Revista Siete Días
Ilustrados
19.07.1971 |
Después de 16 días de reclusión, el cantante
norteamericano accedió a responder por escrito a un
cuestionario que le hizo llegar Siete Días.
El 28 de junio por la mañana —y luego de varios intentos
frustrados de entrar legalmente al país— el cantante
norteamericano Dean Reed ingresó en forma clandestina;
provenía del Uruguay, donde había cumplido una gira
artística. Ese mismo día, por la tarde, fue detenido por
funcionarios de la división de Asuntos Extranjeros,
dependiente de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex
Coordinación Federal), al salir del estudio de su abogado
—el doctor Herardo M. Quijano— en la calle Arroyo 843.
Posteriormente fue remitido al Instituto de Detención de
Villa Devoto, donde lo alojaron en el pabellón de
contraventores, quedando a disposición de la Dirección
Nacional de Migraciones. Lo actuado posteriormente fue
relatado por el propio letrado del cantante (ver recuadro).
El 8 de julio un hombre de SIETE DIAS apostado en el penal,
esperó durante 4 horas una orden de la Dirección Nacional de
Institutos Penales que lo autorizara a reportear al cantante
preso; finalmente el pedido fue denegado alegando "razones
de seguridad". Se optó, entonces, por hacerle llegar al
prisionero un cuestionario escrito: Reed no sólo accedió a
contestarlo pormenorizadamente, sino que agregó un párrafo
agradeciendo "a todos quienes de una u otra manera se
preocuparon por mí", y finalizaba el manuscrito de 8
carillas con un simbólico abrazo. Lo que sigue es el
reportaje textual:
—¿Cuál es concretamente el motivo de su detención?
—Yo diría que hay dos motivos. Uno, el que las autoridades
han tomado como excusa y otro, el real. El primero es que yo
habría efectuado declaraciones políticas cuando residía en
la Argentina. Pero el motivo real es que yo dediqué mi arte
y mi fama a la lucha por la paz, por el progreso social del
mundo, dos cosas que aparentemente no le convienen a algunos
sectores privilegiados. Lo concreto es que después de 16
días continúo preso, sin ser acusado de nada, sin ser
procesado por nada y sin ser condenado por nada.
—¿Por qué tiene prohibida la entrada al país?
—No tengo ninguna explicación de las autoridades. Por tal
motivo he adoptado la decisión de llegar a Buenos Aires de
la forma en que lo hice, para obligarlos a acusarme de algo
abiertamente y de esa manera poder defenderme frente al
pueblo. Considero que es injusto condenarme o acusarme de
algo negándome el derecho a defenderme. Quiero que mis
acusadores dejen los rincones oscuros donde se hallan
escondidos. Tengo informaciones según las cuales otra
motivación podría ser mi ataque a la agresión del gobierno
de mi país contra Vietnam, lo cual es una excusa absurda, ya
que hoy en día la mayor parte del pueblo estadounidense lo
repudia.
—¿Desde cuándo le prohibieron la entrada?
—Comenzaron a prohibirme el acceso en 1967, durante el
gobierno del general Juan Carlos Onganía.
—¿Mientras vivió en la Argentina tuvo algún inconveniente de
tipo jurídico, detenciones o participación en movimientos
políticos?
—¡Ninguna! Nunca he participado en ningún movimiento ni
desobedecido las leyes argentinas.
—¿Su pasaporte fue extendido en los Estados Unidos?
—¡Claro que sí! Tengo un pasaporte norteamericano que recién
vencerá en 1975.
—¿Tuvo dificultades para Ingresar a algún otro país?
—No tengo problemas en ningún país y he viajado a casi
todos. Argentina es el único donde las autoridades adoptan
ese criterio.
—¿Cuál es su ideología política?
—Creo ser un artista con una conciencia social. Como ser
humano considero que sólo el socialismo democrático puede
solucionar los problemas y garantizar las necesidades
básicas de la mayoría. Quiero decir que sólo esa política
puede asegurar que los jóvenes estudien gratuitamente hasta
la universidad; que los seres humanos tengan trabajo
asegurado; que el servicio médico sea prestado
gratuitamente; que cada ciudadano tenga garantizadas comida
y vivienda para su familia. Que cada persona, después de
trabajar y producir para su país, tenga una pensión justa.
Yo estoy seguro de que sólo el socialismo democrático puede
asegurar esas necesidades básicas de los pueblos.
—¿Tiene participación, actualmente, en algún movimiento
político de esa tendencia?
—No, no participo en movimiento o partido político alguno en
ningún lugar del mundo. Simplemente siempre me he mostrado
solidario con los pueblos que tienden a crear sociedades
democráticas y populares.
—¿Tiene participación en otro movimiento mundial de
cualquier carácter?
—La única organización donde he participado y lo seguiré
haciendo es el Consejo Mundial de la Paz; allí están
nucleadas gentes de 128 países y de distintas ideologías
políticas, pero con una causa común: su deseo de paz.
