Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


CONTRABANDO
$ 65.000 MILLONES
Revista Panorama
noviembre 1964

"Este mal —comentó un alto funcionario de la Aduana— es como un enorme ciempiés, un monstruo de cien cabezas e infinitas patas que crece a expensas de nuestras vastísimas fronteras." Lo que inquietaba al funcionario era la persistencia de una escurridiza legión de contrabandistas, que controla alrededor del 20 % de las importaciones de América Latina.
La importancia de este proceso de subversión, que desarticula la economía nacional y sustrae al fisco sumas fabulosas, puede apreciarse a través de unas pocas cifras. En 1962 la Argentina importó mercaderías por valor de 1.350 millones de dólares. Se calcula que la mercadería introducida de contrabando valía unos 450 millones. Esto es: la cuarta parte de la mercadería traída al país entró de contrabando. El valor de la mercadería introducida ilegalmente (65.000 millones de pesos) equivale a más de las dos terceras partes del déficit fiscal previsto para 1964 (91.537 millones de pesos) y nada menos que al 6,5 % del producto bruto nacional, calculado en un billón de pesos.
Es de fundamental importancia crear en la población una exacta noción acerca de lo que el contrabando significa. Mucha gente que se negaría a comprar objetos robados no tiene inconveniente alguno en adquirirlos de contrabando. Pero bastarán solo unos pocos ejemplos acerca de las repercusiones que tiene ese comercio ilegal para que el criterio general dé un vuelco. 1958 fue el año de la gran crisis en la industria de la media. Ocupaba, en épocas normales, a unos 12.000 obreros. Pero el contrabando masivo de medias, que obligó al cierre de empresas y a la reducción de turnos, disminuyó la ocupación exactamente a la mitad: 6.000 obreros. Más grave aún fue la situación creada en la industria de encajes y puntillas: el contrabando paralizó la producción en un 70 %. En lo que se refiere al contrabando de cigarrillos, la producción nacional se ve disminuida en un 15 %, con la consecuente merma del mercado interno y del índice de ocupación.

Vender lo clandestino.
La Aduana pone en venta todas las semanas grandes cantidades de mercadería secuestrada. El objeto de estos remates es triple: despejar los atiborrados depósitos del puerto, reunir algún dinero para el fisco y asestar un violento golpe a los contrabandistas afectándoles el negocio que pudieran hacer con mercaderías similares metidas en plaza. Pero estos remates de la Aduana despiertan no pocas críticas en los medios industriales y comerciales. Representativa de la reacción que suscitan es la opinión de José González Ledo, gerente-asesor de la Asociación Textil Argentina: "Para mí, estos remates son una burla, un engaño. Hay dos contrabandos: el legal y el clandestino. La mercadería rematada sigue siendo ilegal. Su origen es el mismo, y tiene el mismo efecto perturbador de la mercadería clandestina".
Para González Ledo, la única manera eficaz de erradicar el contrabando es destruir la mercadería secuestrada. Pero habría varias dificultades: de la venta de las mercaderías se obtiene dinero para el fisco, para pagar a los denunciantes y aprehensores el porcentaje que establece la ley (25 % al denunciante y 25 % al aprehensor), y la parte correspondiente al fondo de estímulo del organismo que participó en el procedimiento; habría que modificar la ley, pues la ley actual dispone el remate de la mercadería pero no su destrucción, lo cual es considerado por muchos industriales ejemplo de un vicio de nuestras leyes, que tienen demasiado en cuenta el daño fiscal, al margen de otros aspectos de mayor gravedad.

Hacia la destrucción de la mercadería.
Sin embargo, aunque lentamente, se está abriendo camino la idea de que es necesario destruir la mercadería. Ya tiene aprobación del Senado (resolución del 23 de julio) el proyecto de ley que determina la destrucción de los paquetes de cigarrillos incautados.
Proyecto que, a pesar de ser aún resistido en algunos medios oficiales, cuenta con el beneplácito de la Secretaría de Hacienda.
El señor Francisco C. Barreiro, administrador general de la Aduana, comparte la idea de destruir la mercadería, pero siempre que se arbitren los medios para remunerar a los denunciantes y aprehensores: "Si bien es cierto que hay de por medio una cuestión ética, no podemos trabajar en un plano ideal. Sin recompensa, muchos grandes contrabandos no se hubieran descubierto jamás".

