La secretaría de Obras Públicas de la Nación demostró la semana
pasada que no cree imposible la realización en Buenos Aires de
proyectos que muchos observadores imparciales ubicarían en el
terreno de la ciencia-ficción: fijó administrativamente las
bases de un plan para ganar al río de la Plata algo más de 700
hectáreas de tierras y convertirlas en asiento de una
ultramoderna ciudad-parque.
El agrimensor Luis De Carli,
titular de dicha secretaría, no se siente amedrentado por la
circunstancia de que esta llamada "Sistematización de la Ribera
Norte" suponga, apriorísticamente, la necesidad de contar con
inversiones del orden de los seis mil millones de pesos, ni
tampoco porque tan sólo falten unos doscientos días para el
planeado reemplazo legal de este gobierno por las autoridades
que surjan de los próximos comicios de junio.
De Carli
coincide con el ministro de Obras y Servicios Públicos,
ingeniero Horacio Zubiri, en que se debe responder con decisión
creadora a la pregunta ¿qué hacer?, que se formulan todos los
organismos del gobierno, paralizados por la carencia de recursos
para concretar las grandes obras que necesita. país.
"Hay que
encontrar la manera —dicen Zubiri y De Carli— de hacer obras de
aliento sin golpear las puertas de la Tesorería de la Nación.
Aunque sea muy breve nuestro paso por el gobierno, trataremos de
dejar iniciadas algunas de esas obras sin erogaciones. Para ello
se reducirán al mínimo los cuadros burocráticos y se derivarán a
la actividad privada no sólo la ejecución material de las obras,
sino también la formulación de los proyectos".
Enorme
transformación
Según De Carli, la iniciativa piloto dentro
del conjunto de realizaciones que "pese a todo" se propone hacer
el equipo de Zubiri, es ésta de la ribera norte, con la cual se
pretende efectuar una enorme transformación de la zona
comprendida entre la avenida General Paz y San Fernando.
No
es la primera vez que los funcionarios de Obras Públicas han
pensado en cambiar la fisonomía de esa zona y, en gran medida,
el proyecto tiene estrecha relación con la idea ya vieja de
hacer un canal que acorte la distancia que deben recorrer los
buques de gran calado que salen del puerto de Buenos Aires con
destino al Paraná.
• Hay que remontarse hasta 1895 para
hallar el primer antecedente. En ese año, el ingeniero Emilio
Mitre formuló un proyecto de canal de navegación de ultramar
entre el puerto de la Capital y el Paraná de Las Palmas, que
arrancando de Dársena Norte se excavaba en la costa hasta el río
Luján, seguía por esta vía hasta donde ahora nace el canal
Gobernador Arias y, desde allí, canalizando otros arroyos,
llegaba al Paraná. Mitre consiguió que se sancionara una ley que
autorizaba a licitar la construcción del canal —que en adelante
se llamó con su nombre— pero después de nuevos estudios no se
llegó a realizarlo.
• Hacia 1923, el ingeniero Humberto
Canale —en ese entonces era director general de Navegación y
Puertos— propició la construcción de otro canal. Este se haría
utilizando la zona de pozos de cierta profundidad que bordea la
costa del río de la Plata, entre San Isidro y Puerto Nuevo; así
llegaba a la boca del San Antonio y, por éste, a los ríos Urión
y canal Honda, hasta el Paraná. En este proyecto se hacen
innovaciones importantes en relación al del ingeniero Mitre y,
por primera vez, se habla de la utilización del material dragado
para la construcción de una avenida costanera entre la Capital y
Tigre, que serviría al mismo tiempo como defensa contra las
inundaciones provocadas por las sudestadas. Pareció en este caso
que el proyecto llegaría a buen término pero, apenas iniciado el
dragado de entrada al San Antonio, los trabajos quedaron
paralizados.
• Recién entre 1945 y 1952 la Dirección Nacional
de Construcciones Portuarias y Vías Navegables habilitó para la
navegación de cabotaje un nuevo trazado que sigue también el
talweg próximo a la costa, entra por el Luján hasta la boca del
arroyo Pajarito, luego sé vincula con el San Antonio y después,
a través del Uricay y el canal Honda, llega al Paraná.
• Ocho
años después, en 1960, el secretario de Obras Públicas,
ingeniero Pascual Palazzo, firmó con Zubiri, en esa época
titular de esa misma cartera en la provincia de Buenos Aires, un
convenio que es el que ahora se actuar liza y que supone las
siguientes obras:
a) Construcción de una defensa de costa
aproximadamente paralela a la línea de la ribera.
b) La
sobreelevación de la zona comprendida entre la defensa anterior
y la línea de ribera o la expropiación de los terrenos
anegadizos que se consideren necesarios para el mayor desarrollo
de las obras.
c) Profundización y ensanche del actual canal
costanero, de donde se extraería la mayor parte del material
necesario para rellenar los terrenos.
