Con epicentro en el Norte del Gran Buenos Aires (y
ramificaciones metropolitanas), medio centenar de cultores
profesionales y casi 2.000 estudiantes o amateurs se proponen
brindar este invierno otra activísima temporada para la más
joven y promisoria de las expresiones artísticas argentinas: la
cerámica. Después de haber sido escenario de la rica
alfarería folklórica, el país padeció en este campo una larga
Edad Oscura durante la cual imperó un menosprecio absoluto para
el arte cerámico. Hace apenas un cuarto de siglo, siendo
Sabattini gobernador de Córdoba, un experto español le sugirió
abrir una escuelita de cerámica bajo los auspicios de la
provincia. Don Amadeo accedió y puso el establecimiento a cargo
del autor de la iniciativa, pero el nombramiento era ad honorem
(no fuera cosa que sus adversarios políticos descubrieran que
derrochaba el dinero provincial en cacharritos). Guardando las
apariencias, el profesor figuraba en las planillas
presupuestarias en calidad de peón de limpieza del parque
Sarmiento. • En 1940, el mismo pseudo peón fue rescatado de
su extraño estado por el ministro Coll, quien lo designó (ahora
con emolumentos propios) director de la flamante Escuela de Arte
Cerámico, a cuyo frente se halla desde entonces: es Fernando
Arranz, maestro de los ceramistas argentinos. La trascendencia
de su instituto fue considerable y aunque se ha observado que
muy pocos de los grandes nombres de la cerámica artística local
pasaron por aquellas aulas (generalmente son autodidactas o se
formaron en talleres de colegas) es indudable que sin Arranz no
habría cerámica: las exposiciones de sus alumnos "ablandaron"
el ambiente porteño y despertaron vocaciones dormidas. Además,
la Escuela fue vivero de técnicos para la poderosa industria
colateral de la loza y de la porcelana comerciales. • En
1953, dos jóvenes escultores y pintores, Leo Tavella y Eros
Rubén Vanz adquirieron un pequeño taller de cerámica industrial
que estaba al borde de la quiebra. El estudio así nacido (donde
además se encaró ventajosamente la docencia) ejercería una
influencia decisiva y el estilo Tavella (cabezas ovaladas y
miembros geometrizados en las figuras, texturas gruesas a menudo
con chamotte y técnicas similares) fue adoptado por la mayoría
de las 2.000 personas que estudiaron con él. "Esa es mi
desgracia. —dijo a PRIMERA PLANA su creador— yo querría que mis
alumnos siguiesen su propio impulso y no me copiaran..." Algunos
discípulos de Tavella, como su hoy socio Carlos Bartolini y
Louise Fürst (según su maestro, "la más ceramista y más artista
de nuestro medio") se destacan con brillo personal. •
Paralelamente, y con una sensibilidad muy distinta, Ana Mercedes
Burnichon fundaba otra de las corrientes señeras del arte
cerámico porteño: El grupo de "Los Artesanos". Burnichon posee
un dominio técnico notable y en lugar de recurrir a texturas
torturadas y barrocas, opta por formas muy sintéticas y puras
con superficie lisa, de mucha dificultad técnica (hacer un
chamotte es fácil, pero producir grandes piezas de pasta delgada
y esmaltada en su totalidad, resulta una verdadera hazaña). El
grupo fue integrado por escultores importantes como Roberto
Obarrio, Juan Antonio Vázquez y Marcelino Zimmermann. Entre sus
alumnos, se destacan Mireya Baglietto (que ama las formas puras
y netas de Ana Mercedes) y Carlos Carié. Hoy "Los Artesanos"
están algo desperdigados: Burnichon y Obarrio se hallan pasando
una temporada en Roma. Sin embargo, parecería habérseles unido
un nuevo valor: Rodolfo González Mele, primer premio del último
salón nacional, quien suele trabajar con Vázquez y Zimmermann.
