Revista Redacción
mayo 1973 |
La finalidad de la propaganda política es crear y
dirigir la conciencia y el pensamiento de un sector de la
población. A cada sistema político le corresponde un
determinado estilo y una forma de publicidad. En las
campañas electorales cada fuerza defiende un conjunto de
intereses distintos, y todas sustentan programas o
plataformas que implican la erección de un determinado
sistema; se habla, por un lado, de socialismo y, por otro,
de libre empresa. Es lógico entonces que los medios para
captar electores sean totalmente adversos. Redacción
consultó a los responsables de prensa de todos los partidos
que actuaron en las últimas elecciones, salvo Nueva Fuerza,
donde no se pudo localizar a ningún miembro de ese
departamento después de la crisis provocada por el fracaso
electoral del 11 de marzo.
LAS oficinas de prensa de los partidos estuvieron
comandadas, en su mayoría, por periodistas profesionales,
miembros o simpatizantes del partido para el que trabajaron.
Sólo las agrupaciones derechistas que postularon al
brigadier Ezequiel Martínez y al industrial Julio Chamizo
contrataron, con criterio empresarial, a los periodistas
Armando Alonso Piñeyro y Manuel Gurrea, respectivamente.
En cuanto a los resultados obtenidos en relación a las
expectativas previas, el Frente de Izquierda Popular es la
única agrupación disconforme. "Con la campaña que hicimos
tendríamos que haber sacado más votos" dijo Jorge Ramil.
responsable de prensa de la agrupación de Abelardo Ramos.
"Los más satisfechos son el Frejuli (sin duda), la Alianza
Popular Federalista —que se atribuye la mejor campaña— y la
alianza oficialista del brigadier Martínez. Eduardo Ercasi,
del PST, evaluó: "Salimos fortalecidos de la campaña,
incluso hemos tenido un incremento en el número de
afiliados". Para Rafael De Stéfano de la Unión Cívica
Radical, "la lúcida estrategia de Ricardo Balbín fue de
difícil asimilación en el seno del radicalismo, dificultad
que se vivió especialmente en algunos sectores que no
entendieron el contacto realizado en la Hora del Pueblo, ni
la entrevista Balbín-Perón". Por su parte Susana Pérez
Gallart, coordinadora de prensa de la Alianza Popular
Revolucionaria, dijo
que políticamente los resultados son los votos, "estamos
conformes con lo que hicimos, si hubiéramos tenido más
medios lo hubiésemos hecho mejor aún".
Pero no todos admiten la existencia de una estrategia
premeditada; por ejemplo Alberto Rudni, de la alianza
manriquista, planeó la campaña "sobre la realidad cambiante
de los hechos y de acuerdo con Manrique". Tanto el Frejuli
como el partido de Coral sostienen que la campaña la
hicieron los militantes: "Son los elementos esenciales en
nuestro partido, por eso no hay figuras", explicó Ercasi a
Redacción, coincidiendo con el jefe de prensa del Movimiento
Justicialista Miguel Bonasso, para quien el papel de la
secretaría que comanda "se limitó a ser espejo de las
manifestaciones populares".
Las intenciones
Todos están de acuerdo en que el objetivo principal fue
mantener una corriente continua de información, aunque en
esto también se advierte una diferencia de matices.
A las dos alianzas cuyos candidatos salieron del gobierno
militar —APF y ARF— les interesó especialmente resaltar las
figuras de Manrique y Martínez respectivamente, y en
particular la campaña del ex ministro de bienestar social se
caracterizó por ser la más personalista. En cambio la
alianza alendista hizo mayor hincapié en su plataforma, "por
ser novedosa", festejó la Gallart. La UCR fijó su objetivo
en el logro de la realización de las elecciones: "Balbín se
jugó porque hubiera comicios sin proscripciones, sin
condicionamientos —subrayó De Stéfano—; se trató de romper
el viejo esquema de partido de clase media, se intentó un
contacto con la juventud". Al PST le interesaba hacerse
conocer, según explicó Ercasi: "Quienes creían realmente en
el socialismo nos han votado".