Penalidades ineficaces.
Las bandas de contrabandistas, que operan generalmente con medios que no tienen las propias autoridades encargadas de la represión, proliferan por todos lados y disponen de flotas de camiones y hasta de barcos y aviones para realizar sus actividades. Al parecer, no han bastado las diversas providencias tomadas por las autoridades ni las severas penas establecidas, que llegan hasta ocho años de prisión y, en algunos casos, a la inhabilitación a perpetuidad para ejercer el comercio. La plaza está inundada de mercadería introducida de contrabando, aunque las disposiciones del decreto 5426/62, que establece la tipificación de la mercadería, hacen un tanto más difíciles las actividades de esta delincuencia que entorpece la salud económica del país.
El decreto estipula una serie de artículos de importación que deben exhibir un estampillado especial, expedido por la propia Aduana junto con la documentación corriente para toda mercadería importada. Pero esto ha dado lugar a una nueva "industria": la falsificación de estampillas. A fines de julio, la policía encontró, en una imprenta de Virrey Vértiz al 1800, de la Capital Federal, gran cantidad de timbres fiscales para diversos productos, junto con las planchas utilizadas en la impresión. La pregunta se impone por sí misma: ¿A qué grado de desarrollo ha llegado esta industria clandestina? Es difícil saberlo, pero es claro que hay que ajustar, y pronto, algunas piezas de la maquinaria encargada de la represión.

Pequeño diccionario para contrabandistas
Así como las ciencias y las disciplinas humanistas se manejan con un lenguaje especializado, los distintos sectores o "especialidades" de la delincuencia tienen su propio vocabulario.

He aquí algunas palabras que integran el colorido "argot" contrabandístico :

Cigarrillos Blancos: Chesterfield y todos los cigarrillos sin filtro.
Marrones: cigarrillos con filtro.
Felipe: Philip Morris.
Camello: Camel.
Palmar o Palmolive: Pall Mall.
Malvaloca: Marlboro.

Vocabulario general
Té: coñac Terry.
Balán: whisky.
Bagallo: contrabando.
Bagallero: contrabandista.
Mejicano: "señor" que roba la mercadería a los contrabandistas, haciéndose pasar por policía.
Mejicaneada: supuesto procedimiento policial en el que los "mejicanos" roban la mercadería a los contrabandistas.
Gente de sombrero: expresión referida a los "mejicanos". Mientras se realiza un contrabando, el alerta es: "Hay gente de sombrero".
La Pesada: son los "mejicanos" que roban violentamente, haciendo uso de armas. Son más temidos que la propia policía.
Levantar: acción de secuestro, por parte de los "mejicanos", de un contrabandista, para saber dónde se halla cierta mercadería.
Un palo: suma de un millón de pesos con la que se interviene en la financiación del "bagallo" (contrabando).
Papa: chapa de policía (falsa o auténtica) usada por los "mejicanos" para robar a los contrabandistas.
Faso "berreta": cigarrillo fabricado en el país y vendido como contrabando.
Mercadería envenenada: mercadería "mejicaneada" que es difícil vender, pues de ese modo podrían ser descubiertos los autores del robo por la banda rival, que tomaría represalias.
Berretín: mercadería envenenada.
Huevera, bagallera, cueva: lugar donde se esconde contrabando.
Pasamano: trasbordo en la calle (de un camión a otro, por ejemplo) de mercadería contrabandeada.
Aguantadera: lugar donde se "aguanta" la mercadería provisionalmente, para trasladarla luego a un sitio más seguro.
Pechera (poner la): realizar una "mejicaneada", robarle al contrabandista.
La Federica: la Policía Federal.
Alijar (la mercadería): acto de "mejicanear" la mercadería.
Al pie de la vaca (comprar al): comprar directamente a quien introduce el contrabando sin recurrir a intermediarios.

 

 

Ir Arriba

 


Contrabando
Contrabando