• Precisamente la creación —en 1958— del Centro de Arte Cerámico
de Buenos Aires, dio un gran impulso a la actividad al organizar
los ya clásicos salones, que auspicia la municipalidad porteña.
En 1959, además, el Centro envió una muestra a la Exposición
Internacional de Cerámica de Ostende, Bélgica. En 1961 se
mandaron piezas de 24 argentinos al museo de Arte de Río de
Janeiro y provocaron una conmoción: los comentarios elogiosos
aparecían en la primera página de los diarios. La participación
argentina (e individualmente once de sus miembros) ganó medalla
de oro en la Exposición Internacional de Praga, en junio de
1962. Otra muestra que organizó el Centro, en la ciudad de
México, fue muy celebrada y durante la Primera Exposición
Internacional de Cerámica Contemporánea de Buenos Aires, el año
pasado, pudo verse que los artistas europeos estaban más
avanzados en técnica pero estancados en lo tradicional: Las
formas de los argentinos eran más audaces. Actualmente, la
crisis se hace sentir en las ventas escasas de cerámicas: Sus
autores sólo se sostienen a través de la enseñanza o las ventas
de productos funcionales. El primer temperamento fue ensayado
con éxito por Araceli Vázquez Málaga (ex profesora de la Escuela
Superior de Bellas Artes) quien —desde un coqueto local en el
barrio Norte— ayuda a descubrir impulsos artísticos en maduros
empresarios y señoras cuyas hijas se han casado: el arte les
quita a la vez, la angustia y el hastío. En cuanto a la
industrialización (sin perder la delicadeza artesanal y
adoptando un vendible estilo escandinavo) ha sido encarada por
el grupo del Gato Ciego (De Carli, Latorraca, Fernández Mazza y
Viviani) y con más concesiones para el público, por Pelicaric:
Ellos trabajan en serie para vivir y reservan las creaciones
para las muestras. "Arte —decía Latorraca— no quiere decir
estupidez".
GUIA PARA COMPRADORES Cuando compre una
pieza de cerámica artística fíjese en el nombre de su autor. La
lista siguiente, por orden alfabético, incluye el medio centenar
de ceramistas consagrados que trabajan o han trabajado en Buenos
Aires con voluntad de hacer piezas de diseño estético y no
meramente industrial. Se han registrado todos los que recibieron
premios y menciones en los salones nacionales de Cerámica,
conocidos maestros y algunas figuras de importancia, aunque de
jerarquía dispar, que por diversas razones no envían obras a la
exposición anual: Viva Drew de Adamson, Perla B. de Alemann,
Fernando Arranz, Mireya Baglietto, Carlos Bartolini, Ana
Mercedes Burnichon, Aída Carballo, Carlos Carié, Roberto Cotone,
Ernesto De Carli y sus socios del equipo "Gato Ciego" (Jorge
Fernández Mazza, Mario Latorraca y Hebe Viviani), Martín
Echeverría, Alma Faikenberg, Héctor Fontán, M y r i a m Francani,
Louise Fürth, Jorge Horacio Gentilini, Rosa E. Gerchunoff,
Gindra, Rodolfo González Mele, Lucía Gutiérrez, Eva Ditty Hahn,
Hilda D. Hurvitz, Cielo Inaebnit, José María Lanús, Francisca E.
de Leston, Marciano Longarini, Hugo López Cftbanillas, Lidia
Maissa, Torcuato Martínez, Marta L. de Montagu, Juan Nigorra,
María Elena Norry, Roberto Obarrio, Sime Pelicaric, Ingeborg
Ringer, Ricardo Rilo, Juan Carlos Ruiz Molina, Miguel Russo,
Susana Salgado, M a b e 1 Santos, Julia Sciammarella, Leo
Tavella, Eros Rubén Vanz, Juan Antonio Vázquez, Araceli Vázquez
Málaga, Marcelo Zimmermann. 2 de abril de 1963 Página 27 - PRIMERA PLANA
Ir Arriba
|
|
|