El acuerdo entre la
Nación y la provincia fue ratificado por la legislatura
bonaerense en 1960 y en estos días recibe la aprobación final
del Poder Ejecutivo Nacional mediante un decreto-ley.
Concurso internacional
Zubiri, De Carli y los ingenieros
Carlos Romani y Horacio Melo Fajardo, al reactualizar el
anteproyecto, siguen creyendo que todas esas obras, así como la
instalación de una ciudad-parque son perfectamente financiables
por empresas privadas. El Estado, según ellos, no tiene
necesidad de gastar "un solo peso" porque los terrenos ganados
al río constituyen la clave para la financiación.
Dentro de
muy pocos días quedará listo un folleto explicativo del
anteproyecto y se efectuará un concurso internacional de
propuestas. Se publicarán avisos en los diarios del país y en
los de Miami, Nueva York y principales capitales europeas. Al
finalizar la semana anterior, De Carli admitió que
representantes de importantes empresas holandesas habían
iniciado contactos formales con el ministerio para
interiorizarse del plan.
Los lineamientos generales de la
sistematización comprenden, básicamente, la ejecución de
aproximadamente trece mil seiscientos metros de defensa de
costa, el relleno de unas 700 hectáreas de terreno con un
volumen de alrededor de treinta millones de metros cúbicos de
material y el ensanche y profundización del canal costanero en
esa zona con un ancho mínimo de 100 metros y una profundidad de
20 pies (seis metros y diez centímetros). La urbanización de la
zona sobreelevada, además de contar con una avenida costanera y
las calles de vinculación necesarias, permitirá la construcción
de una avenida parquizada de tránsito rápido, que en parte
utilizará los terrenos correspondientes a la línea suprimida del
Ferrocarril General Mitre entre las Barrancas y Olivos y entre
San Fernando y Punta Chica. Esta avenida contribuirá a aliviar
la congestión del tránsito en la avenida del Libertador General
San Martín, permitiendo el cómodo acceso a la Capital Federal de
los habitantes de los nuevos barrios que se formarán.
Dentro
de la zona urbanizada, que surgirá sobre las 700 hectáreas
ganadas al río, se prevé la reserva de 25 hectáreas para una
nueva planta de potabilización de aguas de Obras Sanitarias de
la Nación, la construcción de una nueva dársena de yates próxima
al puerto de Olivos, la formación de dos grandes balnearios
frente a Las Barrancas y Punta Chica, y la reserva de las
superficies necesarias para la creación de centros cívicos,
oficinas públicas, escuelas, hospitales, centros comerciales y
sectores destinados exclusivamente a actividades deportivas.
De Carli estima que unas 430 hectáreas podrían estar destinadas
para el levantamiento de modernas viviendas, ya sean
unifamiliares o multifamiliares, que podrían alcanzar un total
de veinticinco mil.
No es ciencia-ficción
Cuando
PRIMERA PLANA hizo referencia a la enorme cantidad de fabulosos
proyectos de obras nacionales y provinciales que, después de
haber estallado promisoriamente, recorrieron el inevitable
camino hacia el archivo, De Carli afirmó que en este caso se
evitaría, precisamente, ese proceso. "Zubiri, yo y nuestros
colaboradores —dijo el secretario de Obras Públicas— rescatamos
la idea del ex secretario Palazzo, tratando de conformarla a la
situación actual y añadiéndole algunos detalles que servirán sin
duda para que el proyecto sea puesto en marcha lo antes
posible".
El equipo de técnicos admite que no es fácil hallar
inmediatamente el respaldo financiero privado necesario para la
sistematización de la ribera norte. Sin embargo, estiman que es
posible la unión de varias empresas argentinas para la
realización del plan. De todas maneras, por el monto del capital
que se necesita, se ha creído conveniente efectuar el concurso
en el orden internacional. El desarrollo de las obras hasta su
culminación demandaría, según De Carli, algo más de diez años de
trabajos. "Pero el proyecto —aclaró— puede ir realizándose por
etapas, de manera que se facilite la financiación adecuada. La
primera parte, ubicada entre la avenida General Paz y la zona
balnearia de Olivos, quizá pueda completarse en tres años".
Para demostrar que todo el proyecto está más acá de la
ciencia-ficción, el agrimensor De Carli y sus ayudantes llevaron
a PRIMERA PLANA hasta las maquetas que tratan de establecer un
nexo visual, real, entre el proyecto y esos centenares de
hectáreas que aún están sumergidas bajo el río. Hermosos y
dilatados parques, armoniosos edificios y amplias avenidas
ubicados, casi con ansiedad, en la vida futura de una ribera que
muchas veces, por ahora, tiene la mala cara de la sordidez.
Revista Primera Plana
26.03.1963