Diario Crítica
Forcejeos
Sirena para el primer "affaire" preelectoral
Un par de toneladas de papel arrojado en "lonjas" sobre la avenida de Mayo y electrizantes toques de sirena dieron un clima nervioso al centro de Buenos Aires en la primera semana del año. Al mismo tiempo, nacía lo que puede convertirse en el primer gran escándalo pre-electoral. Gráficos, periodistas y empleados administrativos de "Critica", el viejo tábano que se resiste a morir, ocuparon el edificio del que fue el primer vespertino del país, reclamaron airadamente el pago de haberes adeudados, exigieron la modificación de la actual situación y reactualizaron un problema que tiene 9 meses de edad.
El affaire "Crítica" es uno de los más complicados rompecabezas en negocios de prensa.
Creado e impulsado por Natalio Botana que lo convirtió en una pasión nacional, como Boca o Gardel, "Critica" llegó a 600 mil ejemplares y 6 ediciones diarias, marcando un récord recién ahora superado, aunque de manera parcial (referencia al diario La Razón). Con la muerte de su intuitivo, discutido y dinámico fundador, el diario comenzó una declinación que no se detuvo.
Adjudicado en licitación a la "Cooperativa Pampa" por el comentado decreto 5880 (firmado en 1957 por Aramburu, Rojas, Majó, Hartung, Mc Loughlin, Krieger Vasena y Alconada Aramburú), "Critica" cambió rápidamente de estructura. La cooperativa de trabajadores se convirtió en sociedad anónima. O lo que es igual. "Crítica" se convirtió en un negocio tan redondo como el cero: por "monedas" se compraron bienes físicos millonarios.
Con la muerte de Santiago Nudelman los problemas se agudizaron; hoy están cubiertos por un hermetismo que esconde mal la importancia de los intereses en juego.
Sucesivamente, se atribuyen intenciones políticas pre-electorales a Nissenson, uno de los antiguos tenedores de acciones; al capitán Francisco Manrique, amigo de Aramburu y director de "Correo de la Tarde", y a un número no determinable de interesados.
¿Un diario para Alende o para Aramburu? El destino de "Crítica" se vincula sólo con candidaturas presidenciales.
De cualquier modo, su futuro seguirá marcado por el signo político. Las autoridades del Ministerio del Interior prometieron a la comisión intersindical de trabajadores del diario, que será estudiado el decreto 5880. Su texto parece no ofrecer dudas a los dirigentes de la pacífica ocupación de los locales del viejo vespertino: si no se conserva la explotación del diario durante 10 años, es decir, si no se mantiene en funcionamiento esa fuente de trabajo de 500 hombres, la adjudicación debe ser cancelada
¿"Crítica" reaparecerá? ¿Cómo? Este par de preguntas no tiene todavía respuesta. Los viejos periodistas afectados son terminantes: "Critica" es un animal vivo. Debe ser puesto nuevamente en marcha. ¿Por quién? "No interesa: nosotros no elegimos al patrón...".
En todos los ambientes, nadie parece dejar de comprender que en torno a "Crítica" se mueve un gran negocio. Porque, ¿cuánto costaría crear otra "Crítica", disponer de sus instalaciones, rotativas e inclusive de su taller, aunque está bastante deteriorado?

Canal 7
Huelga, finanzas y política de pantalla
La ya vieja televisión argentina está en conflicto. Canal 7, primero por antigüedad y penúltimo por audiencia, suspendió sus programas habituales en Nochebuena y desde entonces las cosas no han dejado de complicarse.
En tumultuosas asambleas, por momentos caóticas pero finalmente disciplinadas, el personal del Canal de la calle Viamonte se lanzó a una huelga cuyo vigor sorprendió, después, hasta a sus propios dirigentes.
Con una asistencia fluctuante que aumentó con la gravedad del conflicto, las sucesivas asambleas de locutores, periodistas y técnicos de televisión, dispusieron el paro, rechazaron contrapropuestas empresarias que consideraron "ridículas", declararon su intención de mantenerse en una actitud conciliante y al mismo tiempo ratificaron su determinación de cobrar por el trabajo adeudado.
El origen del conflicto que semi-enmudeció al Canal 7 fue estrictamente gremial: en diciembre no se había pagado noviembre y ninguna perspectiva seria se ofrecía para diciembre mismo y para el aguinaldo.
Pero la designación de nuevos directivos, los infaltables juegos de "clanes" y un par de cálculos políticos pre-electorales, se mezclaron al malestar del personal, junto con problemas institucionales de la televisión argentina, al menos del Canal 7: funcionamiento deficiente e iliquidez ambiente.

