jefe de prensa de la UCR, Víctor de Martino, y tres colaboradores de Ricardo Balbín. En automóvil iba el hijo de Balbín, Enrique, y otros dirigentes radicales.
LA PRENSA
En todos los diarios de la zona salió con grandes titulares el anuncio de la llegada de los candidatos y posteriormente la prensa, tanto escrita como radial y televisada, dedicó grandes espacios a las conferencias de prensa y a los actos políticos.
LA ROPA
Balbín usó siempre un traje azul claro, casi celeste, y Eduardo Gamond un traje oscuro. Incluso después del accidente, siguieron con la misma ropa, planchada en el hotel de Paraná. Gamond debió comprarse zapatos nuevos porque a raíz del accidente los suyos estaban deshechos.
EL AUSENTE
Arturo Illia los esperaba en Córdoba. En Paraná estaban todos los dirigentes entrerrianos de la UCR, entre ellos Carlos Perette, Fermín Garay, Eduardo Rodríguez Vagaría y los candidatos provinciales y municipales.
EL HECHO
En las conferencias de prensa todas las preguntas iban dirigidas a Ricardo Balbín pero cuando se tocaban temas económicos éste señalaba que contestaría Gamond, un experto en esa materia. Además, Gamond prefirió no hablar en los actos multitudinarios, haciéndolo en Las comidas con correligionarios.
LA FRASE PERIODISTICA
De Ricardo Balbín cuando, al referirse a las escuelas privadas y señalar que algunas estaban en manos de sacerdotes tercermundistas, señaló que "el Estado no va a dar un solo peso para fomentar guerrilleros".
LA BEBIDA
Durante las conferencias de prensa, Balbín sólo tomaba algunos vasos de agua helada en tanto que Gamond prefería una bebida gaseosa. Lo mismo sucedía en las comidas, en las que ambos candidatos agregaban un pequeño vaso de vino tinto.
ESTRIBILLOS
Los más escuchados fueron: "Juventud radical, en la lucha popular"; "Luche, luche, luche, no deje de luchar, que el gobierno del 11 es gobierno radical"; "Acción, acción, por la liberación".
EL MAS APLAUDIDO
Sin duda alguna, los mayores aplausos, en todos lados a los que concurrió, los recibió Ricardo Balbín.
PRESENTACION
Todos los oradores eran presentados como candidatos, aunque en determinado momento se citó a Balbín como "al nuevo presidente argentino".
ENCUENTRO
La tarde en que Balbín y su comitiva esperaban noticias ciertas sobre el colaborador desaparecido, apareció en el restaurante del hotel para saludarlo y ofrecerle su colaboración en lo que necesitase el ex gobernador entrerriano Raúl Uranga, quien se quedó aproximadamente media hora hablando con el candidato presidencial.
COMIDA
En Victoria se intentó organizar un asado popular, pero a raíz de que iría mucha gente y saldría demasiado caro para los bolsillos de los dirigentes locales, se decidió hacer un almuerzo en un local cerrado, al que concurrieron doscientas personas.
PRESENCIA
En un cincuenta por ciento gente muy joven y muy enfervorizada, con cartelones y banderas del radicalismo, blancas y rojas. Los jóvenes se ubicaban al lado de las tribunas en tanto la gente madura prefería los lugares alejados.
Revista Gente y la Actualidad
08.03.1973
Nota: la tragedia que se menciona está referida al fallecimiento de Juan José Pomés, colaborador de Balbín y su señora, muerto en el torrente de agua que encontró a la comitiva en el trayecto de Paraná a Córdoba.

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Ricardo Balbín
Ricardo Balbín
Ricardo Balbín
Al abandonar la plaza de Victoria, Balbín es apretujado por sus parciales que casi lo inmovilizan. Tuvo problemas para  llegar al auto.
Ricardo BalbínUn remanso en la agitada campaña. En una confitería, Balbín dialoga con el ex vicepresidente de la Nación, Carlos Perette y su comitiva