Otras coincidencias de los jefes de prensa entrevistados
fueron las quejas por falta de tiempo y dinero. El
descontento por la falta de tiempo es compartido tanto por
el partido que se incorporó último a la carrera electoral
—el Socialista de Coral— como por la Alianza Popular
Federalista, cuyo candidato fue el primero en proclamarse,
el 31 de agosto del año pasado. Esto significó una
desventaja de cinco meses, para el PST, en incorporarse a la
carrera. Es decir que las quejas son, tanto de los que
tuvieron un mes para preparar la campaña, como de los que
tuvieron más de medio año.
En cuanto al problema financiero casi todas las fuerzas
políticas lo mencionaron como una dificultad, y alguna
atribuyó el sostén económico de la campaña exclusivamente al
aporte de los afiliados. Sobre el dinero que "facilita" el
Estado (mil pesos de los viejos por afiliado) Susana Gallart
explicó que la APR recibió la suma correspondiente un día
antes de las elecciones, aunque no tuvo tanta suerte el PST,
ya que el Estado todavía le debe parte de lo que determina
la ley. Para el manriquista Rudni "los recursos fueron los
mínimos, no teníamos el dinero ni creíamos en las campañas
tipo Nueva Fuerza". Mientras los alendistas razonan "si
dividimos los dieciséis millones de pesos que nos costó la
campaña, por los 900.000 votos que sacamos, obtendremos el
promedio más bajo del costo de un voto; ese es el éxito de
la campaña". Pero no todos publican las cifras invertidas en
sus campañas, de modo que el cálculo hay que imaginarlo.
Los medios de difusión
"Todos conocemos los condicionamientos existentes que
exceden la posición personal de los periodistas que tienen
que ganarse la vida en los medios de difusión, a través de
presiones de todo tipo, especialmente de orden económico",
interpretó el frejulista Bonasso y continuó "al margen de
los matices diferenciales de los distintos medios, la prensa
escrita no pudo eludir en sus páginas la presencia de
información peronista, debido a la magnitud de los hechos
que el peronismo ha producido a lo largo de la campaña. Hubo
aspectos positivos y negativos, aunque prevalecieron los
últimos, no derivados de los trabajadores de prensa —que en
su inmensa mayoría se sienten vinculados a las luchas del
pueblo— sino de las empresas periodísticas que, por el
contrario, actuaron divorciadas de esas luchas. Los hechos
positivos —siguió Bonasso— fueron producidos por la
honestidad de algunos periodistas que, en algunos casos,
lograron sobrepasar los límites impuestos por los propios
medios de difusión y brindar así información honesta.
Algunos recibieron sanciones por la honestidad evidenciada".
El frente, el partido y la alianza de izquierda coinciden
con el Frejuli en que no se contó con el apoyo de las
empresas periodísticas pero sí con la prensa independiente.
El radical De Stéfano hace una salvedad dentro de su
conformismo con la respuesta del periodismo para aquel que
responde al sector desarrollista.
La organización interna
Los equipos de prensa estuvieron —están algunos— formados en
general, por una docena de personas. Los menos numerosos
fueron el del FIP y el radical, integrados por tres y cuatro
personas. Sus jurisdicciones estaban limitadas de acuerdo
con la estructura de cada partido. En algunos casos sólo se
ocupaban de todo lo referente a prensa. Otros acaparaban
difusión, propaganda, organización de giras proselitistas,
mientras que en otros partidos la oficina de prensa se
limitaba a emitir comunicados. El Partido Socialista
Democrático dio setenta comunicados aproximadamente,
mientras que la mayoría de las fuerzas políticas emitió
alrededor de dos o tres comunicados diarios, lo que totaliza
en algunos casos 180 (Frejuli) a lo largo de toda la
campaña. La alianza del brigadier Ezequiel Martínez se
detuvo en el comunicado 150. como para rememorar viejos
tiempos también uniformados.
[Pablo Mendelevich]
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