—¿Sus canciones son de protesta?
—Mis canciones tocan todos los aspectos de la vida. Todas
son de amor, pero de distintos tipos de amor. Del que siento
por mi hija; las románticas, que hablan del amor entre un
hombre y una mujer, y también canciones dedicadas al amor de
la humanidad. Ustedes podrán decir si son o no de protesta.
—¿Es verdad que la mayor parte de sus discos se venden en
los países comunistas, o más concretamente en Rusia?
—Sí, es verdad. Vendo más discos en Rusia que en cualquier
otro lugar. Pero hay razones concretas para ello. En Rusia
han editado dos longplay que tuvieron una salida de más de 4
millones de ejemplares, pero la razón de una venta tan
elevada es la densidad de población que tiene ese país y lo
accesibles que son sus precios; allí un longplay con 16
canciones cuesta el equivalente de 500 pesos argentinos, lo
cual está al alcance de todos. Otra razón es mi popularidad;
hace 5 años que estoy dedicando mi vida casi totalmente al
cine, y en los últimos 4 he filmado 11 películas que
recorrieron toda Europa; yo era el protagonista principal.
También Raphael ha cantado y es ídolo en Rusia. Yo creo que
el arte no tiene fronteras.
—¿Cómo lo tratan en el penal, qué comida le dan, en qué
lugar está alojado, qué comodidad tiene? ¿Lo hacen trabajar,
le cortaron el cabello?
—El tratamiento que me han dado es bueno, considerando que
estoy preso. De las 800 personas que aquí trabajan creo que
la mitad, por lo menos, me han venido a visitar. Por la
mañana nos hacen levantar a las 7.30 y desayunamos mate con
pan, y luego limpiamos la celda. Normalmente por almuerzo
comemos un guiso de fideos y después tomamos un poco de sol;
también hacemos ejercicios. Los demás presos trabajan y yo
me ofrecí a hacer lo propio pero me contestaron que no
tenían orden para permitírmelo. También le ofrecí al
director cantar para los reclusos y tampoco me fue aceptado.
Hoy me avisaron que si quería, a partir de mañana podía
trabajar, probablemente limpiando los pasillos de la cárcel.
Acepté, ya que de esa manera los días pasarán más
rápidamente. Por las tardes y noches leo, escribo o charlo
con los demás presos. Nuestra celda tenía 5 ventanas con
vidrios rotos y sufríamos mucho frío, pero después que un
diario publicó que yo tenía frío, los arreglaron. Al día
siguiente de la publicación me llevaron, por una noche, a
una celda solo. Pero no era una habitación, sino un ex
lavadero; considero que me estaban castigando por haber
enviado la carta al diario. Luego me devolvieron al pabellón
de contraventores, que es mucho mejor. En cuanto al corte de
cabello, fue lo primero que hicieron cuando llegué aquí; es
la primera vez que tengo un corte de pelo gratis.
—¿El corte de cabello puede perjudicar los compromisos
artísticos ya firmados?
—Este corte de cabello podría ser el más caro de mi vida, ya
que el 13 de julio debía comenzar a filmar un western de
acuerdo a un contrato ya firmado. Si me aguardan una semana
más podría hacer el film. Lo que no sé es cómo vamos a
explicar que mi personaje tenga un corte de pelo "a lo
preso".
—¿Perdió algún otro contrato por su detención en la
Argentina?
—Todavía no tengo noticias respecto de la película que debía
comenzar el 13; yo creo que si puedo llegar a Roma el 20,
todavía estaría a tiempo. Cuando entré a la cárcel me
obligaron a firmar un escrito en el cual decía que tenía mi
pasaje para viajar a Roma dentro de los 5 días inmediatos.
Después el caso quedó en manos del juez y se dilató; si
antes del 18 no me han expulsado del país, cuando obtenga mi
libertad haré un juicio por daños y perjuicios contra las
autoridades. Si no soy liberado en esa fecha, comenzaré una
huelga de hambre, rehusándome a comer cualquier alimento
hasta que tenga mi libertad o me ataque alguna enfermedad.
—¿Es la primera vez que está detenido?
—Sí, ésta es la primera vez en mi vida que estoy preso.
—¿Qué siente al estar recluido?
—Que nunca más voy a llevar a mi hija al zoológico, porque
nuestro ir y venir por la celda se asemeja al de los
animales en sus jaulas. Cuento los minutos que pasan, pienso
en el futuro, en la libertad y en mi niña, a quien no he
podido ver en los últimos 5 meses. También me acerco a la
ventana para tratar de capturar los últimos rayos de sol.
—¿Tuvo algún tipo de contacto con su familia en este lapso?
—No, yo personalmente no tuve contacto con ellos, pero mi
abogado habló telefónicamente con mi esposa para
tranquilizarla.
—¿En qué carácter vino a la Argentina?
—Vine como turista, con mi pasaporte en regla y por lo tanto
no necesitaba ningún tipo de visa para ingresar al país.