La otra cara de la TV
Un breve recuadro de explosivo contenido y titulado significativamente (con puntos suspensivos), publicado por "La Razón" un par de días después de iniciada la huelga, pareció dar la clave de la irritación reinante en Canal 7. Se informaba que junto a la confesión de falta de fondos para cubrir los salarios, el nuevo directorio del Canal había ordenado la compra de nuevos muebles, whisky y otros elementos no menos prescindibles, por valor de cien mil pesos. La cifra está realmente por debajo de los 7 millones de pesos que mensualmente recibe el personal, pero el anuncio no dejaba de aumentar el eco que encontraron los reproches sindicales:
• Ante las autoridades del Ministerio de Trabajo y Previsión, la empresa se comprometió a poner al día los sueldos adeudados. El 14, fecha prevista en el acta de conciliación, no se pagó al personal, que recibió en cambio el ofrecimiento de cobrar dos mil pesos para "pasar las fiestas".
• Luis María Perfilo, militar retirado y nuevo director de Canal 7, cubrió altos cargos de dirección, cosa que horas antes había "prometido" no hacer ante los miembros de la Comisión Intersindical (sindicatos de televisión, locutores y de prensa). Conclusión: nuevas erogaciones por valor de medio millón de pesos por mes (30 mil pesos mensuales de sueldo y 19 mil por viáticos para los funcionarios designados).
• Mensualmente, el Canal recauda alrededor de 13 millones de pesos y el personal sólo percibe 7 millones. ¿Por qué no cobran?

Una vieja historia
La pregunta tiene su explicación en dos situaciones combinadas: las recaudaciones se trasladan a Tesorería y el sistema de explotación es absurda. En realidad, la explotación comercial es "fantasmal": el Canal vende espacios a terceros que revenden a los clientes con la consiguiente pérdida para el Canal y el inevitable aumento en el costo.
En un espacio de 25 minutos, por ejemplo, el Canal recibe $39.000 y el intermediario gana 64.600. Costo total para el cliente: 103.700 pesos.
Para los indignados técnicos consultados, la única solución es el abandono total de este viejo sistema y la aplicación de la explotación directa.
Una nota oficial anunció que el Canal 7 será reestructurado pero no adelantó los detalles. Los técnicos que trabajan en la planta baja y los subsuelos del edificio "Alas" se muestran escépticos y piensan que hasta ahora nada indica que serán aceptadas sus sugerencias:
• Dejar de auspiciar la "competencia con el mismo Canal.
• Terminar en 1963 con los vendedores de "paquetes" (programas armados).
• Contratar productores propios.
• Elección inteligente de figuras, atracciones y selección rigurosa de las "series" sobre la base de calidad y precio.

Políticos en varios tonos
Un día antes de terminar el año y en domingo, una inesperada resolución oficial terminó de complicar el panorama con la suspensión masiva del personal por 30 días. A partir de entonces, en las asambleas de personal se comenzó a hablar de extrañas influencias políticas.
La "lucha por el poder" dentro del Canal 7 hizo aparecer así a importantes miembros de la dirección anterior al coronel (R) Perfilio, interesados en provocar su desplazamiento. La cuestión ro era ajena a planteos pre-electorales. Y todo coincidía en apuntar al nuevo director, identificado como cálido adherente a la candidatura del teniente general Aramburu.
Por sobre los tiros de elevación, nadie dejó de ver la importancia de la lucha instalada en el Canal 7. La expectación figura en todas las esferas gubernamentales y políticas y en los otros tres canales, que nunca dejan de mirar con interés qué pasa en el 7, la única emisora oficial de televisión en Argentina.

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