—¿Por qué insiste en regresar si ello le crea problemas?
—Lo hago por diversas razones. Quiero a este pueblo y tengo
muchos amigos. También porque deseo solucionar de una buena
vez el problema de mi entrada, ya que puede convertirse en
una bola de nieve y empezar a crearme inconvenientes en
otros lados.
—¿Qué adhesiones tuvo o quiénes se interesaron por usted
desde que está recluido?
—Sólo tengo visitas de mis abogados y de un amigo al que me
dejan ver una vez por semana. Todas las demás visitas han
sido prohibidas. He tenido adhesiones de artistas y
cantantes argentinos que hicieron gestiones pidiendo mi
liberación y publicaron una carta apoyando la libertad para
ingresar al país.
—¿Dónde reside habitualmente? ¿Allí tiene alguna causa
pendiente?
—Durante los últimos 5 años mi residencia legal está
registrada en Italia. No tengo causas pendientes ni allí ni
en ningún otro lugar del mundo.
—En su país, ¿cómo está considerado Dean Reed?
—Allí, como en cualquier lugar, hay diferentes opiniones.
Existe gente de elevados niveles que no me tiene simpatía;
pero la mayoría del pueblo cree que soy un hombre sincero y
valiente, que uso mi fama para luchar contra las injusticias
que mi gobierno efectúa en muchos países.
—¿Qué religión practica?
—Me alegra que me hayan formulado esta pregunta. Soy
cristiano, no sólo en teoría sino también en la práctica.
Trato de seguir las enseñanzas de ese gran socialista,
defensor de pobres y explotados, que fue Jesús. El dedicó su
vida a la lucha por la justicia social. Ser cristiano no se
muestra yendo a la iglesia todos los días, sino siguiendo
también el ejemplo de Jesús.
—¿Volvería a trabajar o a radicarse aquí?
—¡Claro que volvería! Pero a trabajar, porque creo que algo
puedo brindarle al público. No creo, en cambio, que volviese
a radicarme, por la necesidad de sustentar la fama obtenida
mundialmente a través de mis películas. Hay algo que me
resulta verdaderamente extraño: es que las autoridades no
hayan comprendido que expulsando a una persona no se le hace
torcer sus ideales. Yo regresaré, luego de tener la entrada
prohibida, de la misma manera que lo hará Perón.
—¿Es verdad que tiene intereses en nuestro país?
—No sé de qué intereses me hablan. Cuando estuve aquí de
1964 a 1965 sólo alquilé una casa, pero no compré
absolutamente nada.
—¿Es cierto que esos mismos intereses serían los que se
oponen a su entrada al país y que hace tiempo no le rinden
cuentas de ellos?
—Puede ser que ustedes se refieran a los 3 mil dólares que
me adeuda un canal de televisión. Yo no creo que ello sea lo
que se oponga, ya que hace tiempo lo olvidé. Hay cosas más
importantes en la vida.
Recuadro
HABLA EL DEFENSOR
"La Dirección Nacional de Migraciones —explicó a SIETE DIAS
el doctor Herardo M. Quijano— fundamenta la detención
arguyendo que Dean está incurso en las inhabilidades de
ingreso al país previstas en el reglamento de migraciones.
Las mismas indican que se podrá negar la entrada a: enfermos
infecciosos, delincuentes con antecedentes judiciales y/o
policiales, prostitutas y otros. En su inciso G, el
reglamento también prevé que se puede impedir el ingreso a
toda persona que por sus antecedentes ideológicos pueda
alterar el orden ¡público o comprometer la seguridad de la
Nación. A nosotros en ningún momento se nos han suministrado
las causales de la detención, pero el anterior es el único
artículo en que se lo puede incluir a mi defendido. El mismo
reglamento de migraciones contempla tres alternativas para
casos como éste. La primera no le cabe a Dean porque es
conminarlo a regularizar su situación (para el caso de
entrar sin pasaporte); la segunda es la intimación para que
abandone el país en un plazo determinado, y recién la
tercera es la que contempla la reclusión. Como se aprecia,
en este caso comenzaron por el final. Antes de la detención
presentamos una acción de habeas corpus que impidió que se
materialice la expulsión. Respecto del mismo, el juzgado
decretó medida de no innovar. Como la situación continuaba
dilatándose, el 13 de julio presentamos un escrito por el
que renunciarnos al habeas corpus, medida que fue
efectivizada al solo efecto de la liberación". Uno de los
párrafos del escrito decía textualmente: "El desistimiento
no implica de modo alguno, aceptar pacíficamente los motivos
que pueda tener la Dirección Nacional de Migraciones para
impedirme permanecer en la República"; al pie del documento
el cantante —que esperaba ser liberado de un momento a otro—
expresaba que dejaba todos sus poderes en el país al doctor
Quijano, para que éste continúe con los respectivos trámites
administrativos y judiciales tendientes a obtener la
regularidad de su situación.
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Antes del arresto
En Ezeiza
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